El Poder. Camren

Von ShitabL

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A sus Veinticuatro años de edad estaba jugando en uno de los equipos más Grande de Europa a nivel femenino, E... Mehr

Capitulo 1
Capitulo 2
Capitulo 3
Capitulo 4
Capitulo 5
Capitulo 6
Capitulo 7
Capitulo 8
Capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
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Capitulo 15
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Capitulo 17
Capitulo 18
Capitulo 19
Capitulo 20
Capitulo 21
Capitulo 22
Capitulo 23
Capitulo 24
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Capitulo 26
Capitulo 28
Capitulo 29
Capitulo 30
Capitulo 31
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Capitulo 53
Capitulo 54
Capitulo 55
Capitulo 56
Capitulo 57
Capitulo 58
Capitulo 59
Capitulo 60
Capitulo 61
Capitulo 62
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Capitulo 64
Capitulo 65
Capitulo 66
Capitulo 67
Capitulo 68
Capitulo 69
Capitulo 70
Capitulo 71
El Poder.

Capitulo 27

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Von ShitabL

Omnisciente.

¿Que hacía aquí?

¿No estaba hablando con una de sus tontas modelos? Se cuestionaba Camila.,

No podía creer su presencia en ese lugar, por más que intentaba reaccionar no podía, ella estaba parada con esa tonta sonrisa de arrogancia, engreída con su lema "Soy la mejor". Es que se creía así la mayoría del tiempo y Camila la odiaba por eso completamente, como ya dijo anteriormente podría hacer una lista de las razones por las cuales odiaba a Lauren, no terminaría nunca y sería tan larga, que podríamos hacer una historia aparte "Razones por las que odio a la idiota" título Perfecto.

Imaginen esa lista. ¿Como empezaría? Camila tenía la primera razón más que clara. "La odio por ser una idiota" y la segunda era casi lo mismo "La odio por ser Lauren". Es que era su manera de negar las cosas, el odiarla hacía que sus barreras se ocultaran pero era algo que la niña mimada nunca iba a reconocer porque ella nunca perdía una guerra, menos esta guerra contra Lauren. Ya había cedido en acostarse con ella, cosa que fue maravillosa pero solo quedó como una fácil ante la idiota, aunque Lauren no pensaba eso en lo absoluto, para Lauren ella había sido su mayor desafío, incluso más que ganar el partido del otro día.

Tanto era el desafío de la princesita para Jáuregui, que la noche anterior no lo soportó, no quería estar tan lejos de ella, más cuando Camila le puso "Ven hacerme compañía" o algo así, pero ese fue su mayor detonante en ese momento. La necesitaba tanto como Camila a ella y el hecho de pensar que estaba desnuda en esa bañera, sin poder hacer nada más que fantasear la hizo tomar el mayor impulso en su vida quizás, buscar pasajes directos a Los Ángeles sin importar el valor de estos. No sabía cuando dinero habia estado derrochando los últimos días por la morena pero no le importaba si podía estar al lado de ella cuando la necesitaba tanto.

Pudo haber ido a ver a su familia a Miami. Pero el ver a Camila era algo mucho más atractivo para sus propias aspiraciones, era el motor que necesitaba para ir a hacer un buen mundial con la selección, además que quería volver a recorrer ese cuerpo exquisito que tenía. Acariciar su piel y escucharla gemir su nombre una y otra vez hasta que se viniera, en su boca, en sus dedos, de todas las maneras posible, pero también necesitaba solo su compañía, la quería a su lado. Quería abrazarla y hacerla enojar aún más que antes, quería sacarla de su zona de confort pero también tratar a la princesa como lo era. Iba a disfrutar de esos días a su lado tampoco es que fueran muchos pero si lo suficiente para estar feliz a su lado.

