Título: Esperar
Anime: One Punch Man
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La noche cada vez le parecía más fría a una joven que estaba sentada en un sillón de la sala de su casa con una manta cubriendo su cuerpo. Veía el reloj cada cierto tiempo para después mirar hacia la puerta esperando a que esta se abriera dejando entrar a su pareja pero, sin darse cuenta, se quedó dormida sobre sus piernas mientras las abrazaba.
Hace algunos meses que dejó de preocuparse por su novio que llegaba muy tarde de trabajar, ahora cada noche le producía tristeza, cada minuto que pasaba sólo la hacía sentir peor pero quería estar esperándolo para recibirlo y darle la bienvenida.
Al poco tiempo despertó por el sonido que produjo un conjunto de llaves al otro lado de la puerta. Se levantó dejando la cobija en el sillón y se forzó a sonreír.
—Bienvenido, Garou— Dijo cuando éste entró y cerró la puerta dejando su saco en un perchero que estaba cerca.
—¿(Tn)?— La nombrada se acercó con la intención quitarle la corbata que, por una razón que ya suponía, estaba desecha y los primeros botones de su camisa estaban desabrochados— Te he dicho que no me esperes despierta, afectará tu rendimiento en clases— Su tono de voz era duro y su expresión facial era aún peor.
—No importa, me gusta esperarte— Le quitó la corbata y sin querer vio que en el cuello de su novio había labial rojo.
El corazón de la muchacha se estrujó pero no dejó salir ninguna lágrima ni nada que demostrara dolor, después de todo, casi siempre era lo mismo.
—Te importe o no, deja de esperarme, ya hemos hablado de esto, preocúpate por ti, ya estás grande para saber qué es más importante. Estudias una especialidad, por Dios— El mayor la miró cansado pero un poco molesto.
—Soy...— La chica miró hacia sus manos acariciando la corbata— Soy la segunda mejor de mi clase.
—Tal vez si descansaras como debes, serías la primera— Garou comenzó a caminar dejando a la joven sola en la entrada— Voy a bañarme, espero que cuando termine estés dormida— Éste giró la cabeza un poco para ver a su novia que seguía cabizbaja y suspiró con pesadez.
Detuvo su caminata hacia el baño para regresar sobre sus pasos hasta quedar frente a la muchacha. Se agachó un poco poniendo una mano en el hombro de su novia, ella sólo levantó un poco la vista para verlo.
—No tuve un buen día, amor— Dijo en un tono más relajado.
—Lo entiendo— Suspiró la contraria— Iré a dormir, buenas noches— Le sonrió soltando una pequeña risa para después alejarse de él en dirección a su dormitorio.
No la detuvo. Últimamente no la detiene pero ella esperaba que volviera a hacerlo, que volviera a disculparse por tratarla de ese modo cada noche, que volviera a invitarla a bañarse con él y que la llenara de besos en la ducha, ¿Cuándo dejó de hacer todo eso?
Abrió la puerta de la habitación y arregló la ropa que su novio utilizaría ese día en unas pocas horas más, después se dirigió a su escritorio, tomó su agenda y una pluma y escribió en el espacio del día que era "Igual que ayer". Volvió a guardarla cuando escuchó pasos acercándose a la habitación, rápidamente fue a la cama a acostarse.
Estaba triste, sabía que su relación cada vez iba más en decadencia pero no quería que eso pasara, si superaban eso su relación sería más firme, tenía que aguantar y eso haría.
Notó cuando Garou, después de cerrar la puerta, se acostó y la abrazó por la cintura atrayéndola a él, ella se giró con una pequeña sonrisa y recibió un beso y un leve "Te amo". Era poco, pero había sido más que el día anterior en el que ni siquiera la abrazó.
Sonrió mientras pasaba los dedos por el cuello del chico en el lugar en el que había visto el beso que le había dado su amante, delineó la forma de un corazón haciendo que el mayor se tensara un poco.
—Ya duerme, pequeña, es tarde— La joven se acostó más cerca de él y cerró los ojos.
