Horus

By bibliotecadorada

124K 10.8K 1.3K

¿Y si el amor de tu vida esta en otra galaxia? No todos los días te cruzabas con alguien como él: alto, muscu... More

Sinopsis
Capítulo 1: El misterioso chico
Capítulo 2: mitología egipcia
Capítulo 3: tropezones sin caídas
Capítulo 4: viajes acompañados de alucinaciones
Capítulo 5: biblioteca
Capítulo 6: heladería
Capítulo 7: la feria
Capítulo 8: la fiesta
Capítulo 9: estrella
Capítulo 10: Guiston
Capítulo 11: Guiston Park
Capítulo 12: inesperada visita
Capítulo 13: alucinaciones
Capítulo 14: menta granizada
Capítulo 15: ¿estoy loca?
Capitulo 16: la audición
Capítulo 17: el famoso número
Capítulo 18: nuevos cabellos
Capítulo 19: la barbacoa
Capítulo 20: la cabaña
Capítulo 21: celebración
Capítulo 22: verdades disfrazadas
Capítulo 23: miedo
Capítulo 24: playa
Capítulo 25: despertar
Capítulo 26: dura realidad
Capítulo 27: galaxia
Capítulo 28: orejas
Capítulo 29: el extraterrestre
Capítulo 30: visitas nocturnas
Capitulo 31: información
Capitulo 32: Dhimot
Capítulo 34: visita sorpresa
Capítulo 35: nuevo mundo
Capítulo 36: Hator
Capítulo 37: verdades incómodas
Capítulo 38: el beso
Capítulo 39: el tiempo
Capitulo 40: Salix y Thorm
Capítulo 41: Guixis
Capítulo 42: información valiosa
Capítulo 43: volvió
Nota de autor
Capítulo 44: primer entrenamiento
Capítulo 45: baile celestial
Nota de autor
Capítulo 46: más cosas a la luz
Capítulo 47: una hermana normal
Capítulo 48: el entrenamiento
Capítulo 49: las habilidades fallaron...de una buena manera
Capítulo 50: Gretik
Capítulo 51: Trina
Capítulo 52: almas gemelas
Capítulo 54: charlas reveladoras
Capítulo 55: elogios peligrosos
Capítulo 56: un mundo ideal
Epílogo
Nota de autor

Capitulo 33: Daemon

1.5K 171 63
By bibliotecadorada

Horus se encontraba en mi habitación, pero esta vez era diferente. No sabía por qué. Quizás, influía el hecho de que hacía un par de horas me había presentado a mi hermano. O el hecho de que mañana iba a conocer otro planeta.

Otro planeta.

Mis nervios aumentaron.

Se acercó más a mis amados libros, los cuales estaban colocados ordenadamente en una biblioteca de madera que ocupaba toda una pared de mi habitación, y por primera vez en mi vida, sentí un poco de vergüenza de ellos. O más específicamente, de una historia en particular que trataba sobre extraterrestres.

Si solo supiera que Daemon era mi crush literario...

—¿Qué son Obsidian, Opal, Onix...?—preguntó y agarró uno.

Miré al techo. ¿En serio, Universo? De todos los que había, ¿justo esos?

—Es una saga de fantasía—respondí, sin mucha fuerza.

Lo que no sabía es que Saga Lux era mi saga favorita de todos los tiempos, y que casualmente trataba de extraterrestres bien bonitos.

Parecía una broma del destino.

—Gracias por la información—respondió, sonriente, y se dirigió al baño.

Yo me tiré boca abajo sobre mi cama, rendida, y empecé a pensar en el piyama que usaría, y si los extraterrestres usaban siquiera pijama.

Sin dudas, Daemon no lo hacía.

Giré sobre mi espalada y me puse a mirar el techo. Las pegatinas de estrellas aparecieron en mi campo de visión y me sacaron una sonrisa. Volví a girar la cabeza, dirigiéndola para el baño, y como por arte de magia, Horus salió de allí.

Sin dudas, la autora se había basado en hechos reales.

