Aún lo siento. Sus asquerosas manos sobre mí, su risa enfermiza abriendo paso entre sus horribles actos. ¿Cómo una persona puede reír mientras te marca de la peor forma posible?
Sus amenazas lograron calar mi piel hasta llegar al fondo —esto se va a repetir— decía entre embestidas. No recuerdo en que momento perdí el conocimiento, pero si pude sentir como la sangre abandonaba mi cuerpo y se escurría entre sus sucias manos.
— Deberías haberlo pensado mejor…