Jugueteo con mis pies mientras espero sentada en el banco que hay enfrente de la puerta del despacho.
Ash y otro chico esperan en silencio sentados en el banco de enfrente.
-¿Sabéis por qué nos han llamado?- digo inquieta.
No es que tenga de que preocuparme, o eso creo, pero no puedo evitar sentir algo de nervios.
-Ni idea, pero espero que no sea nada malo, tengo a mis padres encima todo el rato.- dice el chico que está sentado junto a Ash.
-No creo que sea nada malo.- dice Ash, su tono transmite tranquilidad y disminuye un poco la tensión en el ambiente.
Me concentro de nuevo en mis pies, aunque aprecio la llegada del que parece ser el otro chico al que también han nombrado.
La puerta del despacho se abre, y los cuatro procedemos a entrar.
-Tomen asiento.- el director nos invita a pasar con amabilidad, no hallo en su rostro ningún signo de disgusto, es más, parece sonriente.- ¡Relájense, les veo nerviosos!
Nerviosos era poco.
-No se preocupen, no están aquí por nada malo, al menos no esta vez.
Sentí como el alivio se apoderaba tanto de mí, como de los demás, se mostraban más relajados.
No creo que a mis padres les fuera a hacer gracia alguna que me metiera en problemas cuando no llevo ni una semana aquí.
-Bueno, primero me gustaría darles la bienvenida a dos de ustedes.- dice el director señalándonos a mi y a uno de los tres chicos.- Tengo entendido que son nuevos este año.
Aparta la mirada del chico y me mira a mí.
-Señorita Westler, es un honor tener a un miembro de tan grande familia en nuestro humilde centro, espero que esté siendo de su agrado.
¿Humilde? ¿En serio?
Asiento con la cabeza.
-Bien, formalidades aparte.- saca una hoja del cajón del escritorio.- Están aquí porque me gustaría hacerles una oferta, que espero que acepten.
Ojea el folio de arriba a abajo y sonríe.
-Ustedes cuatro, han tenido los mejores resultados en la prueba de educación física de hoy, y como ya saben los que han sido alumnos previamente del centro, los cuatro mejores clasificados tienen la ventaja de optar a conseguir un puesto en el equipo deportivo del centro.
-¿Equipo? ¿De qué?- doy gracias a que el otro chico nuevo pregunta, me sentía ignorante por un momento.
-Bueno, nuestro centro es muy conocido, no solo por su gran nivel académico, sino por contar con uno de los mejores equipos de atletismo a nivel escolar del país, también contamos con muchos otros deportes, pero es en el que más destacamos.- sonríe con autosuficiencia- Las competiciones entre centros comenzarán en un par de meses y siempre nos gusta comenzar a prepararnos mucho antes.
Me gustan los deportes, siempre me han gustado, pero no estoy segura de querer unirme.
-No es necesario que decidan ahora, pero las pruebas comienzan en tres días, para el día de las pruebas tendrán que haber tomado una decisión.
Asentimos con la cabeza.
-Bien, si no tienen ninguna pregunta, pueden marcharse.
Nos levantamos y salimos por la puerta.
-Westler.- dice una voz a mis espaldas.
Me giro, es Ash.
-¿Sabes si vas a unirte?
-No lo tengo muy claro.- suspiro- ¿Y tú?
-Sí, bueno, no lo sé, depende de lo que digan mis padres.
-Es tu elección.
-Ya... bueno, ojalá lo fuera.- se ríe.- No me imagino el día en el que una sola de las cosas que haga sean decisión mía.
Le miro, él sonríe, pero lo que acaba de decir me parece un poco triste.
-No sé que decir...
-No tienes que decir nada.- vuelve a sonreír.- Bueno, me marcho, aún tengo que ir a dejar las cosas a mi cuarto para ir a comer.- dice señalando una bolsa de deporte que cuelga de su brazo izquierdo.- Nos vemos.
Asiento con una sonrisa.
Se marcha y yo sigo avanzando hacia el comedor.
(...)
