La bella y la bestia,Christop...

By Call_me_Gaby

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Todo Empezó por una obligación. Tu eres la presa de su mal genio, de sus costumbres,y de sus reglas,tu le per... More

SINOPSIS
Cap #1
Cap #2
Cap #3
Cap #4
Cap #5
Cap #6
Cap #7
Cap #8
Cap #9
Cap #10
Cap #11
Cap #12
Cap #13
Cap #14
Cap #15
Cap #16
Cap #17
Cap #18
Cap #19
Nota...
Cap #20
Cap #21
Cap #22
Cap #23
Cap #24
Cap #25
Cap #26
Cap #27
Cap #28
Cap #29
Cap #30
Cap #31
Cap #32
Cap #33
Cap #34--»maratón 1/3
Cap #35--»maratón 2/3
Cap #36--»maratón3/3
Cap #37
Cap #38
Cap #39
Cap #40
Cap #41
Cap #42
Cap #43
Cap #44
Cap #45
Cap #46
Cap #47
Cap #48
Cap #49
Cap #50
Cap #52
Cap #53
Cap #54
Cap #55 ultimo :(

Cap #51

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By Call_me_Gaby

La casa estaba más que llena de gente, risas, alcohol, comida rápida, globos, música, vasos, bebidas, familiares, amigos y regalos. Todos bailando al ritmo de la música. Tres cuarenta de la mañana y Christopher gruñía a cada uno que se cruzara por su camino.

-Hey tranquilo, Vélez-apoyé mi mano sobre su hombro y se giró exasperado.

-¿Cómo quieres que esté tranquilo?-gritó.-Mira mi casa, _______.

-Oye, es nuestra casa, ¿no es así?

-Bueno, mira nuestra casa. Está infestada de gente borracha.

-No todos están borrachos-le corregí y frunció el ceño.-Cálmate y disfruta, ¿puedes, por favor? Es mi cumpleaños y no pienso pasar el resto de la noche discutiendo contigo.

-Disculpa-desvió la mirada.-Van a destrozarlo todo, es eso lo que me molesta.

-No van a destrozar nada.

-Aparte están todos como locos con ganas de tener sexo en alguna parte de la casa. -se quejó-. Yo te juro que si alguien sube, sufrirá las consecuencias.

-¿Sabes que, Christopher? Voy a echarlos a todos, no tienes de qué preocuparte-dije enfadada y empecé a caminar hacia la puerta.

-No, no, espera, ______-me tomó del brazo, me di la vuelta y lo miré.-No me hagas caso, solo ve con tus amigas y disfruta.

-¿Te vas a ir a dormir?-Pregunté

-¿Estas loca? Nunca me iría a dormir cuando esta casa corre peligro de arder en llamas en cualquier momento.

Ignoré lo que dijo y me solté de su agarre. Caminé hasta donde estaban Mady y Hanna. Ellas me sonrieron.

-Está el asqueroso de Johann aquí.-dijo Hanna a las carcajadas.

-No hables así de él, es mi amigo.-lo defendí.

-Bueno, pero si es un asqueroso.-dijo Hanna alzando las manos.

-Estas borracha.-le dijo Mady.

-Pero si es un asqueroso.

-Lo que digas, Hanna.-dijo Mady.

-¿Tu novio esta gruñón? –me preguntó.

-Si, algo así-dije buscándolo con la mirada.-No sé que le pasa.

-Necesita un buen polvo.

-Seguro que _____ se lo da todas las noches-rió Hanna. Mady la empujó y cayó sentada en un sillón.

-Quieta, Hanna-le gritó-, y cállate, nadie quiere oírte.

-Bueno-dijo riendo y cerró los ojos.

-Apartemos la vista de ella, cuando esta borracha la gusta llamar la atención-dijo Mady y le dimos la espalda.

-Hay tanta gente que no conozco-admití. Mady rió.

-Así son las fiestas, invitas a alguien y ese alguien viene con amigos y amigos de sus amigos.

-Me he dado cuenta-dije entre risas.

-Está buena tu fiesta, pero si tú no las disfrutas, no vale la pena-me dijo.

-Es que no puedo disfrutarla si Christopher se está quejando por todo.

-Él es solo tu novio, que no te afecte.

-Mady.-dije y le mostré mi anillo de bodas.-no es solo mi novio.

