Horus

By bibliotecadorada

124K 10.8K 1.3K

¿Y si el amor de tu vida esta en otra galaxia? No todos los días te cruzabas con alguien como él: alto, muscu... More

Sinopsis
Capítulo 1: El misterioso chico
Capítulo 2: mitología egipcia
Capítulo 3: tropezones sin caídas
Capítulo 4: viajes acompañados de alucinaciones
Capítulo 5: biblioteca
Capítulo 6: heladería
Capítulo 7: la feria
Capítulo 8: la fiesta
Capítulo 9: estrella
Capítulo 10: Guiston
Capítulo 11: Guiston Park
Capítulo 12: inesperada visita
Capítulo 13: alucinaciones
Capítulo 14: menta granizada
Capítulo 15: ¿estoy loca?
Capitulo 16: la audición
Capítulo 17: el famoso número
Capítulo 18: nuevos cabellos
Capítulo 19: la barbacoa
Capítulo 20: la cabaña
Capítulo 21: celebración
Capítulo 22: verdades disfrazadas
Capítulo 23: miedo
Capítulo 24: playa
Capítulo 25: despertar
Capítulo 26: dura realidad
Capítulo 27: galaxia
Capítulo 28: orejas
Capítulo 29: el extraterrestre
Capítulo 30: visitas nocturnas
Capitulo 31: información
Capitulo 33: Daemon
Capítulo 34: visita sorpresa
Capítulo 35: nuevo mundo
Capítulo 36: Hator
Capítulo 37: verdades incómodas
Capítulo 38: el beso
Capítulo 39: el tiempo
Capitulo 40: Salix y Thorm
Capítulo 41: Guixis
Capítulo 42: información valiosa
Capítulo 43: volvió
Nota de autor
Capítulo 44: primer entrenamiento
Capítulo 45: baile celestial
Nota de autor
Capítulo 46: más cosas a la luz
Capítulo 47: una hermana normal
Capítulo 48: el entrenamiento
Capítulo 49: las habilidades fallaron...de una buena manera
Capítulo 50: Gretik
Capítulo 51: Trina
Capítulo 52: almas gemelas
Capítulo 54: charlas reveladoras
Capítulo 55: elogios peligrosos
Capítulo 56: un mundo ideal
Epílogo
Nota de autor

Capitulo 32: Dhimot

1.3K 147 26
By bibliotecadorada

El día se pasó volando. Mi mente no paró de repetir una y otra vez el momento en el que Horus me abrazó, en lo cerca que habíamos estado, en cómo me sentía en sus brazos y cómo había bromeado acerca de mis pensamientos no muy puros hacia él.

Suspiré y seguí caminando. Recién salía de la clase de baile y me encontraba caminando hacia mi casa. Estaba toda sudada, como siempre que iba, pero estaba realmente feliz. Mi cuerpo cada vez entraba en sintonía más rápido con la música y eso me permitía poder sentirla y transmitirla mejor y en mayor medida.

Iba embelesada con esos pensamientos, cuando algo me llamó la atención. En la acera de enfrente, un chico con el pelo color blanco me estaba mirando fijo. Era tan alto (o incluso más) como Horus e intimidaba bastante.

Quedé media confundida con su color de pelo. Parecía tener mi edad y podría ser teñido, pero a medida que me acercaba a él, pude ver que sus ojos eran de un color amarillo que jamás había visto. Su pelo era corto, y gracias a eso, pude apreciar unas grandes orejas que terminaban en forma de punta...

Eché a correr.

Él, sin dudas, era un extraterrestre. Y por esas orejas diría que era del mismo planeta que Horus y yo, pero no tenía ninguna certeza, así que era mejor prevenir. Sé que Horus me dijo que todos allí son muy amorosos y evolucionados, pero mi mente terrícola necesitaba defenderse a toda costa, porque así era la gente del planeta Tierra.

El pánico se abrió paso a través de mis emociones y corrí como nunca antes lo había hecho. Eran las seis de la tarde y en este pueblo no había absolutamente nadie en la calle. Comencé a pensar las cosas horripilantes que me pasarían si el sujeto intentaba atraparme, y cuando estaba a punto de gritar «ayuda», alguien apareció delante de mí, salido del aire, y logró que choquemos.

Ese día no podía ir mejor.

