Siendo honesta, prefería haber pagado el dinero correspondiente a la multa a tener que realizar trabajos comunitarios. El único inconveniente, por si no fuera poco, es que tendría que haber estado un mes entero alimentándome de pasta con aceite y patatas cocinadas de todas las formas posibles. Tal vez aquello no sería tan malo, pensaba. Tonta de mi, pensar que sería mejor hacer trabajos para la comunidad rodeada de escoria humana.
No generalizo, quizás en otro grupo se encontraban aquellos como yo, a los que un error les llevó a ser castigados así. Sin embargo, no fue mi caso, y parecía que había tenido la suerte de coincidir con personajes tales como un drogadicto que acababa de tener la quinta pelea en el mes con una anciana; una chica pirómana que no aparentaba tener más de 18 años; un hombre que había robado unos cuantos de cigarrillos y había sido pillado, aquella vez; y dos mujeres que habían destrozado una estatua conmemorativa, muy importante al parecer, de un parque.
Escuché un chistido y me giré para ver al drogadicto, que me mostraba una pequeña bolsa de cocaína ocultándola tras el asiento del autobús. Le negué con una sonrisa y volví a girarme para ver el paisaje. Tal vez ellos tendrían su historia, tampoco era nadie para juzgarles. Pero algo estaba claro: no tendría que estar allí. ¿Me lo merecía? Sí ¿Encajaba en el perfil de persona que hace trabajos a la comunidad por una multa? No.
-Hemos llegado-anunció nuestro supervisor.-A medida que bajéis del coche se os dará una bolsa y unas pinzas para recoger basura. Si necesitáis más bolsas, me las pediis; si tenéis alguna pregunta, no hacedla porque probablemente será estúpida y no quiero perder el tiempo.
Y, dicho aquello, el autobús se paró y, uno a uno, fuimos bajando. Miré a mi alrededor y suspiré aliviada. Eran las 8 de la mañana, no había más que un par de personas paseando y, por suerte, tampoco había demasiada basura. La última vez fuimos a un parque el día después de unas fiestas universitarias de la zona y tardamos 5 horas en limpiar todo.
-¡Dispersaos y limpiad todo lo que podáis, el que menos basura recoja no desayuna!
Comenzamos a dispersarnos pues. Antes de que nadie pudiese comenzar una "pequeña" charla de entretenimiento me dispersé, así limpiaríamos más zona. Comencé a limpiar agachada entre los matorrales y, para cuando me giré, estaba bastante lejos del grupo. No obstante no me preocupé, el supervisor era un águila y me veía perfectamente y, además, sabía que no iría a ninguna parte.
Me agaché para recoger un par de colillas del suelo que se encontraban al lado de una papelera, ¿Qué clase de persona literalmente echa mierda a su planeta? Probablemente aquellos que piensan que el calentamiento global no es real y que es todo un artimaña. Estaba claro que faltaba concienciación y bastante educación. Si mi madre estuviese en ese momento conmigo, probablemente me daría otra de sus charlas sobre qué es biodegradable o no; el efecto invernadero y la gran culpa que tienen ciertas empresas. Cualquiera diría que estudió ciencias de la naturaleza y lo ama con locura.
A veces admiro el hecho de tener una vocación, de tener algo por lo que luchar. Yo, por otra parte, estudié Psicología porque "era la que menos me desagradaba". Tenía claro que no haría nada con ella y, en cuanto terminé la universidad, comencé a estudiar para las oposiciones del ejército, cosa que tampoco me emocionaba bastante. Aún, con 24 años, no tenía ni idea que debía hacer en la vida o cuál era mi lugar. Supuse que todo llegaría a su tiempo, pero por otra parte temía el estar perdida para siempre. ¿Es eso posible?¿Vivir una vida perdida?
Vi lo que parecía ser un dólar en el suelo y me agaché corriendo a recogerlo. Es sorprendente saber cuánto dinero pierde la gente. Una vez recaudé unos 10 dólares en un día. Podría decirse que no todo lo relacionado con el trabajo comunitario es malo, pero entonces quedaría demasiado dulcificado.
Me levanté, victoriosa, para continuar. No lo hice. Una especie de pelota de metal se encontraba frente a mí. En otras circunstancias, pensaría que era un objeto raro, ya está. Pero me paralicé cuando detrás de ella se abría una especie de círculo más ancho y alto que yo. Mi primer pensamiento fue que aquel drogadicto, de alguna manera, había conseguido inyectarme algo. Miré más detenida esa extraña...cosa, sin saber muy bien qué era. Lo que se encontraba al otro lado aparentemente era el mismo parque, como si solo fuese un aro brillante plantado en medio de la nada.
