THE PRINCES BRAIN [ Saga MÉDI...

By AscenciS17

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Vanessa es una reconocida doctora, es feminista y liberal, eso cree hasta que a su consultorio llega un pacie... More

Capitulo 1
Capitulo 2
Capitulo 3
Capitulo 4
Capitulo 5
capitulo 6
Capitulo 7
capitulo 8
capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
Capitulo 14
Capitulo 15
Capitulo 16
Capitulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capitulo 20
Capitulo 21
Capitulo 22
Capitulo 23
Capitulo 24
Capitulo 25
Capitulo 26
Capitulo 27
Capitulo 28
Capitulo 29
Capitulo 30
Capitulo 31
Capitulo 32
Capitulo 33
Capitulo 34
Capitulo 35
Capitulo 36
Capítulo 37
Capitulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capitulo 42
Capitulo 43
Capitulo 44
Capitulo 45 Final

Capitulo 41

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By AscenciS17

Vanessa

Vanessa no puede quitarse de la mente la imagen del pequeño e indefenso cuerpo de su bebé, con sangre y en esa fria bandeja, tan despiadados había sido las enfermeras para despojarlo de su mamá tan pronto, para sacarlo del calor materno y dejarlo expuesto al frío. Nadie la preparó para este momento.

La confusión inunda su mente, se siente tan culpable que no puede ni mirarse en un espejo. No oye y no quiere ver a nadie, incluso no ha puesto ni la más mínima atención al doctor que trata de explicarle porque es muy posible que no pueda tener hijos en el futuro. Ella sabe que fue lo que pasó en su cuerpo, simplemente no quiso al bebé ni a otros futuros, debido al sangrado sus órganos quedaron muy dañados y si algún día vuelve a sentir ese amor por un embarazo será un milagro médico que no cree volver a tener.

El médico habla y habla pero no puede ponerle atención. Se aferra a la cama con las manos en puños, porque para su mala suerte la vista que tiene su cuarto de hospital no es otra, más que el palacio de Buckingham en todo su esplendor. Él coraje hierve por su sangre al ver los fuegos pirotécnicos y la felicidad que deslumbra aquel lugar. Mientras esta aquí sintiéndose la peor mujer del mundo, Alexanderla esta disfrutando de una costosa cena junto a su nueva conquista

— ¿Alguien puede venir por usted? ¿Familiar? ¿Amigos? — el doctor la miró sentada en la cama — ¿Novio?

Vanessa sonrió tristemente. ¿Novio? Ese desgraciado príncipe está disfrutando de su nueva conquista.  Sintió sus mejillas enrojecer del llanto  al ver las luces brillantes que iluminaban el palacio.

— Estoy sola. No vivo aquí y yo... no conozco a nadie — 

Mantuvo la cara oculta entre su rubio cabello, no quiere lástima, por esa razón debe de irse de inmediato del hospital y tomar el primer tren que la lleve a la seguridad de su hogar.

— Entonces me temo que será imposible que abandone el hospital, no puedo dejarla ir sola cuando aún está anestesiada, solo han pasado unas horas de la extracción de su bebé. — dejo un par de medicamentos junto a ella — Si consigue a alguien la dejaré ir.

Vanessa pasó de ser la mujer más popular y amada de Inglaterra, a ser la mujer más sola del país. No tiene a nadie que la ayude a salir de aquí, desea estar con su madre pero no quiere preocuparla a mitad de la noche,  tampoco desea que al comenzar la puesta de sol la miren salir del hospital con el rostro de un zombie.

— ¡Esperé! Creo que si tengo a alguien — dijo antes de que el doctor saliera de la habitación — Tengo un amigo, solo dígale que venga por mi. Su nombre es Benjamin —

Vanessa solo pudo pensar en él como el único amigo que tiene en Londres, quizá prefiera hacerle caso al principe y rechazarla por completo, pero mantiene la esperanza de que vendrá a liberarla de aquí.

