Golden Prison

By Thifranehe

58.8K 2.2K 4.4K

Ariadna, princesa bastarda de Corona, tiene una vida complicada viviendo con su padrastro y alejada de sus pa... More

Introducción
I
II
III
IV
VI (Primera Parte)
VI (Segunda Parte)
VI (Tercera Parte)
VII
VIII
IX
X
XI (Primera Parte)
XI (Segunda Parte)
XI (Tercera Parte)
XII
XIII
XIV
XV
Epílogo

V

3.1K 120 314
By Thifranehe

Salieron de la habitación en silencio, pero cargados de determinación. Los adultos permitieron que la pequeña fuera primero para que les indicara el camino. Ella los condujo por largos y estrechos pasillos, evitando todo guardia que pudieran encontrar en su camino. Eran sigilosos y presurosos. Luego los llevó hasta el Gran Salón donde años atrás se produjera una traición. Varian miró el trono del rey en soledad, habían retirado el trono de la reina. Era obvio, sólo Luzbel tenía poder allí.

- El gran Salón – Dijo. –Este lugar me pone un poco...

- ¿Nostálgico? – Lo interrumpió Cassandra.

- Enfermo- Aclaró Varian. -Iba a decir enfermo.

La niña se detuvo frente al trono y se agachó, luego movió un tapiz que se encontraba en el suelo, revelando una puerta secreta. Cassandra abrió los ojos, no recordaba ese pasadizo escondido.

- ¿Cómo es que no sabía de esa entrada secreta? – Soltó un poco ofendida.

- Heh, ¿Guardándole secretos a la dama de compañía? – Soltó Varian, mofándose de la reacción de Cassandra.

- Cállate, tonto - Dijo luego de darle un puñetazo en el hombro. Varian rio ante la acción.

- ¡Shhh! – La niña los fulmino con la mirada y los hizo callar.

- Perdón – Susurró Cass, cubriendo su boca con su mano derecha.

- ¿Esto a dónde nos lleva? – Añadió Varian con curiosidad.

- Al Infierno - Respondió la princesa, levantando la puerta.

Varian miró a Cassandra con una expresión que se leía fácilmente como: -¡Qué dramática!- Cassandra soltó una risita silenciosa y giró los ojos con gracia. Los adultos siguieron a la niña a través de aquella oscura instalación. Avanzaron unos cuantos metros por el inmenso pasillo, evitando un par de trampas colocadas audazmente en el suelo. La ayuda de Ariadna para evitarlas fue necesaria, después de todo, ella conocía el camino.

Sin embargo, no evitaron todo. Un par de lanzas, flechas saliendo de las paredes y piedras cayendo del techo. Todas ellas les pasaron muy cerca, pero pudieron evitar salir heridos cada uno por su cuenta. Varian y Cassandra pudieron notar claramente cuán hábil era la pequeña.

En cierto momento y gracias a una trampa, el piso cedió, separando a Cassandra de Varian y Ariadna, quienes habían quedado del otro lado. Ella necesitaba cruzar, tenía que dar un salto. Se asomó hacia abajo y miró el fondo, no era profundo, pero había estacas en las cuales podría terminar empalada. Suspiró y miró al otro lado. Era lejos, sería un gran salto, pero podría hacerlo. Retrocedió para tomar impulso.

Varian y la pequeña la observaban desde el otro lado. La niña tragó saliva. La mujer emprendió carrera y dio un fuerte impulso en la orilla del agujero. Voló un par de segundos y cayó al otro lado. Sin embargo, el trozo de piedra bajo sus pies se desmoronó y Cassandra por poco cae al vacío, pero logró tomar el borde y quedar suspendida.

Más el pedazo que tomó era pequeño y comenzaba a resbalarse. Cuando eso pasó, un par de manos la tomaron de la muñeca y le sostuvieron de caer. Ella miró un segundo abajo, imaginándose cayendo, tragó saliva y volvió la vista arriba, encontrándose con unos ojos celestes. Varian le sostuvo de caer.

-Sostente, Cassie.

