¿Sólo yo?

By Chamecita

3K 188 29

Yo no soy la típica chica de buen cuerpo o con las proporciones adecuadas y deseadas por muchos, yo soy una c... More

Sinopsis
1
2
3
4
5
6
7
9
10
11
12
13
14
15
16
17
18
19
20
21
22
23
24
25
26
27
28
29
30
31
32
33
34
35
36
37
Epílogo

8

85 5 0
By Chamecita

Terminando nuestro desayuno me quedé con Christian, mi mamá tuvo que ir a su trabajo, regresamos a su casa, le pregunté por su amigo.

—Se llama Mario, él es quien ha estado para mí desde que me salí de casa de mis padres, él parece más mi hermano.

—Suena tan lindo, al menos tienes un amigo que te apoya.

—¿Tú estás sola?

—Sí, no hay nadie que tenga mi confianza, más que tú.

—¿Y tu mamá?

—No, sólo tú sabes todo.

Me besó y me llevó a su habitación, nos acostamos en la cama, platicamos un rato, luego un beso nos llevó a otra cosa, justo cuando iba a hacer de nuevo el amor, Mario llamó a la puerta.

—No te muevas de aquí.

—Claro.

Me quedé en la cama, pero como no podía estar tranquila me puse su playera y salí a una especie de balcón, observé todo lo que rodeaba al edificio, tenía vistas maravillosas.

—¿Te gusta lo que ves? —Preguntó a mi espalda Christian.

—Sí, y también me gusta lo que puedes hacer por mí.

Me atrajo hacia él, me levantó del suelo y nos aventamos a su cama, ahora lo único que podía preocuparnos era el tiempo que teníamos juntos.

—¿No vas a clases hoy?

—Sarah, por ti voy a faltar.

—¿Qué?

—Mario me cubrirá en el trabajo y en cuanto a la escuela, diré que me sentí mal.

Lo besé y continuamos con lo que estábamos haciendo, Christian volvía a enseñarme su experiencia, sus movimientos eran delicados y amorosos, supo hacerme sentir bien con lo que hicimos y con mi cuerpo principalmente. Nos quedamos acostados en su cama, platicamos de todo y nada, el tiempo con él no se sentía, era como si se detuviera todo a nuestro alrededor.

—¿Tienes planes para mañana?

—Debo ir a la escuela, no me agrada faltar.

—Bueno, mañana debo reponer el turno, pero prométeme una cosa.

—¿Cuál?

—Pase lo que pase, me llamarás si me necesitas, sin importar nada.

—Lo prometo Christian.

—Compraré un teléfono hoy y te daré el número, llamaré para que bloqueen el otro.

—Está bien.

Christian llamó a la compañía celular y pidió que bloquearan el equipo, de esa forma ya no podría ocuparlo Adam. Me quedé pensando en lo que pude vivir si me quedaba con Adam, me sentí fatal, quería llorar; no pude contenerme, todas mis emociones estaban a flor de piel.

—¿Qué pasa?, ¿te lastimé?

No podía hablar, mis palabras estaban atoradas, estaba bloqueada, quería decirle que nada era su culpa, que él único responsable era su hermano.

—No. —Fue lo único que salió de mi boca.

Christian me abrazó, intentó tranquilizarme, pero yo parecía fuente. Me levanté y decidí irme a casa, él intentó detenerme, me preguntaba si tenía la culpa o qué había hecho mal, no respondí nada, abordé un taxi y me dirigí al trabajo de mi mamá, nunca la molestaba ahí, pero necesitaba estar con ella; le llamé por teléfono para que pudiera pagar el taxi.

Aproximadamente tardamos en llegar media hora, había un poco de tráfico, mi mamá me estaba esperando para poder pagar y saber qué sucedía conmigo.

—¿Qué sucede Sarah?, ¿te hizo algo Christian o su hermano?

—No, quiero irme lejos de todo, por favor mamá.

—¿Qué estás diciendo?

—No quiero seguir aquí, no puedo seguir.

—¿Qué diablos ha pasado?

—Por favor mamá.

Ella no me decía nada, me abrazó y subimos al despacho, me llevó directo a su oficina, me quedé sentada mientras ella hacía unas llamadas, habló con su jefe y regresó a mi lado.

—Te vas a ir con tu papá.

—No lo conozco, ¿cómo puedo irme con él?

—Hemos estado en contacto, él está emocionado por recibirte.

—¿Cuándo?

—Mañana tomarás un vuelo.

—¿Tú no vendrás?

—No puedo dejar mi trabajo, mi jefe necesita que me quede, además tengo clientes que necesitan una resolución.

—Está bien.

—Empaca un poco, tu padre dijo que allá te comprará ropa.