Me giré para ver al grupo, que parecía entretenido recogiendo la basura. Me volví a girar al frente para mirar de nuevo la pelota metálica y la tomé. Mi lado paranoico pensó que tal vez sería alguna especie de bomba casera, o algo peligroso. Por otra parte, mi lado curioso no podía quedarse sin ver su interior, así que la abrí. Aguanté la respiración y me encogí de asombro al ver una especie de gema brillante de color lila. La tomé entre mis dedos y la contemplé con admiración. ¿Cuánto podría llegar a costar aquello?
Un suspiro de asombro me hizo levantar la cabeza para ver a un niño al otro lado del aro. Este se giró y salió corriendo, asustado, mientras llamaba a su padre.
-¡Oye!
Tal vez era suyo. Puede que se le cayese y se había asustado al verme con él. Pase el círculo y una sensación de ardor me invadió todo el cuerpo cuando lo hacía. Sentí que me costaba atravesarlo, y mi pecho sintió un fuerte dolor, como si me estuviesen clavando un puñal. Al terminar de pasar al otro lado, el dolor se había ido, al igual que el chico y...la gema. Aquella piedra brillante había desaparecido totalmente. Miré al suelo, confusa. A lo lejos sonó un silbato.
-¡Connell, vuelve aquí ahora mismo! ¿Qué demonios es eso?
Me giré para ver como el supervisor corría hacia mi. Pero, en una milésima de segundo, aquel círculo se cerró hasta quedar el llano donde habíamos estado recogiendo basura, esta vez vacío.
-¿Anderson?-grité girándome hacia todos lados, desubicada.
¿Cómo era posible?¿Cómo podría haber pasado aquello?¿Dónde demonios estaban? Mejor dicho, ¿dónde estaba yo? Mi respiración se comenzó a agitar y me costaba muchísimo coger aire. No encontraba explicación lógica a lo que me acababa de pasar; había sido tan rápido y extraño, que a mi cerebro no le daba tiempo a procesar todo.
Escuché el ruido de varios coches y me giré. Desde donde estaba, a pesar de los matorrales y árboles, podía ver que en la carretera se habían estacionado dos grandes furgonetas negras. De ellas comenzaron a bajar hombres vestidos de negro y algunos que otros con batas científicas.
No sabría como explicarlo, pero me asusté; algo en mí sintió que tal vez no debería estar allí, así que corrí. Corrí todo lo que pude y cuanto pude hasta llegar a una zona de descanso en el terreno. Me senté en un banco para recuperar el aliento. Recapitulé, pensando en lo extraño que era lo que acababa de pasar. Quizás se habrían ido sin mi, es posible que haya tenido un lapsus y no les haya visto irse.
-Perdona.
Me giré rápidamente a la vez que me levanté del sitio. Mi respiración estaba bastante agitada y estaba sudando. Había tres hombres frente a mi y, al verme, fruncieron el ceño curiosos, y se acercaron hacia mi.
-Somos la policía y queremos ayudarla, ¿Podría venir con nosotros y contestar a algunas preguntas?
-¿Por qué?¿Qué ocurre? No he hecho nada, soy del grupo de trabajos comunitarios...me tengo que ir...
-Por favor, cálmese. Solo será un rato, podemos ayudarla.
Uno de los hombres llevó su mano lentamente al arma que tenía en su cintura. Sentí como si algo en mi hiciese click, y el temor se apoderó de mi. No son policías, te van a hacer daño. Comencé a retroceder lentamente, uno de los agentes se acercó rápidamente hacia mi y me agarró del brazo.
-Tenemos a una chica, no sabemos que le pasa pero parece nerviosa y podría...
Tan pronto como me agarró el miedo se apoderó de mi. Intenté zafarme y, para sorpresa de todos, el hombre que me agarraba salió disparado por los aires y cayó a unos metros del lugar. Parecía como si la fuerza expansiva de una bomba le hubiese derribado.
-¡Deténgase!¡No me obligue a disp...!
Van a disparar. Me eché las manos a la cabeza rápidamente sin intención de oponerme. Sin embargo, volvió a suceder. Sentí una corriente eléctrica y, de nuevo todo a mi alrededor se movió. Las hierva, las hojas de los árboles...los hombres.
-Dios mío-susurré.
No sabía qué ocurría, a donde ir, qué hacer...¿Les había matado? No era una asesina, jamás había estado involucrada en una pelea. Tenía miedo. Miedo de mí.
