UNA VEZ MÁS

By ana_pau02

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Lauren Jauregui encontró el amor en su mejor amiga, Camila Cabello, y también experimentó el dolor que este p... More

Clarisse
Lauren
Camila
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
A mis lectores

Capítulo 21

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By ana_pau02

Una noche helada había caído sobre la ciudad de Nueva York y ante los ojos de Lauren, que al saberse extraviada optó por llamar a Dinah para que fuera a su rescate, a la polinesia le fue un poco complicado dar con el paradero de la ojiverde debido a las indicaciones burdas que esta daba sobre su ubicación en la ciudad.

Después manejar por unos minutos en su coche por calles donde podría estar Lauren, la polinesia por fin la encontró parada en una esquina recargada sobre la lámpara que se encargaba de iluminar el andar de los peatones por ese lugar.

Lauren pudo reconocer el coche de Dinah y automáticamente corrió hacia la puerta del copiloto para entrar en el.

-Muchas gracias, de verdad que no supe en qué momento pasó que ya estaba extraviada, intenté prender mi GPS para guiarme, pero la batería de mi celular estaba muy baja, así que tenía que elegir entre llamarte o prender esta cosa – Comentó Lauren – Y optaste por llamarme sabiendo que soy tu salvación y el GPS de esta ciudad, dos en uno - ¡EXACTAMENTE! – Gritó Lauren emocionada al ver que había elegido una opción – Bueno – Continuó Dinah – Como tu GPS tengo que advertirte que corriste con suerte al no ser asaltada en este lugar, a nada estabas de llegar a la zona rosa de Nueva York, muy vistosa, pero igual de peligrosa- Finalizó la polinesia.

Lauren se quedó pensando en la suerte que tuvo de no ser asaltada y en que Dinah pudo encontrarla a tiempo ¿Qué habría sido de ella si eso hubiera ocurrido? – Oye – Lauren inmediatamente salió de su transe al escuchar la voz de Dinah – Ya quita esa cara de preocupación, ya pasó todo, vamos directo al apartamento – Afirmó la polinesia - ¿Podríamos llegar a cenar algo? Esta caminata me abrió el apetito y mi panza no deja de pedirme comida – Mencionó Lauren al momento que llevaba su mano al estómago y veía a Dinah con cara de súplica – Muy bien, llegaremos a cenar, pero sé lo que tratas de hacer y sólo quiero decirte que por más lento que comas, habrá un búho esperándote en el apartamento – Advirtió Dinah al darse cuenta que la cena podría ser un pretexto por parte de Lauren para prologar aún más su llegada al apartamento donde se encontraría Camila esperando una respuesta, la cual ni la misma Lauren sabía cuál sería.

- ¿Es muy obvio? – Preguntó Lauren un poco avergonzada – Tanto como tu caminata. Mira nada más hasta donde te llevaron tus pensamientos, a más de 20 kilómetros lejos del apartamento – Lauren soltó un pequeño resoplido de resignación al escuchar las palabras certeras de la polinesia – No sé qué hacer Dinah – Comentó Lauren algo consternada mientras se llevaba su mano al pelo para acomodarlo de lado – Yo sólo te diré que en diez minutos pararemos a cenar y que tienes treinta más para degustar los alimentos, minutos suficientes para decidir algo, recuerda que el tiempo sentencia las decisiones que tomamos y pocas veces da segundas oportunidades a cosas que creemos terminadas, quizás espera que podamos arreglar algo que nos permita seguir avanzando en la vida – Advirtió la polinesia mientras manejaba y estacionaba su auto para bajar a cenar las famosas pizzas de un dólar, aquellas que se hicieron famosas en la ciudad gracias a los turistas que viajaron a la gran ciudad con un par de dólares en sus bolsillos.

Las chicas cenaron rápido y en silencio, al parecer era verdad eso del hambre desatada que sentía Lauren, ya que sin ningún problema pudo comerse tres piezas de pizza sin piña, tal como a ella le gustaban.