Era una decisión drástica, pero era lo mejor para mí, evitaría ver a Adam y que me hiciera daño, pero también dejaba a la persona que me quiere y ha hecho mi vida amorosa mucho mejor. Me quedé en la oficina de mi madre en lo que ella continuaba trabajando, su oficina tenía una vista hacia la ciudad, era hermoso, daba tranquilidad, me quedé pensando en todo lo que había vivido en cuestión de poco tiempo.

—Sarah, tu celular no para de sonar.

—Ahora lo apago.

Antes de apagarlo me percaté que me llamaba un número que no tenía registrado, era imposible que fuera Christian, a menos que me llamara desde su casa. Respondí y escuché su voz.

—Sarah, ¿qué sucede?, ¿te lastimé?

—No.

—Háblame por favor, me tienes preocupado, no sé ni a dónde fuiste.

Permanecí en silencio, pero mis lágrimas comenzaron a salir de nuevo, mi madre no quería verme así, se levantó y tomó mi teléfono.

—¿Bueno?

—...

—Christian, dale tiempo a Sarah por favor, está afectada por todo lo que ha sucedido, en cuanto ella esté mejor, se comunicara contigo.

—...

—Lo entiendo, pero es preferible que le des tiempo, sé que te tiene cariño, ella se comunicará, por favor.

Mi madre terminó la llamada, guardó mi teléfono, me quedé sentada observando todo a mi alrededor, pero realmente no prestaba atención a nada de lo que sucedía, no tenía cabeza para eso. Alrededor de las nueve de la noche mi madre me dijo que podíamos ir a casa, por fin descansaría un poco, aunque tenía que preparar una maleta.

Llegando a casa ella me ayudó a preparar la maleta, sabía que necesitaba alejarme de todo, aunque también debía dejarla. Terminamos alrededor de las once treinta, me dispuse a dormir, necesitaba olvidarme un rato de todo, mi mente debía estar despejada para lo que me esperaba, me iba a ir a un país completamente desconocido, iba a convivir con un extraño.

A las ocho de la mañana mi madre me despertó, debía darme una ducha y alistarme para el viaje, éste duraba aproximadamente dieciséis horas, viajaba a la otra punta del planeta, ella ya tenía listo todo, sólo debíamos hacer una parada para desayunar y después adiós a todo.

Salimos de casa y sentí demasiado frío, no era la época, pero se sentía horrible, calaba hasta los huesos, subí corriendo al auto, mi madre estaba feliz, aunque yo no comprendía muy bien sus sentimientos, hablamos muy poco y me aconsejó que me amoldara a la nueva vida.

—Sarah, debes ser más abierta, cambiar a la chica introvertida por alguien más extrovertido, tienes una nueva oportunidad.

—Lo intentaré, lo prometo.

Hicimos lo necesario y después abordé el avión, mi madre no lloró ni nada, pensé que sería una despedida dolorosa, gracias a Dios no fue así. Me decidí a dormir la mayor parte del viaje para llegar fresca a mi nuevo destino. Desperté justo a tiempo para ver el aterrizaje, se supone mi padre me estaría esperando en el aeropuerto, llevaría un letrero con mi nombre para que lo identificara.

Bajé del avión, fui a buscar mi maleta y después con la vista busqué a mi padre, pero me encontré con un chico mayor que yo, más alto y atractivo, sostenía un letrero con mi nombre.

—No eres mi padre.

—No, pero me pidió esperar aquí en lo que iba al baño.

—¿Eres algún sobrino de él?

—Su hijo.

O sea que antes de estar con mi madre había estado con otra mujer, este chico me llevaba al menos unos cuatro años.

—¿Sarah?

Me volteé para ver quién me llamaba, la única persona posible era mi padre. Lo observé de pies a cabeza, era demasiado guapo, alto y atlético, mi mamá se había fijado en alguien extremadamente guapo, como un actor de películas.

—Hola.

—¿El viaje fue tranquilo?

—Demasiado, dormí todo el viaje.

—¿Va todo bien?

—Sí.

—Hijo, ¿puedes ayudar a tu hermana con su maleta?

—No hay problema, yo puedo llevarla, traigo pocas cosas.

—Hermana, puedo ayudarte sin problema.

—Gracias.

Me puse roja porque me daba pena, seguí hablando con ellos durante el trayecto a casa, ahí era de noche aún, bueno empezaba a anochecer, vi algunos lugares demasiado hermosos, me sentía atraída por ello; mi padre comenzó a contarme algunas historias acerca de todo lo de aquí.

—Sarah, si quieres mañana podemos dar una vuelta por los lugares importantes y enseñarte un poco de aquí.

—Sería grandioso.

—Me alegra que se puedan llevar bien.

Llegamos a la casa, era como donde vivía, me hizo sentir mejor, mi padre me observó.

—Tu madre dijo que no te gustan los lujos, así que vivirás bien.

—Gracias.

Entramos y me llevaron directo a mi habitación, era grande, con vista a la ciudad, era de color lila, la cama estaba en medio de todo, sentí que estaba en mi anterior habitación.