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Tony's pov
Coulson estaba en lo cierto, aquello era algo por lo que había que preocuparse, desgraciadamente. No dudé en impulsarme hacia el cielo y volar hasta donde se encontrabas aquellos agentes. Aterricé cuando vi sus cuerpos en el suelo, inconscientes...o muertos. Miré a mi alrededor, preparado para enfrentarme a lo que fuese.
Esperaba encontrarme a alguien con una mirada profunda, llena de maldad. Un alienígena, tal vez, o un robot destructor que quería exterminar a la raza. En su lugar, encontré a una chica con mono grisaceo de basurero y unos ojos abiertos completamente, mirando a los cuerpos con terror. Levantó su cabeza y me miró fijamente, a la vez que retrocedía.
-¿Has hecho tu esto?-dije.
La chica no parecía dar crédito de qué estaba pasando. Quizás estaba en estado de shook. Aunque parecía inofensiva, me mantuve alerta.
-Oye, necesito saber si tienes algún deseo malvado de hacer daño o simplemente necesitas ayuda...así que me vendría bien un poco de colaboración aquí. Solo atácame para saber si debo luchar contigo.
La chica siguió mirándome fijamente sin decir nada y echó a correr de nuevo, en sentido contrario.
Señor, parece estar asustada.
-Eso veo, Friday.
Me propulsé hasta plantarme frente a la chica de nuevo, haciendo que esta parase en seco. Me destapé la cabeza para que pudiera verme mejor y sintiese que estaba hablando con un humano.
-Veo que estás aterrada, lo entiendo, pero somos de los buenos. Necesito saber quien ha hecho eso, ¿entiendes? Debemos mantener este sitio seguro ¿Has sido tú?
No muy segura, esta asintió.
-De acuerdo...¿Sabes cómo?
La chica negó.
-Friday, quiero una radiografía de la chica y análisis término-susurré.
En menos de dos segundos, podía ver por mi pantalla el interior de la chica como si de un escaner se tratara.
-¿Qué demonios...? Friday, ¿Qué es eso?
Señor, parece que hay una masa de energía en el lugar donde está su corazón, pero no conozco su naturaleza. Me temo que puede tratarse de algo que no es de la tierra.
-Eh, ¿Eres un alien?
-¿Perdona?-respondió en un hilo de voz.
-¿Eres de Asgard o...?-Señor, no parece que tenga la misma composición que Thor.
-No sé que esta pasando-La masa de energía comienza a parpadear, señor.-No sé que he hecho; no comprendo como lo he hecho.
Se intensifica, y su ritmo cardiaco está aumentando.
Algo iba mal. No sabía exactamente el que, lo cual me ponía bastante nervioso. Miré a mi espalda y los agentes de S.H.I.E.L.D comenzaron a acercarse empuñando sus armas y apuntando hacia la chica.
-No, no, no...Bajad las armas, ella no tiene nada que ver.
-¡Que se identifique!-gritó uno de ellos.
-¿Queréis esperaros un rato? Estoy conversando con ella tranquilamente y vosotros solo estáis poniéndola nerviosa, dejad que me encargue yo...
Señor, el ritmo cardiaco de la chica a aumentado, está fuera de los niveles a los que un ser humano puede llegar.
De repente, una gran onda expansiva me arrastró a metros de la chica, dejándome sin aliento. Me costaba respirar, sentía que todo el aire se había salido de mis pulmones. Ni tan siquiera Friday respondía a mis llamadas, parecía como si se hubiera colapsado. Miré con dificultad a los demás agentes, todos ellos inconscientes.
-Friday...eh, eh...Vamos Friday, no me abandones ahora.
S-Señor...me estoy reconfigurando. No...quizás...que...
Me levante casi sin poder mantenerme, usando la poca fuerza que me quedaba. Cojeé para acercarme más a la chica.
-¡No!-gritó.-No quiero haceros daño. No quería hacerlo, no lo he podido controlar...no sé lo que está pasando, de verdad.
-Eh, te creo, chica. Pero vas a tener que creerme tu a mi también: quiero ayudarte y para ello tienes que confiar en mi. No te voy a hacer ningún daño. No te voy a mentir, estos hombres van a estar muy enfadados cuando despierten.
-¿Siguen vivos?-preguntó aliviada.
-Sí-respondí.-Es mejor que nos vayamos ahora y ya explicaré yo qué ha pasado. Pero necesito que te calmes y confíes en mi...
-Rayne, Rayne Collens.