Después de esa cena express las chicas volvieron al auto, dentro, Dinah prendió la radio para que sonara cualquier canción y amenizara el ambiente silencioso que se había colocado entre ellas, Lauren se dedicó a observar las luces de la ciudad que le permitía divisar las ventanillas del coche y la velocidad. En ese momento sonó el teléfono de la polinesia, era Camila preguntado donde se encontraban, Lauren escuchó cómo Dinah le mencionaba lo ocurrido durante la tarde y le aseguraba que ya iban camino a casa.

A nada se encontraba Lauren de enfrentarse a Camila ¿Era aún posible que algo pasara entre ellas? Lauren comenzó a sentir cómo su estómago hacía sonidos extraños ¿Eran sus nervios o quizás las tres rebanadas de pizza que había comido en la calle? Aún no resolvía ese nuevo enigma que había llegado a su vida.

Inmediatamente Lauren reconoció el edificio donde vivían las chicas, por fin habían llegado, Dinah entró al estacionamiento subterráneo que tenía el lugar – Llegamos, ven vamos a tomar el elevador – Aseveró Dinah al bajar de su coche después de haberlo estacionado con maestría - ¿Y si mejor tomamos las escaleras? Digo, para bajar lo que cenamos ¿no? – Propuso Lauren, esto sólo la hizo acreedora a una mirada de desaprobación por parte de Dinah, la cual, pudo más que cualquier respuesta esperada por Lauren, así que no tuvo más opción que seguir a la polinesia por el ascensor.

Al llegar al apartamento pudieron divisar por los ventanales que la nevada pronosticada ese día había comenzado – Llegamos a casa justo a tiempo – Dijo Dinah al ver cómo la nieve comenzaba a descender por toda la ciudad- Bueno, me voy a mi habitación, que descanses, mañana es el gran día – Se despidió la polinesia antes de comenzar su andar hasta sus aposentos, por su parte Lauren esperaba parada cerca de la puerta en espera de que Camila saliera de su habitación y así poder platicar sin tener la opción de huir, pero eso no sucedió, después de unos minutos estática en el mismo lugar decidió caminar hacia los ventanales y mirar cómo la nieve ya cubría parte del asfalto de la ciudad, la oscuridad del cielo, las luces en todo su esplendor y la blanquecina nieve mostraban en ese momento un increíble paisaje digno de cualquier película o relato.

A su mente vino el dibujo que había realizado en el pizarrón de las chicas y se dirigió a verlo, mientras observaba todos los detalles de su arte se encontró con uno que no pudo justificar, las dos siluetas tomando sus meñiques, ¿eso significaba que aún había un lazo, pequeño, pero al fin lazo que la unía con Camila y que no podría romperse? En ese momento pensó que la morena siempre estaría presente en su vida de cualquier forma, en un dibujo, en un pensamiento o en un recuerdo, Camila fue una etapa experimental, hermosa, hiriente e inconclusa en su vida ¿Eso cómo se puede olvidar?

Unos pasos se escucharon en el apartamento, lo que hizo que Lauren se sobresaltara y llevara su mano al pecho como si esto parara el susto y los miles de infartos que se le vinieron producto de esos pasos a media noche - ¡Disculpa por asustarte! Sólo me levanté por un vaso de agua, creí que ya estaban dormidas – Esa era Camila pidiendo disculpas por asustar sin querer a Lauren – Sí, me espantaste, pero voy a sobrevivir – Ambas chicas rieron por el comentario y por el recuerdo de Lauren brincando de susto, sin decir nada más Camila entró a la cocina para servirse un vaso de agua – Buenas noches, Lauren – Dijo Camila antes de comenzar a caminar por el pasillo que la llevaría a su habitación - ¿Puedo acompañarte hasta tu puerta? – Preguntó Lauren, algo que se le hizo algo extraño a la castaña que asintió con la cabeza. El andar por el pasillo estuvo más silencioso que una cripta, por suerte para ambas este pasillo podría recorrerse sin problema en diez pasos – Ya llegué a mi habitación sana y salva, gracias por acompañarme, descansa – Dijo Camila antes de abrir la puerta - ¡Oye!... ¿Puedo pasar? – Preguntó Lauren un tanto nerviosa, Camila no entendía por qué la necesidad de seguir charlando, pero no pudo hacer otra cosa que abrir su puerta para que Lauren pasara, dentro de la habitación la ojiverde comenzó a caminar de un lado a otro, de hecho, Camila pensó que en cualquier momento hacía una zanja en el piso- ¡Ya sé que me veo un tanto ridícula moviéndome de un lado a otro! Sólo dame unos minutos, estoy tratando de organizar mis ideas - En ese momento Camila notó cómo la ansiedad se comenzaba a apoderar de Lauren, lo que hizo hacerla sentir un poco mal y preocupada por lo que veía, la castaña sabía que parte de la ansiedad que presentaba Lauren era por su insistencia en exigirle una respuesta cuando era claro que no tenía una, había roto su promesa de no hablar de su relación durante la estancia de la ojiverde en Nueva York, porque el principal objetivo de Lauren era su tesis y el concurso, no esto que Camila sentía que había desatado.

