Sometida por la prehistoria

By Prscyse

2K 77 11

Cuando Alessia descubre un laboratorio secreto en su universidad, termina siendo teletransportada hasta una é... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 5
Capítulo 6

Capítulo 4

273 12 0
By Prscyse

¿Y ahora qué hago? ¿Debería simplemente quedarme aquí esperando? Tal vez debería regresar al presente ahora que sé que Krog está bien. Aunque tengo curiosidad por saber quién nos estaba espiando. Decido quedarme a escuchar un poco, pero parece que Krog se ha ido, y ya no oigo nada. Espero unos minutos más. Aún no quiero hacer el llamado para que la máquina del tiempo sea activada.

La curiosidad me invade con tanta fuerza, que decido salir del arbusto. Camino en la dirección en la que creo que ha ido Krog. Lo hago de manera muy lenta, tratando de ser precavida, intentando no hacer ruido.

De repente, escucho una ramita romperse detrás de mí y me doy la vuelta tan rápido como puedo, solo para ver a otro cavernícola parado ahí. Aunque no estoy sorprendida, sí estoy asustada. Doy un paso hacia atrás, pero entonces me apunta con una lanza parecida a la de Krog y sacude su cabeza. Creo que fue una mala idea quedarme. Pero aún puedo hacer el llamado para regresar y luego echarme a correr. En realidad, me sorprende que el tipo del laboratorio no me haya hecho regresar ya. Tal vez no puede ver todo lo que ocurre, pero si ese es el caso, ¿cómo sabrá cuando ya no deseo seguir aquí?

La forma en la que me ve con sus ojos me detiene. No parece tan sorprendido por mi apariencia como lo estuvo Krog cuando me vio por primera vez, lo que me hace suponer que estuvo observándonos todo el tiempo.

Su cuerpo es muy parecido al de él. Está fornido como Krog y sus cejas sobresalen. Tiene una enorme mandíbula y su cabello se ve desarreglado y sucio. Ciertamente es más peludo que Krog, y tiene una gruesa uniceja. Sus ojos no parecen amables como los de mi Neanderthal favorito.

Comienza a acercarse a mí y emite varios sonidos guturales, muy parecidos a los de Krog, como si hablaran el mismo idioma. Entonces pone su lanza en el suelo, lo que tranquiliza un poco, y se acerca más a mí para nuevamente decir algo que no entiendo.

Comienza a tocar mi cabello justo como Krog cuando lo conocí. Mi cuerpo está paralizado. No sé qué hacer, así que solo me quedo parada ahí. Comienza a deslizar sus dedos entre mi pelo, gruñendo suavemente mientras lo hace. Parece gustarle la sensación porque no se cansa de hacerlo.

Está parado tan cerca de mí que puedo sentir el calor emanando de su cuerpo. Huele diferente a Krog; más a tierra y moho.

Después de un rato, retrocede un paso y mira mi cuerpo. Toma mi mano con la suya y me vuelve a mirar. Al ver que no hago nada, comienza a recorrer su mano por mi brazo, sintiendo mi piel, apretándola y pellizcándola de vez en cuando. Es como si me estuviera examinando. Entonces usa uno de sus dedos para dibujar los rasgos de mi rostro. Pone su otra mano en mi hombro y vuelve a mirarme. Es como si me pidiera permiso antes de hacer cualquier cosa. Yo no digo ni hago nada, por lo que él desliza su mano por mi cuerpo hacia abajo, hasta cepillar mis pechos.

No puedo evitar sentirme traicionada por mi cuerpo cuando mis pezones se endurecen. Pero él no parece darse cuenta de ello. En lugar de eso, está mirando hacia abajo, hacia el hueco entre mis piernas. Tiene su mano frente a mí y vuelve a mirarme. Realmente parece que no quiere hacer nada en contra de mi voluntad, y eso me excita. El pensar que una criatura tan potencialmente violenta me trata con delicadeza me hace sentir halagada. ¿Qué es lo peor que puede pasar si dejo que toque mi vagina? Vuelve a mirarme a los ojos y yo asiento con mi cabeza.

Juega con el bello de mi vagina varias veces, y no puedo eludir las placenteras sensaciones que eso me provoca. Entonces lo pone entre sus dedos. Parece totalmente fascinado con él. Puedo sentir cómo mi vagina responde a su contacto; mi clítoris se está hinchando y me estoy poniendo mojada. Creo que se está dando cuenta, porque ha empezado a frotarlo. No puedo evitar gemir en respuesta. Ahora lo único que quiero es que continúe, así que cuando empieza a mover sus dedos de arriba abajo, se lo permito. Parece que él también se está excitando. Tiene una vestimenta hecha con pieles de animal como la de Krog, y puedo ver que algo comienza a formarse en la parte que cubre su entrepierna. Me pregunto si su pene será igual de grueso.

— Aleia —dice apuntando hacia el suelo. Parece que sí estuvo observándonos a Krog y a mí después de todo, ya que incluso conoce mi nombre, o al menos una versión deformada de él.

Se quita las pieles que usa como ropa de un solo movimiento, y yo miro su pene boquiabierta. Estos cavernícolas tienen penes muy impresionantes. No es tan grueso como el de Krog, pero aun así está bastante gordo... y largo.

— Aleia —vuelve a gruñir y yo me pongo en el suelo en cuatro puntos. Por lo que he visto, a ellos les gusta esta posición, y la verdad es que a mí también.

