Me despierto sin saber donde estoy. El agotamiento me atrae de nuevo a sus sombras. Poco a poco todo se arrastra de nuevo a mi cabeza. Había estado tan cansada, todo parecía un sueño.
-Estas despierta.- dice una voz familiar. Es profunda, con acento. No se porqué la reconozco. No tengo ningún amigo británico.
Al mover mi cuello hacia un lado, una sacudida de dolor recorre mi cuerpo. Me estremezco y de inmediato la mano de un hombre se acerca a ayudarme. Estiro la cabeza para ver mejor a este hombre, haciendo caso omiso a los dolores. Mis ojos descansan sobre los de él. Son tan familiares. Tan distintos. Es el hombre de la gasolinera.
Ahí es cuando me doy cuenta de lo que me rodeaba. Actualmente yacía en el césped, con la cabeza en el regazo de aquel desconocido. Estoy en un campo que parece extenderse durante kilómetros al lado de una carretera con muy pocos postes de luz. Pero de alguna manera mi coche había conseguido embestir en uno de ellos, chocó contra mi parabrisas dejando abolladuras en el lado del conductor del coche.
Espera, ¿yo hice eso?
-¿Qu-que pasó?- Tartamudeo, temerosa. ¿Estoy muerta? ¿Estoy soñando? Mi garganta se aprieta, advirtiendome que una ronda de lágrimas están por caer.
-¿No te acuerdas?- Me dijo.
Me siento para mirarlo, mi cuerpo grita con cada pequeño movimiento que hago.
Niego con la cabeza, asustada de que si hablo, lloraré. El hombre se da cuenta de mis labios temblorosos y de mi mirada de asombro. Oh, sólo puedo imaginarme cómo me veo en estos momentos. Mi cabello enredado y mi ropa desordenada. Y si mi memoria funciona bien, e iba en el asiento del conductor al momento del accidente, probablemente también tenga sangre en alguna parte.
-Hey, no llores.- Su voz se vuelve suave y pone sus manos en mi rostro, ahuecandola. Su pulgar se desliza por mi mejilla secando una lágrima que caía por mi rostro.
-¿Estoy muerta?- Lloré, sin importar si sonaba ridículo o no.
Diversión se dibujó en su cara y una risa perfecta se formó en sus labios. -No, no lo estás.- Sonrió.
-¿Qué pasó?- Me quejo.
-No estoy exactamente seguro. En un minuto estaba detrás tuyo y en otro te desviaste de la carretera y te estrellaste con un poste de luz. Perdí el control.- Su coche había sido el chillido de ruedas que escuché. -Me estrellé contra tu coche. Para ser honesto, pensé que estabas muerta. Estaba aterrado. Pero de alguna manera, el poste de luz no te tocó. En vez de eso, estabas desmayada en el asiento de enfrente.
-¿Cómo me sacaste del coche?- Cuestiono.
-Tuve que deslizarte. Habían pedazos de vidrios por todas partes. Después te cargué y te puse aquí,- suspira, secándome más lágrimas de mi rostro, -estás segura ahora, Haley.-
¿Sabe mi nombre?
Al parecer, el bello extraño leyó mi expresión en el rostro. -Tuve que mirar tu licencia de conducir en caso de que tuviera que llamar a una ambulancia, pero por suerte tus lesiones no son severas. Hey, descubrí que eres de Chicago, ¿no es cierto?
Debe de estar distrayéndome de mi angustia. -Sí, he vivido ahí toda mi vida.- Tal vez no debería revelar información a un hombre que apenas conozco. Ni siquiera sé su nombre.
-Yo también vengo de ahí. ¿Cuál es tu destino final?
Debato en si decirle o no entrecerrnado mis ojos.
-Primero, ¿puedo saber cuál es tu nombre?
El sonríe y se pone de pie, ayudando a levantarme. Su mano reposa alrededor de mi cintura, más de lo necesario.
-Soy Theo,- dice, -Theo James.
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Theo es tan sexy que debería ser ilegal.
Por favor voten ;) saben que lo aprecio mucho.