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Otra vez igual, esperando a que su novio llegara del trabajo, era más temprano, así que todavía estaba haciendo otras cosas. Cuando terminó, regresó a la habitación, agarró su diario y lo abrió en el mismo día, rayó lo que había escrito para poner en su lugar "Un avance: Dormir abrazados y un te amo". Escuchó la puerta abrirse y, guardando el diario, corrió a la puerta principal para verlo entrar, quería llorar de alegría, tal vez por fin lograrían arreglar el problema, le diría sobre su amante, pediría perdón, lo perdonaría y volverían a tenerse el mismo amor que antes.
—Bienvenido, amor— Sonrió de oreja a oreja todavía avanzando hacia él pero se detuvo al sentir que estaba enojado— ¿Cómo te fue?— Disimuló su miedo pero su sonrisa se hizo más pequeña— Saliste más temprano, haré la cena, tardaré menos de lo que piensas, ¿Sí? Sólo espera...
El chico ni siquiera la miraba, pero cuando empezó a hablar de la cena no soportó más y la azotó con un poco de rudeza contra la pared más cercana. Ella abrió los ojos de sorpresa y él pudo ver un poco de miedo en ellos.
—¿Por qué actúas así?— Susurró Garou mirándola con arrepentimiento— Sé que lo sabes pero nunca me has pedido respuestas.
—Garou...— No sabía qué decir, esperaba que se lo dijera pero no de esta forma.
—¿Por qué?— El mayor comenzó a llorar— ¡¿Por qué actúas como si no supieras que te soy infiel?!— La joven volvió a sonreírle levemente y acarició su mejilla quitando algunas de las lágrimas que soltaba pero éste apartó su mano— ¡No me toques, maldita sea!— Garou le pegó con fuerza a la pared y se alejó de la chica dándole la espalda.
Estaba asustada pero sabía que él la necesitaba y, si quería que las cosas volvieran a ser como eran, tenía que darle apoyo. Se acercó a su pareja que se había sentado en el sillón con la cabeza entre sus manos, se sentó a su lado poniendo una mano en su hombro y, cuando vio que no la alejaba, lo abrazó.
—Superaremos esto, amor— Susurró la muchacha— Ya hicimos un gran avance— Dejó de abrazarlo para intentar que la mirara.
—¿Qué avance?— El chico recargó su espalda en el sillón mirándola.
—Ya pudiste decirme lo de la infidelidad, ahora las cosas van a mejorar, estoy segura de eso— Pasó su mano por la mejilla del muchacho y éste cerró sus ojos para disfrutar del toque— Te amo.
—Yo también— Le respondió el chico después de unos cuántos segundos.
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La noche anterior había sido buena, o así la consideraba ella. Se habían arreglado las cosas, Garou ya iba a dejar a su amante y podrían pasar más tiempo juntos haciendo varias cosas. Esa noche habían quedado de ver películas y la chica estaba preparando las cosas después de ver un mensaje del mayor avisando que ya iba para allá; había movido los sillones para poner sábanas y cobijas en el suelo, había puesto una película y calentado las palomitas, sólo faltaba que él llegara.
Unos golpes en la puerta hicieron que se levantara del sillón. Miró extrañada la puerta mientras se iba acercando a esta. Garou siempre traía sus llaves no había necesidad de tocar, ¿Traería algo en sus manos?
La idea de que fuera un regalo para ella como forma de disculparse la hizo sentir bien, por lo que se apresuró a llegar a la puerta. Cuando le abría la sonrisa que llevaba se desvaneció, no había tocado su pareja.
—¿Saitama?— Preguntó viendo al chico frente a ella y éste asintió— Garou no ha llegado pero pasa— La joven se hizo a un lado dejando el espacio suficiente para que pasara— ¿Puedo servirte algo de beber?
—No, (Tn)— La nombrada lo miró con confusión— Vine a que agarres tus cosas y te vengas a mi casa.
—¿Qué?— Dijo la muchacha de lo sorprendida que estaba.
—Sé que suena raro, juro que de camino a casa te explicaré todo pero ve por tus cosas.
—No iré contigo— Se defendió— Garou y yo vamos a...
—Garou no vendrá— La interrumpió el calvo y sus palabras la dejaron helada— Garou...— Saitama miró hacia otro lado sintiéndose mal por lo que iba a decir— Se fue con una mujer que lo esperaba cuando íbamos saliendo del trabajo, es la misma mujer con la que siempre se va.
