Deseos Prohibidos ©

By Nicolebrayden

92.1K 2.7K 438

Libro 1: Deseos Prohibidos #SAGAPROHIBICIONES Un intento de asesinato dejó a Bella en coma durante años, arr... More

Sinopsis
Multimedia
Trigger Warning
Prefacio
Prólogo
|1| Pacto
2 | Despertar.
4 | Resentimientos
5 | Anillo.
6 | Plan de escape
7 | Organización secreta.
8 | Princeton
9 | Pandemónium.
10 | Culpa
11 | Fantasmas del pasado.
12 | Rush Parker.

3 | Vor.

554 41 4
By Nicolebrayden

"Amores del pasado son heridas del presente"

Kate.

Ojeo mi historial médico pasando las hojas con lentitud, grabando en mi memoria cualquier dato que sea de mi interés. El manillar de la puerta gira y tengo el tiempo justo para esconder el informe médico bajo las mullidas almohadas. Por la puerta entran dos hombres de traje que ya he visto en cuatro ocasiones. Aparecen cada lunes a las diez de la mañana con el único propósito de interrogarme.

— ¿Demasiado tráfico esta mañana?

Hoy llegan más tarde de lo usual. Uno de ellos ríe y niega, moviendo la cabeza de un lado a otro. Su compañero, en cambio, rueda los ojos y ambos se acercan a mi camilla tras un seco: "Buenos días".

— ¿Algo nuevo?

Muevo la cabeza, negativamente.

Oscar, cuarenta años, calvo, medio recogerte y el jefe del apuesto y joven Héctor, resopla con impaciencia.

— Tienes que recordar — exige — cualquier cosa.

Encojo mis hombros y expongo mi calmada cara de niña buena.

— De verdad que no lo hago a propósito. No sé nada. Lo último que recuerdo sucedió hace seis años. Estaba comprando caramelos en la tienda con mis hermanos pequeños, y luego aparecí aquí. No sé qué esperan de mí.

Héctor hace una mueca y Oscar sale de mi habitación hecho una furia.

— Pese a no recordar nada, actúas como lo haría una delincuente.

Ambos sonreímos antes de que Héctor salga de mi habitación y se despida con un débil ademán de su cabeza.

Dejo caer mi espalda sobre los cojines y saco el historial de nuevo. Agradezco que las visitas sean cada vez más rápidas. No importa si pasan horas inquiriendo a mis médicos. No creo que puedan sacarme nada incluso si utilizan un polígrafo.

Tampoco yo he obtenido mucho de los rastros de recuerdos que deambulan por mi mente. Estoy asimilando los hechos. Me encontraron en un aparcamiento abandonado a las afueras de Madrid. Fue un intento de asesinato. Se las apañaron para perforar mi corazón y pulmón. La bala en mi sien bien podría haberme matado y habría sido un asesinato perfecto.

Habría.

La clave de mi supervivencia fue la trayectoria del proyectil, atravesó mi cráneo sin quedar incrustado en él. Tampoco dañó ninguna parte vital de mi cerebro. Solo sufrí dos hemorragias cerebrales a causa de la inflamación. La herida recorre un arco de oreja a oreja en mi cabeza. Tuvieron que extraer una parte de mi cráneo mientras esperaban que mi cerebro dejase de hincharse y volviera a la normalidad. Los puntos son imperceptibles gracias a mi cabello. Rozo con la yema de mis dedos la herida encima de mi oreja y luego el pequeño punto sobre mi ceja derecha. El espejo en el armario muestra una chica de piel pálida, con el cabello muy corto. Tuvieron que rapar mi cabeza por las operaciones, pero poco a poco ha ido creciendo. Aparto la bata blanca y miro la herida bajo mi seno derecho. Es una línea fina, casi invisible. Más arriba, a la izquierda, se encuentra la herida de mi corazón.

Mi pulso se acelera, presiento que, en buenas condiciones, nadie hubiera sido capaz de herirme. El problema reside en la razón por la que no estaba centrada. Mi cabeza me envía un dolor punzante a través de todo mi cerebro y mis pulmones trabajan por aire cada vez que trato de pensar en un posible motivo.

Resoplo en la soledad de esta habitación intentando aliviar mi frustración. Me siento atrapada en un cuerpo que no me pertenece. No he mentido a los detectives. El último recuerdo que poseo es haber sido secuestrada hace seis años y al día siguiente haber despertado aquí.

