ΒΉ π—–π—’π—™π—™π—˜π—˜ | cinco hargre...

By angiel-ange

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𝗧𝗨𝗔: EXPEDIENTES
π—šπ—₯π—”π—£π—›π—œπ—– 𝗔π—₯π—˜π—”
𝗔𝗖𝗧 π—’π—‘π—˜: APOCALYPSE SUIT
βͺ OO. PREFACE ❫
βͺ O1. SIX YEARS ❫
βͺ O2. GREEN EYES ❫
βͺ O3. THE BANK ❫
βͺ O4. DEAD ❫
βͺ O5. FIVE ❫
βͺ O7. VANYA'S DEPARTMENT ❫
βͺ O8. TIME TRAVEL ❫
βͺ ILLUSION ❫
βͺ O9. GIRL ❫
βͺ 1O. DIEGO ❫
βͺ 11. WHEN SHE WAS BORNED ❫
βͺ 12. DAMP ❫
βͺ 13. SIXTEEN YEARS ❫
βͺ 14. EYE ❫
βͺ 15. THAT NAME ❫
βͺ 16. KLAUS ❫
βͺ 17. MANIKIN ❫
βͺ 18. FEARS ❫
βͺ 18. CHOCOLATE THIEVES ❫
βͺ 19. THE KIDNAPP ❫
βͺ 2O. DRUNK ❫
βͺ 21. BAD MEMORIES ❫
βͺ 22. THE BRIEFCASE ❫
βͺ 23. LIES ❫
βͺ 24. LOST ❫
βͺ 25. BAR ❫
βͺ 26. BASIC MATH ❫
βͺ 27. SOFT AS A CLOUD ❫
βͺ 28. BIG NONSENSE ❫
βͺ 29. THE HANDLER ❫
βͺ 3O. SELFISH ❫
βͺ 31. THREE ❫
βͺ 32. DOLT ❫
βͺ 33. ALYSSA ❫
βͺ 34. TALK ❫
βͺ 35. WEDNESDAY... AGAIN ❫
βͺ 36. HAROLD ❫
βͺ 37. MY CHERRY ❫
βͺ 38. BULLET ❫
βͺ 39. FLASHBACKS ❫
βͺ 4O. SIBLINGS ❫
βͺ 41. PREFERENCE ❫
βͺ 42. SOFT AND FLUFFY ❫
βͺ 43. BODIES ❫
βͺ 44. SUBTLE❫
βͺ 45. ADDICTIONS ❫
βͺ 46. HER WAY❫
βͺ 47. BAD IDEA ❫
βͺ 48. FIX THE PAST ❫
βͺ 49. HIGH ❫
βͺ 5O. KENNY'S BIRTHDAY ❫
βͺ 51. THE END ❫
Β²SKIRT

βͺ O6. FAILED FUNERAL ❫

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By angiel-ange

𝗖𝗢𝗙𝗙𝗘𝗘: FUNERAL FALLIDO

TODOS LOS HARGREEVES estaban en aquel jardín de la academia, para algunos de ellos se sentía como aquel traumático día en 2OO6, con la clara diferencia de que ahora, se trataba del funeral del hombre del monóculo.

Cada uno llevaba una sombrilla negra, sin poder evitarlo los números con los que habían sido nombrados por Reginald aparecían en estás. Excepto por Klaus, el llevaba una minúscula sombrilla transparente con un imitado a peluche por los bordes. Cherry reía a carcajadas.

Luther estaba quieto, esperando a que está guardaré silencio pero no lo hizo hasta segundos después, pasando las manos por sus mejillas.

—Diablos, se que es un funeral pero no puedo evitarlo —se excuso, Klaus fumaba sabiendo que la mirada de su hermana estaba sobre él —Pararé, ya, fue suficiente —suspiro tranquilizandose y Luther enarco una de sus cejas, ella hizo un ademán para que le restara importancia.

—Comencemos, entonces —hablo el rubio.

Tomo la urna en la que estaba guardadas las cenizas del viejo, y la giro haciendo que estás cayeran al suelo, como una pequeña montaña sobre el césped mojado.

Cherry hizo una mueca.

—Creo que hubiera ido mejor con un poco de viento —no pudo evitar que sus pensamientos salieran de su cabeza.

—¿Alguien desea decir algunas palabras? —pregunto Pogo, la ojiazul levantó la mano con algo de duda, los Hargreeves la miraron confundidos.

Aclaro su garganta por unos instantes.