—Es tuya, si quieres modificarla o cualquier cosa, me avisas y haremos los cambios necesarios.

—Gracias.

—¿Dónde dejo tu maleta?

—Donde sea, yo ordenare después.

—Bueno, iré a cambiarme, saldré papá.

—Está bien, ¿te llevas el auto?

—No, la moto.

—Ve con cuidado.

—Sarah, ¿quieres venir?

—Claro, si no te incómodo.

—No, te veo en veinte en la puerta.

Mi padre me dejó, me di un baño rápido, salí y me cambié por un vestido un poco corto de color negro y unos zapatos de piso rojos, me maquillé como había visto en muchos tutoriales, había quedado diferente, bajé corriendo a la puerta, el tiempo había volado.

—Te ves bien Sarah.

—Gracias...

—Héctor.

—Vayan con cuidado, cuida a tu hermana por favor.

Salimos de casa y fuimos en busca de su moto, era grande,  nunca había visto una en persona, nos subimos, me dio un casco para mi seguridad. El trayecto fue un poco largo, estaba disfrutando de todo lo bueno que había, Héctor se detuvo frente a un bar, no me iban a dejar entrar.

—No podré entrar.

—Vienes conmigo, tú no te preocupes.

Caminé a su lado y entramos de inmediato al bar, no tenía ningún problema, cuando entramos muchos lo saludaron, me presentó a algunos, pero no me aprendí sus nombres, estaba disfrutando lo demás.

—Sarah, no bebas nada que yo no te de.

—Está bien.

Me separé un poco de él, fui a bailar, quería sentirme libre, sentir por una vez que pertenezco a otro mundo, que puedo hacer algo diferente. Mientras estaba en la pista, observé todo como una primera vez, Héctor me cuidaba a la distancia, le dedicaba algunas sonrisas para hacerle entender que estaba bien.

Me divertí por un largo rato, olvide todo lo que estaba en mi mente, a las cuatro de la mañana nos fuimos, mi estómago rugía, necesitaba comer algo.

—¿Dónde hay comida?

—En casa, ahorita todo está cerrado.

—¡Tengo hambre!

—Veré qué puedo hacer.

Emprendimos el viaje, Héctor tenía razón, todo estaba cerrado, las calles estaban desiertas, tuve que aguantar hasta la casa, cuando llegamos entre corriendo a la cocina, abrí el refrigerador y busqué comida, no había nada preparado, así que preparé unos sándwiches, eso calmaría mi estómago.

—¿De dónde vienes?

—México.

—¿Tan lejos?

—Sí, necesitaba separarme de algunas cosas.

—¿Qué le pasó a tus muñecas?

Por instinto oculté mis muñecas, mi apetito desapareció y mi buen humor se había esfumado en cuestión de nada.

—Voy a dormir.

—Sarah, no era mi intención... Herirte.

—Tú no tienes la culpa, fue alguien que no vale la pena.

—¿Tu novio?

—No era mi novio, prefiero no hablar del tema, iré a dormir.

Dejé las cosas en la cocina y fui a mi habitación, me desmaquillé, me cambié el vestido por una pijama, me recosté, los malos recuerdos volvían a estar presentes, todo lo que me había hecho Adam, lo reviví. Mis lágrimas comenzaron a salir, intenté ser lo más silenciosa que pude, el conjunto de emociones provocó que me quedara dormida involuntariamente.

Estaba teniendo una pesadilla, Adam estaba frente a mí, me besaba a la fuerza y su hermano no hacía nada para detenerlo, se reía de lo que sucedía y lo invitaba a continuar. Me desperté llorando y con mis latidos demasiado rápidos.

Decidí levantarme de la cama, me enjuague la cara para refrescarme, bajé a la cocina, mi padre no estaba porque se había ido a trabajar y Héctor se había ido a la universidad, estaba sola, bueno eso creí hasta que vi a una señora.

—Señorita, ¿quiere que le prepare el desayuno?

—¿Quién es usted?

—Soy Diana, me encargo de la casa.

—Está bien, perdona por la suciedad que dejé anoche.

—¿Cuál?, cuando he llegado todo estaba en orden.

—Héctor debió limpiar.

—Posiblemente, ¿le sirvo algo?

—Claro, lo que me prepares será bueno.

Continue Reading

You'll Also Like

1.1M 102K 48
¿Y si por accidente te ganas el odio del cantante más famoso del país? *♫* Kale es el cantante juvenil más amado de la década, pero está cansado de s...
7.8K 639 30
¿ Destruir o ser destruido ?
281K 14.2K 32
Me enamoré de ella, lo hice sin pensar en un futuro Yo tenía dieciocho años ella tenía catorce. Fui su primer beso, sólo eso. Me comprometí a los ve...
58.1K 8K 54
Marcus juró que nunca volvería a amar. Luego de regresar a Nueva York por petición de su padre, Marcus intenta retomar su vida, intentando ignorar la...