Secretario Park [Y.M]

By Oso_Panda57

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Min Yoongi, un abogado exitoso obsesionado con su trabajo no se da cuenta de que esta enamorado de su secreta... More

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~·ℳ𝒾 𝓈𝑒𝒸𝓇𝑒𝓉𝒶𝓇𝒾𝑜 𝒫𝒶𝓇𝓀·~

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By Oso_Panda57





Sobre lo que siento•

Luego de ser llevado al buzón del teléfono de su secretario por enésima vez, salió del centro de reunión, era un hecho de que se encontraba en algún otro rincón del hotel, prefería pensar eso a creer que él pudo haber sido capaz de marcharse con alguien más en las afueras del mismo, abandonándolo y dejándolo por su cuenta.

"Dijiste que estarías ahí".

Caminó hacia la recepción, en donde visualizó una silueta femenina en el mostrador, acercándose sin más a ella y tocándola del hombro, siendo recibido con una pequeña y gentil sonrisa.

— ¿Puedo ayudarlo en algo señor?
— Sí, ¿ha visto a este chico? — dijo, mostrándole una foto de ambos en su celular. Después de echarle una mirada, asintió.
— Iba acompañado de otro de nuestros huéspedes hacia el jardín.
— Muchas gracias.

Sin perder el tiempo, corrió hacia el lugar señalado, y cuando estuvo a punto de tomar la manecilla de la puerta, pa su sorpresa esta fue abierta por Jimin.

— YoonGi, recibí tus mensajes.















— ¿Qué es este lugar? — indagó el rubio con curiosidad, observando el alrededor caminado paso a paso.

La vista de aquel jardín del hotel era espectacular, lleno de flores de diversos tipos, mariposas y un sendero de rocas con agua que provenía de una pequeña cascada, había algunos árboles de diferentes tipos y un único roble en el centro, variedades de plantas de las que sabía alguno nombres, y las luces lo hacían ver mágico, aunque no podría llamarlo un "jardín" era más bien como un mini paraíso, seguro que las personas o la persona que cuidaba de él se había esforzado mucho en mantenerlo tal cual como estaba.

Había escuchado hablar de él por casi todos los huéspedes, pero por la inseguridad que tenía sobre su pronunciación en inglés, nunca pudo atreverse a preguntar, riéndose ante la idea de conocerlo algún día.

— Quien diría que aún sin conocer el lugar llegarías hasta el jardín del que tanto hablan por aquí— mencionó el rubio, y Chanyeol soltó un gesto de culpa. — Me mentiste, claro que conoces el hotel.
— Existe la posibilidad de que haya memorizado el recorrido del hotel por accidente mientras leía los folletos que hay en la entrada. — Recalcó, mostrando una pequeña sonrisa inocente.
— ¿Había folletos en la entrada?
— Si, ¿y este es un sitio muy bonito no crees? Es mi favorito.

JiMin entendía la razón de eso, el sonido del agua que fluía, el aire tan limpio que se respiraba, el escenario era algo mágico, nunca había visto unas rocas tan bellas como las que habían allí, todo le era satisfactorio de ver.

— ¿Para que compañía trabajas? — cuestionó el pelinegro, rompiendo su silencio.
— Bufete de abogados Kim — replicó, y aun cuando Chanyeol volteó de frente para mi mirarlo, el secretario continuaba sumido en el pequeño recorrido de agua.
— He escuchado de ella, ¿han estado en crecimiento este último tiempo no es asi?, lo vi en el periódico.
— Asi es. — dijo con aires de orgullo, esta vez, devolviéndole la mirada — Personas importantes del país solicitan nuestro servicio por ser uno de los mejores de su clase. Con abogados graduados de prestigiosas universidades y que hacen un impecable labor, netamente capacitados por su amplia experiencia en el campo, los clientes confían firmemente en nosotros. — Añadió, y el pelinegro alzó ambas cejas, sorprendido por aquella descripción.