—No...— La voz se le quebró a la chica mientras dejaba salir las lágrimas que se acumularon en sus ojos— Él la iba a dejar, él dijo que ya venía, no pudo haberse ido, ¡Mientes!
Saitama la miró angustiado sin saber qué hacer. Él había conducido hasta la casa de sus amigos para llevarse a la joven de ahí, sabía de la aventura que tenía Garou y no estaba dispuesto a soportar pensar en cómo ella sufría cada día por él.
—En la mañana habló conmigo, dijo que las cosas habían quedado bien entre ustedes y que lo superarían, también comentó lo de las películas que verían, pero...
—¡¿Ves? Garou vendrá!— Gritó la chica para mentirse a sí misma, prefería mentirse para sentirse bien a creer en lo que sabía que era verdad.
—Cuando salimos del trabajo, esa mujer lo estaba esperando— Dijo lentamente Saitama por miedo a dañar más a su amiga— Las cosas estaban igual que siempre entre ellos, le recordé lo de las películas y no le dio importancia, dijo que lo perdonarías y se fue con ella— La joven negaba con su cabeza, cosa que al chico le entristeció y la abrazó— En realidad, muchos compañeros de trabajo piensan que ustedes dos terminaron y que ella es su nueva pareja.
Saitama se quedó callado escuchando a la muchacha llorar en su pecho, él sólo le acariciaba la espalda para intentar calmarla. Así pasaron unos pocos minutos, ninguno se separaba pero la chica había dejado de llorar, cosa que calmó al mayor.
—Vine hacia acá porque me cansé de que te haga esto, no mereces todo el daño que recibes. Por favor, ven a mi casa, ya no lo esperes más.
—No quiero dejarlo, Saitama— La muchacha se separó de su amigo tallándose los ojos— Él me ama, sé que me ama.
—Es difícil al principio, pero sé que es lo mejor— El calvo le sonrió.
Esa sonrisa le dio confianza a la joven; Esa sonrisa le hacía tener la voluntad de alejarse del dolor que cada noche la esperaba.
Se dio la vuelta diciéndole que estaba bien y que lo esperara un rato en lo que agarraba algunas prendas de ropa y su mochila escolar. Mientras hacía eso se preguntaba si realmente era buena idea no esperar a Garou. Tal vez sólo fue con la mujer a hablar y decirle que no se acercara más, que ya no lo esperara, suena a algo que él haría... No, suena a algo que el Garou que la amaba haría, él ya no.
Cuando estaba por terminar de empacar lo que consideraba necesario, su celular sonó, el chico de sus pensamientos estaba llamándola, pensó un momento si contestarle o no, pero al final lo hizo.
—Garou— Habló bajo ya que sabía que había posibilidad de que Saitama pudiera escucharla.
—Hola, amor— El corazón de la joven se ensanchó al escuchar su voz llamarla de una forma tan linda— Sé que todavía no llego, perdón, pero me entretuve en el trabajo.
—No importa— Sonrió aunque no la estaba viendo— ¿Ya vienes de camino?
Estaba feliz, sabía que se había ido con la mujer pero si le marcaba debía de ser para avisarle sobre su retraso pero que estaría ahí enseguida porque así comienzan los cambios, despidiéndose de las cosas viejas para poder saludar a las cosas nuevas.
—Por eso te llamé, corazón— La chica lentamente dejó de sonreír, tenía un mal presentimiento— No creo poder llegar a nuestra noche de películas y no sé cuándo estaré allá— Cada palabra que escuchaba salir de la boca de quien ahora no sabía si llamar novio, le rompía el corazón que había estado lleno de amor hace unos segundos— Perdóname, son cosas que no sabes que te pueden ocurrir, espero lo entiendas.
—Lo entiendo, Garou— Soltó una sonrisa otro vez, siempre sonreía ante situaciones así porque estaba dispuesta a arreglarlo pero es difícil arreglar las cosas cuando uno de los dos no se enfoca en otra cosa más que en destruir todo lo que reconstruyen.