Estaba haciendo una locura. Pero... Camila había hecho locuras por ella también, había ido dos días a Europa para acompañarla en un partido, eso era algo que nunca olvidaría en su vida, de alguna manera Camila se había dejado una marca en ella por todo eso. El venir a Los Ángeles no era un mayor sacrificio, quizás la manera apresurada o que no le aviso a nadie que lo haría, tan solo se fue al aeropuerto viajando más de diez horas para venir a verla, durmió en el vuelo pero aún así le dolia la espalda por la posición, la primera clase estaba toda ocupada por ende tuvo que viajar en Económica, y eso era algo que odiaba, y no por ser altanera sino porque de verdad era realmente incómodo para ella.

Pero aquí estaba, a miles de kilómetros de distancia de Barcelona, en la oficina de la princesita. Además que le costó encontrar donde estaba la oficina central del Banco Cabello, hasta que lo encontró. Pero había valido la pena darse unas vueltas por la ciudad al ver a Camila vestida tan calientemente en ese vestido color rojo ceñido a su cuerpo, su cabello ondulado, los lentes que se acoplaban tan bien a su vestimenta haciéndola ver inocentes, y sus piernas que la llamaban a que las tocaras, su trasero se lucia más y su cara llena de molestia la hacía ver aún más caliente que antes si eso era posible.

¿Por que le hacía esto?

¿Por que lo único que quería era hacerla suya en ese escritorio?

Camila la tenía mal, más con esa ropa, más en ese ambiente donde se veía el triple de autoritaria. Tenía el control completamente y eso le encantaba... era como una fantasía y jamás en su vida había sentido tanta la necesidad de tocar a alguien como lo quería en ese momento. A pesar de que Camila seguía mirándola como el "Grinch" al pueblo que quería arruinar la navidad, sabía que podía quitar esa mirada de inmediato y hacerla Lucina e sobre ese escritorio.

Se sentía caliente.

Lejos de querer que Camila la tocara a ella. Lauren solo quería ella hacerla disfrutarla hasta que la morena no diera más. Hacerla sufrir por la noche anterior cuando le dijo que no iba a hacer nada porque no estaba ella, ahora que estaba... la iba a tocar de la manera que quisiera, donde quisiera y como quisiera. Y si era posible que todo el maldito edificio supiera lo que su jefa estaba haciendo en la oficina en manos de la exitosa futbolista, incluso hasta su papá se podia enterar de eso y a Lauren no le importaba, solo quería que su princesita se transformara en la diabla que era cuando de sexo se trataba.

-¡¿Que mierda haces tú aquí?!.- grito Camila fuertemente.

-¿Asi recibes a la personas princesita?.- le dijo riéndose, su secretaria las miraba a ambas más que confundida.

-¡Cállate idiota!.- dijo de nuevo la morena. -¡Anda a seguir hablando con tus modelos!.- ¿Por que decía eso? Pensó Lauren.

-¿Que modelos?.- cuestiono Jáuregui.

-¡Dijiste que estabas hablando con alguien y yo tonta no soy!.- le lanzó un lápiz, Lauren estaba más que confundida.

-Señorita Cabello...- su secretaria la llama. -¿Quiere que llame a seguridad?.- Lauren abrió los ojos en par en par.

-¡No!.- exclama Lauren.

-¡No ni se le ocurra hacer una estupidez así!.- le respondió Camila caminando hacia delante de su escritorio a pasos firmes. -Yo solucionaré esto y si viene alguien dígale que estoy en una reunión.- le dice Camila.

-Esta bien señorita.- La secretaria más que confundida abandonó la oficina.

Camila cerró la puerta con pestillo para girarse, no era idiota y no quería problemas, menos que alguien la pillara con Jáuregui adentro. Ya tenía mucho con que haya venido hasta allí y entrado a su oficina como si fuera de ella. ¿Que hacía aquí? ¿No estaba con sus modelos? Obviamente no, se dijo Camila. Lauren había venido a Los Ángeles a verla a ella. ¿Por que hacía eso? Porque era una idiota, era la mejor respuesta a todo en ese momento más que confuso.

-¿Que haces aquí?.- Camila le pregunto sería cruzándose de brazos delante de ella.

Lauren la miraba de arriba hacia abajo mordiéndose el labio... se veía tan caliente. Lo único que quería era quitarle toda ese vestido.