-¡Oh por Dios!-gritó y algunas chicas nos observaron.-No hablas en serio, dime que estas bromeando.

-Hablo muy en serio-dije y reí por su expresión.

-¿Comprometidos?

-Casados.

-¡Dios!-volvió a gritar y la gente comenzaba a molestarle.

-Bueno, ya,cálmate.

-En el colegio no lo usabas-me reprochó-, eres una pilla.

-Cállate, estúpida-reímos.

-Pero es en serio, ¿por qué en el colegio no lo usabas?

-Porque Christopher y yo preferimos dejar esa parte de nuestra vida, en secreto.-le dije. Me sonrió-. La única vez que olvidé quitármelo, Johann lo vio y se enteró.

-O sea que; el asqueroso de Johann lo sabía antes que yo, ¿verdad?-preguntó con aire ofendido-. Eres mala, ______.

-Se enteró solo-me excusé-, a ti te lo he contado yo.

-¡Tienes razón!-gritó y me abrazó.-¡Oye, Mady!-dijo un rubio a nuestras espaldas. Lo miramos las dos.

-Hola, Paúl-le sonrió.

-¿Bailas conmigo?-preguntó. Mady me observó y preguntó con la mirada. Asentí tímidamente y ella le tomó la mano-. Te la robo solo un segundo.

-No hay problema, llévatela todo el tiempo que quieras-dije y reí. Mady se sonrojó.

Los dos se alejaron y observé a Hanna en el sillón, estaba completamente dormida con la boca abierta. Reí y me crucé de brazos para observar a toda la gente bailando. Dos chicos en las escaleras se devoraban a besos, si no salían de allí, Christopher iba a tomar medidas.

-Hola-susurró una masculina voz en mi oído.

-¡Christopher!-me sobresalté.

-Adivinaste.-dijo y rodeó mi cintura con sus brazos.-¿Me perdonas?

-¿Por qué?-pregunté mientras mis brazos rodeaban su cuello-, ¿por portarte como bebé?

-Si-dijo apenado. Besé sus labios.-Siempre te perdono por todo, Christopher.

-Lo sé y me siento un estúpido.

-Lo eres.

-¡Oye!-se quejó y volvió a besarme.

-Es la verdad.

-Está bien, lo acepto-rió y me besó.-Échalos a todos, vamos arriba.

-Christopher...-murmuré vagamente. Rió.

-En serio, ______-me apretó a su cuerpo.-Son las cuatro de la mañana, que nos dejen solos.

-Estás viejo, Christopher.-dije riendo.-Una fiesta acostumbra a ser hasta las seis de la mañana o más.

-Entonces está será una fiesta especial.-susurró.-No pienso aguantar hasta las seis de la mañana para llevarte a la cama.

-Pervertido-susurré.

-Oh, vamos, dime que no te gusta y me voy de aquí, ahora mismo.

-¿Qué no me gusta que?

-Que sea un pervertido y diga cosas sucias cuando estoy cachondo.

-Christopher, ya basta.

-No quiero.

-¿Has bebido?

-No mucho.

-No te creo.

-No me creas, pero vamos arriba.

-¿No vas a parar hasta que vayamos arriba?

-Claro que no parare hasta que vayamos arriba.-me besó.-Suena excitante hacer el amor arriba mientras nadie de los de abajo sabe lo que ocurre ahí.

-Estás loco.

-Cachondo, mi amor, se dice; cachondo-dijo y reí.

-Has bebido demasiado.

-Merezco un castigo, ¿no crees?

-Si-dije y sonrió pícaramente,-por eso dormirás solo.

-Oye, no es justo-se quejó. Reí.

-¿Se han ido tus amigos?

-Si, hace como media hora.-besó mi cuello.

-Christopher, apártate si no quieres que te empuje.Ignoró mis palabras y siguió con su camino de besos, bajó al escote de mi vestido e intente sacar su rostro de entre mis pechos. El muy pervertido me tomó en brazos y besó mis labios.

-Arriba-murmuró.

-Estás borracho y suéltame.-me quejé.

Me dejó en el suelo y sacó la lengua en gesto burlón, hice lo mismo y rió.

La siguiente hora y media la pasamos bailando. El lado pervertido de Christopher nunca podría reprimirse y menos si estaba pasado de copas. Según él, estaba esperando a que se fueran todos para darme mi regalo de cumple años y no me sorprendía en lo absoluto porque estaba más que claro que lo primero que iba a hacer era tomarme en brazos y llevarme arriba.