Con mucho cuidado se puso en pie y camino con dificultad, la anestesia adormesia una parte de su cuerpo pero cuando se vaya el dolor le recordará que su bebé ya no está. Se quitó la bata de hospital y camino hasta el baño para tomar una ducha, dejo que sus lagrimas se confundiera con el agua y tocó su vientre inflamado, ahora vacío.

Al salir se vistió con ropa nueva, la mayoría de sus cosas están en la mansión de Alexander pero jamás la volverá a pisar, si quiere puede tirar sus cosas, ya nada le importa. Se miró delante del espejo. Tiene ojeras y jura que su rostro está más delgado, sus ojos están rojos e hinchados y su semblante es triste, nada en el mundo puede hacerla sentir mejor.

Caminó con sumo cuidado por los pasillos. Si se esfuerza demasiado puede desmayarse, no fue fácil, perdió sangre y perdió a su bebé, esta completamente loca por querer irse en su estado, pálida y sin caminar bien, pero esta ciudad la está asfixiando, cada una de las cosas que mira le recuerdan a Alexander y no puede soportar más tiempo. Se sentó en la esquina más lejana de la sala de espera y espero a que llegara el asesor.

Cuando Benjamin recibió la llamada, aquel anciano se preocupó por la doctora, había tratado con todas sus fuerzas que no saliera dañada como todas las demás damas pero fue imposible, el príncipe corrompe todo lo que toca. Tomó su sombrilla para la ligera lluvia y se puso su abrigo, antes de salir de la mansión escuchó las fuertes risas de las otras damas que llegaron para acompañar al príncipe, sexo, alcohol y joyas.

Al verla sentada al fondo de la sala lo supo, claramente no esta triste por la separación del principe pero algo la destrozo por completo. Firmó un par de papeles en los cuales se mencionaba el porque de su visita al hospital y recordó haber escuchado quejas del principe sobre un bebé no deseado. Sin duda su actitud sobrepasó los límites de tolerancia de su asesor ¿Hacerle daño a su novia embarazada? No puede considerarlo un buen rey. Nadie debe de dañar así a una mujer.

Vanessa se alegró al verlo, por lo menos él y la reina no eran tan malas personas como lo fue Alexander. Esta a punto de amanecer, ya es tiempo de que se vaya. Se acercó a Benjamin justo a la salida y aquel hombre le sonrió levemente. No es la mejor manera de encontrarse pero es lo que hay.

— Lo siento mucho Benjamin por llamarte, tenía que salir y no hay nadie más a quien pueda llamar — se disculpo. Benjamin la abrazó y le ofreció su brazo para caminar juntos por las oscuras calles de Londres.

— No se preocupe, siempre cuide de usted, así que me alegra que me haya llamando, los amigos están en los peores momentos — la ayudó a sostenerse en pie — Me he escapado de las exigencias del principe sólo para venir a verla —

Vanessa se dio cuenta que Benjamin siempre es el que arregla los problemas. ¿Como es posible que mejor él este aquí, que su propio padre? El principe es quien debía llevarla hasta su casa o ayudarla a caminar, no pide que pague la cuenta pero solo quería apoyo moral del hombre que dejó los espermas dentro de ella. Aquel desgraciado hecho su vida a perder y cree que saldrá ganador como siempre, se equivoca.

— No quiero que le digas — detuvo su paso para mirar a los ojos a su acompañante, el aire movió su cabello y la hizo sentir más fuerte—Alexander no debe de enterarse de la pérdida de mi bebé, me cansé de rogarle que pusiera atención en el embarazo y no lo hizo, así que no tiene ningun derecho a saber que paso  Te pido por favor que guardes este secreto, nadie debe de enterarse. ¡Nadie! —

No quiere que Alexander su burle de ella o sienta lástima por la mujer a la que le rompió el corazón y a la que de alguna u otra manera le hizo perder a su hijo.