-Vine a verte.- le dice sincera. -¿No te gusta mi presencia?.- cuestiono Lauren acercándose a ella, Camila se alejo.

-¡No te atrevas!.- le advierte. -Y no me gusta tu presencia, ¿Por que estas acá y no me avisaste?.- cuestiono.

-Porque quería ver tu cara de fastidio.- dice sincera, la tomó de la cintura apoyándola contra el escritorio. -Me dejaste mal anoche, necesitaba verte y el hecho de pensar que estabas sola en esa bañera, no lo soporte y tome el primer vuelo para venir a verte.- le explica.

-¿Tú hiciste eso?.- cuestiono Camila mirándola a los ojos bajando su fastidio por un momento.

-Lo hice, porque quería hacerlo.- Lauren movió su cabello ondulado hacía un lado dejando libre la parte de su cuello. -¿Por que dijiste lo de la modelo?.- cuestiono dejando un suave mordida en su cuello.

Camila tuvo que ser fuerte, no podía tener sexo en su oficina. No era digno de alguien como ella... pero el tenerla en su oficina, el saber que había viajado por ella, el que estuviera con ella dejando besos en su cuello solo la hacía sentirse débil y con ganas de que le hiciera todo lo que quisiera.

¡A la mierda la moralidad!

Quería que Lauren la follara en esos momentos, además de que no quería a ninguna otra en esta misma situación con Jáuregui. ¡Menos a esas modelos plásticas horribles que no sirven para nada!.

-Dijiste que estabas hablando con alguien, obviamente era una de esas tontas.- la tomó del rostro.

-Estaba hablando con tu secretaria para que me dejara entrar.- le explica ella. -¿Por que eres Tan celosa princesita?.- se rió suavemente tomando su labio inferior entre los suyos succionándolo.

-No son celos idiota.- Camila la miro con fastidio.

-Lo son.- aseguró Lauren. -Te vez tan caliente.- le dice.

-Siempre me veo Caliente.- le dice la morena acariciando sus brazos, Lauren deslizó su lengua hasta su cuello, pasándola lentamente, anhelando más de la morena.

Quería follarla duro en ese maldito escritorio y Camila quería que Lauren la follara duro sobre el escritorio.

¿Cual era el problema? Ninguno.

Lauren tomó su nuca rozando sus labios por un segundo, mirando sus ojos antes de besarla de manera apasionada, húmeda pero al mismo tiempo suave. Camila correspondió el beso de inmediato y su manos rodearon su cuello acercándola más a ella, anhelando más de ella, era increíble como Lauren rompía sus barreras de sofisticación, pero le encantaba, a esta altura no le molestaba porque como Lauren le dijo la primera vez que estuvieron juntas, ella nunca iba a perder en esta batalla, ella siempre iba a ganar.

Así era en esos momento.

Las manos de Lauren se apretaron en su culo, alzándola fuertemente hasta dejarla sentada sobre el escritorio, y Camila abrió sus piernas atrayéndola más a ella en busca de la cercanía. La morena mordió su labio inferior antes de dejarla ir a recorrerla, sintiendo las caricias de las manos de Lauren en sus muslos sobre las panties, quería que se las quitara y tocara su pie, pero para todo había su momento, y debía esperar, más si Lauren estaba teniendo el control de la situación.

Solo con ella podía ceder su control, porque Lauren sabía como hacerla sentir de la mejor manera.

Le encantaba.

-El rojo es mi color favorito, no sabes todo lo que estás provocando en mi en estos momentos.- le dice Lauren, sus manos subieron más hasta tocar su cintura por debajo de la tela del vestido.

-Quiero que me folles Jáuregui.- ordena ella.

-Lo haré.- aseguró.

Lauren subió una de sus manos quitándole los lentes dejándolo a un lado sobre el escritorio. Besos sus labios cortamente para sentir como Camila le arrancaba la camiseta color blanca con líneas lanzándola lejos pasando las uñas por su abdomen atrayéndola más a su cuerpo. El ambiente se sentía más que tenso y la necesidad de querer más, más se sentía. Pero Lauren estaba allí con el único propósito de hacerla disfrutar, de corromperla un poco más y brindarle todo lo que quería.