Horus me devolvió la mirada con una sonrisa pícara. Estaba sin remera y en la parte de abajo solo llevaba unos pantalones chándal. Sus músculos trabajados aparecieron en mi campo de visión, dejándome sin aliento. Su torso era amplio y revelaba también unos pectorales definidos.

Me quedé de piedra, admirando semejante adonis en frente mío, y él pareció no darse cuenta o simplemente ignorarlo, porque caminó directo hacia mí, y se sentó en el borde de mi cama.

Lo miré fijamente, haciendo fuerza para que mis ojos no bajaran de los suyos, y no dije ni una palabra, pero mis mejillas comenzaron a sonrojarse.

Qué vergüenza.

—Oye.

Su voz hizo que me tensara.

—¿Si?

Sonrió.

—Tengo una pregunta para hacerte.

Oh, Dios mío. Mi estómago revoloteó. Mariposas transformadas en cocodrilos pasaron por allí.

—¿Que?—respondí, casi en un susurro.

Sonrió aún más.

—¿Dónde voy a dormir?

Me sentí una idiota.

—Veo que esta es tu cama—siguió diciendo, como si no notara que yo estaba hecha un tomate y a punto de largarme a llorar.—Y no veo un sofá, pero no quiero dormir abajo, solo. A menos que tus padres estén de acuerdo.

Mi corazón se volvió a acelerar. Esto parecía una carrera con demasiados obstáculos.

Horus se iba a quedar a dormir de nuevo en mi casa. ¿Por qué? No lo sabía. Para mi suerte, mis padres no nos vieron llegar ya que se fueron a dormir temprano, y bueno, influyó el hecho de que nos teletransportamos directo a mi habitación.

Así que allá estábamos.

Respiré profundo y traté de serenarme.

—Levántate—dije, al tiempo que yo también lo hacía.

Cuando nos encontramos de pie, me agaché y saqué un colchón de abajo de la cama, y lo coloqué en el piso, a una distancia bastante prudente.

—Puedes dormir aquí.

No podía mirarlo. Toda mi atención estaba enfocada en buscarle unas sábanas.

Cuando terminamos de colocarlas, fui al baño a colocarme unos grandes pantalones medianamente viejos, junto con una camiseta. Cuando terminé, él ya se encontraba recostado en la cama, aun sin remera, y cuando me vio pasar por su lado, su cara cambio totalmente, pero no dijo nada.

Yo no quería sacar más conclusiones erróneas, así que tan solo me limité a meterme en mi cama y apagar la luz.

No podía dejar de sentir su presencia. Realmente era atosigante. Ser tan consiente de que él estaba prácticamente al lado mío, en mi habitación....

—Buenas noches, Iris. Espero que duermas bien.

Ya, claro. Como si eso fuera posible con él estando a centímetros de distancia.

Lo miré a través de la oscuridad, y de repente se me vino a la mente cuando hacía nada más que unas horas, habíamos amanecido juntos en esta cama.

Intenté no pensar en eso, pero obviamente, fallé

Iba a visitar otro planeta.

Con ese suave pensamiento me desperté al día siguiente. Una ola de pánico me inundó y me senté agitada en la cama.

Me tapé la cara con las manos, y luché por respirar bien. Cielos. No había suficiente oxígeno en esta habitación. Destapé un ojo y miré a través de la mano, pero solo pude ver oscuridad. Lo cual no ayudó en nada.

Estaba a punto de largarme a llorar del miedo que tenía, cuando sentí que unos fuertes brazos me rodearon los hombros.

Un grito se formó en mi garganta, pero nunca llegó.

—¡Iris, soy yo! ¡Horus!—susurró enfáticamente.

Intenté zafarme de sus brazos, hasta que reconocí su aroma y su voz. Me relajé instantáneamente y dejé que me abrazara con fuerza.

—Tranquila—susurró en mi oído al tiempo que me acariciaba la mejilla.

Mi respiración comenzó a calmarse, y eso provocó que me cayera por completo encima de él. Me abrazó más fuerte si era posible, y me sentí segura. Protegida.

No sabía en qué momento se había subido a mi cama, pero no me importaba.