A JiMin le apasionaba hablar sobre el lugar en el que trabaja, sus ojos iluminaban siempre que recordaba sus experiencias con el personal de la compañía y sobre lo mucho que aprendía en ella, teniéndole un increíble aprecio, se atrevería a decir que conocía y recibía a todo aquel que ingresaba al edificio. La mayoría eran personas agradables y trabajadoras que daban lo mejor de sí mismas cada día con un fin en común, que era el de ser el mejor bufete de abogados de toda Corea del Sur.

Nunca había visto nada igual.

— El mejor de su clase — repitió, el tono de llamada del pelinegro comenzó a resonar por el lugar, pidiéndole un momento al más joven para intercambiar un par de palabras con el sujeto de la otra línea hasta finalmente cortar.
— ¿Es del trabajo?
— Así es, mis amigos están buscándome y debo volver con ellos ¿pero sabes?, me interesaría saber más sobre ese lugar del que tanto me hablas. — Dijo, buscando entre los bolsillos de su chaqueta una pequeña tarjeta con un número de teléfono y el nombre de una empresa escrita en plateado.

"PARK ASOCIATION COMPANY"

— ¿Esto es? ¿Usted? —
— Asegúrate de darle esto a tu jefe y dile, que es gracias a su lindo empleado. — sonrió gratamente, antes de tocar su hombro y marcharse, dejando al rubio completamente confundido.
— Pero yo-
— Gracias por compartir con un sujeto tan aburrido como yo esta noche, tú acento en inglés es bastante bueno, espero volver a verte pronto. — Dijo moviendo su mano de lado a lado.
— Gracias a ti. — Fue lo único que pudo decir, miró la tarjeta y la guardó, sacando su propio teléfono a lo último.

Ver su buzón repleto de mensajes de los cuales la mayoría eran de Yoongi hizo que sintiera pánico, una llamada entrante del mismo ocupó la pantalla de su celular, pero cuando estaba dispuesto a contestar se apagó.

— Imposible.

Era inútil tratar de encenderlo, puedo que se había quedado sin batería.











— Por supuesto que estaba buscándote, SeokJin me dijo que te fuiste con alguien.
— Sí, con Chanyeol, ¿lo conoces? — cuestionó, terminado de cerrar la puerta, al parecer, el rubio se había quedado solo, pero Yoongi no calmado su inquietud hasta saber lo que había pasado mientras no estaba.
— No se quién es, ¿y tú?
— Tampoco lo conocía, hasta ahora.
— ¿Y por qué te fuiste con alguien que no conoces? ¿Te das cuenta de que no estamos en Corea verdad? — recriminó

Jimin frunció su ceño, inocente a la actitud del mayor, no tenía idea de qué hacer, pero ahora se sentía inmensamente terrible por su acción. 

— No lo entiendo, le envié un mensaje... — Dijo en voz baja, mientras que la de Yoongi, se mantenía firme y áspera.
— Ese no es el punto, debiste hablarlo directamente conmigo, así no perdería el tiempo en tratar de encontrarte.
— ¿Perdón sí? Me quedé sin batería, por eso no pude responderte al instante, no volverá a suceder.
— Por supuesto que no volverá a suceder, después de todo ¿qué clase de secretario abandona a su jefe por alguien que no conoce?
— No es-

El hablar del rubio se vió interrumpido por la presencia de alguien más, o mejor dicho, de dos personas más. YoonGi fue el primero en observar a SeokJin, con NamJoon a unos pasos mucho más atrás, acercándose a ellos.

— ¿Qué están haciendo ustedes dos aquí? — dijo el castaño, y a juzgar por la apariencia tímida del secretario, supo que había llegado en un mal momento. — Lo siento, ¿estoy interrumpiendo algo? – se apuró en decir, mostrándose incómodo. Dirigiéndose a YoonGi pero sin dejar de ver a JiMin, quien no se permitió responder.
— No, ya terminamos. — replicó el pelinegro, y JiMin bajó la cabeza.
— En ese caso... — desvió su vista al rubio — ¿Chanyeol te dió su tarjeta no es así?

El mencionado asintió y SeokJin pudo notar la mirada confundida de YoonGi, pero no se molestó en aclararle.

