camaleón ¹ • taekook

By WTFangirl

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❝ A él le llamaban "camaleón". ❞ Kim Taehyung descubrió al verdadero chico camaleón; una persona totalmente d... More

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" 60 - AGRADECIMIENTOS "
" rhampholeon "
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By WTFangirl

"Lino"

Iban camino a casa de Jungkook cuando Taehyung se dio cuenta de las ojeras bajo los azulejos oscuros y el paso fatigado de él. Estaban por llegar a la puerta cuando el mayor lo detuvo del brazo.

—Oye —le llama—. Antes de irme debo decirte dos cosas —le avisa atrayéndolo para sí, acomodando su chaleco como si de un niño pequeño se tratase—: la primera, te amo; la segunda —y esta vez le mira a los ojos—, no te satures.

Jungkook no comprendía a qué se refería, pero con lo jubiloso que se sintió esa tarde con él, nada podía hacerlo decaer digan lo que digan.

—¿Cómo?

—Has estado trabajando muy duro —afirmó acercando las yemas de sus dedos para rozarlas suaves por las bolsas que estorban su rostro—, mira estas cosas tan feas que tienes... Te hacen menos guapo.

—¿Me estoy poniendo feo? —bromeó como respuesta, tomando la mano de Taehyung para apartarla lentamente.

—No, no, no. Eso nunca —reluce con las perlas de su boca—. Me vuelves loco de todas formas. Me tienes encandilado.

—Yo diría que tonto —admite dándole una sutil palmadita en la cara al mayor, saca las llaves de su casa y busca la correcta para abrir la puerta—. Seguiré tu consejo. ¿Quieres pasar...?

—Me encantaría —replica torciendo de pronto su gesto—, pero debo buscar algo ahora y no puedo quedarme.

Jungkook se lamenta en serio. Deseaba quedar con él un rato más antes de caer dormido, no obstante se conforma con lo bien que ha ido su tarde con Kim y no se queja.

—Bien. Entonces nos vemos.

—Nos vemos...

El encargado de la caja registradora le queda mirando con cara de demente. Su mirada juzgadora había recorrido desde las muletas que le mantenían firme al suelo, hasta el sudor recorriendo su frente por ir muy deprisa. Pasaba el producto por la caja y al toparse con el código de barra, el sonido que emitió le causó desagrado a Taehyung. Como un metal cayendo al suelo o...

—¿Desea algo más? —su voz pesada y arrogante arrastró las palabras.

Taehyung lo ignoró lo más posible para salir volando de esa tienda lo más rápido que pudiesen sus piernas.

—No, eso es todo. ¿Cuánto es el total?

Las gruesas y grotescas cejas del tipo se curvaron y levantaron en una mirada criticona, pero con un suspiro le muestra el precio total en la diminuta pantalla de la caja registradora y Taehyung saca los billetes de su bolsillo trasero y se los tiende. Recibe el producto embolsado y se retira.

—Gracias —le dice antes de salir. Controla las muletas otra vez y se pone en marcha para ir al departamento—. Imbécil —de seguro no le pagaban lo suficiente para siquiera sonreírle a los clientes.

Al llegar finalmente a su hogar se dirige al baño y guarda el tinte de cabello que adquirió de la tienda con pena, se mira al espejo y acaricia su cabello.

—Aquí te voy, Jungkook.

Suelta un bufido como si de un caballo se tratase y derrotado se va a la cama para pegar ojo.

Mientras está consciente en el punto entre el despertar y el dormir, decide que le contará toda la experiencia con Jungkook a Jimin.

Digo, ¿por qué no?

—Oigan, iré a la biblioteca ahora. Nos vemos al rato.

—Claro, Kook.

—Dale, cabezota —Jimin le revuelve los cabellos al castaño y éste intenta liberarse para luego alejarse de sus amigos.

Taehyung le da un empujoncito al pelinegro. —Oye —le llama—,  debo contarte algo. Ven conmigo.

Las cejas de Park se enarcaron y le entró la curiosidad de saber lo que su amigo tenía que decirle.

Al llegar a una banca fuera de la facultad, Jimin abrió un paquete de galletas y le animó a abrir la boca de una vez.

—Ya, ya. Verás, ayer salí con Jungkook. Quiero que se entere de lo mucho que me gusta y de lo pillado que me trae, además necesito de tu ayuda para...

—¿QUÉ? —exclama atragantado por una galleta y carraspea— Repítelo. ¡No! Espera, no lo repitas. Déjame procesarlo...

