Capítulo 5

2.8K 111 8
                                    

La despertaron los rayos del sol, que se colaban por la ventana y le daban de lleno en el rostro. Sin embargo, al abrir los ojos, lo primero que vio fue la cara de Alison, que dormía plácidamente a escasos centímetros de ella.

La rubia tenía la expresión más relajada que Emily le había visto desde que había regresado de sus años de desaparición. Sobre el lado izquierdo de la cara le caía algún que otro mechón de esa melena rubia que tanto adoraba y que en aquellos momentos se encontraba totalmente desordenada. Sus cejas se arqueaban suavemente sobre unos ojos que al fin habían conseguido el amparo de unos párpados. Aquel ceño que había estado fruncido durante horas, fruto de la preocupación, por fin descansaba completamente liso al inicio del arco que llevaba hasta su nariz. Tenía las mejillas ligeramente sonrojadas y los labios algo separados. Respiraba pausadamente, con el corazón latiéndole de forma acompasada.

Emily sonrió, era la primera vez que despertaba junto a Alison, y la rubia no podría estar más preciosa, dotada de esa perfección que solo el sueño despreocupado y profundo puede proporcionar. Alison se movió ligeramente y el corazón de Emily se saltó un latido porque, de repente, fue consciente del motivo de esa calidez reconfortante que se extendía por todo su cuerpo y es que, de una forma u otra, había acabado completamente enlazada con la rubia.

La mano derecha que había colocado sobre la izquierda de Alison justo antes de rendirse al sueño había entrelazado los dedos con los de la chica y, si bien no era la posición más cómoda del mundo, el contacto que le ofrecía compensaba aquel hormigueo que le recorría el brazo. Sus piernas se habían enredado con las de Alison y su otro brazo, el que no estaba a punto de perder la sensibilidad, cubría el que la rubia había colocado despreocupadamente sobre su cintura. Estaban muy cerca y eso la hacía estremecer.

La morena no pudo evitar recrearse en el contraste de color que había entre la piel de sus brazos, le encantaba, ver aquel tono níveo mezclado con su bronce natural, era espectacular. Devolvió la vista a su rostro y contuvo la respiración. Alison se había despertado y la miraba con los ojos entornados, dos esferas de un azul intenso que parecían capaces de colarse directamente en su alma.

- Hola. – Susurró Emily.

- Hola. – Le respondió Alison y sus labios se curvaron ligeramente hacia arriba, generando ese tipo de sonrisa que acaba brillando más en los ojos que en la boca. 

Emily deslizó su mano izquierda por el brazo de la rubia, sin ejercer presión, apenas acariciándola, maravillándose con la suavidad de aquella piel. Alison suspiró ante el contacto y se acercó más al cuerpo de Emily, soltando su mano derecha para poder envolver completamente su cintura con su otra extremidad y hundir el rostro en el pequeño hueco que había entre el cuello y la clavícula de la morena.

Por su parte, Emily acabó colocando su brazo izquierdo sobre los hombros de la rubia, mientras que el derecho se desentumecía y rodeaba aquella cabecita dorada. Apoyó la barbilla sobre su sedoso pelo e inhaló su aroma.

Habían encajado en un abrazo perfecto.

Emily cerró los ojos y deseó poder quedarse así para siempre. Quiso memorizar aquel momento, prestando atención a todos los detalles, desde el tacto de la camiseta que cubría el cuerpo de la rubia hasta el sonido del tráfico que entraba por la ventana, impregnándose del instante, utilizando el calor que ambas desprendían para grabarlo todo a fuego en su mente y en su piel.

De repente, un pitido estridente rompió el encanto del momento. Alison se desenredó de la morena y buscó en su mesilla de noche hasta que dio con el despertador y consiguió apagarlo. Aparato infernal.

- ¿Tenías que poner el despertador? – Le preguntó Emily con una risa que se mezcló con un pequeño quejido.

- Sí. – Contestó la rubia con pesar, dejándose caer de espaldas en el colchón, asegurándose de que su brazo encontrase el de la morena, necesitando que alguna parte de su cuerpo estuviese en contacto con el de Emily.

Contra todo el desencanto que pudiera haberWhere stories live. Discover now