Camila dejó el vaso de agua en su pequeño tocador y de una manera serena tomó las manos de Lauren y la guio hasta el borde de su cama para que ambas pudieran sentarse.

Ya sentadas la castaña volteó para abrir el cajón del tocador que tenía cerca de su cama y sacar una pequeña pelota de goma que le entregó a Lauren en sus manos - Mira, estruja esta pequeña pelota, te hará sentir muy bien, si la destruyes con tu fuerza no importa, es la cuarta pelota que compro... ¡Ya sé, ya sé, puedes llamarme el Hulk de la ansiedad! – Dijo Camila mientras alardeaba de su fuerza desmedida en sus ataques de ansiedad. Estas palabras hicieron que Lauren se despejara un poco del sentimiento que la estaba atacando en ese momento, la pequeña pelota comenzaba a perder su forma ovalada en las manos de la ojiverde, que sin piedad estrujaba el pequeño artefacto una y otra vez, pasaron unos minutos para que Lauren volviera a controlar su respiración - ¿Todo bien? – Preguntó Camila cuando observó cómo Lauren se relajaba un poco más – Muchísimo mejor, gracias – Contestó Lauren después de inhalar y exhalar una bocanada de aire.

-Me alegro, ¡Rayos, debí ser psiquiatra! – Y ahí estaba, la primera risa de Lauren en la habitación de Camila después de su colapso de ansiedad, la castaña se sintió muy satisfecha consigo misma por hacer que la ojiverde se distrajera un poco - Sabes que lo eres, ¿verdad? Eres una especie de psicóloga que ayudas a interpretar los sentimientos de muchas personas a través de tu música – Dijo la ojiverde que miraba fijamente a la castaña que se encontraba sentada a lado de ella.