Con fuerza, él la elevó y la ayudó a llegar arriba. Cassandra respiró aliviada al verse fuera de peligro y cerró los ojos unos segundos. Al abrirlos se encontró con la mirada preocupada de la niña y con el joven respirando agitadamente. Seguro había corrido a ayudarle al verla caer.

- ¿Estás bien? – Le preguntó la niña.

- S-Sí – Dijo la dama, aun recuperando su aliento. Miró al joven. – ¿Me salvaste?

- De nada – Dijo Varian también recuperando su respiración.

El joven se levantó y le tendió la mano a la mujer, ella lo tomó y se puso de pie. Siguió caminando, dando a entender que debían continuar. Ambos la siguieron sin decir palabra. La mujer miraba al joven de reojo. ¿Por qué salvaría? ¿No la odiaba también a ella por abandonarlo aquella noche en la tormenta? ¿O es sólo que quería tener un apoyo en ese maldito camino? No lo entendía.

La mujer veía con insistencia a Varian. Le había dicho "Gracias" por sostenerla? No lo recordaba. Caminando poco a poco se acercó al joven, Ruddiger estaba en su hombro y, al ver cerca a Cassandra, se escabulló al otro hombro con cierto miedo, bajando las orejas. Varian lo miró y acarició el mentón de su amigo. La dama suspiró apenada, había actuado como una tonta y lastimó a Ruddiger, un inocente.

- Hey, Varian - Dijo finalmente, animandose a hablar.
-¿Qué?
- Gracias... Por salvarme...
- No es nada.

Ruddiger la vio desde su lugar seguro. Cassandra tragó saliva pensando en cómo continuar. 

-Y...  ¿Cómo está? Me refiero a Ruddiger. Ayer yo lo lastimé... Lo lamento, actué como una tonta - Rascó su nuca.
- Oh, sí que lo hiciste - Dijo sin pensar. -Da igual. También yo lo hice. Y Rudd está bien, la medicina de Ariadna fue de utilidad.
-Ya veo - Cassandra miró a Ruddiger. -Lo siento amiguito.

El mapache soltó un sonido de alegría y se movió al hombro contrario para acercarse a ella. Cassandra acarició la cabeza de la criaturita y él ronroneó causando una sonrisa en ella.

-Dice que te perdona - Sonrió Varian también.
- Oh, es bueno escucharlo... ¿Y tú? ¿Me perdonas por atacarlos anoche?

Varian la miró un par de segundos, suspiró y miró a Ruddiger, que lo miraba con ojos suplicantes. Varian cerró los ojos con una risita en los labios.

-Vale, no pasa nada -. Cassandra sonrió. -Y bueno... - El la miró. -También lamento haberte golpeado... Me enfureci por lo de Rudd... Él... Bueno, es todo lo que tengo.
- Ya veo... Entonces, ¿Todo bien?
- Sí, claro - rodó los ojos con gracia. Ella sonrió.

Ninguno notó que la pequeña princesa los observaba con una sonrisa, viendo su interacción. 

Siguieron andando y evitando trampas, hasta que llegaron a un enorme salón de paredes metálicas. Todas las luces se encendieron en cuanto pusieron un pie dentro. Como cerrojo, la puerta se cerró tras ellos causandoles un sobresalto. Cassandra miraba hacia a todos lados esperando que algo viniese hacia ellos.

- Primer nivel del infierno, supongo – Atinó a decir.

De pronto, de una de las paredes surgió una puerta que se abrió y de ella salió un ser semejante a un león, pero con partes de otros grandes felinos. Un poco de tigre, un poco de puma. Era inmenso, era del tamaño de un oso. No, incluso más grande. La criatura rugió, el sonido rebotó en las paredes retumbando sin cesar. Fue entonces cuando se lanzó hacia ellos. Ariadna empuño sus dagas con firmeza y arremetió contra el monstruo. La niña se movía con destreza felina, cuando esquivaba los zarpazos de la bestia parecía estar bailando. Sutileza y delicadeza combinada con letalidad. Cassandra sacó la espada negra y corrió igualmente hacia la bestia. Varian sacó un par de frascos mientras sonreía de lado.

- Conque felinos, ¿Eh? Esto es perfecto.