Nadie sabe lo que ocurrió. No hay cámaras de seguridad o testigos que pudieran ver algo. Encontraron el ADN de otras tres personas allí gracias a los restos de sangre. El mío, el de dos hombres, y el de una niña. No existen más pistas. Los dos policías que han estado acosándome desde el preciso instante en el que desperté, hablan en este instante con mis padres y mi médico a no mucha distancia de la habitación donde me encuentro. Hay una buena noticia en todo esto, no he viajado en el tiempo.

Sufro pérdida de memoria.

Eso dijeron los médicos.

— El ADN de uno de los sospechosos coincide con el hallado en homicidios de cinco policías diferentes. Su hija podría estar involucrada con la Bratva — protesta uno de los agentes.

— Creemos que mantenía alguna clase de relación con el Vor — confirma el segundo.

Mi cuerpo se estremece.

— Por mucho que presionemos, si ella no recuerda por sí misma, no hay forma de averiguar nada más — asegura el médico — y por encima de todo, yo tengo una responsabilidad con mi paciente. Ella no puede sufrir grandes impresiones, su corazón es débil y todavía se está adaptando a este nuevo mundo. Ahora mismo tiene la mente de una niña de dieciséis años. Es un milagro que haya sobrevivido.

— Mi hija no se relacionaría con personas tan peligrosas — protesta mi madre.

¿Acaso me conoces, mujer?

Ahogo un gemido. Miro a ambos lados de la habitación. Cubro mi boca con rapidez, la sorpresa me deja algo aturdida. Mi cerebro responde, inconsciente, formando pensamientos que no me pertenecen. Tal vez por ese motivo los detectives quieren presionar. A veces mi cerebro actúa por propia voluntad.

Me detengo a repasar las palabras del detective.

La Bratva es la mafia imperial rusa. ¿Imperial? ¿Por qué imperial? ¿No actúan las mafias contra las normas de la sociedad? Eso incluiría los imperios.

Roy entra en la habitación sin darme tiempo a sacar una conclusión al respecto. Tampoco tengo tiempo de esconder el informe médico que robé a una de las enfermeras.

— Buenos días — saluda, acercándose a darme un beso en la mejilla.

Lo veo sentarse en una de las sillas e inclinarse para estar cerca de mí. Roy ve la carpeta en mis manos y la toma. Su ceño se frunce.

— Dijeron que habían perdido tu informe médico.

— Eso parece — murmuro.

Roy suspira y se abanica con la carpeta mientras me observa.

— No puedo quedarme aquí sin saber qué ocurrió conmigo, Roy. Llevo un mes despierta, intentaron asesinarme.

Su mirada viaja de mí hacia el suelo, está dudando. Finalmente musita: — Pregúntame lo que quieras, intentaré responderte.

— Está bien, ¿Qué sucede ahí fuera? — demando.

Roy resopla — acabas de...

— Ya lo sé — replico — acabas de despertar, tienes que descansar... ¿Sabes qué? Olvídalo, no entiendo porqué te empeñas en esconderme las cosas — mi hermano agacha la cabeza y se hunde en su asiento — no te preocupes — digo, encogiéndome de hombros y mirando mis uñas, él eleva su rostro — lo averiguaré tarde o temprano. Sé que sabes más de lo que le has dicho a la policía.

— ¿Ah, ¿sí? — demanda con una sonrisa en sus labios.

Sonrío, me incorporo lentamente e inclino mi cuerpo hasta tener el rostro de mi hermano a escasos centímetros del mío — nadie escapa de — le aseguro.

El rostro de Roy palidece. Mis ojos se agrandan ante el nombre que sale de mi boca. Me quedo en silencio, tratando de entender por qué he dicho ese nombre cuando quería pronunciar el mío.

— Cariño — mi madre entra en la habitación y se sorprende al ver a Roy.

Sus ojos demuestran aquello que toda madre sentiría al saber que su hija puede ser una criminal.

— ¿Quieren utilizar un polígrafo? — pregunto sin más.

Mi madre se toma su tiempo acomodando los cojines de mi camilla y obligándome a acostarme antes de responder.

— No hay nada que no les hayas dicho ya, cariño, ¿no es cierto? — insiste, cubriendo mis piernas con la blanca sábana.

Asiento levemente.

— ¿Quién es el Vor, mamá? — cuestiono.

Mi madre adopta esa expresión de desconsuelo. Parece mirar a un animalito malherido al que acaban de atropellar. Cambio de expresión a una más alegre, e incluso llego a sonreír.

Ella solo suspira y acaricia mi cabeza — oh, cielo.... — dice, revolviendo mi cabello y encerrando mi delgado cuerpo en sus brazos — al parecer, creen que estabas involucrada en un ajuste de cuentas con una mafia peligrosa dirigida por ese hombre. Pero cariño, ¿sabes siquiera qué es la Bratva? — mi madre vuelve a suspirar y se sienta en la cama, a mi lado — si tan solo tu hermano estuviera aquí... ese hijo mío... — divaga mi madre — siempre desaparece en el peor momento.