—Sabía que lo harías, no me esperes despierta, ¿Sale?— Ella le respondió con un ruidito afirmativo, ya no podían salir palabras sin derramar algunas lágrimas— Piensa en las clases de mañana, amor. Te amo.
Y sin esperar respuesta de la muchacha, el chico colgó.
La joven miró su maleta, después miró una foto enmarcada que estaba en la mesita de noche, era una foto de ellos dos en los tiempos en los que no había mentiras de por medio en su relación... Ni otras mujeres. Por esa foto, por pensar en que algún día volverían a estar así y por esos recuerdos, ella luchaba por recuperarlo pero no puedes recuperar algo que ya se te fue arrebatado.
Se dio la vuelta tomando su maleta con ropa y su mochila escolar, cuando vio a Saitama recargado en el marco de la puerta, la miraba con una sonrisa apenada, entonces supo que escuchó la llamada pero no le importó, él había ido a su casa para apoyarla, sin él ahora mismo estaría llorando por Garou.
Fue hacia Saitama que, sin hablar, tomó las maletas que cargaba y juntos salieron de casa para ir a la del calvito.
Estaba cansada, estuvo cansada desde hace meses, cada noche quería desistir, ¿Por qué no lo había hecho antes? Mientras más se alejaba de la casa, más libre se sentía, ¿Qué la había detenido antes? Tal vez la detenía el hecho de no querer ver la realidad, estaba tan bien con él que cuando de repente comenzó con esa actitud distante hacia ella no quiso ver lo que pasaba. Su relación estaba muriendo al igual que su amor.
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Garou llegó a la misma hora de la madrugada que había llegado en las noches anteriores, abrió la puerta principal y estaba todo apagado, le extrañó aquello, no porque le disgustara, en realidad le gustaba que le hubiera hecho caso, pero ella siempre lo esperaba despierta.
Dejó su saco en el perchero y quitó su corbata, comenzó a hacer lo mismo que hacía antes de irse a acostar, cuando entró a la habitación lo primero que vio fue la cama perfectamente tendida, miró de un lado a otro y, al no ver a la joven, se alarmó.
—¡(Tn)!— Gritó comenzando a buscar a la nombrada por toda la casa— ¡(Tn)!— Fue a cada cuarto que había y en ninguna la veía.
Regresó al dormitorio para tomar su celular y marcarle, necesitaba saber dónde estaba, si estaba bien, si ocupaba que él fuera a recogerla a alguna parte, ¿Dónde pudo haber ido? Es de madrugada, ¿A dónde van las personas en la madrugada?
—El número que usted marcó se encuentra fuera de servicio...— El chico escuchó a través de la otra línea y maldijo para después colgar.
Se sentó en la orilla de la cama con los codos apoyados en sus piernas y su cabeza sobre sus manos. Sintió como su corazón se estrujaba de sólo pensar que ella se habría cansado de él y se había ido o que le hubiera pasado algo mientras él no estaba. En cualquier situación era su culpa por aprovecharse de ella cada que podía.
Fue hacia su armario y lo abrió viendo que faltaba ropa de su novia, se sintió desfallecer, miró hacia el lugar donde la mochila de la chica debía de estar y no la vio, fue a su escritorio para ver que había libros que faltaban. Se sentó en la silla y miró todo lo que quedaba en el escritorio sintiéndose derrotado. Agarró la única libreta y miró su interior.
Habían frases en cada día que la agenda mostraba, frases que la muchacha había anotado y que él nunca se había dado cuenta antes. Las frases eran claras y dolorosas, al leerlas Garou por fin entendió todo lo que su novia sufrió durante meses sólo por la vaga esperanza de poder arreglar su relación.
Se maldijo internamente y, aunque le costaba admitirlo, se decía a sí mismo que ella había tomado la mejor decisión hasta la fecha. Él le hacía mal pero no quería dejarla ir, era amable y linda que sabía que no la merecía pero él era demasiado egoísta como para decirle que se vaya, lo hizo inconscientemente, la alejó de la manera más cruel posible. Ahora era él el que se encontraba roto y destrozado, pero eso sí se lo merecía y lo aceptaba.
"No estaba a la altura de un ser tan puro como ella"