-Te daré duro.- Camila gimió al oírla. Lauren la bajo del escritorio dándola vuelta deslizando el cierre de su vestido.

Lo bajo por sus brazos besando sus hombros intentando no ser una salvaje, a pesar de que lo haría duro no quería que Camila se sintiera incómoda. Quería corromperla pero tampoco ser una hija desconsiderada. El vestido cayó el suelo, y Camila lo recogió dejándole ver su trasero para lanzarlo al sofá, dándose la vuelta besando de manera apasionada a la futbolista perdiéndose en sus labios. Su lengua se deslizó hasta el cuello de Lauren mordiéndolo fuertemente, llevando las manos de Lauren a su trasero para que se lo apretara.

-Hazme lo que quieras.- Camila le pidió. -Pero hazlo ahora.- le ordenó.

Lauren la tomó de la cintura girándola para apoyarla contra el escritorio dejando todo su trasero a su disposición y no iba a tener tiempo de quitarles las panties, no cuando sus tacones rojos se veían tan calientes y sería una tortura que se los quitara. Le rajo las medias sin importarle nada más. Sus manos recorrieron su espalda, hasta su culo palmeándolo suavemente para volver apretarlo.

La miro soltando un suspiro, verla Tan entregada solo la hacía sentirse más caliente por Camila y no podía soportar más sin tocarla. Entre besos y mordidas le bajo las bragas azules dejando todo su coño húmedo para ella, tan apetecible... tanto que su boca se dirigió como un iman donde ella, no sin antes morder su trasero para recorrerla con su lengua probándola, separó más las piernas de Camila poniéndose entre ella escuchando sus gemidos salir fuertemente de su boca.

Se estaba follando a la presidenta del Banco Cabello en su oficina. A la hija del presidente sin ningún pudor y le fascinaba. Pero por sobre todo estaba tocando a Camila, la chica que la hacía hacer locuras sin saber la razón.

Estaba perdiendo la cabeza por ella.

Metió un dedo dentro de ella mientras su lengua seguía haciendo el trabajo en su punto más sensible de arriba hacia abajo, recorriéndola entera deteniéndose en su punto para torturarla y claro que lo hacía, hasta aumentar el ritmo escuchando el gemido de Camila y como se apretaba contra sus dedos en su interior.

Se puso de pie sin darle un respiro para volver a meterle los dedos de manera rapida volviendo a escucharla gemir su nombre fuertemente y el "Idiota" acompañándola, era tan caliente y le fascinaba, le encantaba tenerla así para ella. Hasta que la morena se vino otra vez.

-¿Todo está bien princesita?.- Lauren acarició su espalda dejando besos en su espalda para tomarla suavemente entre sus brazos y girarla.

-¡Me rompiste las medias idiota!.- exclama, Lauren se río besando sus labios subiéndole las bragas.

-No seas quejona princesita.- Lauren camino al sofá que había en la oficina de la modelo tomando asiento con Camila sobre ella como un bebé.

-Tengo una reunión Lauren, ¿Como voy sin panties?.- cuestiona Camila sería.

-Hmm... no lo sé.- Lauren la volvió a besar cortamente.

-¡No debí ceder!.- protesta. -Eres una salvaje, ¿ves que no piensas con la cabeza?.- le dice sería.

-Es que si hubieras visto lo mismo que yo, era muy difícil no hacerlo.- le dice con una sonrisa.

Camila rodó sus ojos sin decir nada más, solo eran unas panties, y eso no se comparaba con todo lo que sintió cuando Lauren la tocó sobre ese maldito escritorio. Ahora no podría estar en esa oficina sin recordar lo que Lauren le hizo... maldita idiota que venía hasta para provocarla, maldita Jáuregui que conseguía lo que quería y maldita ella por ser tan débil cediendo a sus caricias. No se arrepentía de haber cerrado la puerta, de ser autoritaria a veces y por supuesto que Lauren la tomó de una manera única, quería más aún de ella, nunca sería suficiente con Lauren.