—Supongo que debo agradecer por haberme dado una familia —pronuncio, las miradas expectantes de los demás le hicieron saber que esperaban algo más claro, aunque ella se encogió de hombros —Ah, no iba a decir nada más, no esperaba que muriera así que... No hice un discurso —se apenó, sintiendo sus mejillas enrojecerse.

El silencio volvió.

La lluvia seguía cayendo con fuerza sobre ellos, sin señal alguna de que pronto pararía.

—¿Alguien más? —cuestiono Pogo, nadie dijo nada —En ese caso... Sir Reginald me convirtió en lo que soy ahora, y estaré eternamente agradecido con ello —Diego lo interrumpió.

—Era un monstruo —hablo, Luther lo miro molesto.

—Diego —la ojiazul lo llamo por lo bajo, sabiendo lo que se avecinaba.

—Lo lamento, Cherry —se disculpo el moreno, antes de continuar —Mi nombre es número dos, ¿Saben por qué?

Todos lo sabían, pero no creían que era el momento de responder aquello. Al menos no en medio del jardín, con la lluvia cayendo sobre ellos con tanta intensidad y las sombrillas apenas cubriéndolos, pero Diego no pensaba lo mismo.

—Porque el nunca se molestó en ponernos un nombre normal, mamá tuvo que hacerlo —aquello era demasiado cierto, Cherry mordió el interior de su mejilla.

Grace había sido la encargada en colocarles sus nombres, al menos a seis de ellos. Cinco no estaba para ese entonces y ella, bueno, ella ya era Cherry desde los cuatro años, así que otro nombre no le importaba demasiado.

—¿Alguien quiere algo de comer? —pregunto la rubia con una brillante sonrisa.

—No, gracias, mamá —respondio Vanya, Grace asintió sin borrar su sonrisa.

—Si quieres presentar sus respetos, adelante, pero debemos reconocer la clase de persona que era —continuo Diego.

—Deberías callarte —sugirio Luther, Diego negó con una sonrisa sarcástica.

—Esta claro, Diego, no es necesario —murmuro Cherry, pero Diego ignoró el tono de advertencia que había utilizado.

—Ustedes dos deberían de estar de mi lado —hablo el moreno nuevamente.

—Te lo advierto —continuo Luther.

—Despues de todo lo que les hizo —no prestaba atención a ninguno de los ojiazules, estaba cegado por el rencor, quizá hacia Reginald, quizá a algo más.

—Diego, por favor —pidio la castaña.

Klaus y Cinco se miraron por un instante, el pequeño no entendía nada.

—Escucha a Cherry, ¿Quieres? —cuestiono el rubio —Cierra la boca, ahora.

—Enviarte a millones de kilómetros de aquí... Y a tí —miro a la más baja —Tantos-

—¡No! ¡No vas a hablar sobre eso ahora! —Diego prefirió apartar la mirada de ella, antes de que hablara de más.

—Y solo por el hecho de que no soportaba verte —Diego se centro en Luther entonces, tocando el pecho del más grande que quitó con brusquedad su mano y solo eso basto para que ambos estallaran en furia.

—Muchachos, paren ya —pidio Pogo, ninguno presto atención a las palabras del primate.

Klaus trato de colocar a Cinco detrás de él, aunque el pequeño lo apartó de un manotazo.

—No otra vez —murmuro la ojiazul, llevando una manía su rostro.

—Chicos, detenganse —pidio Vanya, siendo ignorada también.

—¡Pégale, pégale! —grito Klaus con emoción.

—No tengo tiempo para esto —se quejó el pequeño regresando al interior de la academia.

Cherry miro a sus hermanos pelear y con una mueca prefirió seguir a Cinco.

—¡Espera, Cinco! Iré contigo —camino con rapidez hasta alcanzarlo.

Unos segundos después, se escuchó un estruendo seco.

DE UN LADO A OTRO, tal y como cuando recién llegó, Cinco se movía por la cocina revisando cada esquina de está. Bajo la atenta mirada de Allison, Klaus y Cherry que seguían cada uno de sus movimientos.

—¿En serio caíste? —pregunto Allison confundida, la castaña desvió su mirada de Cinco, centrandola en la morena y asintió vagamente aunque no la había escuchado en realidad.

—Solo vuelve a tu apariencia adulta y ya, te complicas demasiado —hablo Klaus recostandose en el respaldar su silla. Los grandes ojos azules de Cherry lo miraron mal.

—Porque me encanta lucir once años más joven, Klaus —respondio con ironía. Cinco los escuchaba, aunque no prestaba realmente atención.

