El karma de Shirley [YA EN LI...

By LBSilva

98.8K 11.8K 3.5K

EN LIBRERIAS CON LA EDITORIAL MIRIFICAS. Cuando Shirley tenía nueve años creó su primer escrito para un tall... More

Sinopsis.
Aviso antes de leer
1. El inicio de la locura.
2. El no fantasma.
3. ¿Real o no real?
4. Un amigo es una luz.
5. Ratatouille
6. Macrisis
7. F.F.F
9. Despacito.
10. Falsas esperanzas
11. Lengua atada
12. Prohibido nuestro amor
13. Fantasmas en la casa.
14. Farsante.
15. Julian no está, Julian se fue.
16. Espejos.
17. Amante. [+18]
18. Helados.
19. El tren.
20. Mi reflejo.
21. Frío
22. Todo concluye al fin [Capítulo final 2021]
Epílogo
Nota final.
EL KARMA DE SHIRLEY EN FÍSICO

8. Como Christian Grey.

2.7K 409 188
By LBSilva

(Es obligatorio escuchar la canción que dejo en multimedia)


Estaba nerviosa y me di cuenta cuando me miré en el espejo del baño del bar varias veces. Busqué a mi alrededor y me encontré con el lugar vacío debido a lo temprano que había llegado. No podía creer que fuera tan tonta de haberme vestido y arreglado tan temprano, seguramente era porque quería alejarme de Julian. Cuando terminé de prepararme y salí, no lo encontré por ningún lado. Me encontraba en un momento un poco bipolar, porque deseaba realmente que me detuviera o me dijera qué bien estaba, pero al mismo tiempo no quería. Sí, a veces puedo ser muy bipolar.

El bar estaba empezando a llenarse de personas y yo me sentía más insegura que nunca. En el baño podía sentirme segura, observando lo mucho que mi cuerpo había cambiado desde que había ido a la secundaria. Me miré unos segundos, bajando la falda corta que llevaba y tratando de recordar que no tenía nada que envidiarle a mis compañeras. Había logrado ser linda a mi modo, conseguir la aceptación que deseaba en otro país y no podía caerme.

Obviamente me mentía a mi misma, nunca me había sentido tan fea y gorda como en ese momento.

Cuando salí del baño, tragando mis inseguridades y caminé hasta la mesa en donde vi que estaban mis compañeras. Como de costumbre, encontrarme con ellas fue un cachetazo de realidad que no estaba preparada para sentir. Estaban impecables, incluso María José que era una madre y supuestamente eso en mi cabeza la hacía más fea. No, esa gente era linda de una manera que no podía entender.

Delgadas, sus vestidos quedaban perfectos cuando no había grasa que retuviera su ropa, dejara marcas o simplemente les costara meterse. Incluso MJ (como me gustaba decirle a María José) con aquellas calzas como de goma no parecía haber tenido problemas para meterse en eso. Yo había tenido que saltar y ponerme medias para entrar en un vestido. Me senté frente a ellas, tragandome toda la dignidad que alguien podía tener.

—Yanina te quiere contar algo —avisó Giselle de la nada, llamando mi atención y dirigí mis ojos a la rubia. Ella movió su cabello dorado de un lado al otro, creando un suspenso que no tenía ganas de soportar. Se rio de esa manera perfecta que tenía y bebió un poco del contenido de su copa, yo hice lo mismo. Lo necesitaba.

—Me voy a casar con Mike —anunció y todas sonrieron, como si supiera de quién estaba hablando. Fingí que estaba contenta por ella, que no envidiaba su vida americana y todas esas fiestas muy fancys. Tuve un rápido pensamiento y recordé que Yanina había tenido un romance corto con Mauro, el chico que ahora robaba en las calles de Lincoln. No me había acordado de eso hasta que comentó que se iba a casar. ¿Sabía ella el destino de su amor de secundaria? ¿Estábamos condenados a recordar nuestro primer romance o solo yo pensaba en esas cosas? ¿Yo era la única que lo había materializado de alguna manera?