Me decanté por algo de ensalada junto a un filete de pollo y una mezcla entre setas y lo que descubrí más tarde que no eran espárragos, me bebí un zumo que sinceramente tenía frutas que en mi vida había probado.
Tras comer me marché hacia mi habitación, hoy no tenemos clase tras la comida.
Lo único en lo que podía pensar era en el sobre que tenía en la maleta.
El pasillo de las chicas esta lleno, avanzo evitando chocar con nadie.
Entro en mi habitación y siento una felicidad enorme cuando veo que no hay nadie, Emily no está.
Corro hacia la maleta.
El sobre sigue ahí.
Ansiosa lo abro y me tumbo en la cama.
Saco las hojas, solo hay dos.
En ellas hay algunas frases que parecen haber sido repasadas, dándoles así un aire de mayor importancia.
''Me ha contado su plan, no estoy segura de que vaya a funcionar, no quiero hacer daño a nadie, no es mi intención, pero estoy segura de que así, y sólo así podré ayudarle.''
''Es él, siempre vi en él algo que no veía en los demás... 'No soy como tú, no podrías entender lo mucho que me cuesta controlarme, soy un monstruo', eso es lo que me había dicho tras encontrarle en el cementerio, me dio miedo, quise huir, pero ahora más que nunca, sé que el destino nos ha unido por que así debe ser, sé que no puedo salvarle, pero al menos no dejaré que caiga solo.''
''Lo saben, ahora o nunca, no hay vuelta atrás.''
Mi mente comienza a emanar un número interminable de teorías.
Cementerio, ese es el lugar que deduje al leer la cita que había en una de las hojas del diario, está claro que eso era importante y tendría que investigarlo.
¿A qué plan se referiría?
Espera...
¿Es posible que...?
No.
Pero, ¿y si...?
¿Y si Anne y aquel chico misterioso hubieran planeado el incendio?
Bueno, en caso de que eso fuera verdad, entendería que Anne hubiese escapado.
Puede que algo saliera mal y que el chico quedara atrapado.
Tengo demasiadas teorías y no soporto no saber a ciencia cierta cuál es la verdadera.
Giro ambas hojas, buscando algo importante, pero nada.
Me doy cuenta de que hay algunas letras sueltas señaladas.
''S'' ''e'' ''C'' ''T'' ''o'' ''R''
''NORTE'' es la siguiente palabra tras la última letra suelta que está repasada.
¿Sector norte?
Vuelvo a repasar la carta entera.
Me fijo en todo lo escrito, nada más está señalado, no hasta que me fijo en la fecha.
Tres números están señalados.
Lo raro es el hecho de que dos de ellos estén señalados de color rojo, mientras que el restante se mantiene de color negro.
''2-1'' ''5''
Bien, coloco como puedo la información que tengo.
Sector Norte, 21, 5.
¿Qué narices quiere decir eso?
El cerebro me va a explotar.
Me levanto de forma brusca, cojo el sobre, me guardo la tarjeta con el símbolo en el bolsillo, y lo escondo bajo toda la ropa de la maleta, la vuelvo a cerrar y tras coger el móvil y las llaves de la habitación salgo.
He decidido volver al bosque, tal vez logre encontrar más árboles con ese símbolo, tal vez haya algo que no haya visto.
(...)
Me ha costado más bien poco pasar desapercibida ya que había bastante gente fuera, pero el camino al bosque estaba totalmente vacío.
Me adentro poco a poco, no tengo ni idea de por donde he ido antes, así que supongo que voy a tardar bastante en encontrar los árboles marcados.
Siento que me he perdido cuando me doy cuenta de que ya apenas hay luz ya que los árboles bloquean la luz del sol.
Me giro, el instituto ya no se ve.
Suspiro.
Avanzo poco a poco, fijándome de forma exhaustiva en cada uno de los innumerables troncos con los que me cruzo.
Por un momento pienso que estoy perdiendo el tiempo, y me replanteo mi existencia.
Pero una sucesión de sonidos y quejidos me sacan de mis dudas internas para devolverme a la realidad.