Lanzó los frascos justo en medio de las chicas y la bestia. Al estallar se creó un humo muy ligero que no las afectó, pero la criatura gruñó como si hubiese sido herido. Aquella fórmula no dañaba a los humanos, pero era muy efectivos contra animales con características felinas. ¡Vaya suerte! La criatura quedó indefensa frente a los ataques de ambas. La quimera era enorme y poderosa, los golpes que le daba a Cass y a la pequeña eran cada vez más fuertes. Varian se había unido también con una espada de roca negra, pero era imposible hacerle un daño.

- ¡Parece furioso!

- ¡Quizás tus truquitos lo molestaron!

- ¡No, me refiero a desde antes!

Varian miró al suelo y vio que tenía una pata herida. La herida era reciente, muy reciente. Pero estaba curado y vendado. Como si lo hubiesen hecho daño solo para volver más agresiva a la criatura. Alguien había preparado todo para volver más complicado el enfrentamiento. Una bestia herida es mucho más peligrosa que una sana.

- ¡Alguien sabe que estamos aquí!

Exclamó el joven y la quimera lanzó un golpe poderoso que mando a volar a Varian y a Cassandra, ellos terminaron estrellándose contra la pared. La niña estaba sola frente a esa bestia. Esta lanzó un zarpazo que desarmó a la chiquilla.

Iba a atacar directamente, pero Cassandra llegó realizando un corte directo en el ojo de la criatura que lanzó un rugido mientras retrocedía. La princesa retrocedió y contempló con admiración a la mayor. La dama cayó frente a la criatura con una enorme sonrisa en los labios. Hacía mucho que no disfrutaba tanto una pelea. Uno, dos, tres cortes en el rostro de la criatura. Cassandra la estaba dominando. La princesa estaba sorprendida. Sin embargo, no vio lo que Varian sí.

- ¡¡Cassie, cuidado!! -Gritó.

La criatura tomó una pequeña esfera que tenía cerca de sus patas y la lanzó contra Cassandra. Era tan grande que no pudo esquivarla y la envió contra la pared. Era un tipo de material viscoso que la pegó a la pared. La mujer forcejeaba intentando soltarse, pero le era imposible.

¡Maldición! – Gritó la niña y fue donde la mayor, sacó de su bolso un frasco lleno de un líquido verde, lo arrojó sobre aquella viscosa prisión, que se disolvió y liberó a la dama. - ¡Ya!

Cassandra se incorporó, y vio las garras del animal yendo a ellas. Y de repente una explosión lo alcanzó. El animal gruñó y volteó tras él, allí estaba Varian sosteniendo sus pócimas en sus manos y con una expresión retadora.

- Ups - Dijo sonriendo como si fuese en broma. El animal corrió hacia él, alejándose de ambas.

En eso, aprovechando que la criatura no la miraba a ella, la pequeña princesa actuó rápido, tomó la espada negra y corrió contra la bestia. El sonido atrajo la atención de la quimera y volteó hacia la niña. Ésta lanzó un zarpazo que dejó un par de surcos en la pared de metal, pero ni rozaron a la pequeña, ella estaba más arriba. Se dejó caer con todo su peso e incrustó el filo de la espada, justo en el lomo del animal. Este se arqueó soltando un bramido de dolor.

La niña tomaba la empuñadura de la espada, aferrándose al lomo de la bestia. La quimera rugía y se sacudía con fiereza tratando de liberarse de ella, pero la pequeña estaba firme a la navaja, curiosamente parecía como un rodeo, con un valeroso jinete montando al más bravo toro del lugar.

Varian y Cassandra estaban asombrados por la resistencia de la pequeña. Se miraron entre sí y con una simple seña se entendieron. Él empuñó su espada y ella tomó las dagas de la princesa y corrieron contra la criatura.

Realizaban cortes profundos en las patas para hacerle perder el equilibrio y derribarlo finalmente. Pero el plan no salió como esperaba.

