[ a continuación: un lemon, jaja, sí, así debe ser, ya sabes: si eres lector o lectura sensible no puedes estar aquí, ejem. ]
Hace unos meses Wayne y Five se habían convertido en una pareja, en una muy bonita pareja, ya habían salido varias veces, Del los había dejado tranquilos "por ahora", al parecer Wayne ya había dejado las cosas en claro.
Los hermanos de Five ya habían conocido a Wayne, ¿y cómo pasó? pues, digamos que los hermanos Hargreeves organizaron una cena especial, según Five, eso no se lo había esperado y era cierto, sus hermanos no le habían dicho nada a él hasta que fue el día, y al parecer, todo había marchado bien.
Y Five conoció al padre de Wayne que aún seguía con vida, ambos se agradaron, es más, hasta el padre de Wayne se había convertido una de las personas importantes para Five.
Ya llevaban unos meses juntos, se daban cortos besos en los labios cuando se encontraban en los pasillos del colegio, se tomaban de la mano, iban al cine juntos, al parque de diversiones, y a diversos lugares como esos.
Fue un día que decidieron estar "solos", por así decirlo, se encontraban en la habitación de Five, ambos sentados en la cama observando una televisión que estaba ahí.
Estaban viendo un programa de entrenamiento con el nombre no sé qué con personajes muy extraños, pero parecía interesante. Ambos estaban tomados de la mano hasta que Wayne habló.
— Hm, Five.
— Dime.
— ¿Recuerdas ese tema de ese trabajo que nos pidieron hacer hace mucho, mucho, pero mucho tiempo?
— Ajá.
— Fue interesante.
— Lo sé.
Ambos mantuvieron el silencio, después, se miraron fijamente a los ojos. Wayne se acercó a su novio Five y besó esos labios que tanto le gustaban, y, por otro lado, Five le correspondió al beso.
El beso se profundizó de a poco, pasó de ser un simple beso a un beso un poco apasionado. Y, obviamente esto se prendía cada vez más.
Wayne recostó a su novio en la cama para después ponerse encima de él, obviamente sin lastimarlo o poner todo su peso sobre él, después siguieron en lo suyo, con ese beso que hacía que ambos se desearan cada vez más.
Five se separó del beso y observó esos ojos que tanto le gustaban de su novio, le acarició una mejilla y ahí fue cuando surgieron esos "nervios".
— Wayne. . .
— Si no quieres hacerlo está bien, yo esperaré a que estés listo.
— Estoy listo pero. . . ¿tú lo estás?
— Sí, claro que sí.
— ¿Tienes protección por ahí?
— Lo tengo en el bolsillo de mi pantalón, siempre lo tuve ahí desde que compré ese pantalón y sacaba eso para lavar el pantalón, y lo volvía a meter, no sé, me sentía especial así. Nunca supe el por qué estaba ahí.
— Gran historia.
— Lo sé.
— ¿Serás cuidadoso cuando. . .
— ¿Cuando?
— Ya sabes. . .
— ¡Oh! Sí, muy cuidadoso, no quiero lastimarte, nunca te lastimaría.
— Te amo, Wayne. Sé muy bien que nunca lo harás porque yo tampoco te lastimaré nunca.
— Yo te amo más, Five. Eres mi novio y lo menos que quiero es lastimar a mi niño.
Five sonrió al escuchar eso último, "niño" sólo Wayne le podía decir así, le gustaba como sonaba y más venir de él. Wayne se acercó a él nuevamente para besar sus labios, se sentía tan bien estar sólo ellos dos, no había nadie en la academia más que ellos dos y eso, para Wayne, era lo mejor.
Wayne se separó del beso y bajó hasta el cuello de su novio para dejar besos húmedos ahí, Five cerró sus ojos por el placer, se sentía tan bien que no podía contenerse, trataba pero, no podía.
Las manos de Wayne hicieron su trabajo, le quitaron la ropa a su novio prenda por prenda, pero, sentía su corazón latir con demasiada fuerza, por una parte, estaba nervioso. ¿Qué tal si todo salía mal? ¿Qué tal si por error lastimaba a su novio? ¿Qué tal si se sentía incómodo? ¿Qué tal si después de esto su novio lo dejaría? Eran muchas preguntas y menos respuestas.
Five pudo notar aquel nerviosismo en su novio, se acercó a él y le acarició ambas mejillas para tranquilizarlo.
— Hey, todo va a estar bien.
— ¿Y si no?
— Tranquilo, además. . . es normal, es nuestra primera vez.
— Cierto, me alegra estar haciendo esto por primera vez contigo.
— A mi igual, me gusta.
Ambos sonrieron, ya habían entrado en confianza y eso era lo que ambos querían.