Sigo el sonido.
''¿POR QUÉ COJONES SIGUES EL SONIDO? ¿ACASO OLVIDASTE QUE NO DEBES ESTAR AQUÍ?''
Calla, cerebro estúpido.
Avanzo, y lo que veo hace que corra lo más rápido posible en dirección al sonido.
-¡PARA!- grito.
Ash se sigue golpeando el tronco del árbol con todas sus fuerzas, con los nudillos ya sangrientos, gruñe pero no me mira.
Corro hacia él y le empujo.
Me mira y parece darse cuenta de mi existencia.
-¿Qué...?- es lo único que dice.
Tiene la cara roja, en parte por la ira, pero se nota que ha estado llorando.
-¿Qué narices haces?- le cojo las manos, se las miro, dios mío, casi me mareo.
Tiene los nudillos prácticamente al descubierto, está lleno de sangre.
Le miro, parece ido.
Él aparta las manos de las mías y se deja caer al suelo apoyando la espalda en el tronco de un árbol.
-¿Qué haces aquí?- me dice.
-Eso es lo que debería preguntarte yo a ti.
-Nada.- hunde la cabeza entre sus brazos, que se hallan cruzados sobre sus rodillas.
Le oigo suspirar.
-¿Estás bien?
-¿Ahora es cuando te digo que sí y te largas? Sí, estoy bien, gracias.
-Oye, joder, no me restriegues tu mierda, solo intento ayudarte y no puedo hacerlo si no me dices qué coño pasa.
-No lo entenderías.
-Puedo intentarlo.
Veo como alza la cabeza y me mira.
Me agacho, apoyo las manos en sus rodillas y le miro.
-No te vas a largar hasta que te cuente lo que me pasa, ¿no?- dice suspirando.
-Acertaste.
Me mira a los ojos.
Tiene los ojos inyectados en sangre, debe de haber llorado mucho, aunque, hay un detalle que...
-¿Estás puesto?- pregunto sin pensarlo dos veces.
-¿Qué?
-¿QUE SI TE HAS DROGADO?
-No sé de que hablas.- gira la cara hacia un lado.
-No me engañas, tienes las pupilas como dos bolas de bolos. ¿Qué has tomado?
-¿A ti qué te importa?
-Es peligroso.
-No me veo corriendo ningún peligro.
-Si abusas podrías morir.
-Ojalá.
-¿Cuánto tiempo llevas con ello?
-¿Qué es esto? ¿Un interrogatorio?
-...- suspiro- Hay veces que hablar las cosas viene bien, ¿sabes?
Veo como se le llenan los ojos de lágrimas, rápidamente se pasa el brazo por los ojos para limpiarse las lágrimas.
-Me ayuda a escapar de vez en cuando...-dice al fin.
-¿De qué quieres escapar?
-De todo.
-¿Qué es lo que puede preocuparte tanto como para hacerte tanto daño? Eres Ash, el chico que roza la perfección.
-Eso es lo que me hace daño.- me mira pero rápidamente baja la mirada.- Mantener esa fachada, no puedo más, ser así, fingir que soy quien en realidad no soy, me está matando.
-¿A qué te refieres?
-Tengo una presión enorme encima, mis padres, creen que ser yo mismo no me llevará a nada bueno, quieren que sea perfecto en todo, que destaque, que haga cosas que no me gustan solo por que hacer lo contrario desagradaría a los demás.
-Bueno... sólo se preocupan por ti, estoy de acuerdo en que no deberían presionarte tanto, pero solo se preocupan por tu futuro.
-Sabía que no lo entenderías.- echa la cabeza hacia atrás y la apoya en el tronco, mira hacia arriba pero mantiene los ojos cerrados.- ¿Sabes qué es lo primero que me han dicho cuando les he llamado por teléfono hace un rato?
Niego con la cabeza.
-¿Te has tomado tus pastillas?- dice, como si hubiera algo de malo en la pregunta.
-¿Estás enfermo?- pregunto.
-Según ellos mucho, mental y físicamente.
-¿Qué te ocurre?