-Tengo sueño.-se quejó mientras se tiraba en el sillón.

-Estás viejo, ya te eh dicho.-dije y reí. Frunció el ceño y cerró los ojos.-Duérmete mientras arreglo un poco este desastre.

-¿Por qué no se lo dejas a las chicas de limpieza?-preguntó adormilado.

-Me compadezco de ellas.-murmuré observando el lugar.

Seis menos diez de la mañana. Christopher tirado en el sillón, una mano sobre la alfombra y la otra sobre sus pantalones. Olor a alcohol por todos lados, vasos desechables en el suelo, globos explotados por todas partes.

Christopher roncó y reí animadamente. Se sobresaltó y se sentó en el sillón.

-¿Qué ha ocurrido?-preguntó asustado.

-Nada, solo me reí.-dije entre risas.-Estabas roncando.

-¿Ah si?-alzó una ceja y se puso de pie.-¿Eso le parece gracioso, señora Vélez?

-Claro que me parece gracioso, señor Vélez.-dije y reí.

Se acercó a mí y me tomó la mano. Dio un corto besó sobre mis labios y me quitó el trapo de las manos. Volvió a besarme y tiró el trapo al suelo.

-Ven, te enseñaré algo-susurró y me llevó con él.

Cruzamos el comedor y luego la cocina. Christopher tomó el mando del garaje y volvimos al comedor. Se puso un abrigo y me tendió el mío. No comprendí por qué, pero salimos por la puerta principal y rodeamos la casa para llegar al garaje.

-Abre el garaje.-ordenó en un susurró y me pasó el pequeño control remoto.

Lo tomé sin decir nada y pulse el botón verde. La puerta empezó a abrirse dejando a la vista un hermoso Mini Cooper rojo, con un moño gigante en el techo.

-Bromeas.-dije con la boca abierta. Rió.

-Feliz cumple años, mi amor.-dijo.Me tiré en sus brazos y me recibió tiernamente. Besé sus labios una y otra vez hasta que le hizo gracia y me retiré. Tomé su mano con más fuerza y me acerqué al auto llevando a Christopher detrás de mí.

-Christopher...-murmuré,-no sé conducir.

-Voy a enseñarte.

-¿Tú?-casi grité. Rió.

-No voy a mandarte a una autoescuela cuando puedo enseñarte yo.

-Voy a dañar el auto.

-Ni pienses que vas a usar tu auto para aprender a conducir.

-¿El tuyo?

-Sigue soñando, _____-rió y me uní a su risa.

-Vamos a pedirle a Zabdiel que nos preste un auto de su taller.

-Oh, genial-sonreí.

-¿Esto está abierto?-pregunté encaminándome hacia una puerta.

-Toma, es tuyo.-me dio las llaves.

-Christopher, voy a emocionarme y lloraré.-dije y rió.

-¿Quieres que demos una vuelta?

-Has bebido y me da miedo.

-No he bebido casi nada. Hey, no haría nada que te pusiera en peligro.

-Lo sé, lo sé-dije abriendo la puerta del copiloto.

-Vamos, dame una vuelta.

-Como diga, señorita-rodeó el auto y se subió en el asiento del conductor.-¿Cinturones?

-Listo-dije con emoción.

-Seis de la mañana y nosotros estrenando tu auto.-dijo negando con la cabeza. Reí.

-¡Enciéndelo!-grité con entusiasmo.

-Tus deseos son órdenes.-dijo y le di las llaves. Encendió el auto y di un leve grito de emoción-. Que bien suena.

-Estás loca-rió.

-Oh, vamos, Christopher, ¿puedes hacer que esto se mueva o qué?

Sin decir nada más, Christopher presionó el acelerador y el auto empezó a moverse. Christopher reía cuando le golpeaba el hombro pidiendo que acelerara un poco la marcha. Iba andando como un viejecito en una noche lluviosa.

-¿A dónde vamos?

-Por ahí-respondió-. ¿Quieres conducir?

-Oh, no-negué con la cabeza.-No sé nada.

Frenó el auto en la calle desierta y se quitó el cinturón.

-Ven aquí.-¿Encima de ti? ¿Cómo los niños pequeños?

-Si, vamos, ven.-dijo y rió.