No hago comentarios a esa conjetura. A modo de única respuesta, me dedico a rodear la cintura de mi madre con ambos brazos y a esconderme en su pecho.

Mi cuerpo tiembla cuando surge el tema de mi hermano mayor cerca de alguno de ellos. Debería transmitirles la preocupación de que mi hermano mayor no haya venido a visitarme ni una sola vez en todo este tiempo. No obstante, el pavor experimentado cada vez que trato de hacerlo, me detiene. Tengo la sensación de haber olvidado algo. Un hecho importante.

Vor.

Vor.

Vor.

Ese nombre retumba en mi cabeza el resto del día.

[***]

— ¿Estás dormida?

Sonrío, medio adormilada, al ver a Trav sentado en la silla cerca de mi cama, leyendo un libro. Llevo un rato vislumbrando su figura, pero no quería distraerlo.

— Ya no — susurro.

Él suspira, deja el libro en mi mesita de noche y alarga su mano hacia mí. Acaricia mi cabeza con delicadeza. Recuerdo haber hecho lo mismo por él cuando era un niño y cogía un resfriado.

— Trav — llamo su nombre.

— Dime.

— ¿Puedes traerme una libreta y un bolígrafo?

Él exhala y ladea la cabeza. Sus caricias se detienen.

— ¿Qué es lo que te han dicho?

— Nada de sobreesfuerzos.

— ¿Y....?

Dejo escapar una bocanada de aire y hundo los hombros antes de responderle.

— Siento que voy a olvidarte — admito — a todos. Por eso quiero...

— Estoy aquí, no voy a dejar que me olvides.

Tomo su mano y procuro poner ojos de gatito degollado.

— Te prometo que más adelante podrás hacerlo todo.

— Trav... ¿estás bien?

Él frunce el ceño — ¿por qué estaría mal?

— Alguna vez... — dudo sobre preguntarle acerca del secuestro, finalmente cambio de idea — ¿has temido por algo?

            Lo veo asentir levemente — todos estábamos perdiendo el control — admite, agachando la cabeza — ocurrió sin previo aviso — le escucho decir en un tono de voz más bajo y un tanto angustioso mientras él se pierde en sus recuerdos — los días pasaban y nuestras esperanzas se rompían una y otra vez — un suspiro escapa de sus labios — Roy estaba perdiendo el control, creía que tenías el cabello largo y pasaba horas fingiendo que peinaba un cabello inexistente... Paige lloraba mares todos los días y solo se calmaba cuando se sentaba en las escaleras de casa a esperar al hombre de correos con la esperanza de que le llegara una de esas enormes cajas de regalos que solías enviarle cada semana. Madison no hacía otra cosa que emborracharse y meterse en líos, la detuvieron un montón de veces... cuando la encerraban ella solo les daba tu número de teléfono, decía que tu vendrías a buscarla — su voz se rompe y me obligo a respirar pese a la presión en mi pecho — y yo... joder — maldice — estaba dispuesto a venderle mi alma al infierno con tal de que despertaras — nuestras miradas cristalizadas se encuentran, Travis entrelaza los dedos de su mano con los míos — creo que no he sentido peor temor en toda mi vida.

Intento no llorar con todo lo que me ha dicho. Es complicado no hacerlo así que debo poner mis fuerzas en recuperar el control de mi respiración y hacer desaparecer el nudo en mi garganta.

— Ahora estoy bien — susurro en un intento por animarle.

— Lo sé — su voz tiembla.

            Travis me encierra en sus brazos, su olor inunda mis fosas nasales y me apoyo en su pecho hasta que pierdo la batalla contra el sueño.

Continue Reading

You'll Also Like

248K 8.8K 69
holiii, está es una historia obviamente de rivari la cual cuenta con partes +18 así que si no te gusta mucho la idea puedes cambiar capitulo, por si...
7.8M 439K 126
Molly Johnson es una mesera y necesita juntar mucho dinero para salvar a su hermana. Axel Cavelli es un exitoso empresario y necesita una novia por t...
29.6K 2.6K 56
Una fuerte oposición por parte de su familia, un terrible accidente, una perdida de memoria y un vil chantaje, destruyen la relación de Cesar y T/n...
31.8K 2.4K 70
Hace nueve años hice algo terrible. No fue uno de mis mejores momentos, pero vi la oportunidad de tener al chico que he amado desde que era una niña...