— ¿Qué está pasando aquí? — preguntó NamJoon, completamente ajeno a la situación.
— Lo qué pasa aquí, es que el secretario de Min YoonGi nos consiguió una reunión con uno de los magnates más destacados de toda China y Corea del Sur.
— ¿Qué? —  exclamó, y tomó la tarjeta rápidamente, YoonGi no sabía cómo tomárselo — ¡¿Estuviste con Park Chanyeol?!
— Yo... No sabía que era tan importante. — Confesó en voz baja, casi inaudible, no podía permitirse sentirse feliz por lo que había hecho, sentía la mirada de su jefe sobre sí, no había otra para hacer más que desviar la suya al suelo, asumiendo toda culpa.

— Namjoon, tenemos que irnos, ya casi va siendo hora del brindis.
—  Entonces... Vámonos.

Mientras caminaban de regreso, NamJoon tomó a YoonGi del hombro, para que sólo él pudiera escucharlo. JiMin, quien caminaba junto SeokJin, volteó a ver al pelinegro por unos breves instantes, pero él no parecía tener intenciones de regresarle la mirada.

Sabía que no lo había perdonado del todo, pero esperaba mostrarle lo arrepentido que estaba de alguna manera.
































Luego de unas horas, la celebración había acabado y todos lo invitados regresaron a sus habitaciones. A JiMin le faltaba preparase para dormir, pero YoonGi aún no regresaba desde hace más de una hora y eso comenzaba a preocuparle. Observó su teléfono, ya cargado, leyendo una y otra vez el último mensaje que el mismo le había enviado del momento en que lo buscaba.

— Quizás enviarle un mensaje ahora sería algo imprudente.  — murmuró, echándose en su cama y ocultando su rostro con una de las almohadas que había cerca. Cerró sus ojos un momento y pensamientos de todo tipo comenzaban a invadirle.

"¿Qué clase de secretario abandona a su jefe por alguien que no conoce?"

¿Yoongi seguía hablando de trabajo cuando lo dijo?, después de todo, se dedicó a buscarlo como un loco para terminar dejándolo solo, eso le parecía raro ¿por qué tenia la sensación de que la razón de su enojo significaba algo más?

— Sí claro, no pienses en tonterías — se regañó a sí mismo. Probablemente eso era algo que le gustaría creer, pero en el fondo era consciente de que aquello no se trababa de otra cosa que su interno deseo por querer llamar la atención del pelinegro. Su mente era un caos y no pensaba en otra cosa más que en YoonGi ¿tendría derecho a preguntarle en donde había estado cuando regresara a la habitación? No había dado señales de vida desde que la fiesta terminó.











































El abogado Min se encontraba en una de las terrazas del hote, afincando su cuerpo sobre las barandillas hechas de metal, era una muy buena vista, poder observar la luna tan resplandeciente de esa noche le agradaba, siendo cubierta lentamente por las nubes oscuras que señalaban una tormenta. Disfrutaba de aquellas veladas estando a solas, el aire que pasaba por su rostro lo tranquilizaba aun más, no negaría el hecho de que el lugar lo ayudaba a recuperar la calma de sus perturbados pensamientos, aún si lo intentaba, la voz de Namjoon en su cabeza no lo dejaban del todo tranquilo.

"Muy bien hecho Yoongi. No se me pudo haber ocurrido un mejor en plan, veo que poco a poco vas entendiendo el cómo funciona el mundo corporativo, eso me agrada".

Yoongi no podía... o mejor dicho, no quería creer aquello que su jefe le había expuesto, ¿un plan?, incluso le llamó la atención a Jimin por ello ¿y ahora parece que lo que hizo estuvo bien?

"No lo entiendo"  – murmuró para sí mismo.
"Felícita a JiMin por su gran labor, a este paso, nuestros números aumentarán notoriamente, al igual que tu salario. Buen trabajo". — NamJoon no podía ocultar su felicidad en ese instante, y su sonrisa victoriosa lo demostraba, YoonGi quería decirle que en realidad todo fue un malentendido, que nunca se le habría ocurrido algo así a él, pero tenía miedo de ver su reacción si se lo confesaba. 

