Inside

By TheBooksTravelerGirl

409 45 96

"La muerte es un castigo para algunos, para otros un regalo, y para muchos un favor." -Séneca "¿De qué otra f... More

*𝔼𝕡í𝕘𝕣𝕒𝕗𝕖:*
*ℂ𝔸ℙ𝕀𝕋𝕌𝕃𝕆 𝟙*
Número 2
Número 3
Número 4
Número 6
Número 7
Número 8
Número 9
Número 10
Número 11
Número 12
Número 13
Número 14
Número 15
Número 16
Número 17
Número 18
Número 19
Epílogo
~NOTICIAS <3~

Número 5

18 2 1
By TheBooksTravelerGirl

Estaba en un lugar cálido, sin abrir los ojos noté el crujir de la madera, el aroma inconfundible de una gran chimenea. Mi cuerpo estaba envuelto en algo irregularmente tibio, pero no era el fuego quién proporcionaba ese calor.

Maldición.

Cuando abrí los ojos lo primero que vi fue la chimenea, sabía que era Dan quién estaba sentado atrás de mi, con sus piernas alrededor de mío y su pecho pegado a mi espalda, una de sus manos estaba en mi cintura y la otra caída en un lado con un trapo húmedo. Intentando no despertarlo quité su mano y me levanté, lo miré recargado en el sillón, las flamas le daban tonos más rojizos a su cabello rizado y sus facciones se veían más marcadas, parecía estar más alto y su figura ya no era la del joven que conocí.

Miré a la ventana, sería en promedio la media noche. Barrí con la mirada en busca de mis cosas, una vez las encontré me encamine a la salida, metí la mano en la bolsa y efectivamente ahí seguían mis lentillas, al salir el aire frío me golpeó ¿Desde cuándo sentía yo el frío? Seguí caminando a la puerta en el patio, con más frío cada vez, una vez abrí, me di cuenta de que no tenía ni idea de dónde estaba. Veía un amplio campo, más campo y muy al final el bosque, mire el cielo, yo vivía al norte del bosque, en dado tendría que ir derecho al bosque y girar a la derecha, espero...

— No intentes correr, traes muchas cosas y te alcanzaré — doble maldición.

— Tengo que irme, Dan. Lo que menos has de querer es que alguien sepa que estuve aquí — no giré pero escuché que se acercaba.

— ¿Tiene algo que ver con tu nuevo color de ojos? — murió mi esperanza de mantenerlo vivo.

— Mira Dan — volteé a encararlo —, no te puedo explicar el sin fin de cosas que me han pasado porque ni yo recuerdo la mayoría, pero si confías en mí solo déjame ir y salvar tu vida.

— Mantente dentro de la cerca — era su campo de protección, seguramente —. Igual el gato murió feliz sabiendo. Por favor quédate y mañana te llevaré a ti y todas tus cosas — se acercó y me colocó la manta que anteriormente estaba en el sillón —. Está haciendo frio, entra conmigo Gen.

Tal vez podría....

— No Dan, lo siento — volví a abrir la cerca.

— No volveré a dejar que desaparezcas — haló mi mano haciéndome tirar las bolsas y al girarme, me abrazó.

Mi mente, programada para rechazar cualquier sentimiento se resistió haciéndome empujarlo con ambas manos, él solo se tambaleó en cambio yo, fui a dar al suelo.

— No me quedaré y si vuelves a intentar detenerme yo misma te mataré — en cuanto atravesé la salida, él no me siguió pues todos le temían a la noche; pero yo ya era parte de ella.

Llegué al departamento para cuando estaba saliendo el Sol, preparé un poco de café y me aseguré de que las lentillas cubrieran la pequeña mancha café. Acomodé todo en su lugar y por la sensación de tranquilidad que había, el demonio no vino mientras no estuve presente. Me relaje un poco, todos mis músculos estaban tensados a causa de la posición en la que estuve supongo, aliste mis cosas para darme un baño y dormir de ahí a que el demonio se enterará y viniera furioso, o solamente pasara de visita. Luego de salir, guardé las cosas que traje y tiré algunas otras, revisé el celular y lo escondí en el cajón del peinador, tuve que poner una cobija más para pasar el frío pero al fin logré dormir.