—Quiero que seas una de las damas de honor —me informó con su sonrisa divina mientras tomaba otro trago. María José seguía incómoda en ese lugar con el vaso de gaseosa sin tocar, Giselle bailaba con los hombros en su asiento y aun así todo me parecía lejano—. Gise y Jose van a ser las damas de honor también y con tu vuelta, te necesitamos.

—¿Por qué? —solo pude preguntar, todavía confusa. La pregunta obviamente sorprendió a Yanina, que no estaba acostumbrada a recibir cuestionamientos cuando debía haber afirmaciones—. ¿Por qué quieres que sea tu dama de honor en tu casamiento? Ni siquiera hablábamos antes...

Sí, hablábamos. Me decía que era una gorda cuatro ojos y que no iba a tener nunca futuro. Se burlaba de mi situación económica, de mi acné, de mi cara redonda, de mi culo del mismo tamaño que mi silla y a pesar de eso, ahí estaba pidiéndome que sea parte de su vida. No podía creerlo.

—La gente cambia, Shirley, creo que lo sabés más que nadie —me respondió con una frialdad que me llevó a esos malos momentos en donde lloraba en el baño de la secundaria porque Yanina me odiaba y le encantaba burlarse de mí. La más cheta, la más rica, Yanina y su vida dorada—. Te estoy dando la oportunidad de tu vida.

Me quedé en silencio observándola sin poder creer lo que me había dicho. ¡La oportunidad de mi vida! La oportunidad de mi vida fue cuando me pude ir del país lejos de su mierda, no cuando ella me estaba dando la posibilidad de ser dama de honor. ¿Qué le pasaba a esa idiota? Miré a Giselle, que me observaba como si no pudiera creer lo que estaba haciendo en ese momento y María José no parecía prestarle atención a la situación.

Claro, ninguna había sufrido bullying en su vida.

Lo siguiente que hice, fue una estupidez y me arrepentí en ese mismo instante. Tomé la copa que tenía frente a mi con un trago que ya no recordaba y lo tomé hasta que pude ver el vidrio detrás de tanto líquido. Yo había aceptado una nueva vida, por ahí mi vida nueva era con esa gente. Yo pertenecía a su mundo ahora, lejos estaba Laura y mi mundo lleno de grasa y angustia. Tocaba ser la niña rica, exitosa y linda. Había soñado toda mi vida con eso, era hora de volverlo realidad. ¿Que podía salir mal?

—Gracias por la oportunidad, Yani —le respondí con mi mejor sonrisa y pedimos más tragos para celebrar la buena noche en la que había aceptado ser una más. Ser una falsa más.




Me había olvidado lo buena que era la música en Argentina y como uno podía divertirse tanto con alcohol. El bar se volvió boliche, o disco, o lo que sea. Los tragos aumentaron y Yanina no dejó de pedir, disfrutando la reunión de amigas que estábamos teniendo. María José en algún momento dijo que tenía que volver con su hijo o hijos, no recuerdo. La gente empezó a levantarse de sus mesas y al fondo del lugar se creó una especie de pista de baile que nos tragó.

El humo, las luces y el descontrol fue lo único que pude sentir. Hacia muchisimo calor y yo en aquel vestido sentía que me derretía por completo. ¿Cuanto había tomado? Ni yo me acordaba, pero sabía que era un peligro para mi misma. Era de tomar mucho en bares y terminaba siempre vomitando en algún rincón del baño, esperaba que esa noche no fuera así.

Era mi primera salida oficialmente soltera y cuando se lo comenté a mis nuevas amigas se pusieron aún más contentas. Saltamos, gritamos, bailamos canciones machistas y nada me importó, finalmente me sentía un poco más libre. Lo mejor de todo es que me sentía deseada, finalmente en ese horrible lugar, en esa cueva que era Lincoln podía ver a los hombros observandome. Deseada, como nunca antes, me entregué a la sensación de aceptación que tanto había buscado. Ya no miraba hacia todos los lados con miedo a ser la única gorda, ya no bajaba mi falda con vergüenza, al fin era yo.

