Contra todo el desencanto que...

Pepi007 által

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Después de que Alison sea atacada en su propia casa, la chica decide que solo le queda una cosa por hacer: de... Több

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33

Capítulo 5

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Pepi007 által

La despertaron los rayos del sol, que se colaban por la ventana y le daban de lleno en el rostro. Sin embargo, al abrir los ojos, lo primero que vio fue la cara de Alison, que dormía plácidamente a escasos centímetros de ella.

La rubia tenía la expresión más relajada que Emily le había visto desde que había regresado de sus años de desaparición. Sobre el lado izquierdo de la cara le caía algún que otro mechón de esa melena rubia que tanto adoraba y que en aquellos momentos se encontraba totalmente desordenada. Sus cejas se arqueaban suavemente sobre unos ojos que al fin habían conseguido el amparo de unos párpados. Aquel ceño que había estado fruncido durante horas, fruto de la preocupación, por fin descansaba completamente liso al inicio del arco que llevaba hasta su nariz. Tenía las mejillas ligeramente sonrojadas y los labios algo separados. Respiraba pausadamente, con el corazón latiéndole de forma acompasada.

Emily sonrió, era la primera vez que despertaba junto a Alison, y la rubia no podría estar más preciosa, dotada de esa perfección que solo el sueño despreocupado y profundo puede proporcionar. Alison se movió ligeramente y el corazón de Emily se saltó un latido porque, de repente, fue consciente del motivo de esa calidez reconfortante que se extendía por todo su cuerpo y es que, de una forma u otra, había acabado completamente enlazada con la rubia.

La mano derecha que había colocado sobre la izquierda de Alison justo antes de rendirse al sueño había entrelazado los dedos con los de la chica y, si bien no era la posición más cómoda del mundo, el contacto que le ofrecía compensaba aquel hormigueo que le recorría el brazo. Sus piernas se habían enredado con las de Alison y su otro brazo, el que no estaba a punto de perder la sensibilidad, cubría el que la rubia había colocado despreocupadamente sobre su cintura. Estaban muy cerca y eso la hacía estremecer.

La morena no pudo evitar recrearse en el contraste de color que había entre la piel de sus brazos, le encantaba, ver aquel tono níveo mezclado con su bronce natural, era espectacular. Devolvió la vista a su rostro y contuvo la respiración. Alison se había despertado y la miraba con los ojos entornados, dos esferas de un azul intenso que parecían capaces de colarse directamente en su alma.

- Hola. – Susurró Emily.

- Hola. – Le respondió Alison y sus labios se curvaron ligeramente hacia arriba, generando ese tipo de sonrisa que acaba brillando más en los ojos que en la boca. 

Emily deslizó su mano izquierda por el brazo de la rubia, sin ejercer presión, apenas acariciándola, maravillándose con la suavidad de aquella piel. Alison suspiró ante el contacto y se acercó más al cuerpo de Emily, soltando su mano derecha para poder envolver completamente su cintura con su otra extremidad y hundir el rostro en el pequeño hueco que había entre el cuello y la clavícula de la morena.

Por su parte, Emily acabó colocando su brazo izquierdo sobre los hombros de la rubia, mientras que el derecho se desentumecía y rodeaba aquella cabecita dorada. Apoyó la barbilla sobre su sedoso pelo e inhaló su aroma.

Habían encajado en un abrazo perfecto.

Emily cerró los ojos y deseó poder quedarse así para siempre. Quiso memorizar aquel momento, prestando atención a todos los detalles, desde el tacto de la camiseta que cubría el cuerpo de la rubia hasta el sonido del tráfico que entraba por la ventana, impregnándose del instante, utilizando el calor que ambas desprendían para grabarlo todo a fuego en su mente y en su piel.

De repente, un pitido estridente rompió el encanto del momento. Alison se desenredó de la morena y buscó en su mesilla de noche hasta que dio con el despertador y consiguió apagarlo. Aparato infernal.

- ¿Tenías que poner el despertador? – Le preguntó Emily con una risa que se mezcló con un pequeño quejido.

- Sí. – Contestó la rubia con pesar, dejándose caer de espaldas en el colchón, asegurándose de que su brazo encontrase el de la morena, necesitando que alguna parte de su cuerpo estuviese en contacto con el de Emily.

Un silencio cómodo envolvió el ambiente. Habían sobrevivido a su primera noche fuera de Rosewood, no había sido perfecta, ni mucho menos, pero ambas estaban de una pieza, expectantes por lo que esa ciudad les ofrecería.

- Necesito ir al baño. - Dijo Alison y Emily la miró de reojo, sin saber a donde llevaría aquel comentario. - ¿Tú no necesitas ir al baño?