»Alaridos de dolor, gritos de agonía y lamentos me hicieron abrir los ojos, me sentía liviana al recién despertar, pero luego parecía que el suelo me reclamará y no pudiera moverme en absoluto, miré el lugar donde me encontraba, una circunferencia de suelo negruzco agrietado y un techo lleno de estalactitas de las que se deslizaba algo naranja que no supe definir hasta que la primera gota cayó sobre mi cuerpo.

Era lava.

Sentía mi piel arder, mi garganta rasposa intentando gritar y mi cuerpo intentando moverse sin lograr nada, traté de aguantar pero creía era peor escuchar a todos los demás sufriendo a solo escuchar mis quejidos. Me arrastré, la mitad de mi cuerpo ya era inútil y seguramente seguía viva por el simple hecho de estar en el infierno; al alcanzar la orilla me di cuenta que había un gran lago de magma de la cual no alcanzaba a ver dónde terminaba, vi gente tratando de nadar entre ella y otras cayendo de sus plataformas. Creo que sería mejor quedarme arriba.

Para mí pasaron años, mi cuerpo ya parecía ser de carbón, ya no sentía dolor. Pero en la vida, que habría hecho tan malo, por qué el elegir una vida feliz para mi familia me costó tanto y es que solo tenía buenas intenciones e igual ya no podría escapar, estaba pagando lo que hice.

Todo tembló, probablemente estaría por caer en la lava, las estalactitas temblaron de nuevo como si algo las estuviera desestabilizando, las pequeñas comenzaron a caer encajándose por mi cuerpo, me negué a gritar aunque deje caer las lágrimas, ahí descubrí que no estaba permitido el llanto, era como fuego siendo expedido por los lagrimales y quemaba a horrores, así que solo cerré los ojos esperando que cayera la que estaba sobre mi cabeza. Otro temblor, empecé a caer y aún así la estalactita llegó a mí, incrustándose en mi pecho al estar en diferente ángulo.

Caí sobre la lava, por el peso de la roca comencé a hundirme, no veía nada absolutamente nada, tal vez mis ojos hirvieron con la temperatura. Escuche el magma gorgotear al caer más rocas, pude reconocer las manos negras que hundían a los que se caían rodeándome, halándome al fondo; no opuse ninguna resistencia.

Me sentía vacía, rota y dañada. Lo que sentía era una extraña combinación, la lava correspondía a su temperatura, pero las manos estaban en extremo frías, apenas lograba sentir alivio por el contraste frío me volvía a quemar, todo era negro sofocante, los lamentos me hacían perderme en un mundo de torturas sufriendo lo mismo que las demás almas encerradas.

El dolor de la estalactita siendo arrancada de mi pecho me hizo arquearme, no sabía si era por la lava que ardió como si me estuvieran marcando con un herrete para cicatrizar. Sentí un brazo completo tibio pasar por mi cintura, las frías presionaron y halaron con más fuerza, pero sin demasiado esfuerzo la figura tibia me saco de ahí. El gruñir de la cueva volcánica me decía que algo no estaba pasando como era debido, pero aún así no podía ver nada.

Una consistencia terrosa raspaba cada milímetro de mi piel, pero no dolía, era más como un simple cosquilleo. Comencé a toser cuando mis pulmones agarraron el adorado oxígeno y comencé a ver a mi alrededor, estaba en mi departamento cubierta en un fluido negro y viscoso, además de que desprendía un aroma terrible. Apenas y sentía mi cuerpo, como si estuviera adaptándome a algo nuevo, apenas pude me levanté y corrí al baño, devolviendo pura bilis que se había acumulado en mi estómago. Abrí la llave de la ducha y sin esperar por qué estuviera tibia me metí y comencé a tallarme, gasté todo el jabón de ahí a que me quedara tranquila y sin ese hediondo olor. Al estar frente al espejo casi caigo del susto, mis ojos tenían un platino demasiado brillante y una marca obscura donde la estalactita se enterró, pero no era una cicatriz normal. Era un cráneo con dos guadañas cruzadas, y justo debajo de la mandíbula un par de alas.

¿Cómo cambiaron mis ojos de color y apareció la marca? Y más importante ¿cómo demonios sigo viva?