Cuando me penetra, empieza a embestirme y de cierta forma me siento mal, como si estuviera engañando a Krog. Pero la sensación del nuevo pene largo y duro de este hombre de las cavernas entrando y saliendo de mi vagina mojada pronto me hace no pensar en otra cosa que en el hecho de estar siendo cogida por un segundo Neandertal en el mismo día.

— ¡Aaahh! ¡Eso es! ¡No te detengas! —le suplico y él gruñe.

Me embiste con más fuerza haciendo que su pene entre unos centímetros más en mi estrecha vagina, y esta vez soy yo la que suelta un gruñido. La suciedad del ambiente, y todo el salvajismo al que he sido expuesta en los eventos recientes, comienzan a hacerme sentir poco civilizada, una sensación que no me resulta desagradable.

El Neandertal se detiene unos segundos y luego empuja contra mí otra vez, lo que hace que su pene entre aún más, estirando mis paredes y golpeando mi útero.

— ¡Cógeme, Neandertal! ¡Cógeme! —le grito extasiada.

De vez en cuando hace pausas como si estuviera tratando de postergar su eyaculación, y durante ellas masajea mi clítoris desde atrás. Me sorprende que con lo primitivo que es, le da importancia a mi orgasmo. Conforme me acerco a él, gimo más con cada embestida, y finalmente me vengo. Inmediatamente, él lo hace junto conmigo, penetrándome con fuerza, haciendo que su pene entre por completo y hasta el fondo varias veces, y luego haciéndolo una última vez con mayor vigor. Él gruñe y grita como un maniaco conforme llena mi vagina con su semen.

Un montón de fuegos artificiales hacen cenizas mi cabeza. Mi orgasmo me golpea como un tren de carga. Ya ni siquiera sé si sigo en el pasado, o si he regresado a mi época. Lo único que importa en este momento son las electrizantes olas de placer que viajan por todo mi cuerpo. Los músculos de mi vagina se contraen, apretando y soltando el duro metal que se encuentra dentro de ella, lo que hace al Neandertal gruñir y gritar aún más.

Eventualmente, su pene se va volviendo más suave, y luego deja caer su cuerpo al lado del mío. Se queda ahí unos segundos, se levanta, y se va.

Pero qué falta de educación; ni siquiera me ha preguntado si me ha apetecía tomar una ducha, ni me ha ofrecido un cigarro. Aun así, sí que se ha sentido bien cogerme a estos dos cavernícolas.

Mientras intento recuperar la respiración, me doy cuenta de que nuevamente alguien nos ha observado, pero no se trata de Krog, ni siquiera de un Neandertal o alguna otra criatura primitiva...

— ¿Qué haces aquí? —le pregunto al científico que me ha dejado venir a este tiempo.

— He venido por ti. Llevas aquí más de diez horas. Los demás están por llegar, y si se enteran de que te dejé volver a usar la máquina, me echarán del club para siempre.

— Tranquilízate. Créeme que ha valido la pena —Al menos para mí. Él mira mi cuerpo entero por varios segundos.

— ¿Qué le pasó a tu ropa esta vez?

— ¿Cuál ropa? —le pregunto—. No he venido con ropa —miento mientras camino hacia el con la intención de poner mi mano sobre su pene, cuando una larga arma de asta aparece entre los dos, y veo en cámara lenta cómo viaja hasta incrustarse sobre su pecho, haciéndole escupir sangre, como si dentro de él solo hubiera espacio para una de las dos. Giro mi cabeza para avisar al agresor, y me doy cuenta de que es el Neandertal al que me acabo de coger.

— ¡Idiota! —le grito desesperadamente—. ¿Qué hiciste?

Mi grito no parece hacerlo reaccionar como pretendía y, en lugar de eso, comienza a caminar hacia mí con una expresión que deja claro que los cavernícolas no eran tan polígamos como dicen los libros de historia.

Me abalanzo sobre el cuerpo del científico, sosteniendo su cabeza con mis manos, y veo sus ojos perdiendo color, hasta que su cuello se queda sin fuerza, dejando claro que cualquier migaja de vida que quedaba en él se ha esfumado.

Sabía que no debía jugar con fuego. No sé en qué estaba pensando cuando decidí involucrarme con este cavernícola. Al menos había bondad en el rostro de Krog.

— Krog, ¿dónde estás? —suspiro mientras las lágrimas comienzan a escurrir por mis ojos. Intento ponerme de pie, pero mis piernas no tienen fuerza.

Siento al Neanderthal cada vez más cerca, hasta que finalmente mi cuerpo se eleva a dos metros del suelo. Su brazo lleno de bolas me ha llevado hasta uno de sus hombros, y pronto mis extremidades se encuentran tambaleándose ante su silvestre caminado, mientras observo con horror el cadáver del científico volverse más pequeño a mi vista conforme nos alejamos.

La culpabilidad me invade. Ha sido por mi imprudencia que el chico tuvo que venir a buscarme. Lo persuadí y, con engaños, terminé involucrándonos en una situación en la que la consecuencia final resultó ser fatal para él.

Cuando comienzo a pensar en que me quedaré el resto de mi vida aquí, probablemente para convertirme en la esposa de este salvaje, mis ojos se vuelven grandes de felicidad ante el conocido destello de luz que indica que pronto estaré de vuelta en mi hogar.

Continue Reading

You'll Also Like

Kairos By leigh heasley

Science Fiction

843K 23K 28
Time travel is legal and Ada Blum is looking for love. But what happens when one of her charming bachelors from the past makes his way to the present...