Mi pecho chocó contra otro pecho, y cuando el golpe hizo que perdiera el equilibro y comenzara a caerme hacia atrás, algo me retuvo en el aire, y quedé inclinada de una forma no natural. Parecía que mi columna formaba una diagonal perfecta con el piso.

Miré con ojos de pánico al sujeto del suelo, y casi grito de la emoción cuando Horus alzó los ojos hacia mí. Me miraba confundido y preocupado. Muy preocupado.

—¿Estas bien?—preguntó—. Calculé muy mal mi teletransportación hoy.

Sacudió la cabeza y se levantó del piso.

Yo seguía en esa posición incómoda, a punto de caerme, y cuando lo notó, esta cosa rara que me sostenía me devolvió suavemente a mi postura normal.

Lo miré con las cejas levantadas.

—Manejo del aire—sacudió la cabeza, restándole importancia, y tocó mi mejilla.—No respondiste, ¿estas bien? ¿Por qué estabas tan asustada? Vine lo más rápido que pude...

—Si...sí, estoy bien—respondí, alterada.—Me asusté con un tipo que me estaba mirando fijo. Me parece que es un extraterrestre.

Frunció el ceño y su mirada se endureció.

Miró detrás mío y sus ojos se relajaron. Me pasó el brazo por los hombros.

—¿Dhimot?

Giré hacia donde estaba mirando Horus, y lo vi: el mismo chico de pelo blanco de antes. Comencé a ir para atrás inconscientemente, pero Horus me retuvo a su lado.

—¿Qué estas haciendo aquí?—siguió preguntando Horus. Parecía divertido pero un poco confundido.

El chico canoso parecía muy, muy arrepentido. Sus ojos reflejaban una preocupación que no había visto antes y por segundo me dieron ganas de abrazarlo. Pero luego recordé el pánico que sentí hacía unos segundos, y se me pasó.

El extraño, que según Horus se llamaba Dhimot, se detuvo en frente de nosotros y me miró de arriba abajo con una expresión cautelosa.

Decir que me sentí súper incómoda es quedarse corto.

—Lo siento—dijo, e hizo una mueca. Me miró y luego miró a Horus.

Horus asintió, y su mirada se volvió amorosa como siempre.

—Bueno, Iris, esta creo que es una de las misiones con más percances que tuve. Nada salió como lo planeaba, pero así es la vida—Horus me apretó el hombro amistosamente—. Sé que no te va a gustar esto, pero tenemos que a mi cabaña... de esa manera.

Suspiré, porque no me quedaba otra opción. No tenía un problema con esa habilidad—de hecho, me encantaría tenerla—pero siempre me dejaba mareada cuando llegábamos al otro lugar, y mi estómago se revolvía.

Horus nos condujo hacia una calle que estaba un poco oscura, en donde tampoco había nadie, y me indicó con la cabeza que estaba listo.

Cerré los ojos, respiré hondo y nos teletransportamos a la cabaña.

Una vez allí, me senté en el sofá como siempre hacía, para calmar el leve mareo. Dhimot se sentó en el sofá de enfrente y no dejó de mirarme de manera culpable hasta que Horus carraspeó.

—Tengo que explicarte muchas cosas, Iris—dijo Horus y tomó asiento al lado mío, pero a una distancia prudente.

A diferencia de otras veces, si bien desprendía una energía tranquilizadora, su mirada estaba un poco más dura.

Horus miró a Dhimot. Este le devolvió la mirada. Parecía que estaban jugando a una batalla de no pestañar, hasta que el chico se paró y se arrodilló en frente mío. Al principio me tensé, hasta que nuestros ojos se encontraron, y a medida que mis ojos se adentraban en los suyos, supe que solo tenía buenas intenciones, como Horus, y sentí una extraña necesidad de confesarle el porqué de mi reacción anterior.

—Lamento que haya salido corriendo—dije e hice una mueca—. No tenía idea de si eras bueno o malo, y Horus nunca dijo que podría llegar a tener visitas, así que lo único que pasó por mi mente fue hacer eso. Lamento lo que ocasioné...

Dhimot me miró con compasión, y sonrió.

—No te preocupes. Tu reacción esta más que justificada. Si yo estuviese en tu lugar, hubiese hecho lo mismo—miró de reojo a Horus, y carraspeó.—Veo que Horus te contó que eres de Khracira.

—A esa parte sí llegamos, Dhimot—le dijo Horus con una pequeña sonrisa.