Wayne siguió con lo suyo, y Five le quitó toda la ropa a su novio, ambos estaban desnudos, sentían ese calor que ambos se brindaban y sonrieron, ambos estaban sonrojados y querían más.
Wayne volvió a lo mismo, besó la barbilla de su novio para después bajar sus besos hasta el cuello, del cuello pasó a su pecho y de su pecho hasta su vientre.
Five sintió como sus mejillas se enrojecían al sentir como su novio bajaba sus besos hasta su vientre.
Wayne estaba amando besar el cuerpo de su novio, se sentía tan lindo y tan suave que no podía describirlo.
Se separó por completo y rápidamente tomó su pantalón que estaba en el suelo, sacó un condón de ahí y abrió la envoltura para sacar lo que sería la protección de ahí, se puso el condón sobre su miembro para después acercarse a su novio y acomodarse entre sus piernas e hizo que con estas abrazará su propia cintura, colocó sus manos a los costados del menor, antes de empezar con todo aquello miró a los ojos a su novio, quería su aprobación, no lo iba a obligar a nada.
Five, en ese caso, también miró a los ojos a su novio, asintió con la cabeza lentamente ya que ya sabía a qué se refería.
Y sin más, Wayne metió su miembro en el interior de su novio, de inmediato sintió un pequeño empujoncito venir de su novio a lo que eso lo llevó a preocuparse.
— ¿¡Te lastime!?
— N-No. . . no sabía que dolía tanto. . .
— E-Espera. . . esto te va a doler un poco más pero verás que se te pasará.
Wayne metió todo lo que quedaba y se quedó quieto, casi inmóvil, pues quería que su novio se acostumbrara. Besó los labios de Five y este le correspondió, tenía sus ojos cerrados y sus mejillas ya estaban demasiado rojas.
Wayne se separó del beso y miró a los ojos a su novio, Five abrió un ojo y después el otro pues estaba un poco nervioso y apenado por haberle dado ese empujoncito antes a su novio.
— ¿Ya está?
— Ya. . . perdón por haberte dado ese empujoncito.
— No te preocupes, si te dolía iba a ser obvio pero, no te disculpes, ¿sí?
Ambos se sonrieron, y como ya estaban en esa confianza, Wayne empezó a mover sus caderas de manera lenta hacia su novio el cual ya empezaba a dejar escapar gemidos, los movimientos fueron aumentando la rapidez conforme iba pasando el tiempo.
Five estaba muy aferrado a la espalda de su novio, no iba a mover sus manos de ahí ya que sentía un poco de dolor pero se sentía bien, vamos. Lo estaba haciendo con /posiblemente/ el amor de su vida. Y eso era que se sintiera bonito.
Por otro lado, Wayne embestía a su novio con fuerza pero sin lastimarlo, de vez en cuando besaba el cuello de su novio para hacerle sentir más placer, y funcionaba. Por alguna extraña razón, sentir las pequeñas manos en su espalda se sentía agradable, se sentía protegido y amado.
Las embestían seguían y los gemidos parecían ser los únicos sonidos que se escuchaban en la habitación, ambos mezclaban sus gemidos, ambos sentían placer y ambos se sentían bien.
Wayne tomó una de las manos de su novio Five para ponerla contra la cama y entrelazar sus dedos con esta, a lo que Five entendió y entrelazó sus dedos son los de su novio.
Wayne siguió con las embestidas, cada vez más fuertes, y más rápidas. Se excitó cuando decidió lamer el cuello de su novio y este había soltando un gemido ante aquella acción.
Siguió con los movimientos cada vez más rápidos mientras mordía, lamía y besaba los labios de su novio Five.
Fue cuando ahí llegó al clímax, ya había tocado fondo y el condón ya estaba lleno de aquello.
Wayne salió de su novio con cuidado y cayó alado de él, más que satisfecho y feliz. Ambos jadearon cuando terminaron con aquella acción. Ambos habían perdido la virginidad y juntos. Eso lo había hecho más especial, la primera vez siempre debe ser con alguien que de verdad ames.
Ahora se escuchaban jadeos, Five se había tapado con la manta y había tapado a su novio para después acercarse a él y acostar su cabeza en el pecho de su novio.
— Eso fue increíble.
— Lo hiciste bien.
— Puedo hacerlo mejor cuando quieras volver a intentar.
— Yo te diré, ¿si? además no tienes qué decir eso, lo hiciste genial.
— ¿De verdad?
— Ajá.
Hubo un pequeño silencio, no sabían qué más decir.
— Imagínate que seamos esposos.
— Te imaginas cosas un poco locas, amor.
— Lo haríamos sin ningún problema.
— Podemos hacerlo las veces que queramos, ¿no?
— Ajá, y si alguna día somos esposos te juro que te haré el niño más feliz.
—fin, capítulo 7.