—Hubieras dicho eso antes —dijo Klaus sin notar el sarcasmo en las palabras de la ojiazul, que lo observó incrédula antes de suspirar a la par que negaba

—Si pudieras cambiar tu aspecto entonces deberías de lucir como Cinco —dijo Allison con diversión, Klaus frunció el ceño.

—¿Amargado y en shorts? —cuestiono.

—No, como una niña de trece años —corrigio, el de barba pareció entender pero no había sido tan divertido como su mente lo había imaginado.

—¿Vas a decirnos que es lo que estás buscando? —Cherry volvió la atención a Cinco, que giro en su lugar con un bufido frustrado.

—Cuarenta y tres habitaciones, diecinueve baños, una manzana entera y ni un solo rastro de café —se quejó, cerrando con brusquedad las puertecillas de la alacena.

—¿Ni un solo grano? Sabes que con uno solo yo podría... —el uniformado la interrumpió

—No, ni uno solo —nego, Allison elevó ambas cejas.

—Papá odiaba el café —les recordó la morena, Cherry frunció los labios sabiendo que aquello era cierto, aunque una mueca divertida apareció en ellos, observando a Klaus.

—Tambien odiaba a los niños...

—.... Y los tuvo por montones —completo el de apariencia mayor, soltando una carcajada.

Cinco frunció el ceño, una sonrisa algo incrédula apareció en su rostro.

—Y... ¿Desde cuándo ustedes dos son tan cercanos? —los señaló un par de veces, Allison recién lo notó y asintió confundida.

—Si... Pogo me dijo que los vió en la oficina de papá y cuando fui ya no estaban —hablo logrando que el ceño de Cinco se frunciera aún más. Los castaños rieron.

—La muerte nos une —hablo Klaus con un tono misterioso, moviendo sus manos como si tratará de parecer tenebroso, aunque Cinco y Allison solo lo miraron aún más raro.

—Bien —Cinco prefirió dejar aquel tema antes de que su mente comenzará a crear escenas que no favorecieran la molestia que le causaba la repentina cercanía entre ambos —Ire por café, me llevaré el auto.

—¿Sabes manejar? —cuestiono Allison cuando esté paso por su lado, el castaño lo observó con obviedad.

—No hay algo que no sepa hacer —respondio —Cherry, ¿vienes? —la ojiazul se encogió de hombros y se levantó para seguirlo

—¿Crees que sea alguna especie de indirecta para Cherry o...?

—Por Dios, Klaus —lo interrumpió Allison

Cinco y Cherry salieron de la academia, subiendo al auto. Mientras la ojiazul ajustaba el cinturón a su cintura, Cinco la observaba detenidamente, no fue hasta que la castaña lo miro también cuando esté sonrió de lado.

—¿Pasa algo? —el negó, soltando un suspiro sin dejar de observarla, apretó los labios.

—Es solo que, paso mucho tiempo desde que no te veía —respondio, aunque trataba de reír ligeramente, era obvia la tristeza en su voz. Cherry se dio la libertad de sujetar la mano de Cinco con la suya, sonriendo en un intento de que aquel sentimiento desapareciera, aunque fue todo lo contrario al sentir como un cosquilleo la recorría desde la mano que se había entrelazado con la suya —Cambiaste demasiado.

—Debiste verme antes —bromeo soltando una ligera risa. Aunque Cinco no había entendido a qué se refería aquello, puesto que no sabía del accidente con Klaus, rió solo porque había escuchado la risa de ella.

Había vivido cuarenta y cinco años tan solo con ese recuerdo y ahora, finalmente la escuchaba nuevamente, de la única chica que jamás olvidaría, no importaba cuántos apocalipsis tuviera que detener.

CINCO BAJO DEL AUTO primero, pensaba en abrir la puerta del copiloto para que Cherry bajara y poder presenciar nuevamente como sus mejillas se sonrojaban pero la ojiazul era más rápida de lo que recordaba, así que ahora mismo ambos entraban al local haciendo a la ya conocida campanilla sonar.

Cherry suspiro observando el lugar, la temática algo ochentera para sus ojos mantenían un aspecto alegre.

Había otro hombre, quizá pasaba los sesenta años. Cinco le resto importancia sentándose a su lado, y Cherry lo hizo del otro lado del castaño.

—Perdonen la tardanza, el lavabo se había estancado —una mujer con unas cuantas arrugas y un perfecto peinado en su cabello rubio apareció por una de las puertas, mirándolos con atención —¿Que ordenarán?