— Le prometo que me llevaré el secreto a hasta la tumba — la tomo del brazo para ayudarla a caminar, le ofreció su abrigo y la cubrió del frío. La miró de reojo y logró vislumbrar a la fuerte mujer que  esconde sus lágrimas detras de unas sonrojadas mejillas. Usaba toda su valentía para no venirse abajo en medio de la calle, incluso lo nota por su caminar extraño — Mi esposa y yo tenemos un cuarto disponible en casa, no es igual que las habitaciones del palacio pero podrá quedarse hasta que se recupere —

— Gracias pero lo único que quiero es irme a casa. Yo... no puedo estar aquí, espero que me entiendas, necesito estar sola —

Ambos caminaron hasta la estación de tren más cercana, Vanessa ocultaba su dolor con leves sonrisas, respiraba hondo y seguía caminando porque ya nada le queda aquí, todo lo que quería se lo que ha quitado Alexander. Aún sigue en un mal sueño, ve pasar las cosas lentamente y se siente lejos de todos, su mente está fuera de si. Desea más que nada encerrarse en su habitación y no volver a ver la luz de nuevo, por lo menos hasta que pase su proceso de duelo, sin embargo lo más difícil será llegar a casa y que su madre le pregunte que pasó o ver las cosas que había comprado para su bebé, el coraje que siente la mantiene serena pero cuando está sola llora como una niña.

El tren anunció su llegada y el corazón de Vanessa bombeo más fuerte, por fin podría irse de este lugar, por fin puede ser libre, solo el cuerpo de su bebé y ella. El tren se detuvo junto a ellos y Benjamin se acercó para abrazarla y compartir su dolor, en cambio solo recibió una pequeña sonrisa.

— Voy a estar bien Benjamin, siempre lo estaré — trato de grabarse los cálidos ojos de aquel asesor que prometió enseñarla a ser una princesa —Voy a extrañar mucho tus clases, quizá también extrañe el palacio y las platicas con la reina —

Vanessa trató de quitarse el abrigo pero Benjamin se lo dio, sentía pena por lo que el principe le hizo y debe protegerla aún cuando ya no será una princesa.

— Me gustaría volver a verla — le dijo antes de que se subiera al tren. Vanessa voltio antes de que las puertas se cerraran, no puede estar segura de querer regresar pronto a Londres pero quizá algún día lo haga, por lo menos ya cuando Alexander  no signifique nada para ella y aprenda a valorarse como no lo hizo antes.

— Me encantaría. —

El tren se detuvo en la estación cerca del palacio de Buckingham, los turistas se arremolinan en la entrada y miran a la reina y a Alexander desde el balcón. Vanessa se acercó más a su ventanilla. Sus ojos se llenaron de lagrimas al ver a la hija del duque en el balcón del palacio, en el lugar que hace unos días era de ella, al igual que una acosadora la miró sonreír y tomar de la mano al principe, luce igual que una princesa y Alexander no podría estar más feliz, se representa como el futuro rey y saluda a sus súbditos, además se inclina para hablarle al odio de la misma manera en que lo hacía con ella.

Se sintió enferma, no de tristeza, no de celos, sino del odio más puro que algún día sintió por una persona. Si su mirada matará, el principe ya estaría muerto. Su odio la hizo temblar, solo hasta que el tren arrancó de nuevo alejó su vista del palacio.

Vanessa vivió engañada todos estos meses, por Alexander y por ella misma al no querer ver la realidad. Dejo que su corazón mandará sobre su cerebro y por eso perdió todo. Quiso lo mejor para ella y no para su bebé, porque deseaba con toda su alma una vida con Alexander pero... él no era el padre que su bebé necesitaba.

Pudo haberlo hecho llorar al ser tan frío, puede que nunca lo haya visitado en su cumpleaños o hasta quisiera encerrarlo en un internado para enseñarlo a ser rey. Vanessa estuvo dispuesta a aceptar todo ¿pero a costa de qué? De una vida infeliz dentro de las paredes de un palacio. Sabe que suena muy cruel pero quizá hay una posibilidad de que su bebé esté mejor así y no vivo, porque de lo contrario no hubiera tenido una buena vida.

Sin embargo esto no se quedará así y el principe se las pagará muy caro. No será hoy, no será mañana y no será en un año, pero llegará el día en que lo haga sufrir lo mismo que ella pasó, sin importar que sea lo último que haga, Alexander se arrepentirá de lo que le hizo a su bebé.

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