Lo dejaría pasar, sólo por esta vez.

No hacía falta que se lo dijeran, sabía que la actitud que había tomado con el menor no fue la mejor de todas, JiMin tenía razón, y no entiende el porqué de su reacción, siempre mantenía la compostura en cualquier situación, pero irónicamente, no consiguió controlar sus impulsos esta vez, incluso recordarlo le enfurecía aún más.

Su teléfono vibró sobre su bolsillo, desbloqueó la pantalla de su iPhone y leyó desde la barra de notificaciones el nombre de su amigo.

Jung Hoseok

"¿Hasta cuando vas a ignorar el hecho de que te gusta?".

Rió bajo; la impresionante intuición del pelirrojo para hacer las cosas en el momento oportuno le sorprendía a sobre manera, eso también lo hacía un buen abogado.

Tomó un tiempo para reflexionar aquello ¿gustarle Jimin?, bueno, puede que eso le sea complicado de responder pero si le preguntaran "¿qué le gusta de Jimin?", muy probablemente sería más fácil para él desenvolverse.

Entonces... Continuando con lo anterior ¿qué le gusta de su secretario?

— Genial... — masculló.

En ese momento, le resultaba difícil saber por dónde empezar, debido a tantas ideas que cruzaban en su mente al mismo tiempo, pero lo intentaría, él era una persona amable, muy trabajador, divertido, bastante amigable y humilde, inteligente... Esas eran sin dudas sus virtudes más destacables, enérgico, animado, solidario y muy bueno (aunque aveces podía llegar a serlo demasiado). A Yoongi le gustaba verlo sonreír, haciendo sus bromas y lo mucho que se tomaba en serio su trabajo cuando estaba en su compañía, mentiría si dijera que no le parecían adorable los gesto que hacía cuando algo le desagrada o algo no le resultaba muy convincente. 

Recuerda esa vez que estaban comiendo helado en la secundaría, al rubio se le cayó el suyo y tuvo que darle el de él porque se deprimió demasiado. Había sido un desperdicio, pero el pelinegro no se lo diría porque sabía que lo haría sentir peor de lo que estaba, pero su cara cuando se le cayó la recuerda muy bien, fue demasiado cómica.

Disfrutaba verlo dormir, trabajaba mucho, a toda hora, incluso el doble de lo que él podría ser capaz de hacerlo, y eso lo sabía muy bien. Por lo que mirarlo descansar después de una larga jornada de trabajo era algo gustoso de ver para cualquiera.

Pero no quisiera que esos momentos estuvieran para cualquiera... Se veía tan... Indefenso, que es por esa razón que quería tenerlo siempre a su lado.

Le gustaba oírlo hablar. Pero sobre todo, apreciaba que escuchara sus anécdotas con suma atención, su secretario era muy bueno escuchando, sin interrupciones, se tomaba su tiempo para expresar sus opiniones sólo cuando lo veía necesario, ya que, la mayoría de las veces, dejaba que el otro sacara conclusiones por sí solo. Valoraba el hecho de que cuando alguien estaba triste, Park Jimin tomaba acción, poniéndose en el lugar del otro debido a su alta capacidad de empatía, regalándole a la otra persona un abrazo y su característica sonrisa amigable. Le salía tan natural que es capaz de creer ni siquiera él mismo era consciente de lo bien que se manejaba en esas situaciones, por su parte, era un completo inútil cuando de sentimientos se trataba, incluyendo los propios.

No sabe con exactitud cómo hubiese sido su vida si no hubiera estado con él todo ese tiempo. Sólo recordaba lo mucho que disfrutaba tenerlo a su lado desde que llegó.

¿Eso quiere decir... que sí le gusta?, ¿Cómo no pudo darse cuenta de eso antes?

Jung Hoseok

"Creo que lo arruine".

"No creo que sea algo que no se pueda resolver hablándo, si piensas que cometiste un error".

"Ve y discúlpate".

Él tenía razón, guardó su teléfono, para después regresar a la habitación, ahora que había pensado mejor las cosas, con mente fría, resolverían el asunto de una vez por todas.

Y quizás, le haría saber a Jimin sobre sus sentimientos.