No quería que se fuera nunca.

—Es lógico que esos pensamientos te asalten en medio de la noche. Es cuando estamos más conectados con nosotros mismos, más vulnerables—susurró en mi oído.

Hundí mi cara en su cuello e inhalé su olor. Lo que me consolaba en este momento sus palabras y su calor corporal era muchísimo más de lo que habría imaginado.

—Lo siento por haber pensado tan fuerte—respondí, sabiendo que lo había despertado sin querer, y volví a apoyar la cabeza en su hombro.—No me acordaba que estabas aquí. Y sinceramente, si lo hubiese recordado, no creo que hubiese cambiado mucho.

Rio. Sentí mi espalda temblar ante su vibración, y una sonrisa apareció en mi rostro. Ojalá pudiera quedarme toda la vida en esta posición.

—Creo que sería un poco incómodo

Di un respingo al escuchar la voz de Horus en mi mente.

—Eso... ¿Acabas de hablarme? ¿Puedes hablarme con los pensamientos?—abrí mis ojos como platos.

Horus rio.

—¡Sorpresa!

Negué con la cabeza, indignada. La verdad es que, de todas las habilidades que había conocido, esa era sin dudas la que más me gustaba. Poder comunicarte telepáticamente hacía que todo sea más...práctico.

—¿Estas mejor?—preguntó y dejó de acariciar mi mejilla, para trazar lentos círculos en mi muslo.

Tragué saliva.

—Si—contesté en un susurro.

Sus caricias me estaban poniendo muy nerviosa. En especial, porque no quería que pararan nunca.

Sacudí mi cabeza, avergonzada de mi misma. Yo no era así, estaba claro, pero siempre que estaba con Horus mis pensamientos terminaban allí.

—¿Quieres hablar de ello?

Me tensé de pies a cabeza y me hundí más en su cuerpo, aunque mi intención no había sido esa. ¿Que si quería hablar de mi atracción hacia él? ¿Es que era un psicólogo hoy?

Horus se movió a la velocidad de la luz, y de un segundo al otro, mi espalda dejó de tener el calor de su cuerpo, y en cambio, lo empezó a tener mis hombros y mi estomagó.

Me estaba abrazando. De nuevo.

—Hablaba de tu ataque de pánico, Iris, no de...—Soltó una risita y me puse colorada, aunque él no pudiera verme.

—Ah...—respondí con un hilo de voz. Realmente quería darme una bofetada a mi misma.

Se movió suavemente, y dejé de sentir los brazos encima mío.

—A menos que quieras hacerlo.

Su aliento chocó contra mi mejilla, y gracias a eso fui consciente de lo cerca que estábamos. Si giraba mi cabeza un poquito hacia la izquierda, nuestros labios chocarían y por fin podríamos besarnos.

Tal como sucedía en los libros.

Pero no estábamos en uno.

—Podríamos estarlo, si quisie...

Su frase quedó por la mitad, porque nos interrumpió una gran luz que inundó la habitación. Mis ojos se cerraron y tuve que ponerme las manos encima para taparlos, porque el cambio fue muy repentino.

Los abrí como pude, entornándolos a más no poder, y lo que vi me dejó sin respiración.

Emma se encontraba en la entrada de mi cuarto, al lado de la puerta abierta que dejaba pasar toda la luz de afuera, mirándome de forma curiosa.

¿Qué hacía Emma allí? ¿Y si Horus...? ¡Horus! Mis ojos parecieron reaccionar, porque los abrí mucho y lo busqué por todas partes, pero no lo encontré.

Ni tampoco al colchón en donde había dormido.

—¡Aquí estas!—gritó Emma y vino corriendo hacia mi.—¿Qué haces en piyama? ¡Vamos a llegar tarde!

La miré sin entender nada. Todavía estaba procesando el hecho de que Horus y el colchón se habían esfumado en menos de un segundo.

—¿Qué haces aquí? ¿Y a dónde vamos a llegar tarde?—pregunté, mientras ella abría las cortinas de mi habitación.

Me miró como si me hubiese salido un moco del tamaño de China.