-No soy tan pequeña, ¿eh?-arqueé una ceja.-¿Sabes que? Voy a aplastarte.

-Ya te he tenido encima.

-Y salió otra vez el Christopher pervertido.-dije causando su risa.

-Vamos, ven aquí.

Sin protestar me quité el cinturón de seguridad y me dispuse a sentarme sobre su regazo. Echó el asiento hacia atrás dejando así un espacio más amplio para que los dos entráramos en el asiento del piloto.-Ese es el acelerador, ese es el freno y ese es el embrague.

-¿El que?-pregunté confundida.

-No importa, tú solo presiónalo cuando yo te avise.

-Bueno, pero no vamos muy rápido, ¿okey?-giré la cabeza para mirarle. Me sonrió.-Te estoy haciendo daño, ¿verdad?

-Deja de decir tonterías y aprieta el acelerador.

-No, no-me negué y lo observé de nuevo.-Estoy gorda y te estoy aplastando.

-Vuelves a decir que estás gorda y te dejo aquí mismo, sola.

-Bueno, okey, ya, aprieta el acelerador.

-Apriétalo tú-casi me gritó.

-Si me tratas así no puedo hacerlo.

-Dios, eres más terca que una mula.

-¿Qué tienen que ver las mulas?-pregunté sin comprender.

-Bájate del auto.-¿Qué? ¿Me vas a dejar?-pregunté a gritos causando la risa de mi esposo.

-Vamos, bájate, no voy a dejarte.

-Promételo.

-Lo prometo.

Abrí la puerta y baje del auto aun con el motor encendido. Christopher también se bajó y rodeó el auto para subirse en el asiento del copiloto. La puerta aun abierta del otro lado, me indicó que yo era la que debía conducir.

-Oh, no.-dije asustada.

-Vamos, súbete.

-Tengo sueño, ¿no podemos seguir mañana?

-Bueno, pero tú darás la vuelta e iremos a casa.

-Hazlo tú.

-No, hazlo tú.-dijo y se abrochó el cinturón.

Entré en el auto e hice lo mismo que Christopher.

-No pasa nada, solo aprieta el embrague y pon el auto en primera marcha.

-Voy a causar un desastre.

-No lo harás, confía en mí.-aseguró.-Vamos, apriétalo y ponlo en primera marcha.

-Está bien.

Aun insegura de lo que hacía, seguí las indicaciones de Christopher.

El auto comenzó a moverse a pequeños tirones, Christopher rió.

-Oye, está averiado.

-Aprieta el acelerador constantemente, no lo sueltes.-respondió casi burlándose de mí inexperiencia sobre un auto.

Apreté el acelerador como Christopher decía y me indicó que debía cambiar de marcha antes de que fundiera el nuevo motor de mi regalo de cumple años. Así lo hice y Christopher rió al darse cuenta de que iba más que rápido.

-Frena un poco, linda.-dijo casi asustado.

-Le tienes miedo a la velocidad.-reí.

-Frena un poco, enserio.-me ordenó.

Hice caso y bajé la velocidad.Después de volver del corto paseó en el nuevo auto que estaba estacionado a lado del auto de Christopher, subimos y nos decidimos por ir a dormir en compañía del creciente sol.

-Estoy agotado.-dijo Christopher abriendo las sabanas para sentarse.

-Yo también.-dije quitándome el maquillaje frente al espejo del baño.-Entonces... ¿ese era el regalo que me tenías?

-¿Crees que el otro puede esperar hasta mañana?

-No lo creo, pero si así lo deseas.-dije y apagué la luz del baño.

-Como quieras, princesa-apagó la luz de la lámpara.-Sabes que después de haber dicho eso ya no hay vuelta atrás, ¿verdad?-pronunció pícaramente.

-Claro que lo sé-gateé hasta él y me senté detrás de su espalda.-¿Necesitas masajes?

-¿Me estás provocando?-preguntó. Reí.-Oh, sí claro que lo estás haciendo.

-No, no, claro que no,Christopher-reí.-Es tarde o temprano, es lo mismo, son casi las siete de la mañana y no hemos pegado ojo.

-Déjame decirte que por tu culpa no pegaras ojo hasta las ocho y media.

-¿Tanto piensas que durara?-dije entre risas y apoyé la cabeza sobre la almohada.

-Durara lo que yo quiera que dure tu regalo de cumple años.