Pudo visualizar desde su dirección la luz de un rayo, seguido de un fuerte trueno que logró sorprender a más de uno de los huéspedes que se encontraban alrededor y que no lo habían visto. De la nada, empezó a llover muy fuerte y Yoongi corrió hacía el interior del hotel para no tener que empaparse, otro trueno resonó por todo el lugar que provocó un corte de luz al instante, dejándolos a todos a oscuras con sus celulares, quizás hubo algún daño en uno de los fusiles causado por el segundo rayo, con la mano derecha sacó su teléfono de nuevo y con la linterna de éste caminó directo a su cuarto de hotel para buscar al rubio, teniéndolo como prioridad, el elevador no estaría en funcionamiento, así que tomaría las escaleras para llegar.

No creyó que al abrir la puerta se encontraría a Jimin en el suelo tapando sus oídos y mantenidos sus ojos cerrados con fuerza, en total oscuridad.

Cuando estaban en secundaria descubrió que era astrofóbico por lo que las fuertes tormentas le provocaban pánico. 

— Jimin... — Dijo preocupado al verlo, acercándose más a él, estaba temblando, se sentía helado y todo mojado, notó que recién estaba saliendo del baño para cuando comenzó la tormenta y cortaron la luz. — ¿Puedes levantarte?.

Intentó hacerlo pero otro trueno hizo presencia, por lo que no pudo continuar con su acción, negó con la cabeza rápidamente y se mantuvo en su posición inicial.

— Está bien, nos quedaremos aquí hasta que la lluvia se atenúe — dijo sentándose frente a él, colocando su teléfono a un lado, apuntando al techo, también en el suelo.

Estaba comenzando a hacer mucho más frío, a Yoongi no le gustaba ver al menor así de asustado, nunca lo había visto de esa forma y no tenía idea de cómo actuar.

La lluvia no parecía querer detenerse, y el ambiente a oscuras no mejoraba la situación, cada sonido proveniente del cielo hacia sobresaltar al menor.

— Jimin, estoy contigo, no te preocupes. — Susurró, pero este mantenía su cabeza gacha y temblando.

Yoongi no estaba seguro de lo que iba a hacer, pero no se le ocurrió otra cosa más que acercarse a él y rodearlo con sus brazos, con la intención de transmitirle su calor, de esa forma, poco a poco, el rubio comenzó a sentirse cada vez más tibio y temblaba menos.

Luego de un rato de estar así, la lluvia comenzó a neutralizarse, él de tez pálida quiso aprovechar la oportunidad para llamar a los otros y hacerles saber que se encontraban bien, en un intento de separarse, el otro lo detuvo.

— N-no te vayas, quedémonos un poco más así — pidió, y aunque dudó un momento, no vio más opción que ceder a su petición, se sentía demasiado vulnerable frente a su secretario, pero sabía que tenía que avisarle a los otros.

— Tomaré mi teléfono y le mandaré un mensaje a Namjoon para decirle que estamos bien ¿si? — no quería que se preocupara y sabe que él tampoco querría eso, estuvo de acuerdo y rápidamente envió el mensaje para segundos después regresar a su posición anterior.

YoonGi no era de dar abrazos pero con JiMin, podría quedarse así para siempre, era suave y su aroma a frambuesas para él ha sido hipnotizante desde que lo conoció, entregándole paz apenas ingresaba a la oficina, aunque eran de la misma altura, se hacía pequeño ahora que lo tenía entre sus brazos.

Después de un inmenso silencio entre ambos, que no era para nada incómodo, Jimin recuperó la conciencia y recordó que tenía algo que hacer.

— Yo — comenzó a hablar — quería disculparme por haberlo dejado solo en la fiesta e irme con un extraño — musitó avergonzado y muy arrepentido, el pelinegro lo observó con pena. No había hecho nada malo como para que se disculpara, en realidad, todo fue su culpa, pero el otro se responsabilizaba de todas maneras con tal de que las cosas estuvieran bien entre ambos. — No lo volveré a hacer.