—¡A la escuela, idiota! ¡A donde más sino!—dijo y terminó de abrirla.

Quedé perpleja unos segundos, pero en seguida reaccioné y salí corriendo hacia el baño. Había olvidado completamente que hoy era día de semana, y que en mi vida normal, eso significaba ir al instituto.

Me estaba pasando demasiado seguido esto de olvidar mi normalidad.

—Y estoy aquí porque hoy me tocaba pasar a recogerte a ti. Y menos mal, porque si no, no hubieses ido, y sabes cómo se enoja la profesora Johnson si faltamos antes de un examen.

Mientras me cepillaba los dientes a una gran velocidad, comencé a buscar ropa para ponerme.

—¡Me quedé dormida!—grité y escupí sin querer pasta dental. Hice una mueca. Luego lo arreglaría.

—Es la segunda vez que te quedas dormida, Iris. ¿Acaso tu padre se cansó de comprarte despertadores? —gritó a través de la puerta.

Hice una mueca.

—Tengo uno nuevo, pero creo que no funciona muy bien... Debería que cambiarlo.

—Hmm. Te esperaré en el auto.

Me vestí como pude, mirando para todos lados para asegurarme de que Horus no estuviera allí y no perder mi dignidad...para siempre, y salí del baño. Agarré la mochila y me dispuse a bajar las escaleras. Estaba a punto de abrir la puerta de entrada, cuando Horus apareció al costado de mí como un fantasma.

Abrí la boca para gritar a causa del susto, pero me la tapó con la mano. Cuando mi cuerpo se relajó, visualicé el colchón tirado a su lado....en el medio de la sala de estar.

Sonrió.

—Eso salió mejor de lo que esperaba, pero quizás debas reconsiderar el hecho de que Emma tenga las llaves de tu casa. La próxima vez no sé si podré reaccionar tan deprisa.

Suspiré y le golpeé el hombro.

—Cielo santo, Horus, ¡casi muero del susto!—dije y sacudí la cabeza—. ¿Cómo hiciste para desaparecer junto al colchón?

Se encogió de hombros.

—Solo lo teletransporté conmigo.

Parpadeé.

—¿Y a dónde fueron?

Sonrió.

—Digamos que un par de personas de aquí pensaron que era un indigente, pero ya se les pasará.

Bufé, molesta, pero luego asentí con la cabeza.

—Esta bien. Gracias por haber desaparecido, me ahorraste muchas explicaciones.

Sonrió y sus ojos se iluminaron. Me hubiese quedado toda la mañana contemplándolos, a no ser porque Emma comenzó a tocar el claxon.

—Me parece que debes irte—dijo y le dio un toquecito a mi hombro.

Asentí con la cabeza.

—¿Luego nos vemos?—pregunté.

—Ya sabes que sí.

Volví a asentir y me despedí con la mano.

Tenerlo en mi vida facilitaba mucho las cosas.

Aunque, también, las complicaba.---------------

¡Hola! ¿Cómo estan? ¿Les esta gustando la historia? ¡Necesito saberlo! Acuerdense de votar y comentar para que la historia siga creciendo♥  Espero que la disfruten, muchos abrazos♥♥♦♠


Continue Reading

You'll Also Like

29K 3.2K 18
JEON JUNGKOOK.. Es el único heredero de la familia JEON la cual tiene muchas empresas por todo el continente asiático, a su corta edad(24) supo cómo...
24.3K 1.8K 54
Twilight al saber que la ex alumna de Celestia le robó la corona decide junto con Spike ir a recuperarla, para eso debe viajar a un mundo diferente a...
262K 17.4K 25
Todo en mi vida era normal. Hasta que entre a ese bar. ¿Dirás cuál es el problema? Ahi los conocí, conocí el secreto de este pueblo. No puedes confia...
148K 20.3K 200
DESCRIPCIÓN EN LA PRIMERA PARTE ✨ IMPORTANTE: ESTÁ NOVELA NO ES DE MI PROPIEDAD, CRÉDITOS CORRESPONDEN A SU RESPECTIVO AUTOR. TRADUZCO CON FINES PARA...