-Soy un enfermo sexual, un desviado, un engendro mal encaminado.
-¿Qu-é...?
-Soy gay Westler, soy gay.
-Pero, eso no es una enfermedad...
-Según mis padres lo es, y muy grave, pero eh, no te preocupes, según ellos tiene cura, sólo hay que mantener la boca cerrada, no vaya a enterarse alguien de que su hijo Don Perfecto se siente atraído por las pollas.- se tapa la cara con las manos.
-¿No lo sabe nadie?
-No, por eso cuando he mencionado lo del equipo de atletismo mi padre me ha dicho ''Mantén la mirada arriba en los vestuarios.''
-Yo... lo siento.
-Nah, no sientas que sea gay, ya lo siento yo.
-No, me refiero a que siento que tus padres sean gilipollas.
Me mira.
-No debes avergonzarte de ser como eres o de sentirte atraído por quien sea. Ser gay o hetero no te hace mejor o peor, te hace persona.
-Ya bueno... cuando te dicen tantas veces que eso es anormal al final te lo acabas creyendo.
-Me da rabia que haya gente que no pueda entender que el amor es subjetivo y perfecto en cada una de sus formas, me da rabia que haya gente que hace tanto daño a los demás por un tema tan natural como ese.
-Gracias.
-No, gracias no. DEJA DE DROGARTE y de golpear cosas y plántale cara a aquello que te hace daño, si a tus padres les avergüenza tu sexualidad que se preparen para morirse de vergüenza. Dales una buena dosis de sinceridad y sé feliz.
-No es tan fácil.
-Lo sé, pero no se hará más fácil a medida que el tiempo pase.
Esta vez me sonríe.
-Me alegro de habértelo contado.
-Te dije que te sentirías mejor.
Asiente.
-Creo que debería irme, será mejor que me lave las manos y me cure esto, me duele bastante.- dice mirándose los nudillos.
-Sí.
Le ayudo a levantarse.
Al ponerme en pie veo como cae la cartulina con el símbolo al suelo.
Ash se agacha y la coge.
Va a dármela pero de repente se para y la observa.
-¿De dónde has sacado este símbolo?- pregunta con curiosidad.
-¿Lo reconoces?
-Sí, mi abuelo me habló de él.
-¿Ah sí? ¿Qué es?
-Es una marca, un sello, era el símbolo de una antigua hermandad.
-¿Una hermandad?
-Sí, así es.
-Pero... ¿de qué?
-No lo sé, pero por lo que me dijo mi abuelo, no era algo de lo que se hablara mucho, era una hermandad oculta, algo así como una secta, poca gente sabía de ella.
-¿El símbolo significa algo?
-Abre mi bolsa y coge un bolígrafo.
Hago lo que me dice.
Abro la bolsa de deporte y cojo el estuche, de él cojo el primer boli que encuentro y junto a él una bolsita pequeña que hay en el interior.
-Esto me lo quedo, y ni se te ocurra rechistar.- digo con la bolsita de pastillas en la mano.
-Dame el boli.- suspira.
Veo como une los picos de los triángulos y sus demás vértices al círculo.
-¿Qué ves?- me pregunta.
-No lo sé.
-Es una llama.
Me fijo mejor, sí, sí que lo es, parece una llama.
-Y ¿eso qué quiere decir?
-Ni idea, lo único que sé es que se diluyeron tras lo ocurrido y nadie volvió a oír de ellos.
-El incendio...
-Sí.
Me quedo pensativa.
-Me largo, ¿te vienes?- dice sacándome de mi trance.
-Eh...sí.
Comenzamos a andar en dirección al instituto.
Mi mente viaja rebuscando entre mis ideas.
Una hermandad.
Una llama.
¿Habrían sido ellos los que provocaron el incendio?
¿Era uno de los miembros de la hermandad el que me enviaba esos mensajes?
¿Era Anne miembro de la hermandad?
Respiro hondo.
Ni idea.
Sólo me quedaba una opción.
Descifrar lo que significaba ''Sector Norte, 21, 5''.