De un momento al otro lo vi y no me sorprendió para nada encontrarlo entre la gente. Cómo había llegado ahí eran preguntas que ya no me hacía, ya no las necesitaba. Julian iba a aparecer en los momentos que lo quería, que lo necesitaba y ya no me preguntaba el motivo. Estaba impecable, perfecto bajo esas luces de colores y el humo que nos invadía. Era Julian, era el chico de mi secundaria que me hacía suspirar, que lograba que escribiera miles y miles de novelas solo para él.

Se acercó con una sonrisa divertida, digna de su personalidad o de la que yo había creado para él y se movió a mi ritmo, haciéndome sonreír como una tonta. Estaba ahí porque yo lo había llamado, porque quería bailar con él y que el mundo se fuera bien a la mierda. Era real o no, me importaba un carajo.

Estiré mis brazos y rodeó su cuello con ellos, casi dándole una invitación a que se quedara pegado a mi. Obviamente él hizo eso, casi conocimientos mis pensamientos y deseos. No veía a mis amigas, no veía a la gente a mi alrededor, solo podía verlo a él, sentir sus manos sobre mis caderas y la música. Estaba muy borracha, pero poco me importaba. Solo quería aferrarme a ese recuerdo en donde me había dejado llevar finalmente.

—¿Por qué sabés bailar? —pregunté a los gritos, sin entender cómo podía moverse tan bien y yo no había puesto nada de eso en mis novelas. Él se rio y acercó sus labios a mi oreja, produciendo un pequeño escalofrío en donde sus labios rozaban.

—Porque soy un personaje de una novela, Shirley. Sé hacer muchas cosas esenciales para la trama —me dijo y me reí escandalizada, pero Julian se encargó de hacerme saber que tenía razón.

Sus labios, peligrosamente cerca de mi oreja, bajaron por el inicio de mi cuello y dejaron un beso ahí. Por un momento quise petrificarme, pero la música empezó a sonar más fuerte con el hit del momento y solo pude cerrar un poco los ojos ante la sensación que estaba viviendo. ¿Ya había dicho que había mandado todo al demonio? Bueno, lo estaba recordando en ese momento. Obviamente no se detuvo, bajó y siguió explorando piel nueva, dejando fuego en cada beso, dejando una marca, dejándolo todo y yo me derretía en cada paso. Podía escuchar mi respiración, mi corazón enloquecido y como me estaba quemando viva. Menos mal que tenía falda.

Tomó mi rostro con su mano de manera posesiva, obligándome a mirarlo cuando estaba un poco perdida y acarició sus labios con los míos, solo rozandolos y queriendo más. Me estaba volviendo loca y yo como una tonta estaba casi petrificada frente a él, queriendo que me hiciera cualquier cosa en la pista de baile.

—Di que soy real —me pidió, parando de bailar y observandome. Parecía que necesitaba escuchar aquello y yo era la única que podía darle esa afirmación. Tenía miedo, temía decirle que empezaba a creer que era real y se fuera. No quería perderlo, no podía perderlo después de todo lo vivido.

Di un paso hacia atrás, congelandome ante eso, y caminé hacia atrás chocando con varias personas hasta llegar a la barra. El efecto no estaba perdiéndose y me quedé paralizada al sentir mis piernas fallar un par de veces. Él apareció ayudándome a no caerme, como de costumbre, y me regaló una sonrisa cariñosa mientras me sentaba frente a la barra.

—Necesitas tomar agua, estás muy borracha —me avisó mientras que yo tiraba hacia atrás todo mi largo cabello y miraba la pista. No vi a Yanina, pero si Giselle que estaba bailando muy pegada a un chico. ¿Yo me veía igual que ella? No lo sabía—. ¿Shirley? ¿Me escuchas?