-Princesita...- La beso suavemente en la mejilla deslizando besos hasta su cuello, sus brazos la envolvían y Camila estaba apoyada contra su hombro, sus piernas estiradas sobre el sofá sentada en sus piernas. -¿No tienes frío?.- le pregunto preocupada.

-Estoy bien, aún tengo calor.- Camila le respondió dejando un beso corto en sus labios. -¿Hasta cuando te quedas?.- cuestiono.

-Hasta el Jueves, hable con Ellis diciendo que estaba "agotada" y necesitaba unos días de descanso antes del mundial, el Jueves por la tarde llegó a Nueva Jersey para reunirme con el equipo.- le comentó. -Asi que necesito alojo en tu casa.- dice la muy confianzuda.

-No.- respondió Camila. -No me preguntaste si podías quedarte, así que no puedes búscate un hotel.- le dice cruzándose de brazos.

-Es que no te estaba preguntando.- Lauren le respondió.

-¡No te aceptaré en mi casa idiota!.- exclama Camila. -¡Eres una confianzuda!.- le grita.

-¿Yo soy la confianzuda?.- cuestiona Lauren con ambas cejas levantadas. -¿Quien fue la que llegó a mi casa sin mi permiso y se adueñó de mi armario, mi cama y toda mi casa?.- le recuerda.

-Vero me lo permitió, además yo soy Camila Cabello y puedo hacerlo, tú no.- dice segura, Lauren se volvió a reír.

-Sabes que quieres que me quede contigo.- le dijo haciéndole cariño en su muslo. -¿Me puedo quedar en su casa princesita?.- le pide suavemente.

-Ahora si puedes quedarte, con modales todo se puede.- le respondió Camila, Lauren río besándola suavemente en los labios..

-Te esperaré en casa.- Camila asintió abrazándose más a ella.

Estuvieron en la misma posición por varios minutos, donde Camila se recuperó del desgaste físico que Lauren le brindó, aún así se sentía más que completa. Hasta que supo que debía irse a la maldita reunión gruñendo por eso, más si estaba tan cómoda en los brazos de Lauren. Aún así tuvo que ponerse de pie cuando su secretaria golpe su puerta y la morena le dijo que iría en un momento.

-Las llave de mi casa son las de respuesta.- Camila se las paso en la mano y Lauren las tomo con una sonrisa. -No las pierdas Jáuregui por que necesito llaves la mayoría del tiempo.- Lauren se imagino porque.

-Con mi vida.- le aseguró, ayudándola abrocharse el vestido.

-¿Se me nota mucho lo qué pasó?.- cuestiona preocupada, Lauren negó.

-Te vez perfecta princesita, no te preocupes.- Acaricio sus mejillas besando sus labios un par de veces. -Te espero en casa.- le dice.

-¿Tienes como irte de acá?.-'pregunta preocupada. -Puedo llamar a mi chofer para que te lleve.- Lauren negó.

-Arrendé un auto en el aeropuerto, además que quiero comprar algunas cosas.- la beso suavemente. -Suerte en tu día y no demores mucho, suelo hacer tonteras cuando estoy sola.- Camila rodó los ojos.

-Cuida a Leo por mi, A él tampoco le gusta estar solo.- le dice Camila pasando su mano por su abdomen.

-Lo cuidare.- asegura Lauren envolviéndola entre sus brazos.

-No puedo creer que hayas venido.- murmuro Camila.

-Créelo, porque vine solo por ti.- beso sus frente, Camila la tomó de la nunca otra vez besando sus labios suavemente.

Hasta que escucho su celular sonar con la alarma de la reunión.

Lauren se marchó cuando Camila la empujó hacia el ascensor porque era la única manera de poder irse a la tonta reunión, sino se iba a quedar con ella el resto del día y eso no era algo bueno. Camila se fue a la reunión sabiendo lo difícil que sería para ella concentrarse al pensar que Lauren estaba en su casa esperándola... estaría ahí hasta el jueves y era Lunes recién, tres noches junto a ella, y deseaba que esos días a su lado fueran los mejores, olvidarse del mundo y de todos lo demás, solo centrarse en Lauren, en lo que ella podía hacerle.