—Una dona de chocolate —el mayor fue el primero en hablar, la rubia miro con atención a los castaños.

—¿Y para los niños? Una malteada de chocolate, ¿quizá? —Cinco sonrió con una inocencia que se notaba falsa incluso a la distancia.

—El niño quiere café —la ojiazul río por lo bajo al notar como el que lo llamarán por su apariencia lo molestaba tan rápido.

—La niña si quiere esa malteada —apoyo sus codos en la barra y su mentón en las palmas de su mano, mientras sus piernas se cruzaban y sonreía con dulzura a la rubia, que asintió eternecida.

No parecía del todo una niña, su físico apenas comenzaba a rozar los aspectos de la adultez, pero aún así, con Tomas y muchos otros trabajos antes ya la habían llamado de tal forma, y no le molestaba como a Cinco.

—¿Recuerdas cuando éramos niños? —Cinco hablaba en voz baja, aunque no lo suficiente para que el hombre no lo escuchará —Cuando...

—... Escapabamos de papá y veníamos a comer donas hasta vomitar —lo interrumpió la ojiazul, riendo por lo bajo cuando aquellas memorias volvían a su mente, recordar como Klaus siempre terminaba con un dolor de estómago que exageraba inmensamente la hacía querer reír.

—Todo era mucho más fácil entonces, ¿no lo crees? —ella asintió, la mirada de Cinco se volvía cada vez más intensa así que tuvo que reprimirse a ella misma, apretando los labios y desviando la mirada de aquellos orbes claros.

Ya habían pasado décadas desde lo que había ocurrido cuando eran niños, ¿Y si Cinco solo se comportaba así por verla de nuevo después de tanto tiempo? No lo sabía, y tenía miedo de que aquella respuesta le afectará más de lo que debería.

Notando como la actitud de Cherry había cambiado, Cinco decidió mirar al hombre que se hallaba a su lado, notando el uniforme que llevaba.

—Supongo que conoce bien la ciudad —hablo llamando su atención.

—Eso espero, tengo veinte años recorriendola —respondió.

Por otro lado, la castaña sintió un escalofrío que trato de disimular, mirando a un lado de ella donde Ben la observaba con tranquilidad.

—¿Qué haces aquí? Creí que estarías con Klaus —murmuro por lo bajo, sin querer llamar la atención de los que la acompañaban

—Bueno, el está algo... Indispuesto —hizo una mueca al mencionar aquello, Cherry arrugó la nariz.

—Y supongo que Diego deshaciéndose del monóculo de papá tampoco es un escenario muy entretenido —el pelinegro rió, negando para darle la razón.

Entonces la mujer que los había atendido regreso, con dos platos, una taza y un vaso largo donde se podía ver la malteada.

—Una dona de chocolate, un café, una malteada y una dona con cubierta de cereza, como las mejillas de una dulce señorita —Cherry sintió sus mejillas sonrojarse aún más y abrió la boca apenada —No te preocupes, eso va por cuenta de la casa —agrego antes de que está pudiera negarse.

—Entonces yo pagaré sus bebidas —propuso el hombre, Cinco y Cherry sonrieron aún algo confundidos.

—Gracias —dijeron al mismo tiempo. El mayor le resto importancia, sacando un billete para tenderselo a la rubia que apenas giro y Cherry pudo leer su nombre en un pequeño pin que colgaba de su atuendo.

"Agnes" pudo leer.

—Ire por el cambio —dijo está, para desaparecer nuevamente por la puerta, Cherry observo con adoración la dina antes de morderla y disfrutar del glaseado de está, noto como Cinco mantenía su mirada sobre ella así que acercó la dona a sus labios.

—Prueba, parece ser nueva —ante su mirada insistente, Cinco dio un pequeño bocado, sonriendo de lado al percibir el sabor artificial de la cereza en sus labios.

—Soy más de otros saborizantes a cereza pero no es decepcionante —murmuro, por lo bajo, llevando la taza de café a sus labios mientras los ojos de Cherry la observaban con un ligero toque de escándalo.

En definitiva sabía muy bien que quería decir con aquellas palabras.

—Cuando creí que no volvería a escuchar sus descarados coqueteos, Cinco vuelve —murmuro Ben, Cherry rodó los ojos, prefiriendo concentrarse en la malteada que ella no tendría que pagar.

—Ahora entiendo porque Klaus estaba indispuesto, Ben —murmuro por lo bajo

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