Alexia no podía creer la belleza que tenía frente a ella, el arco iris era hermoso, con colores inimaginables y únicos. En el aire flotaba una especia de fuego claro que no quemaba y un olor delicioso inundaba el lugar. Fijo su vista un poco más allá de el arco iris y pudo ver un lugar lleno de espinas en el camino, era oscuro y de el salió un cuervo gris, con los ojos negros y en sus garras tenía atrapado un conejo blanco, parecía un peluche.
Alexia, con pasos temerosos comenzó a caminar siendo guiada por el camino de arco iris y siendo intimidada por las flores que con cada paso que Alexia daba se marchitaban y volvían a un color gris, luego, se volvían cenizas y el viento se las llevaba.
Llego hasta el lugar oscuro. Estaba dudando en si cruzar no cruzar. Tenía miedo y esta vez si le sucedía algo Andrew no llegaría para salvarla.
El camino del aro iris era estrecho.
Dos seres, cómo las hadas pero estos eran negros y tenían dos brazos y dos piernas de más. Rodearon a Alexia y comenzaron a tirarle los cabellos, como si estuvieran jugando. Una de ellas enterró uno de sus colmillos en el brazo de Alexia, y esta, callo del camino de arco iris, siendo arrastrada por una cascada y cayendo en sus aguas inconsciente por el veneno de aquellos seres.
(...)
Alexia despertó con un horrible dolor en el brazo, frente a ella había una mujer hermosa de orejas puntiagudas y piel pálida. Su cabello llegaba más abajo del trasero y tenía unos ojos almendrados. Estaba sentada al lado de Alexia, mirando fijamente, cómo si tratase de adivinar quién era ella.
Pronto Alexia recordó lo que había pasado y entro en pánico. ¿Donde estaba su huevo?, ¿En donde están Andrew, Fé y Anabell?, ¿Durante cuanto tiempo ha dormido?. Demasiadas preguntas se acumulaban en su cabeza. De seguro Andrew estaría furioso con ella por haber desaparecido o más bien ya ni se acordaría de ella. Ese pensamiento hizo entristecer a Alexia.
La mujer la miró extrañada y luego le preguntó:- ¿Quién eres? - Mala pregunta. Alexia no podía hablar así que se limitó a hacer lo que siempre hacia en momentos así. Llevo sus manos a su garganta e hizo unas señas extrañas, haciendo entender a aquella mujer que ella no podía hablar. Ella la miró confundida y luego le dedico una delicada y linda sonrisa.-Mi nombre es Caliz.
Alexia miró a ambos lados, como si buscara algo. No encontraba a su huevo por ninguna parte y Caliz la miraba con diversión. Pronto se levanto y se fue, dejándola sola.
Volvió con el bolso de Alexia en sus manos y se lo entrego. Alexia la miró agradecida. Lo abrió y de el saco su huevo, que ya no tenía la misma débil luz que antes, ahora era un poco más oscuro. Su hada se estaba muriendo por culpa de ella. Una lagrima recorrió la mejilla de Alexia y comenzó a llorar en silencio. Caliz la miró con comprensión, ella no entendía de el porqué el llanto de Alexia, pero podía sentir su dolor y decidió compartirlo con ella.
Cuando Alexia acabo de llorar Caliz le mostró el lugar en el que se encontraban. Estaban dentro de un gran árbol hueco; aunque fuese un árbol era muy acogedor y lindo. Alexia se encontraba sobre una cama echa de pasto seco.
Con el huevo el la mano y el bolso en colgando en su hombro se dirigió hacia la ventana. Al mirar afuera casi se le cae la mandíbula y los ojos le brillaban como nunca. Afuera se encontraba un lugar lleno de flores con una variedad de colores indescifrable. Árboles inmensos y hermosos.
Alexia, sin pensarlo corrió hacia afuera y al salir sintió como un olor exquisito inundaba sus fosas nasales. Un olor tan único, nunca antes había sentido esa sensación en el pecho; era como la primera que vez que te enamoras. La cosa más bella que antes había visto se encontraba frente a sus ojos.
-Es bello, lo sé. Este es mi hogar. Hace cinco días te encontré cerca de las cascadas espirituales, fuiste mordida por Doxy's y te traje aquí para que los olores te curasen - Ella me dedico un hermosa sonrisa. Ahora que lo notaba aquella mujer vestía muy raro. Alexia repaso aquellas palabras y se altero. Hace cinco días días estaba dormida, pero de seguro Andrew ni Fé se acuerdan de ella. Aquellos pensamientos la desanimaban, ahora tendría que seguir caminando sola.
No le resultaba muy creíble que llevaba dos semanas en este mundo extraño.
-Puedes quedarte por un tiempo. No soy la única aquí, hay muchas mujeres y duendes con los que hablar. Claro que no todos son muy amigables...- Alexia asintió. ¿Convivir con "personas" que ella no conocía ni había visto?, Con Andrew fue diferente, el era un "humano" de muy mal humor, claro. Y Fé con contaba por que ella era una hada. Anabell... no la había conocido lo suficiente pero más de seguro era buena persona. Pensaba Alexia.
Ahora más preguntas se venían a ella. Las cuales no quería contestar. Se encontraba un poco mal por pensar en que Andrew y Fé ya no se acordarían de ella y de seguro Anabell ya la había remplazado. Alexia pensaba que era muy fácil remplazarla, ya que no hablaba y su presencia no se notaba mucho.
Miró a ambos lados y Caliz ya no estaba. Estaba oscureciendo y una neblina ocupaba la vista de Alexia.
-Dices que tus "amigos" se han olvidado de ti. Más de seguro tienes razón, ya que la voz de una muda no se oye...- Una voz salio de la nada, una voz aguda y un poco quebrada provenía de entre las neblinas.
¿Quien era?
-Yo soy la neblina, estás rodeada de mí. Todas las noches te he visto y visto a tus amigos, y esa chica ya te ha remplazado- Esas palabras hicieron llorar a Alexia, se sentó de rodillas y puso sus manos en sus piernas con su cabeza agachada. Ahora tendría que continuar sola; eran los primeros amigos que ella hacia, los primeros que la habían integrado a su grupo, aunque uno fuera enojon y de mal humor, la otra muy gentil y amable y una desconocida que le agradaba mucho.
-Lo sé..- Alexia comenzó a responder le a la neblina en su mente, sabía que la podía escuchar.
-Sólo te queda continuar sola, te han abandonado.
-Lo sé. Yo... nunca ayude en nada, nunca me notaron y se habrán olvidado de mí. Siempre he estado sola, solo que no lo quería ver..
Alexia, arrastrando los píes entro a la casa de Caliz, quién se encontraba dormida en el sofá. Se acostó en la cama de pasto seco y comenzó a dormir.