La marca en mi pecho comenzó a arder y giré antes de siquiera escuchar la voz.

Eso me lo debes a mí, terroncito. «

La marca en mi pecho realmente estaba ardiendo, quemaba más que de costumbre y eso significaba una cosa: venía enojado. Me levanté corriendo al baño, acomodé todo para que no se notará el ligero cambio en mis ojos y para cuando salí el ya estaba en mi habitación casi echando humo por las orejas.

— Solo he recordado pequeñas partes de mi muerte y los primeros días en el entrenamiento — me apronte para evitar que viera dentro de mi mente.

— ¿Qué ocultas? — al querer acercarse se tambaleó y eso lo hizo enfurecer más — Última vez que lo repito, ¿qué ocultas? ¿Por qué saliste del departamento y que mierda hiciste?

— Solo salí a caminar e ir por ropa, luego volví — volvió a su postura segura y avanzó a mi.

— Veamos pequeña miseria, te explicaré algo. Te devolví porque necesitaba algo de ti y en cuanto lo obtenga volverás a la obscuridad, pero algo estás haciendo, que me cuesta mantener tu maldito cuerpo vivito y coleando — imbécil.

Espere su enojo pero él no pareció notarlo.

— No hice nada a propósito, así que cualquier cosa que te afecte no lo estoy haciendo a sabiendas  — no mentía, no sabía que tenía.

Él desapareció entre la bruma, solté el aire aliviada de que se fue.

— Mientes... — no se materializó pero podía sentirlo alrededor de mí — Tu aroma es distinto y cargas el aroma de alguien más contigo.

— No se de qué hablas, maldita sea —  giré tratando de encontrarlo.

— Sabes que jamás estás sola, linda. Y mis demonios te perdieron de vista al atravesar el bosque — tragué duro — ¿a dónde fuiste?

La niebla negra en la que se encontraba se comenzó a hacer más espesa, dificultándome respirar.

— ¿Qué no entiendes que no sé nada de lo que me dices? ¡Ya basta! — lo sentí mover mi cabello y oler mi cuello.

— No sé cómo lo ocultas, pero tú aroma me dice que no dices la verdad— deslizó el índice por mi clavícula e hizo pequeño corte.

Más vale que a la próxima vez no mientas...

Es porque no te oculto nada — limpié pequeña gota de sangre y giré a verlo.

— Si tú dices. Me tengo que ir, no hagas ninguna idiotez.

Jamás odie tanto que entrara una notificación al celular, él pareció ensombrecer, caminó directo al cajón y ahí entró mi vergüenza.

— ¡No abras ese cajón! — le valió un pepino.

— Te saco del infierno y ¿te da pena que abra tu cajón de ropa interior? —  llegué y lo hice a un lado para cerrar el cajón — Dame el teléfono.

— No — me miró fijo y volvió a repetirlo como una orden —. No.

El estúpido aparato apareció de pronto en su mano.

— ¿Por qué está encendido? — excusa ven a mi antes de que decida matarme.

— Solo quería ver si funcionaba y buscar algo para entretenerme — destrozó el teléfono con su mano. Me sonrió.

— El punto de la tortura es que no tengas nada que te haga más ligero el tiempo — los trozos cayeron al suelo cuando desapareció.

Espere un rato sentada en la cama, cuando él se alejó lo suficiente para que la marca dejara de picar, saque el iPad del cajón bajo la cama.

Lo voy a matar.

Cuando la batería volvió de la muerte y encendió, entró la posible misma notificación que en el celular, y sí, como lo pensé el idiota de Dan envío un mensaje. Pensé un par de minutos si abrirlo o no, al final voté por quitar el visto y entré a la conversación.

D.*Sabes Gen, no sé si ves esto alguna vez pero espero hayas llegado bien a tu casa. Sabes, no esperaba volver a verte y justo el otro día cuando todo me decía que no saliera de la casa, me arriesgué y terminé encontrando una luz que me llevo directo a ti, sea o no una casualidad me encantó haberlo hecho. Quería estar más tiempo a tu lado, no esperaba esa reacción tuya al verme pero supongo que ahora no es muy fácil confiar en la gente.