Lauren la hacia sentir Tan diferente... era algo anormal en su interior. ¿Pero que era? No lo iba a descubrir en lo absoluto.

La futbolista condujo hasta el supermercado más grande en el deportivo que arrendó,entró al lugar comprando todo lo necesario para la cena de esa noche y el desayuno del día siguiente. No era una aprovechadora y ella comía mucho, además de que quería prepararle la cena a la morena esa noche, era lo mínimo que podo hacer por recibirla en su casa, así que compro todo lo necesario y también compro un juguete para el perro de Camila que había conocido la primera vez que vino a Los Ángeles.

Llegó a la casa de la morena, estacionando el vehículo en su garage y tenía una casa de princesa hermosa. Era acogedora y por supuesto en el mejor sector de Los Ángeles, Lauren entró a la casa dejando las bolsas sobre la alacena, para luego llevar su maleta a la habitación de Camila, la abrió sacando su ropa para darse un baño rápido, dejando su ropa sucia tirada en cualquier lado, sacó su ropa de la maleta la que ocuparía sobre el banco al final de la cama abierta, cambiándose por ropa deportiva, unos shorts Adidas, junto con su top deportivo, zapatillas de deportes.

-Mira pulgosin te compre una pelota de fútbol.- le muestro al perro que ni miro la pelota.

¡Era un papillon! ¡Perro elegante igual que su dueña! Exclamó Lauren mentalmente.

-¡¿Como no te gusta el fútbol?!.- le grito, el perro solo la miro sin hacer nada. -Te falta diversión igual que a tu dueña.- Lauren lo tomo en brazos llevándolo al patio trasero.

El perro se volvió a echar sin hacer nada. ¡Era como Camila en versión perro! ¡Caminaba por la orilla con miedo a ensuciarse! ¡¿Por que no rueda por el pasto?!

-¡Pulgónsin mira!.- Lauren le lanzó la pelota, y el perro solo la miro. -Esto es increíble.- rodó los ojos.

Pero la inteligencia de Lauren era aún mayor, así que comenzó a tirarle la pelota en cada momento, hasta que el animal la tomó cansado de que la extraña la molestara. Estuvo apunto de ir a morderla pero él tenía clase y no haría algo así.

Pero el sonido del agua, lo activo de inmediato, más cuando Lauren le tiraba agua al animal. El perro comenzó a saltar y jugar con Lauren llenándose de barro, siguiéndole toda la diversión a Jáuregui, incluso con el balón de fútbol, que el perro tenía todo mordido corriendo con la lengua afuera, eran un plato.

Leo termino lleno de barro dejando de ser el perro más elegante del planeta y Lauren termino agotada.

-No puedes entrar así pulgosin.- le dice, no encontró mejor cosa que bañarlo ella misma en el patio sacándole todo el barro.

Lo envolvió en una toalla rosada de Camila, llevándolo a la habitación para sacarle el pelo con el secador y el perro ya la amaba por toda la atención que la extraña simpática le había dado lamiendo su cara en señal de respuesta. Ambos se quedaron dormidos abrazados en la cama de la morena luego de su tarde entretenida divirtiéndose como nunca y el perro le había gustado Lauren por completo. Lauren junto al pulgosín durmieron en la cama de la princesita cómodos, abrigados, esperando a su dueña ambos.

Camila llegó a casa esa tarde sabiendo que Jáuregui la esperaba, más cuando vio el auto arrendando en el garage. Entro a su casa mirando todo tal como lo dejó, pero cuando llego a la cocina lo primero que observo fueron marcas de barro en el piso... de inmediato siguió las marcas que iban por las escaleras, llegando a su habitación, sabia que había sido su perro pero no sólo su perro sino acompañado de la idiota de Jáuregui.

Abrió la puerta de su habitación mirando a Lauren dormir abrazada a Leo en su cama.

¡Su cama!

No hubiera sido nada eso.