-En realidad, lo sé y se me hace sorprenderte que mucha gente se identifique con los sentimientos que un artista coloca en una canción, no sé, cómo compositora e intérprete te das cuenta que no eres el único ser humano que ha sentido decepción, dolor, alegría, amor o que se siente fuera de este planeta y piensa que no pertenece a ningún sitio, también te das cuenta que la gente ha vivido situaciones similares a la que tu plasmas en una canción y eso te hace sentir que no estás solo de cierta manera – Aseveró Camila ante la pregunta de Lauren – Siempre tan profunda e inteligente – Dijo la ojiverde con orgullo y un poco de sarcasmo, lo que hizo que Camila dibujara una sonrisa en su rostro – No más que tú, mira hasta dónde haz llegado y a dónde estás apunto de llegar, es increíble todo lo que has hecho a tu corta edad – Comentó Camila, la ojiverde embonó una pequeña sonrisa ante los halagos de la castaña – Les agradezco mucho que me hayan permitido quedarme con ustedes esta semana a pesar de todo, mira dónde nos tiene lo que hemos vivimos en apenas unos días, esto es irreal...¿No te sorprende que después de tanto aún no podamos parar de sentir esto? – Aseveró Lauren en el momento que acomodaba su postura en la cama para quedar justo enfrente a Camila – Lauren yo, rompí una de tus reglas, tocar el tema de nosotros cuando tú desde que llegaste fue lo único que me pediste que evitara, pero aquí estoy nuevamente siendo egoísta y pensando en lo que yo quiero y no en lo que tú quieres y eso Lauren, eso está mal, mira cómo te pusiste, caminaste horas bajo la ciudad, Dinah tuvo que ir a encontrarte y todo porque yo te presioné a contestarme algo de lo que posiblemente no tengas respuesta. Tu prioridad tiene que ser ese maldito concurso al cual viniste, vas a sorprender a todos los presentes y estoy segura de que van a rogar para que te quedes a realizar tus prácticas ahí e incluso a trabajar, no me cabe la menor duda de que serás la senadora más hermosa e inteligente de ese lugar – Lauren sonrió un poco ante las palabras de la castaña. De manera inconsciente Lauren tomó la nuca de Camila con su mano para realizar una pequeña caricia en su cabello aún húmedo debido a la ducha que se había dado, al sentir una pequeña cicatriz en la cabeza de Camila, la ojiverde paró su acción – ¡Oye tu cicatriz! ¡La que te hiciste cuando caíste de cabeza en el columpio! – Recordó Lauren algo divertida - ¡Sí, lo que me dejó ser astronauta en ese entonces! – Las chicas rieron al recordar ese momento en el que Camila perdió el equilibrio en el columpio y cayó de cabeza al suelo – Recuerdo que grité como loca al ver el hilo de sangre que salía por tu cabeza – Estaba un poco mareada por el golpe, pero gracias por salvarme la vida - ¡De nada! ¡Gracias por caerte y hacer que nuestra carrera de astronautas se esfumara porque nuestras madres creyeron peligroso que siguiéramos jugando a eso! – ¡De nada! –Las chicas rieron al recordar ese momento - ¿Te acuerdas de aquella frase que dijimos ese día? – Preguntó Lauren un tanto curiosa – Sí, la recuerdo – Dijo Camila un tanto avergonzada – "Quiéreme...- Comenzó Camila -...Y te llevaré hasta las estrellas" – Finalizó Lauren - Si recuerdas – Habló Camila con un sonrojo en sus mejillas – Un poco, sí – En ese momento las palabras se silenciaron para darle inicio al discurso de las miradas, ese que sin ningún sonido puedes leer e incluso escuchar perfectamente lo que la otra persona siente, y Camila quería convencerse que lo que leía en los ojos de Lauren era verdad, ese brillo tan intenso, el color esmeralda resaltando de manera indirecta le hablaban de un sentimiento que no había muerto, incluso sentía la necesidad de juntar los labios de Lauren con los suyos y hacer brotar cualquier sentimiento aún oculto, pero una pequeña inseguridad comenzó a surgir en ella ¿y si lo que veía sólo era parte de su imaginación? En ese momento Lauren notó cómo la mirada de anhelo y deseo por parte de Camila comenzaba a cambiar ¿qué la hacía dudar ahora? - ¿Todo bien? – Preguntó Lauren al momento de ver cómo la castaña bajaba la mirada – Sí, todo bien, sólo que...Recordé algo que debo darte – En ese momento Camila se levantó de la cama y se dirigió al escritorio donde abrió uno de los cajones de dónde sacó algo que parecía un rompecabezas fotográfico recién armado - ¿Me disculpas por romperla? – En ese momento Lauren divisó la foto de ellas dos juntas en el Jeep de su papá en Miami y se levantó para poder tomarla en sus manos – Ya la creía olvidada en algún basurero de Nueva York – Dijo la ojiverde quien se encontraba parada frente a Camila observando cómo fue que esta logró unir los pedazos de aquella foto – En la madrugada me levanté a buscar los pedazos en el cesto de la basura, no podía dejar que esta foto desapareciera de esta manera, además me vi muy mal recibiéndola y fingiendo que no me importaba cuando la rompía – Aseveró Camila un tanto apenada, Lauren observó cómo la castaña mantenía su mirada en el suelo como niña esperando un regaño por la travesura que había hecho, con su mano en la barbilla de Camila, la ojiverde levantó el rostro de la latina para que la mirara a los ojos – Me dolió verte romper la foto, no te voy a mentir, yo también pasé por alto el hecho de que esa foto la tomé de mi habitación la última vez que fui a Miami, la traje conmigo todo este tiempo en Chicago, incluso voló sin querer hasta Nueva York, así como has volado tu todo este tiempo en mi cielo. Camila, negarme a mí misma estos sentimientos que aún tengo por ti es estúpido, pero también exigirme que confíe de nuevo e intente algo en estos momentos es absurdo, espero que lo entiendas y que lo entienda yo también – Habló Lauren por fin - ¿Y por qué debes entenderlo tú también? – Preguntó Camila – Porque en este momento no puedo sacarme de la cabeza la sensación de querer besarte – No te voy a obligar hacerlo – No puedo hacerlo, no otra vez – Entonces voy a contar hasta tres para que salgas de esta habitación porque si no seré yo la que se lance a tus labios, uno...- La voz de Camila no podía despejar la necesidad que sentía Lauren de volver a besar los labios de aquella mujer que tenía enfrente – Dos... - Ni un paso atrás, Camila veía cómo Lauren aún seguía en el mismo lugar – Lauren, estoy a punto de llegar al tres... - Dijo Camila un poco ansiosa sin poder evitar mirar los labios carnosos de aquella mujer que después de cuatro años seguía haciéndola sentir que su corazón abandonaba su cuerpo a cada palpitación - ¿Y? ¿Qué esperas? – ¿Para llegar al tres? – No, para besarme.