— Yo lamento haberte tratado mal, eso... No estuvo bien — dijo con la mirada gacha y Jimin volteó a verlo para sonreírle con suavidad, la reconciliación lo hizo sentirse mejor, y confiaba en que YoonGi se sentía de la misma manera, después de todo, ninguno de los dos disfrutaba estar enojado con el otro.
— ¿Eso quiere decir que estamos bien? ¿Podemos ser amigos otra vez? — cuestionó gentilmente. Yoongi ya no estaba seguro de sí "amigos" era el término adecuado para describir su relación, pero la aceptaría por él en ese momento. 
— Sí, somos amigos otra vez.

Hubo un pequeño silencio entre ambos. 

— Bien, yo... Ya me siento mejor, vayamos con los demás. — Jimin se separó del azabache y se levantó de su lugar, para tenderle su mano y ayudarlo a levantarse también. 



















JiMin estaba decidido a tratar de no confundir las cosas entre ellos,  YoonGi era su colega, y debía conformarse con eso, aún cuando su corazón temblaba al tenerlo cerca y estuvo a punto de explotar hace unos minutos, tuvo que usar toda su fuerza de voluntad para lograr tomar distancia.

Porque sí, eso era lo mejor para los dos, para él.

Agradecía a YoonGi por haberlo calmado, ¿no cualquiera se tomaría el atrevimiento de hacer lo que hizo no? eso sólo lo hacía un verdadero amigo.

Quedarían como amigos.












fin.















okno









A punto de ser el primero en tomar la perilla de la puerta para poder abrirla y salir de la habitación, Yoongi lo detuvo con su voz.

— Jimin, quiero decirte algo.

El mencionado giró su cuerpo para no tener que darle la espalda mientras hablaba.

— Dime.
— Me gustas. — Soltó.

El cerebro del secretario estaba a punto de explotar.

— Perdón Jefe... Creo que no lo escuché bien. — Expresó.
— Lo dudo, estamos relativamente cerca, así que estoy seguro de que me escuchaste a la perfección. 

Las mejillas del rubio se tornaron a un rojo carmesí, aún con la escasa luz que había dentro de la habitación, resultaban evidentes.

— Me gustas Jimin. — Repitió, acortando un poco más la distancia, con una mirada seria y las manos hacia atrás, esperando una respuesta de su parte.

Pero no lo entiende... ¿Por qué se lo estaba diciendo de repente? El aire se había empezado a atorar en sus pulmones, pero necesitaba una respuesta.

— ¿Cómo está tan seguro de eso? – dijo dando paso hacia atrás.
— Creo que es porque siento la necesidad de besarte ahora.

Y eso hizo.

Para cuando Jimin pudo darse cuenta de la distancia entre ambos, Yoongi ya había estado tocando sus labios con los suyos, con mucha suavidad y gentileza.

En todos sus años con el abogado, jamás se había imaginado un escenario como ese. En cuanto tuvo tiempo de dar una pausa, quiso aprovechar para decírselo, mientras que el otro acariciaba su rostro cálidamente, manteniendo el contacto visual.

— También me gustas, Yoongi.
— ¿Desde cuándo te gusto?
— Desde hace mucho tiempo en realidad... — confesó, liberando una risa nerviosa, había pasado mucho, pero mucho tiempo antes de poder decirlo.
— ¿Y por qué no me lo dijiste antes?
— No me sentía... Seguro.
— Bueno, yo también tuve mis dudas, pero ahora que pude besarte, estoy más que seguro de que voy a querer hacerlo siempre.

No perdió el tiempo apenas tuvo oportunidad, y tomando el rostro del rubio entre sus manos, besó su labio inferior, para después cambiar de posición, en ese momento armónico que sólo le pertenecía a los dos, lo hizo lento, sin apuro, su tacto era delicado, pero lo suficiente como para hacerlo sentirse amado.

Se sonrieron el uno al otro, no hacia falta agregar palabras ni nada más, sus sentimientos eran correspondidos, y eso los hacia sentirse plenos.

Sólo deseaban permitirse disfrutar el momento, sin importar lo demás.

Porque Jimin y Yoongi sabían que nada volvería a ser igual.

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