Cuando te vi huir de la tienda sentí que algo en mi se rompió, no querías ni verme y de pronto te quedaste inmóvil pensé que me estabas dando la oportunidad de acercarme pero de un momento a otro tuve que lanzarme para evitar que chocaras con el piso. No podía dejarte ahí sola cuando estaba a punto de oscurecer, pensé en correr por el auto pero cuando te levante eras ligera como una pluma, así que te cargue hasta allá. Para cuando llegamos empezaste a arder en fiebre, a desvariar y hablar cosas que no entendí en lo más mínimo, comencé a enfriarte con trapos húmedos y de pronto pasaste de estar en 46°C a estar en temperatura bajo cero ¿Cómo era aquello posible? Te dejé sentada frente a la chimenea en lo que lograba encenderla, en cuanto el fuego flameo tú empezaste a retroceder y llorar, jamás nada me había partido tanto el corazón.

En cuanto llegué a tu lado, entre balbuceos pedías perdón y te abrazaste a mí como si tu vida dependiera de ello, para cuando te calmaste me rompí aún más, mandaste todos mis estudios y prácticas forenses a la mierda, tu piel pareció palidecer, tu temperatura no se regulaba y ni siquiera sentía tu corazón latir, no sabía qué hacer y tú simplemente levantaste los manos e hiciste que te mirara, abriste esos bellos ojos y no, no fue su color o extraña pigmentación, aún cuando tu piel, acciones y andar fueran de alguien frío, encontré la calidez en aquel frío gris. Te quedaste mirando y sosteniendo mi cara como si fuera algo desconocido, cuando tus manos llegaron a mi cuello la diferencia de temperatura me causo escalofríos, retrocediste y cuando tome tu mano para devolverla tu temperatura se normalizó luego te quedaste dormida. Me hubiera encantado tomarte una foto, sabía que apenas despertarás te irías pero trataría de no hacer nada para detenerte.

Solo quería decirte, que si necesitas alguien con quien hablar, aquí estoy Gen, y siempre lo estaré.*

Escribió todo eso, solo para decir que estaría para mí siempre que lo necesitará...

— Idiota — bufé y apagué el aparato para volver a guardarlo.

Luego de quitar las lentillas me acosté a seguir durmiendo, aunque fuera de ratitos.

Por la mañana preparé un desayuno ligero y tomé una ducha, limpié a fondo y aún así el día no se iba. Mis pies picaban por volver a salir ¿Pero si Dan volvía a intentar buscarme? Si me lo encontré a la media tarde, tendría que salir muy temprano o por las noches. No, no era una opción.

Comí un poco más y aunque siempre hacia frío hoy el clima era cálido, antes de que saliera de nuevo preferí tomar otra ducha, me asomé a verificar que aún no era demasiado tarde y encendí el iPad para poner un poco de música. Puse el aleatorio y Darkside de Alan Walker lleno la habitación, en completa tranquilidad lo tomé para husmear un poco, y por poco la tiro a la bañera cuando de nuevo, entró la notificación de un mensaje.

D.*Oh vamos, sé que ya lo leíste.*

Lo ignoraría.

D.*Puedo ver qué estás en línea.*

-*¿No sé supone que no harías nada?*

D.*Logré que respondieras ¿ya es algo no?*

Deje el iPad y terminé de bañarme. Comenzaron a entrar los mensajes uno tras de otro ¿Qué no se cansaba?

D.*Mira lo que encontré :D*

Fotos y fotos que no recordaba haberme tomado con él, comenzaron a acumularse sin descargarse. Me dolía que se esforzará, cuando volví la vista a la pantalla por error se descargó una de las fotos, aquella que tomo el último día que lo vi.

D.*Esa foto es la última, pensé que todo mejoraría entre tú y yo a partir de eso, sorpresa que me lleve, día siguiente no había ningún rastro de ti.*

-*Dan, si lo hice hubo una razón y si no volví es por otra. No te debo nada.*

¿Por qué no simplemente podía odiarme por haberlo dejado así?

Apagué el aparato antes de que llegara otro mensaje, fui por un vaso de agua y me metí bajo las cobijas, ahora era capaz de sentir la temperatura mas no me afectaba, luego de un rato perdida en la nada me quedé dormida.