- Yo... - Comenzó la morena y una idea clicó en su mente. Dejó que en sus labios se formase una media sonrisa de entendimiento. - Quieres que compruebe si la rata está ahí. - Miró a la rubia, que seguía observando el techo con desinterés, y vio como se encogía de hombros. - Pues lo que yo necesito es quedarme en la cama todo el día, para recuperarme del jet lag. - Dijo, ahora que empezaba a estirarse y que intentaba espabilarse se daba cuenta de que estaba hecha polvo. No sabía si sería capaz de levantarse de aquella cama.

- No puedes, tenemos una cita. – Dijo Alison.

- ¿Ah, sí? – Se extrañó Emily, que ella supiese no conocían a nadie en aquella ciudad, ¿con quién iban a quedar?

- Sí… con CeCe Drake.

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- Si sigues así nos van a echar. – Dijo Alison, observando como Emily destrozaba la tercera servilleta que había cogido, reduciéndola a diminutos cuadraditos.

- ¿Estás segura de que vendrá?

- Sí. – La rubia revisó su reloj. – Aún faltan un par de minutos para las cinco. 

Estaban en una cafetería, no muy lejos de donde tenían el hotel, esperando a que CeCe apareciese. Alison había concertado una cita con ella antes de salir de Rosewood para pedirle ayuda y que la situase un poco al llegar a la ciudad. No le había dicho que iría con Emily, porque cuando la llamó desesperada diciéndole que se encontraría con ella en un par de días aun no sabía lo que iba a hacer con la morena. 

El lugar de encuentro lo había elegido Alison, pues le pareció un sitio discreto, apartado del bullicio propio de la ciudad, y tampoco le venía mal que estuviese cerca del hotel, ya que pensaba quedarse en la zona durante los primeros días, hasta que supiese manejarse algo mejor.

Pero si CeCe no sabía nada de Emily, la morena tampoco sabía nada de la otra rubia, de ahí que no hubiese sido capaz de suavizar el ceño arrugado de su frente desde que Alison había pronunciado su nombre.

- Sé que no confías en ella, pero…

- No es eso. – Aseguró Emily, dirigiendo su atención a las ventanas del local que daban al exterior, intentando localizar una melena rubia. – Es que no quiero deberle nada.

- Y no lo harás. – Le dijo Alison, esperando volver a encontrarse con su mirada. – Ya sabes que pudo escapar de Rosewood gracias a mí, me debe un favor, si nos ayuda ahora estaremos en paz. 

En ese momento la puerta de la cafetería se abrió, dejando que se colase el aire del exterior y cierta morena vestida impecablemente. Llevaba un abrigo negro, demasiado grueso para la temperatura del local por lo que, mientras que sondeaba el lugar en busca de alguien se deshizo de él, dejando a la vista un vestido verde oscuro que se adaptaba a su figura. Tenía la piel clara y solo se quitó las gafas de sol que cubrían sus azules ojos cuando encontró a quien buscaba.

Caminó sobre unos sonoros tacones negros hasta llegar a una mesa situada en un rincón de la estancia, donde una rubia y una morena la miraban boquiabiertas. CeCe sonrió con sus labios cubiertos de intenso carmín y abrió los brazos para recibir a Alison.

- Me alegro de verte. – Le dijo CeCe abrazando a la chica.

- Y yo a ti. – Alison deshizo el abrazo y se quedó mirándola, percatándose de que no llevaba peluca. - ¿Te has teñido el pelo?

- Sí, era más sencillo que ir con una peluca a todas horas, aquí tengo que ser Vivian cada día. – Ambas se sentaron y CeCe clavó la mirada en Emily, que aún la observaba con recelo. – Hola, Emily.

- Hola. – Saludó la morena, intentando no tensarse demasiado. CeCe estaba allí para ayudarlas, era amiga de Alison, no les haría daño.

- Pensé que venías sola. – Dijo la nueva morena, volviendo su atención a la rubia. - ¿Te has traído a toda la pandilla?

- No, solo… - Alison miró a Emily y tomó su mano bajo la mesa discretamente, dándole un ligero apretón. – solo he venido con Em. 

Cuando Emily le devolvió la mirada a Alison, CeCe se percató de la complicidad del gesto, de cómo el rostro de la morena se relajaba y su cuerpo soltaba una bocanada de aire contenido.

- Bueno, me alegro de que no estés sola, en una ciudad tan grande como esta tener amigos ayuda. – Dijo CeCe y llamó la atención del camarero para que le sirviese un espresso. – Tengo que confesar que me extrañó tu llamada, tuvo que pasar algo muy grave para que quisieses irte de Rosewood nada más volver.

Como siempre CeCe no le hacía preguntas directas, dejaba caer cuestiones sin interrogantes que, irremediablemente, acabarían obteniendo respuestas.

- Sí, pasaron… cosas. – Dijo Alison, sin querer entrar en detalles. – Siento haberte avisado con tan poco tiempo, ¿has conseguido lo que te pedí?