Dhimot lo miró con curiosidad y abrió un poco más los ojos.

—¿Y sabe que...?

Horus negó con la cabeza.

Dhimot asintió, y volvió a dirigir su mirada a mí.

—Yo también provengo de ese planeta. Y estoy aquí por simple curiosidad. Un gusto conocerte, Zhelig.

Di un respingo al escuchar mi verdadero nombre. Horus lo miraba perplejo, pero en seguida se recompuso. Dhimot se sentó de nuevo en el sofá de enfrente, y luego de intercambiar un par de miradas raras con Horus, me miraron los dos a mí.

Me sentí muy intimidada.

—No entiendo nada—confesé, un poco irritada. No paraban de mirarse y eso era extraño—. Primero, Horus aparece cuando estoy en peligro, salido de la nada, cuando me había dicho que iba a estar en Khracira...Y segundo, Dhimot, si estas aquí por simple curiosidad, ¿por qué te apareciste a la salida de mi clase de baile?

Horus suspiró. Dhimot miró al techo.

—Desde que bajé a la Tierra a hacer mi misión contigo, Iris, estamos...conectados de alguna manera. Mis habilidades me permiten sentir si estas en peligro, por ejemplo, y también saber exactamente en dónde te encuentras.—Horus lo dijo con tanta naturalidad, que así me lo tomé.

—Genial. No voy a preguntar cómo, porque seguro es una respuesta larga y complicada... ¿verdad?—pregunté con timidez.

Sonrió y se teletransportó al lado mío en el sofá.

Di un respingo.

—¡Horus!

Sonrió inocentemente.

—Sí. Demasiado complicado para una mente aparentemente terrícola.

Traté de no sentirme ofendida.

—Y respecto a lo otro, hay una cosa que no te he contado y que iba a esperar un poco más—siguió diciendo y le lanzó una miradita a Dhimot, que hizo otra mueca. Me dio un poco de lástima, la verdad—. Es que no solo conocerás a tus padres biológicos, Iris.

Levanté una ceja.

—¿Los reyes magos también están en el menú?—Mi atrevimiento se debía a que estaba con mucho sueño y un poco harta de las sorpresas.

Horus rio y Dhimot pareció no entender la broma.

—Casi, pero no—Horus me miró con cautela—. Este es Dhimot. Tu hermano.

Mi corazón pareció paralizarse.

—¿Hermano?—repetí.

A esta altura, si me decían que en realidad era Acuaman, no me iba a sorprender.

Mi vida ya era ridícula.

Horus asintió.

—Sí, es tu hermano.

Miré a Dhimot y tragué saliva. Él me miraba entre preocupado y emocionado, y eso me sacó una pequeña sonrisa.

Hermano. Tenía un hermano. Su pelo blanco era idéntico al mío. Y cuando comencé a prestar atención a sus facciones...

—¡Por todos los santos!—susurré—. Eres...eres muy parecido a mí.

Era muy impresionante. Tenía mis mismas facciones, solo que más masculinas.

Dhimot sonrió y se sentó al lado mío en el sofá.

—No sabes las ganas que tenía de conocerte, Zhelig. Lo siento de nuevo por asustarte, pensé que Horus ya te había hablado de mi—dijo con una emoción que lo hacía parecer un chiquillo.

Negué con la cabeza, restándole importancia, pero no pude evitar quedarme pensando en que de nuevo había usado mi verdadero nombre. Era tan pero tan extraño que me llamara así...

Dhimot hizo una mueca.

—Sé que es extraño, pero en realidad, es con el único nombre que te conozco. Disculpa si te molesta.

Abrí mis ojos como platos y miré a Horus, que lucía demasiado divertido.

Que un extraterrestre pudiera leerme la mente era una cosa. ¿Pero dos?

Iba a agarrarme algo.

—No pasa nada—respondí y traté de tranquilizarme—. Tendré que acostumbrarme en algún momento, así que más vale empezar ahora. ¿Por qué nunca me contaste que tenía un hermano? ―le pregunté a Horus, sin dejar de mirar a Dhimot. Estaba medio en shock, pero iba aceptándolo rápidamente.

―Porque no hubiese sido una sorpresa si no.

Asentí con la cabeza, en parte comprendiéndolo y en parte no.

―Aunque no me recuerdes, nos vimos durante tres días, apenas naciste―dijo Dhimot y sonrió de manera triste, nostálgica.