Taehyung quizo decir algo más pero en vez de eso prefirió callar y esperó por su estupefacto amigo.

Al rato habló.

—Entonces, eres... gay. Digo, puede que no lo seas. O quizás sí. Pero, el asunto es, que lo supuse en un principio. Aunque ahora llegas a admitir que... te gusta Jungkook y...

—¿Desde cuándo suponías eso...?

—¿Importa?

No, en realidad no importaba.

—Sí, me gusta Jungkook, y quería saber si estás en contra de eso.

Jimin quedó en blanco y después, indignado, le entrega una mirada profunda y le estudia con brazos fuertemente cruzados, apretujado el paquete de galletas en su puño.

—¿Crees que te juzgaré y dejaré de ser tu amigo porque te gusta Jungkook? ¡No seas imbécil! Eres mi maldito mejor amigo. Te quiero.

Taehyung respiró y echó todo afuera con un alivio grandísimo. Sacudió el hombro de Jimin y sonrió.

—Hermano, yo también te quiero. Gracias por entender.

—Tú solo... —trató de expresarse moviendo exageradamente sus manos y buscando las palabras adecuadas. Sin embargo, la cara cándida de Jungkook le llega a la mente: sus redondos y cafés ojos, las ondas de sus hebras, su agradable y centelleante sonrisa... Y las palabras se presentan—. No lo arruines...

Lo había dicho en serio. Con severidad y finalidad, y Taehyung lo logró captar.

—Sabes que no —afirma.

Jimin asiente con la cabeza más satisfecho y luego recuerda: —Hey, ¿no habías dicho que necesitabas que te ayudara?

—Oh, sí, sí —sus energías se reponen y como pilas potentes, se endereza de la banca—. ¿Cuándo puedes pasarte por mi casa?

Las "clases particulares" con Jaehyung han estado yendo por buen trecho. La promesa se ha estado llevando a cabo como era designada y se siente satisfecho de la tranquilidad que recibió a cambio. Se lamenta innegablemente del rubio; por la decisión y las medidas que tuvo que tomar éste para alcanzar su objetivo, pero decide no enjuiciar lo que fuese que deparara el destino.

Se introduce en el mundo de las letras dispersas en los libros y se hunde en uno hasta sentir sus pesados párpados perder la batalla.

—Vaya, Jungkook —escucha a sus espaldas—. Despierta.

Una mano en su hombro le provoca un respingo y un gemido de cansancio, se estira e intenta no bostezar.

—Lo siento... —mira detrás de él para ver de quien se trataba— Dahyun.

—¿Estás muy ocupado?

—Nah —responde apartando los libros y cerrando sus cuadernos.

—Ten —le dice la chica, buscando algo en su bolso—, es una bebida energética. No te recomiendo beberla aquí, pero nadie te lo impide...

Jungkook se ríe y agradece. Dahyun comienza a sacar de su bolso sus libretas y lápices, unos destacadores y post-it.

—¿Vas a estudiar?

—Sí, los contenidos no me entran en el seso ni aunque lo intente.

Jungkook la observa: está pálida y sostiene su cabeza con ambas manos, se detiene una y otra vez para leer la misma cita que la mantiene en duda. Sus cejas están inquietas y ni siquiera parpadea. Leer el mismo fragmento cada dos por tres no la llevará a ninguna parte.

El progreso de la medicina nos depara el fin de aquella época liberal en la que el hombre aún podía morirse de lo que quería —menciona de repente, llamando la atención de la pelinegra que se repone. Levanta sus cejas y le mira—. Frase principal de la página 19 del libro de Medicina Personal y Sociedad. Si no le das importancia a lo que se te está enseñando, no hay manera de que lo recuerdes ni en dos días, diez semanas, un año...

Cielos. Tenía razón.

—Yo... —no había mucho que admitir mas que la derrota ante la razón— Es verdad, por eso seré un desastre de cirujana. Tú serás el mejor de Seúl y yo quedaré en mala categoría si no logró calificar. ¿Habré elegido mal mi futuro?

—Me deprimes —comenta el muchacho. De manera inconsciente, aproxima el libro y comienza a destacar frases.

—¿Qué haces?

Jungkook se encoge de hombros.

—Te ayudo —al regresar la mirada a la pelinegra, un brillo en sus ojos le expresan salvación y esperanza. Sus labios se curvan de a poco y su rostro, toda su imagen le dicen algo. Le piden sin palabras. Hasta le ruegan con clemencia... —. Te ayudaré —se corrige.

