𝗖𝗢𝗙𝗙𝗘𝗘: OJOS VERDES
HABÍA UN SOLO DÍA en todo el mes que los niños Hargreeves esperaban más que cualquier otro. Ese único día, podían finalmente actuar como lo que eran, niños.
Y hoy era ese día, Pogo había colocado un televisor viejo en el centro de una de las habitaciones, pues los niños habían pedido ver una película. Para martirio de una parte de ellos, era una película de romance, petición de Allison.
La morena soltó un suspiro eternecido cuando los amantes unieron sus labios en un beso apasionado. Klaus, que se encontraba a su lado, hacia una mueca completamente asqueada, desviando la mirada un par de veces de la pantalla y Vanya, que estaba a un lado de Cherry, suspiraba un par de veces.
—Agh, ¡Qu-Que asco! —exclamo Diego, fingiendo arcadas. El beso en los personajes pareció comenzar a tornarse algo salvaje y fue cuando Luther decidió que había sido suficiente, apagando el televisor al instante.
Recibió un quejido de las uniformadas, y un pequeño cojín golpeó su cabeza. El rubio miro molesto en dirección a la ojiazul, que se encogió entre los brazos que la envolvían.
—Lo siento, fue impulsivo —se excuso, el rubio no aparto su mirada furiosa hasta que noto como Cinco lo observaba amenazante, escondiendo el rostro de Cherry dentro de su saco.
—¿Por qué la quitas? ¡Venía la mejor parte! —se quejó Allison, Luther ignoró sus reclamos, empujando la base donde se encontraba el televisor para quitarlo del medio.
—No creo que sea tan malo —excuso Ben, al notar como sus hermanas se veían claramente decepcionadas de no poder terminar con la historia.
—Porque no lo es —apoyo Cinco, Cherry asintió recomponiendose en su lugar, dándole la razón a ambos.
—E-Es claro que no es malo pa-para ustedes —se quejó Diego, aún tenía aquel ligero tartamudeo pero había avanzado en el —Así que ni Cinco, ni Cherry pueden apoyarte —al instante en el que el nombre de la ojiazul fue mencionado, Cinco se encontraba de brazos cruzados frente a el.
No había pasado mucho para que todos estuvieran de pie, a excepción de Vanya y Cherry, quienes se mantenían sentadas a un lado de la otra.
—¿Por qué no? —pregunto Vanya confundida, si bien no pasaba mucho tiempo con el resto de sus hermanos, si que lo hacía con la ojiazul, y era por ella por quién se encontraba en esa habitación ahora mismo.
Ante la confusión de la séptima niña, Allison sonrió con malicia, observando el sonrojado rostro de Cherry y la mirada amenazante de Cinco. Se giro ligeramente en dirección a Vanya.
—¿No lo sabías? Cinco y Cherry se besan todo el tiempo —el ceño de Cinco se frunció mientras que Vanya abría los ojos de par en par, observando sorprendida a los mencionados —Desde que tienen al menos cuatro años —e iba a continuar de no ser porque la ojiazul la interrumpió con un grito avergonzado.
—¡Allison! —la llamo, la morena se encogió de hombros —¿Eso que tiene que ver? Además, es algo normal entre mejores amigos, ¿no es cierto, Cinco? —cuestiono la ojiazul.
Habían pasado algunos años desde la primera vez que sus labios habían tenido la sensación de tener los de su contrario sobre los suyos, siete en realidad. Ahora, con once años, no veían importancia en besarse, Cherry estaba acostumbrada y encantada con el cosquilleo que se apoderaba de ella cada vez que Cinco la saludaba cada mañana, con una suave presión sobre sus labios rojizos, logrando que una sonrisa resplandeciente se adueñara de su rostro.
—¿Normal? ¿Entre mejores amigos? —cuestiono Klaus, con una mueca divertida, Cherry asintió con su ceño frunciendose —¿En serio, Cinco?
—Cierra la boca —demando este, ignorando las miradas de los demás fue hasta la ojiazul, tomando una de sus manos para entrelazarla con la suya, con el fin de que ambos salieran de ahí tan pronto pudieran.
—Si es normal entre mejores amigos... —interrumpio Ben, logrando que Cherry se detuviera a mitad del camino y por ende, haciendo que Cinco lo hiciera igual —¿Por qué yo no te he besado? —esta lo miro confundida —Bueno, eres mi mejor amiga —se encogió de hombros.