Lo observé bien y pude ver que sus pestañas eran blancas. En sus ojos amarillos, en el medio, casi imperceptibles, poseía unos puntitos violeta.

Me sentí completamente entendida por primera vez en mi vida. Por más que acabara de conocer a este chico, resultaba evidente la conexión que teníamos. Me encantaba también el hecho de que sea casi igual a mí físicamente. Era fascinantemente extraño y único.

―Es verdad que no me acuerdo de ti, pero me alegro mucho de que existas―dije con toda la sinceridad del mundo― ¿Hay algún otro familiar del que me deba enterar? ―pregunté medio en broma.

Rieron y se me escapó una pequeña sonrisa. Era lindo estar con ellos.

―No, por ahora no―respondió Dhimot.

― ¿Qué significa tu nombre? ―pregunté totalmente intrigada. Por lo que veía, no poseía nada fuera lo común. Excepto los ojos amarillos. Pero si algo había aprendido con Horus, era que el significado de los nombres era algo importante.

―Mi nombre significa ''el artista".

Lo miré sorprendida.

—¿Y te dedicas a eso?

Dhimot asintió y miró a Horus, que nos miraba con una sonrisa. Se levantó y se acercó a la pared en donde estaban los cuadros colgados.

—¿Recuerdas estos?—dijo y los señaló—. Adivina quién los pintó.

Abrí mi boca de par en par.

—¿Tú pintaste eso?—No daba crédito a lo que veía.

Dhimot sonrió tímidamente.

—Sí. Esos a decir verdad son bastantes viejos. Tengo otros con los que quedarás fascinada.

¿Viejos? Si esos eran viejos, no quería ni saber qué era lo último que había pintado.

—No puedo creer que los hayas hecho. Es decir, felicitaciones—. Volví a mirar los cuadros, y una vez más, el cuadro de la chica con el pelo blanco me llamó la atención.—¿Está basado en alguien en particular?

Siguió la dirección de mi mirada, y luego me miró sonriente.

—Pues sí. ¿Quieres adivinar?

Mordí mi labio.

—¿Tu novia?

Horus abrió mucho los ojos, y Dhimot se puso un poco pálido.

—Vaya, tienes talento para ir directo a los temas sensibles—dijo Dhimot y rio.—No, no es mi novia, porque no tengo—hizo una mueca—. La del cuadro eres tú, Iris.

Parpadeé un par de veces, sin dar crédito a lo que mis oídos escucharon.

—¿Yo?—pregunté en un susurro. Dhimot asintió.—Pero...pero no es posible. No me conocías.

Suspiró.

—Lo sé. Y ahí es donde está mi talento. Puedo pintar cosas sin realmente conocerlas, y hacerlas tal cual son—miró el cuadro—. Simplemente, cierro los ojos, pienso en ese lugar o persona, y la pinto. Muchas veces las pinturas terminan haciéndose realidad, y otras, no.

Mis ojos estaban muy abiertos.

—Vaya. Eso es...alucinante. ¿Eres como una especie de...vidente?

Dhimot frunció la nariz.

—No me gusta ese nombre, pero voy a decir que sí, para que lo entiendas mejor.

Era increíble. La cantidad de talentos que tenían estas personas era algo de otro mundo. Literalmente, lo sé, pero igual seguía sorprendiéndome. Me parecía increíble que tengan esas habilidades.

—Oh, esto no es nada—dijo Horus respondiendo a mis pensamientos—. Mañana verás más cosas así.

Lo miré, confundida.

—¿Mañana?

Su mirada se volvió clara como la noche.

—Mañana conocerás Khracira. 

Continue Reading

You'll Also Like

262K 17.4K 25
Todo en mi vida era normal. Hasta que entre a ese bar. ¿Dirás cuál es el problema? Ahi los conocí, conocí el secreto de este pueblo. No puedes confia...
125K 16.8K 63
Sinopsis Tras encender el gas para perecer junto a quienes codiciaban la fortuna de su familia, Lin Yi transmigró a otro mundo, ¡y estaba a punto de...
28.6K 3.9K 40
Regulus esta dispuesto a todo por el amor que nunca tuvo pero ahora está a su alcance y Severus esta arto de ser la víctima bañado de un villano .. J...
8.1K 708 16
No se si salga algo bueno la verdad, esta será la primera vez que vaya a escribir una historia, y tampoco es que yo sea muy especial o que sea el mej...