Era lunes, uno salvaje. O así lo describió Taehyung al despertarse esa mañana y mirarse al espejo. El día anterior había venido Jimin a ayudarlo con una tarea tan cuidadosa como importante, y le agrado que fuese tan paciente en la tarea. Y es que ¡su pelo estaba rojo! ¡Tan rojo como un tomate!

Ya quería ver la cara que pondría Jungkook al verle llegar...

Toma sus muletas con su bolso colgando de su hombro y el sol del dulce verano le saluda en las calles.

Pronto llega a la universidad para encontrarse con Jungkook, quien extrañamente no está. ¿Debería esperar por él en alguna parte? ¿En el salón?

—Hey, diablillo. Casi ni te reconozco.

Jimin le desordena los cabellos y luego se los ordena apenado. Recuerda cómo trabajó arduamente y no quiso arruinar el resultado...

—¿Sabes dónde está Jungkook?

—Creo que lo vi pasar por la biblioteca, pero no lo alcancé. Dahyun estaba con él.

—¿Dahyun? —¿qué se suponía que pasaba?

—Si quieres podemos esperarlos en el salón o... ¿Tienes una mejor idea?

Terminaron accediendo de todos modos. En los pasillos todos les echaban una mirada asombrosa y otras personas lanzaban silbidos o chistes, unos ignoraban o admiraban la valentía de Kim al exponer su atractivo (en este caso, su cabello). Taehyung solo esperaba que, en un momento de su vida en ese instante, se acostumbrara a esa nueva sensación de ser observado por cientos de ojos como un "rarito". Quien sabe cómo hubiesen reaccionado a un pelirrojo tatuado, con una actitud antipática y envarado... Por suerte, Taehyung no lo era.

Sabía exactamente las preguntas que rondeaban por las cabezas de los estudiantes, claro. ¿Qué futuro cirujano lleva tan desvergonzadamente el cabello rojo? Que Dios le compadezca...

¿Es que los demás no saben que lo hizo por amor?

Antes de entrar a la clase, una mano le detuvo en su hombro. Le hizo voltear y descubrió un rostro pasmado.

—Tae... Qué...

Kim sonrió con sorna y complaciente.

—Cumplí mi promesa, ¿ves?

Encontrarle le llenó de alivio y alegría. También paz. Esa emoción indescriptible para Taehyung, pero si se le pidiera hacerlo con colores, se hubiera decidido con un lino. Tan neutral... Tan pacífico.

Jungkook no se le ocurre otra cosa que hacer mas que intentar ocultar su sonrisa mordiéndose el labio.

—Me gustan las comidas calientes —admite—. Ya sabes, aquella que al mirarla de lejos, humeante, sabes que acaba de hacerse... Toda la consistencia se saborea mejor y, no seré el mejor jurado de gastronomía pero, admito que mis papilas gustativas diferencian las diversas especias que le agregan... Es interesante, y también se disfruta mucho.

Jungkook estaba insólitamente parlanchín, pero Taehyung no decía nada acerca de ello. Es más, disfrutaba el ánimo que llevaba consigo ese día en ese local de comida rápida. El ramen caliente parece haberle agradado a pesar de ser verano.

—Me gusta la carne —comentó para no perder el hilo de la conversación.

—A mi también, pero no sé cocinarla...

Las ojeras de Jungkook permanecían allí. Lo notó mejor al acercársele.

Jungkook se congeló al tener su cara a centímetros, y más el humo que emitía el calor del ramen sintió como éste le enrojecía la cara. Quería apartarse.

—¿Qué has estado haciendo?

—¿Haciendo de qué?

—Vamos, ¿no has dormido bien estos días? ¿Tu colchón es piedra? ¿Te has esforzado más que antes? Porque si es así...

Ahí comprendió la situación. ¿Tanto se le notaba el decaimiento? El cansancio...

—No es para tanto, solo repaso lo importante.

—Tú eres más importante que un libro abierto.

El chico alejó su ramen y quedó cabizbajo. La mano del ahora pelirrojo le alzaron la quijada y pronunció: —Escúchame y házme caso, porque te quiero —habló—. No caigas.

Que no caiga... Que no caiga...

Así como andar divagando en cuerda floja intentando mantener el equilibrio de todo para no dejarse caer... Tal como ello. Así lo entendió.

—Bien.

—Prométemelo —pidió el mayor, alzando su meñique hacia él—. Es tu hora de prometerme algo a mí, ¿no?

Asintió con la cabeza, le miró y la promesa se dio al cruzar sus meñiques. Como niños pequeños.

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