Lauren no pudo más y sus manos tomaron con una ligera fortaleza la nuca de Camila que sin más dejó que sus labios reclamaran lo que por mucho tiempo le habían pertenecido, sin ninguna objeción dejó que sus labios bailaran al ritmo que Lauren quisiera, las sensaciones estaban al borde de la piel, por la ventana de la habitación aún caía los copos de nieve, muchos de ellos testigos de la entrega en aquellos besos que reconectaban sus recuerdos, emociones y dejaban sin aliento a los seres que decidieron ser protagonistas de esta historia.

Después de unos instantes, el aire se hizo necesario en Camila y Lauren quienes separaron sus labios mientras descansaban sus frentes una en la otra, la castaña tomó la mejilla de Lauren con su mano, suavizando su toque mientras la ojiverde se dejaba llevar por el vaivén de ese rose.

-No voy a decir que esto no debía pasar porque quería que pasara – Dijo Lauren con sus ojos cerrados y su frente aún pegada sobre la de Camila – Y yo no voy a decir que quería que te fueras para que esto no pasara, porque en mis adentros rogaba porque te quedaras – Camila volvió a unir sus labios con los de su amada quien sin ninguna objeción los recibió con ansias, sin darse cuenta las chicas ya caminaban hacia la cama, al sentir que sus piernas tocaban el colchón, Camila detuvo el beso y miró fijamente a Lauren quien de inmediato se percató a dónde la llevaría todo esto, por lo que se alejó un poco de la castaña – Camila, no sé si pueda hacerlo, hay alguien esperándome en Chicago y a pesar de nuestra situación, no quiero sentir que fallé – Dijo Lauren mientras se alejaba cada vez más de Camila – Yo sé que tienes a alguien más que te espera, pero esto que estamos pasando dudo mucho que se vuelva a repetir, sé cómo eres, lo único que quiero saber es a qué quieres serle leal ¿a tus sentimientos o a ella? – Lauren se quedó pensando en la pregunta de Camila, ¿qué era lo que en realidad quería? – Si me quedo ¿qué puede pasar? – Preguntó la ojiverde a una Camila que, aunque no lo expresara, se encontraba ansiosa de tener a Lauren cerca de ella – Nada, no va a pasar nada que tú no quieras que pase – Contestó Camila que en ese momento tomaba la mano de Lauren como si eso retuviera la huida que la ojiverde planeaba hacer - ¡Es más! – Continuó Camila – Se me olvidaba decirte, esta cama tiene una especie de hechizo nocturno, probablemente es lo que no me deja dormir ahora que lo pienso – Ese comentario hizo que Lauren hilvanara una pequeña sonrisa, no dijo nada para que Camila continuara con su relato - ¡Bueno, te decía! Esta cama hace que todos los problemas, dudas y ansiedades que nos rodean se olviden por completo, si te subes a ella instantáneamente sentirás como tu mente se despeja de todo ¡Incluso! Sobre ella puedes armar el lugar en el que quieres vivir en estos momentos y puedes hablar de todo lo que quieras sin que nadie te juzgue ¿quieres descubrirlo por ti misma? Anda, no pasa nada – Camila en ese momento subió a la cama y se quedó sentada mientras que recargaba su espalda en la pared y miraba juguetonamente a Lauren quien seguía parada un poco distanciada de la cama - ¿Qué dices? ¿Vienes? – Preguntó la castaña algo divertida, pero Lauren se mantenía estática – Mañana es el concurso, ya es más de la una y treinta, creo mejor