—¿Por qué viniste'? ¿Qué hacés acá?

—Me llamaste —dijo con total naturalidad, encogiéndose de hombros mientras se sentaba en una butaca a mi lado y me daba una botella de agua. La abrí al instante y tomé un largo trago, esperando desintoxicarme—. Me mandaste un mensaje de texto y dejé a mis amigos para venir aquí a verte.

—¿Amigos? ¿Estabas tomando algo con Edward Cullen?

—Por supuesto, ahora será batman y tiene que crear una nueva imagen de sí mismo —bromeó haciéndome reír un poco y no pude evitar sentirme bien en ese momento junto a él. Siempre me hacía reír y lograba que cualquier tipo de sensación mala se fuera. Me regaló una de sus sonrisas perfectas y lo miré casi con los ojitos llenos de corazones—. Volvamos a casa, estás muy borracha.

Resoplé sintiéndome una niña porque no tenía ni ganas de volver, había sido una noche extraña. Casi mágica. Me había sentido tan bien que quería volver a sentirlo y comprendí que todavía lo necesitaba, lo deseaba. Mierda, deseaba al personaje de mi novela. ¿Me podía aprovechar de eso? Tal vez la tenía como Christian Grey. Por supuesto que sí, lo había creado yo, duh.

—Tocame de vuelta —pedí ahí en el bar, como si nada. Frente al chico que servía tragos, que soltó un pequeño resoplido y se alejó de nosotros como si fuéramos la peste. Julian humedeció sus labios mirando hacia todos lados como si dudara de lo que iba a hacer y yo de todos modos no bajé la mirada. Lo quería. En ese momento. Right now.

—Shirley... estás muy borracha —dijo riéndose, mostrándome sus dientes perfectamente blancos y me importó muy poco. Estaba sentado frente a mi con las piernas abiertas por lo que solo tuve que acercarme con la butaca para reducir nuestro espacio y, en un acto de locura, levanté mi falda un poco permitiéndole ver mis medias negras con su encaje de ensueño.

Lo vi humedecerse los labios una vez más y dirigir sus ojos directamente a lo que le estaba mostrando. Una parte de mi cerebro, el que mantenía la compostura, me decía que estábamos en un lugar lleno de personas y yo básicamente me estaba desnudando sola. ¡Sola!

A pesar de la gente a nuestro alrededor, Julian dejó caer su mano sobre mi rodilla y acarició la piel subiendo hasta que sus dedos tocaron finalmente mi piel hirviendo. Mis ojos jamás observaron su camino, sino que se posaron en los suyos y no pude evitar jadear suavemente cuando acarició la piel sensible de mis piernas. Quise más y me acerqué un poco, ya sintiendo sus dedos rozando mi ropa interior, yendo por un camino peligroso que me derretía. Iba a decir algo, iba a pedirle que fuéramos volando a casa, pero en cambio, vomité.

Sí, vomité.




------------------

¡Nuevo capitulo puntual puntual! ¿Les gustó? Estoy super emocionada porque lo escribí de un tirón una noche emocionada y NECESITOOOO sus comentarios. Por favor, ruego, ruego por comentarios. Mil gracias!

Continue Reading

You'll Also Like

5K 769 28
En el pequeño pueblo Villa Lóbrega, las fiestas de Halloween son muy famosas entre los jóvenes en donde una vez al año compiten en diferentes juegos...
56.7K 4.7K 55
Addison llegaba a Seattle con un solo objetivo, recuperar a su esposo, Derek, pero sus planes se vieron interrumpidos cuando conoció a Meredith Grey...
417K 4.1K 2
Él es el diablo, pero ella carga consigo todas las perversas tentaciones. *** La deportación le respira en la nuca y aparentemente la única salida es...
152K 8.9K 35
› Stranger things › Billy Hargrove/Steve Harrington › Ningún personaje es de mi propiedad © Vía de imágen de portada: https://www.pinterest.com/