¡Su pieza estaba completamente desordenada! ¡Una maleta despatarrada en el banco! ¡Los zapatos por todos lados y un desorden enorme!

¡Maldita Lauren!

¡Era una simia completamente!

-¡Idiota!.- Exclamo Camila, dejando su bolso a un lado para ir donde ella pero cuando se acercó no la quiso despertar, no cuando se veía tan tranquila durmiendo. -Maldita Lauren.- murmuro para ella.

Tomó la maleta llevándola al armario sacando toca la ropa ordenándola en una parte libre de su gran armario más grande que la casa de la escritorio. Tomó su ropa sucia y la echo en el canasto, además de limpiar las manchas de Leo, que despertó recién yéndola a saludar moviéndole la cola, olía bien, pero aún así estaba molesta porque desordenó la casa, estaría castigado.

Volvió a subir a su habitación mirando como Lauren comenzaba a despertar, se paró a su lado con los brazos cruzados dispuesta a regañarla. Era una idiota, muy idiota.

-Llegaste princesita.- Lauren pasaba las manos por sus ojos.

-¡¿Por que la casa estaba llena de barro!?.- exclama de inmediato.

Que hermosa forma de despertar pensó Jáuregui.

-Porque pulgosin quería jugar.- le respondió Lauren sincera llamando al perro con un chiflido.

-¡Se llama Leo!.- exclama Camila. -¡No le digas así y Leo no hace esas cosas es un perro elegante!.- dice enojada.

Leo subió al pecho de Lauren descansando sobre ella, Camila lo miro en señal de traicion.

-El quería, la pasamos bien.- asegura Lauren. -Pulgosín también quiere una novia.- El perro movió más la cola ladrando.

-¡No! ¡El será Virgen deja de decir estupideces Jáuregui!.- Camila estaba fuera de sus casillas. -¡Además aquí todo estaba desordenado ten educación idiota!.- dice enojada.

Lauren se río encogiéndose de hombros.

-¡No te rías idiota!.- le grito Camila.

-Es que es chistoso, no te enojes princesita.- Lauren se puso de pie acercándose a ella para besarla suavemente. -¿Como estuvo la reunión?.- pregunta interesada.

-Aburrida, horrible.- dice Camila fastidiada aún.

-¿Por que no tomas un baño mientras yo preparo la cena para que te relajes un poco?.- le propone Lauren besando su rostro suavemente, Camila la miro a los ojos.

-Tengo una cocinera que viene todos los dias, no es necesario que cocines tú.- dice la morena, Lauren negó con la cabeza.

-Quiero hacerlo, quiero cocinarte.- acaricia su cintura.

-Pero quiero que vengas conmigo a la bañera.- le pide la princesita.

-Puedo hacerlo.- le dice Lauren, Camila la beso suavemente. -Te lo prepararé yo.- anuncio Lauren.

Camila la miro con una sonrisa dejándola ir, ante el ánimo que la chica mostró.

¿Por que las cosas eran así entre ellas?

¿Que les sucedía realmente? Se cuestiono Camila.

¿Por que la presencia de Lauren la hacia Tan feliz?. No lo sabía.

No quería descubrirlo.

Porque quizás eso sería muy peligroso para ella.

Para ambas.

*
*

Comenten.

Estoy haciendo el esfuerzo de actualizar de nuevo esta noche pero no lo creo.

Amo que comenten mucho.

Ahora, se que este capítulo no ha sido de lo mejor, pero aún así hay cosas que pueden pasar estos días.

¿Creen que Alejandro pueda sacar un provecho en esta historia?

¿Cual creen que sea el gran problema para Camila?

¿Ella podrá aceptar todo de si misma?

¿Que temores pueden haber entre ambas?

¿Quieren drama?

¿Aparece alguien más?

¿Que les gustaría ver?

¿Se conocen antes del mundial o en el mundial, Alejandro y Lauren?

¿Sucede algo externo a lo que están viviendo?

¿Que pasa si Camila utiliza a Lauren sin decirle? Estuve pensando en esto... no sería de una manera buena pero si por algo más que puede resultar para su beneficio y también de su familia.

Comenten!!!!

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