me voy al cuarto a descansar – La decepción en el rostro de Camila se hizo presente, pero sin ningún problema respetó su decisión – Muy bien, entonces descansa ¡Y mucha suerte mañana! – Dijo la castaña con voz un poco apagada - ¿Van a estar ahí? – Preguntó la ojiverde – Sí, ahí estaremos para verte triunfar – Gracias Camila – Gracias a ti – En ese momento Lauren dio la media vuelta para dirigirse a la puerta y salir de la habitación, al escuchar como la puerta se cerraba, Camila no pudo ocultar más su tristeza, por qué habría pensado que Lauren se quedaría y podría tener nuevamente una oportunidad después de haberlo jodido todo, sus pensamientos se detuvieron cuando vio cómo su puerta volvía abrirse y Lauren entraba nuevamente a su habitación que sin freno se acercó hasta la cama de Camila - ¿Puedo pedirte algo? – Preguntó Lauren un tanto nerviosa y con su pijama puesta – Claro, dime - ¿Puedo volver a besarte? – Esa petición hizo sonreír a Camila quien se acercó para tomar entre sus manos el rostro de Lauren y reconectar nuevamente sus labios, a la ojiverde no le quedó más opción que agacharse hasta quedar a la altura de Camila que se había hincado en la cama, después de unos minutos de volver a sentir los labios de Camila sobre los suyos, Lauren se apartó un poco para poder ver los ojos chocolate que tanto la cautivaron – Una última petición, quiero olvidarme un poco de todo lo que me rodea y me espera mañana ¿puedo subir a tu cama mágica? – Dijo Lauren algo divertida – Las veces que tú quieras – En ese momento Camila se movió para que Lauren pudiera subir a su cama, ambas se acostaron para quedar una frente a la otra y poder mirarse sin disimulo, Lauren tomó un mechón de pelo de Camila y lo colocó detrás de su oreja, este pequeño gesto hizo que la castaña sintiera en su estómago un mundo de mariposas – Gracias por quedarte – Aseveró Camila – Gracias a ti.

-Oye ¿podrías contarme la historia de cómo llegaste a tomarte esta foto en el BIG BEN? – Preguntó Lauren algo curiosa al recordar la fotografía que Camila tenía en su buró – Pues fue por un curso de música clásica al cual asistí a Londres, después de ello me fui a los bares de Liverpool a conocer la música que suena por allí, algo fantástico – Contestó la castaña - ¿Fue Dinah contigo? – No, esa vez fui sola - ¿Entonces quién te tomó la foto? – Creo que le pedí a uno que pasaba que me tomara la foto ¿por qué? – Nada más – Mmm... ¿Detecto algo de celos por aquí? – El comentario de Camila hizo que Lauren soltara una risa sonora - ¡De qué hablas! ¡Claro que no! - ¡Claro que sí! – Camila aprovechó la ocasión para seguir haciendo reír a la ojiverde.

La noche pasó para ellas entre besos, anécdotas y caricias hasta que a Lauren la venciera el sueño, Camila aún seguía despierta contemplando en esta noche no a su guitarra, ni a su diario, sino a la mujer que la hizo conocer lo fuerte que podía amar y lo sorprenderte que era el destino que volvía a juntarlas quizás por unas horas, por unos días o esta vez...Para siempre.

Te quiero – Susurró Camila mientras depositaba un beso en la frente de una profundamente dormida Lauren, que posiblemente no escuchó esas palabras, pero sus sueños se hacían cargo de interpretarle el mensaje recibido. 

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