»— Hola, disculpa si molesto ¿sabes dónde esta el salón de psicología dos?— volteé a verlo y él sonrió, para proceder sentándose a mi lado.

— Que adorable cabello, extraño — él hizo un gesto cansado —. Y sí lo sé ¿quieres que te acompañe?

— Soy Dan, y sí. Tengo que hablar con el profesor — era nuevo, no lo había visto antes.

— Soy Génesis, pero dime Gen. ¿cambias de especialidad? — él se adelantó unos pasos para hablar.

— Mucho gusto, patito — me dio la mano —. Son prácticas que debo tomar, estoy estudiando criminología.

— Bueno aquí estamos, buena suerte con el profesor, nuevo compañero de clase — apenas me di la vuelta escuché.

— Señorita Génesis, qué gusto verla. Necesito que me ayude con algo — Dan rio por lo bajo viendo como intente huir —. Ah mire, ya que su nuevo compañero la encontró, podrá ayudarle con lo poco atrasado y darle la bienvenida.

Así que no fue coincidencia.

— Claro — cerré de nuevo la puerta —. Buena jugada bobo.

Vi como el tiempo comenzaba a pasar como una película en cámara rápida.

En el momento en el que me detuve, la avalancha de emociones se arremolina dejando un par de sentimientos; enojo y tristeza.

— Basta. ¡Ya basta! — Dan intentaba llegar a mi para estrecharme en sus brazos.

— No te voy a dejar sola, estoy para apoyarte, así que con un demonio deja ya de moverte — lo empujé hacia atrás y seguí golpeándolo para que retrocediera.

— Te voy a hacer daño si no me dejas sola — él se detuvo frente a mí, ya sin intentar tocarme.

— Si lo consideras necesario, hazlo Gen — me hizo mirarlo —. Hazme tanto daño como desees, si eso te hace sentir mejor y es necesario para que me dejes quedarte, hazlo.

Para cuando deje que me abrazara ya estaba llorando ¿Cómo fue que el bobo engañoso se volvió así de importante?«

No, no, no, no. Esos recuerdos no tenían porque volver.

Me caí al intentar bajar de la cama y gateé hasta el baño, apenas logré llegar para cuando los espasmos de dolor comenzaron a abarcar todo mi pecho ¿Qué sucedía? Él no venía, era un dolor distinto. Mi cabeza gritaba que llamara a Dan, pero él no podría venir sin dejar su aroma. Me doble de una manera extraña cuando de nuevo mi pecho dolió y mis oídos comenzaron a pitar, respirar se me dificultaba cada vez más, todo mi cuerpo temblaba y dolía como si cada parte estuviera siento prensada, el sabor salado de mis lágrimas se colaba por mi boca y dejaba un rastro frío por mis mejillas, mis dedos palpitaba por rasguñar el suelo. Aún con el dolor arrasando con mi débil cuerpo, me estiré hasta alcanzar y lograr que la bañera comenzara a llenarse, no sé cómo logré meterme sin hundirme por completo, dejando que el agua caliente calmara el dolor.

La iluminación natural que llenó el cuarto me decía que el sol había salido, apenas tuve la fuerza para salir, temblorosa camine a la cama, pero mis pies fallaron y de nuevo estaba tirada donde mismo que antes, tiré de la cobija para darme un poco de calor. Estaba a punto de hacer una gran estupidez.

Saque y observé lo oscuro de la pantalla. No, no podía ponerlo en riesgo así que la guarde de nuevo. 

Continue Reading

You'll Also Like

538K 62.7K 15
Harry había pasado por varias injusticias a lo largo de su vida. Había perdido y amado; preguntado y respondido. Pero aquella vez, cuando sabiendo qu...
282K 28.1K 46
[LIBRO 1] No respires cerca de él. No lo mires a los ojos. No le preguntes por su collar. No busques las razones. Es él, la imagen de la perfección m...
64.9M 6.2M 118
¿Qué harías si una noche encuentras a un chico semi desnudo y cubierto de sangre en tu patio? ¿Qué harías si es atractivo, pero también es perturbad...
Meliflua By xaturna

Mystery / Thriller

94K 11.3K 50
¿Quién creería que un simple hashtag era lo suficientemente poderoso como para hacer que una escritora terminara cambiando su vida entera, solo para...