Ahora quién lo observaba confundida era ella, tragando saliva con nerviosismo. La idea de besar a Cinco no era extraña, incluso a veces era ella misma quien le pedía que lo hiciera, cuando se encontraban a solas. ¿Pero besar a Ben? Jamás había pasado ese escenario en su cabeza.
—Eso es ridículo —siseo Cinco, tirando de la mano de Cherry para que se colocará detrás de su cuerpo.
—Vamos Cinco, solo es un pequeñísimo beso —ahora era Klaus, acercándose a ellos de forma lenta —Normal entre mejores amigos, Cherry también es mi mejor amiga —miro por sobre el hombro de Cinco como la ojiazul se encogia cada vez más.
—¡No! Aléjate de ella —ordeno, recibiendo risas del ojiverde que no daba pie a detenerse. Entonces, Cinco soltó la mano de Cherry, empujando a Klaus que retrocedió unos pasos —Cherry no es tu mejor amiga, ni de nadie más, ¿lo entiendes? Mi Cherry, mi chica —lo señaló bastante furioso, aunque Klaus miro por un costado de su cabeza, riendo con fuerza.
Cinco giro confundido, notando como Diego tomaba uno de los brazos de Cherry girandola con poca suavidad, logrando que estuviera frente a frente con ella.
—Oh Cherry, ven conmigo —pronuncio el moreno, la nombrada contuvo la respiración, mirándolo asombrada.
—¡No! ¡No la toques! —en un par de segundos, Cinco había hecho uso de su poder, apareciendo en medio de ambos. Diego se alejo instintivamente.
Entonces los tres soltaron una carcajada, riendo de el atemorizado rostro de Cherry y la postura furiosa de Cinco.
—No iba a hacer nada —alcanzo a decir Diego entre carcajadas, Cinco lo ignoró, envolviendo a la ojiazul entre sus brazos, notando su agitada respiración cuando se escondía en su pecho.
—Creo que fue suficiente —dijo Luther, recibiendo un bufido de Diego y siendo ignorado por Klaus, mientras Ben se recomponia. —Nadie besara a nadie, ¿esta claro?
Cinco lo ignoró, salió de la habitación tan rápido como pudo, sujetando la mano de la ojiazul contra la suya, paso a una un poco más alejada, en el mismo pasillo. Cerro la puerta detrás de ellos y sujeto el rostro de Cherry entre sus manos, observando como sus ojos seguían cada uno de sus movimientos.
—No dejaré que nadie te ponga una mano encima, ¿esta bien, Cherry? —la ojiazul asintió, sonriendo suavemente. Entonces, Cinco pudo relajarse un poco.
—Me gusta mucho cuando me llamas tu Cherry —murmuro con una sonrisa nerviosa, Cinco río por lo bajo.
—¿En serio? —ella asintió, mordiendo su labio inferior, emocionada al recordar como la había llamado frente a sus hermanos —Podría considerar hacerlo más seguido...
Sus ojos brillaron, asintiendo reiteradas veces.
—Hazlo, por favor —pidio.
—¿Y que ganó yo? —cuestiono, entonces la sonrisa en Cherry desapareció, una mueca pensativa invadió su rostro —Debe ser algo bueno, ¿qué se te ocurre? —pasaron un par de segundos, Cinco no había dejado de observar el rostro de Cherry en ningun momento, hasta que sus mejillas se sonrojaron nuevamente, haciendo saber a Cinco que una idea había cruzado por su cabeza.
Sin aviso, presionó sus labios contra los del más alto. Cinco se sorprendió, más recibió gustoso cada vez que Cherry volvía a repetir el gesto.
—Yo —lo miro con su respiración agitada, sus ojos brillantes, Cinco tampoco aparto la mirada —Juro que por cada vez que me llames así, seré yo quien te bese, así no serás solo tu
—Es justo, mi Cherry
EL ENTRENAMIENTO DE CHERRY, además de las ecuaciones que debía responder cada mañana, también tenía que ser físico. Por lo que, la mayoría de sus hermanos debían estar ahí cuando entrenaba.
Cherry tenía la habilidad de imitar los poderes de los demás, o sus habilidades. Tenía el poder de Luther desde que tenía tres o quizá cuatro años, también tenía el de Allison pero este era más reciente.
No tenía las habilidades de Diego porque Reginald no lo veía necesario, tampoco las de Klaus ya que el no podía controlarlas del todo, con Cinco era lo mismo. Y las de Ben, bueno, el pelinegro en realidad las controlaba bastante bien, pero nunca había permitido que Cherry estuviera en contacto con ellas, asi que no había forma de que las imitará.
Y Vanya, bueno... Vanya era ordinaria.