- Más o menos. – Se volvió para rebuscar en su bolso y sacó diversos papeles. – Vamos a ver… te he traído un mapa de la ciudad, sé que no me lo pediste pero supuse que no se te ocurriría traer móvil ni nada parecido… - La rubia negó con la cabeza. – a ninguna de las dos… - Esta vez centró su atención en Emily que se apresuró a seguir el gesto de Alison. – Bien, entonces os servirá. Esta es mi dirección, cualquier cosa que necesitéis, estaré allí. – Se detuvo antes de sacar el último papel para sonreírle al camarero que le traía el café. – Merci. Y esta… - Bajó la voz entregándoles un último documento. – es la dirección de un buen amigo. Os ayudará a encontrar trabajo. – Volvió a mirar a la morena. – Le dije que iría a verlo una rubia amiga mía, pero no creo que le importe que vaya con una morena. Sois un 2x1 al que ni yo me resistiría.

- ¿Qué clase de trabajo nos dará? – Preguntó Emily, interviniendo en la conversación por primera vez.

- La verdad es que no lo sé, lleva muchos locales en la ciudad.

- ¿No decías que era un buen amigo? – Volvió a cuestionar la morena. No se fiaba ni un pelo de CeCe y mucho menos de los amigos de CeCe.

- Amigo, conocido, ligue de una noche… cariño, al final, todos acaban siendo lo mismo. – Alison sonrió ante el comentario, tenía que reconocer que había echado de menos a aquella chica. - Vosotras solo tenéis que decirle que vais de parte de Vivian. No tendréis ningún problema. – Dio un sorbo a su café, manchando el borde de la taza con su pintalabios. – Pero bueno, dejemos los negocios por un momento, decidme, ¿dónde estáis viviendo?

- En un hotel, no muy lejos de aquí. – Contestó Alison.

- Oh… eso es adorable.

- En realidad no, es horrible, - Continuó la rubia. – está justo al lado de un cementerio enorme y está plagado de bichos.

Emily rodó los ojos, otra vez la rata no, por favor.

- ¿Literalmente? – La animó CeCe.

- Literalmente. Hay una rata así de grande. – Le aseguró Alison, mostrándole el tamaño imposible del animal.

- ¿Hay? ¿En presente? – Las dos chicas afirmaron, Alison con vehemencia y Emily con pesar. – Bueno mira, ya tenéis una mascota.

- No tiene gracia, estuvimos una hora intentando encontrarla y, créeme, esa habitación no tiene muchos sitios donde una rata pueda esconderse.

- Vaya, eso sí que es terrible, quiero decir… vuestra primera noche en París, juntas… - A CeCe no se le escapó el rubor que apareció en las mejillas de ambas. Sonrió. – Lo siento, pero tengo que preguntar, ¿desde cuándo…?

Las dos se miraron, Alison era la que debía responder, así como también era la que conocía a CeCe y sabía, o al menos debería haber sabido, que la chica se daría cuenta de que algo pasaba entre ambas. Ella conocía a Alison muy bien, demasiado bien como para no saber que solo se fugaría con otra persona por una razón y… bueno, a pesar de que nunca le había dicho nada acerca de los dudosos sentimientos que siempre había tenido por la morena, CeCe sabía que Emily no era una amiga más para la rubia, y el hecho de que estuviese allí, sentada fielmente junto a Alison, lo confirmaba.

- Hace dos días. – Acabó contestando Emily, siendo consciente del nerviosismo que se había apoderado de la rubia.

- Ya… esa puede que sea la fecha oficial, pero… ¿cuál es la extraoficial? – Presionó CeCe, divirtiéndose con lo incómoda que se veía Alison. Para ella la rubia era como una hermana pequeña y, como tal, le encantaba atormentarla metiéndose en su vida amorosa, más aún si los sentimientos de la chica eran reales y no “flirteo por aburrimiento”.

¿Sería muy patético que la morena dijese “desde siempre”? Por lo que sabía (si contaba como cierto todo lo que Alison le había dicho hasta el momento), Alison había sentido cosas por ella desde hacía años, pero claro, nunca antes habían salido como una pareja, solo se habían besado a escondidas y eso no cuenta como relación, al menos no como una real, ¿no?

- Nosotras… - Intervino Alison, sin mirar directamente a CeCe. – es complicado.

- No lo dudo. Pero me alegro de que haya pasado. – La rubia levantó la mirada y se encontró con una sonrisa sincera en el rostro de CeCe. Internamente había rezado porque aprobase su decisión de estar con la morena, aún le importaba su opinión, siempre le había importado su opinión. – Hacéis muy buena pareja.

Alison le devolvió la sonrisa y observó a Emily, que paseaba la mirada entre ambas con un deje de incomodidad en esa pequeña arruga de preocupación que se le formaba en la frente de vez en cuando.

- Supongo que aún no habéis visto nada de la ciudad. – Prosiguió CeCe tras finalizar su bebida. – Cuando tengáis un poco de tiempo, deberíais hacerle una buena visita, os encantará.

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