-Dejémoslo para mañana.-murmuré cuando sentí sus besos sobre mis hombros desnudos.-Por favor, Christopher, tengo sueño.

-Mañana no te salvas-se bajó de encima de mí y se acostó a mi lado.

-Hasta mañana, preciosa.

-Hasta mañana, Christopher.-murmuré sobre la almohada,-gracias por todo lo de hoy.

-No tienes nada que agradecer, ______-se acurrucó a mi lado y me abrazó. 

***********************************************************************************************

-¡Allá voy, ______!-gritó la pequeña voz y se lazó al agua.

-Isabella, vas a ahogarte-le gritó Yenny.

-______, me ayudará, no necesito salvavidas.

-¿Puedes, _____?-preguntó Yenny preocupada. Asentí y dejé a Jaxon al borde de la piscina.

-Ven aquí, Isabella.-extendí mis brazos y la pequeña nadó con dificultad hacia mí.

-Lo haces bien-le sonreí.

-Papá me ha estado enseñando.-me informó sonriente. -¡Entra Jaxon!-le gritó a su hermano.

Jaxon se puso de pie y saltó entusiasmado al borde de la piscina. Christopher se puso de pie al creer que iba a lanzarse pero luego me extendió los brazos y pidió que lo dejara jugar en el agua. Christopher se sentó, más tranquilo, bajo la sombra del gran sauce.

-No vayas a lanzarte, Jaxon.-le gritó Leonardo con un vaso en la mano.

Jaxon asintió y volvió a extenderme los brazos. Yenny se rió al ver que cargaba con dos pequeños.

-¡Christopher! Ven con nosotros-le pidió Isabella.

-No, gracias, no me gusta mucho el agua. Reí, a decir verdad, cuando habíamos pasado tiempo en la playa, él se pasaba gran parte del tiempo en el agua, de un lado al otro, llevándome a rastras hasta lo más profundo del mar.

-Vamos a salir un rato, ¿si?-le dije a los dos y Jaxon hizo pucheros.-Solo un ratito, Jaxon. Tengo un poco de hambre.-le expliqué. Asintió y lo deje sentado en la escalera.- Quieto, no vayas a lanzarte ¿okey?

-No lo haré-dijo por lo bajo y me dedicó una tierna sonrisa.

-Isabella, ven aquí.-le grité y ella giró para verme.

La niña de cabello rubio estaba agarrada del borde de la piscina y tenía todo el cabello pegado a su cara. Estaba en la parte más honda de la piscina y me asusté al pensar que no sabía nadar perfectamente como para volver hacia mí.

-Espera, Isabella, no te muevas.-le ordené.-Ni se te ocurra soltarte de ahí.

-Está bien, ______, pero date prisa porque voy a hundirme.

-¡Christopher!-le grité desde la piscina.-Toma a tu hermana que va a soltarse.

Christopher se puso de pie y tomó a Isabella por los brazos para así subirla a la orilla de la piscina. La niña lo abrazó, mojando así la ropa veraniega de su hermano.

-¡Isa!.-se quejó Christopher y la separó de él.

Reí y salí de la piscina para tomar a Jaxon en brazos, este me sonrió y se acurrucó en mi pecho.

-¿Tienes frío?-le pregunté tomando una toalla blanca. Jaxon asintió y lo envolví en la toalla-. ¿Mejor?

-Si-dijo alegre. Lo dejé en el suelo y corrió tras Isabella que buscaba al cachorro nuevo que Christopher les había regalado. Estrujé mi cabello y observé a los dos pequeños jugando con el cachorro blanco. Una gran toalla verde me cubrió el cuerpo entero y luego sentí dos brazos rodearme la cintura. Me removí entre los ya conocidos brazos, y lo observé a los ojos.

-¿Tienes frío?-preguntó.

-Ya no.-le dije besando sus labios. Me sonrió.

-Cuando quieras irte a casa, me avisas.-me besó y acomodó la toalla sobre mis hombros.

-Por ahora no.-arrugué la nariz y estornudé.-Tengo hambre...

-Y frío.-completó mi oración.

-Ve a vestirte y luego ven aquí-me dijo y besó la punta de mi nariz.-No quiero que te resfríes.

Después de separarme de Christopher, entré en casa en busca del baño de las visitas. Tomé mi bolso y entré al baño. Me puse ropa seca y así me sentí más aliviada y con menos frío.