—Oí el rumor... De que correrás en círculos y no pararás hasta que yo lo diga —murmuro en el oído del rubio, que por unos instantes sus ojos cambiaron de color antes de acatar las ordenes de la castaña.
Reginald anotaba todo, con Vanya a un costado, y del otro, el resto de los niños.
Cherry miro expectante al hombre del monóculo, mientras Luther corría al rededor de ella.
—Muy bien, número ocho —una sonrisa orgullosa apareció en los labios de la menor —Ahora has que pare —esta asintió.
—Luther, detente —el rubio paro en ese instante, se quedó quieto por unos instantes sintiéndose mareado.
—¿Eso es todo lo que tienes? —se burló, los ojos azules de la castaña rodaron con molestía, ignorando al más alto.
—Número cinco y número ocho al frente, los demás pueden retirarse —volvio a ordenar, Cinco fue hasta un costado de Cherry, posicionandose a su lado, mientras el resto de los niños salían de la habitación.
Cherry miro burlona al rubio cuando noto como este la miraba con molestía. Mostró su lengua en un gesto infantil, asegurándose que Reginald no la observaba al estar perdido en sus apuntes.
—Bien, número cinco.... Con ocho hemos estado trabajando en generar un nuevo poder —comenzo a explicar el de monóculo —Y como sabemos que tu potencial es mayor al de tus hermanos, Ocho propuso que fueras tu el primero al que debamos... Mejorar —el ceño de Cinco se frunció.
—¿Mejorar? —cuestiono
—Papá me ha estado enseñando a mejorar mis habilidades, y creemos que podría mejorar las de ustedes, si mejoramos las tuyas, quizá en un futuro cercano seas mucho más fuerte que ahora —hablo la menor, Reginald asintió.
—¿Estás segura de que puedes hacerlo sola? —cuestiono el de monóculo, Cherry asintió.
—Lo estoy, completamente —aseguro, Reginald fue quien asintió está vez, su columna se irguio y miro a ambos niños con duda antes de dirigirse a la puerta de la habitación.
Salió de ahí sin mencionar ninguna palabra, dejando a Cinco confundido mientras Cherry lo observaba con emoción.
—¿Nos dejara solos? —pregunto, la ojiazul asintió y bastaron un par de segundos para que se encontrarán uno frente al otro.
Cinco la observaba nervioso, no estaba entendiendo nada.
—Debes confiar en mí, como yo confío en ti —acoto la ojiazul, esas palabras parecieron haber hecho algún efecto en el.
—¿Cómo lo harás?
—Necesito... Bueno, contacto directo —murmuro
—¿Ah? —Cherry rodó los ojos, no tenía mucho tiempo para explicar, si Reginald había confiado en dejarlos solos siendo la primera vez que Cherry trataba de mejorar a alguien más que no sea ella misma, sabía que sería por poco tiempo.
—Es posible que te sientas algo descolocado después —advirtio
—¿Por qué me sentiría descolo-
Pero antes de que continuará, Cherry había sujetado con firmeza la corbata y de un tirón sus labios se presionaron contra los de Cinco.
Los ojos se Cinco se abrieron con sorpresa cuando sintió algo más que una presión, Cherry lo estaba besando en serio, tal como las películas que Allison insistía en ver, sus labios se movían y aquello había logrado descolocarlo, como había advertido la ojiazul.
Cuando sintió como está iba a alejarse, poco una de sus manos sobre su nuca, atrayendola aún más contra el, cerro los ojos y se permitió entonces de imitar lo que ella hacia.
Por un segundo pareció que su respiración se aceleraba, su pulso también lo había hecho. Su cuerpo había adquirido un cosquilleo en cada zona, sintiendo como esta se expandia hasta sus extremidades.
Entonces Cherry se separó de golpe, con la respiración agitada y dejando que Cinco se descolocara aún más. Abrió los ojos con confusión.
—Cinco, yo... Tus ojos —el no entendía que estaba sucediendo, ¿primero lo besaba, se alejaba de golpe y después hablaba de sus ojos?
—¿Qué tienen mis ojos? —cuestiono, Cherry sujeto su mano, llevándolo a rastras frente a uno de los espejos de la habitación, ahí Cinco lo comprendió.
—¿Funcionó? —cuestiono
—Creo que sí.
Once años atrás, entre 43 niños nacidos el primero de octubre, había nacido Cinco Hargreeves. Su madre no estaba embarazada al iniciar el día, pero el era idéntico a ella, cabello castaño, piel blanca y unos grandes ojos marrones... Que ahora, eran verdes.