Al salir me encontré al pequeño cachorro de los niños con un oso de peluche en la boca.

-¿Qué haces?-le reproché y quité el oso de la boca del cachorro.-Con eso no se juega, Toby. Jaxon va a ponerse triste cuando vea cómo has dejado su oso de peluche.

Tomé en brazos al pequeño cachorro y lo dejé en el jardín. Caminé hacia Yenny, Leonardo, Christopher y los dos niños. Me senté al lado de Christopher y suspiré mientras me hacia una coleta.

-¿Quieres jugo?-preguntó Yenny amablemente. Asentí y me pasó el vaso.

-Gracias.-le sonreí y lo tomé.

Pasamos una tarde agradable junto a la familia de Christopher. La sorpresa nos la llevamos cuando Leonardo anunció que se iría con Yenny a un crucero para visitar las islas tropicales. Christopher sonrió ante la idea y les deseó suerte pero la parte que aun no había llegado, lo hizo fruncir el ceño.

-¿Podrían cuidar a Isabella y Jaxon durante ese mes? -Christopher se vio presionado por la mirada de su madre y me miró.

La amena conversación se convirtió en un silencio incomodo. Se oyeron las pequeñas risas de los niños y seguido de esto salieron a jugar de nuevo.Los pájaros cantaban con entusiasmo y ni eso podía desviar la conversación de donde había quedado.

-Mamá, papá, de verdad nos encantaría ayudarlos-comenzó a hablar,-pero es un mes completo y no sé si vamos a poder. Ya saben, yo trabajo todos los días y ______ tiene clases a diario exceptuando sábados y domingos.

-Si, lo entendemos.-asintió Leonardo.

Christopher muy bien sabía que sus padres habían estado en una no muy buena relación después de que Leonardo le entregase su empresa a Christopher. Y es que cuando Leonardo comenzó a pasar las veinticuatro horas del día en casa, Yenny se sentía agobiada por su marido. Las conversaciones diarias habían pasado a ser discusiones y Yenny había corrido en busca de ayuda, a nuestra casa. Christopher les había sugerido que se alejaran de la vida cotidiana. Pero claro estaba que no se refería a que dejaran a sus dos hijos más pequeños para irse a un crucero.

-Vamos a pensarlo mejor, ¿okey, Christopher?-pregunté a mi esposo al ver la cara de decepción de mis suegros.

-No, _______, no pasa nada.-dijo Yenny moviendo sus manos con nerviosismo.- Entendemos que ustedes tienen una vida muy ocupada y que el poco tiempo que están juntos lo disfrutan al máximo, no vamos a quitarles ese tiempo solo por querer darnos un capricho.

-Como ya he dicho, vamos a pensarlo.-dije firmemente y sentí una leve patada de Christopher por debajo de la mesa.

El resto de la tarde pasó de forma tensa. Christopher intentaba llevar la conversación a un extremo donde nada tuviera que ver con el viaje de sus padres y Yenny parecía darse cuenta porque cerraba la boca al instante.

-Bueno, ya es hora de irnos.-anunció Christopher cuando el sol se estaba poniendo.-Isabella, Jaxon, vengan a despedirse de su hermano si es que la próxima vez quieren un regalo mejor.

-¡Pero si ha sido el mejor regalo!-sonrió Jaxon.

Christopher se quitó la gorra y se la puso al pequeño. Este sonrió y abrazó una de las fuertes piernas de su hermano mayor. Christopher rió y lo tomó en brazos.

-¿_______?-me llamó Jaxon. Lo observé atenta-, ¿ahora me parezco a Christopher?-preguntó tímidamente. Isabella y Christopher explotaron en risas y las mejillas del pequeño enrojecieron.

-Estás tan hermoso como tu hermano.-le sonreí y acomodé la gorra en su cabeza. Jaxon se cubrió la cara en el pecho de Christopher.

Tomé mi bolso y la chaqueta de Christopher y tras despedirme de Yenny, Leonardo y sus dos hijos, salimos de allí para subirnos a mi auto.

Ya hacía casi un año desde que tenía el lujoso auto y sabía conducirlo a la perfección. Claro que no había sido nada fácil aprender con los gritos de Christopher en el asiento del copiloto. Me había gritado y se había enfadado por mis repentinas frenadas.

***Flashback***

-¡Me cansé!-había gritado una vez que su cuello le dolió por mi culpa.-No voy a ser yo quien te enseñe.

-Es que no tienes paciencia, Christopher.-le había dicho yo. Luego se pasó la mano por el cabello y subió las escaleras para evitar una discusión.

Esa tarde se había ido a dormir temprano, dejándome sola en el comedor. Tomé las llaves del destartalado auto que Zabdiel nos había prestado y comencé a manejar lentamente hasta sentirme segura de aumentar la velocidad.

Había aprendido mucho con Christopher pero me daba miedo ponerlo en práctica, sabiendo que él se ponía nervioso cuando las cosas no me salían bien.Habíamos discutido por semanas cuando él intentaba enseñarme y terminaba con dolor de cabeza y el cuello inmóvil por los tirones que provocaba yo al frenar el auto repentinamente.

-¿A dónde has ido con el auto?-gritó Christopher al teléfono. Me reí.-No me parece nada gracioso, ______-gruñó.-Ni se te ocurra seguir conduciendo. ¿Has ido por donde siempre practicamos?

-Si-respondí observando mis uñas mientras detenía el auto a un lado de la vacía carretera que conducía a nuestra casa.

-Voy a por ti.

-No te molestes, Christopher.-dije con suma tranquilidad-, puedo volver sola- y dejándolo con la palabra en la boca, le colgué.

Esa noche discutimos a más no poder y Christopher durmió en una de las habitaciones para huéspedes. Al otro día, antes de irse a trabajar, se había aparecido en la habitación con un desayuno para dos y una rosa. Se disculpó por haber sido tan duro y luego me preguntó si había conseguido andar con tranquilidad sin él a lado.

***Fin del flashback***

Sacudí la cabeza, volviendo a la realidad y estacioné el auto frente a casa.

-Ni pienses que vamos a cuidar de mis hermanos.-dijo abriendo la puerta principal.

-¿Por qué no?-pregunté curiosamente y encendí las luces.

La noche se hacia presente y así, la luna dejaba a la vista su mejor faceta junto a las estrellas.

-Porque son dos pequeños que lo único que saben hacer es destrozos.

-¿Qué pasará cuando tengamos hijos?-pregunté dejando mi bolso sobre el sofá.-¿Pensaras lo mismo sobre ellos?

-Es distinto.-respondió subiendo las escaleras.

-No lo es-lo seguí.-Christopher, sabes que tus padres necesitan un respiro y sin nuestra ayuda no podrán tomarse esas vacaciones.

-Pueden contratar una niñera.

-Seamos realistas-dije cuando entrábamos a la habitación-, ¿Quién va a cuidar de dos niños pequeños durante un mes? Nadie.

-Por eso, nosotros no lo haremos.

-Yo si lo haré.

-Tú tienes que estudiar todos los días de la semana, ¿Qué tiempo les dedicaras?

-A primera hora de la mañana puedo estar con ellos, después de la comida contratamos a alguien que los cuide y por la noche tú estarás aquí.

-Sabes que llego demasiado cansado como para lidiar con mis hermanos. Me doy una ducha, cenamos juntos y luego a la cama. Y es que no siempre nos damos el gusto de hacer el amor, ¿crees que teniendo a Isabella y Jaxon en casa podremos hacerlo? Si es que piensas eso, estas muy equivocada.

-Podemos dejar eso de lado por un mes.

-Ni lo sueñes, ______.-dijo negando con la cabeza. Me dio la espalda y entró al bañó.-¿Quieres tirar nuestro matrimonio por la borda?

-Oh no, claro que no, Christopher.-casi grité.-Pero quiero ayudar a tus padres.

-¿Has pensado que tal vez ayudando a mis padres, arruinamos nuestro matrimonio?

Y con esa pregunta, cerró la puerta del baño para encender la ducha y no salir de allí hasta dentro de media hora.

*****Chicasss faltan menos de 5 capítulos para que termine la nove :(, perdón por estar tan desaparecida todo este tiempo eh estado bastante ocupada de hecho las que me siguen en instagram sabrán que hace mucho no subo ni una historia ( no olviden que es importante que me sigan en instagram ya que pronto estaré anunciando algo nuevo) , olviden que si quieren que siga la nove es muy importante COMENTAR Y VOTAR.

Si quieres saber más sobre mí y estar al pendiente de cada noticia sobre la novela y nuevos proyectos recuerda seguirme en Instagram --» gabrielapc_hardy

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