Aquella criatura usó su propia cola como látigo y los lanzó fuertemente lejos de él. La princesa lo notó y encajó más la hoja de la espada, no obstante, la criatura se tiró al suelo y, sin miedo de encajarse aún más aquella espada, rodó sobre si misma, lo que causó que todo el peso del animal cayera sobre el pequeño cuerpo de la menor. El dolor fue intenso, pero momentáneo. El mismo dolor la hizo perder el conocimiento.

- ¡Ariadna! – Gritó el joven.

La criatura volteó hacia ellos y lanzó otra esfera similar, ambos la evitaron. Más era sólo un señuelo. Tras ella venía una esfera similar, pero esta se expandió y salieron diez cuchillos filosos que dieron todos en los brazos y piernas de Cassandra. La velocidad de estos la lanzaron hacia atrás y ella quedó clavada a la pared. Ella soltó un grito por el dolor. Varian apretó los dientes y miró de nuevo hacia donde estaba la criatura, y notó que esta quería pisar a la pequeña princesa. Eso seguro la mataría. Varian se lanzó con velocidad y se barrió bajo la inmensa pata del animal y se llevó a la pequeña junto con él. La pata llegó al suelo tan fuerte que rajo la tierra.

Varian tenía a Ariadna en sus brazos, lo cual le impedía tomar correctamente la espada y ese fue el error. La criatura lanzó un zarpazo que el joven intentó defender, pero la espada salió volando, dejándole completamente indefenso. No pudo evitar el siguiente zarpazo que venía justo contra la princesita. Tenía que actuar rápido, su mente no encontró ninguna opción viable para salir ilesos los dos, así que optó por salvar a uno a costa del otro.

Varian se giró al lado contrario, sacando el cuerpo de Ariadna del alcance de las garras, pero estas se incrustaron en su costado derecho. Su rostro se torció en una mueca de dolor y gracias al impulso de la pata, ambos, él y la pequeña, salieron disparados. Rodaron un par de veces por el suelo antes de detenerse. Ambos estaban raspados por la fricción.

Varian no pudo levantarse al instante, fue complicado, lo hizo lentamente. El dolor de aquellas garras punzantes recorría la mitad de su cuerpo y su respiración era agitada. Tenía abrazada a la pequeña, la miró, ella estaba inconsciente, con los ojos cerrados, se veía tan indefensa, aunque minutos antes había demostrado que no lo era. Él sintió algo en su pecho que no entendió del todo. Sólo sabía que no quería que le hiciesen daño.

Escuchó las patas de la criatura bastante cerca, su bastón estaba cerca, así que le tomó e intentó usar un escudo que le había incorporado. Éste se desplegó justo antes de que las garras les alcanzaran. La fuerza del golpe incluso los hizo retroceder, Varian hacía un increíble esfuerzo sosteniendo el ataque, pero el escudo sólo resistió dos golpes de la criatura. Los zarpazos eran demasiado poderosos.

Cassandra los veía de lejos, jalándose y desgarrando su carne intentando soltarse, pero era imposible. Gritó con desesperación, no podía acercarse, no podía ayudar. Sólo podía estar allí y verlos siendo heridos.

Varian estaba solo en esto y no tenía con qué defenderse. De nuevo su mente pensó rápido y sólo atinó a esconder a la pequeña entre sus brazos. Puso el rostro de ella contra su pecho en un abrazo protector usando su propio cuerpo como escudo.

La criatura golpeó a Varian por un lado y luego del otro, él solo se mantenía en silencio apretando a la pequeña contra sí mismo. Ambos rodaron una vez más, este último golpe logró sacarle un grito a Varian. Se quedó en el suelo respirando con dificultad gracias al dolor, ya no podía moverse.

-Maldición -Pensó. -No puedo defenderme con ella en brazos -. Su cuerpo temblaba por las heridas, pero él nunca soltó a la niña. -Quizás si... ¡No! -Se negó a sí mismo mientras la apretaba un poco más contra su pecho. -No puedo... -La miró un segundo. -No has sido abandonada por todos -Pensó. -Yo no seré uno de ellos, yo no te abandonaré como lo hicieron conmigo.

La criatura se acercó una vez más, Varian esperaba ya el siguiente golpe, Cassandra gritaba con fuerza, pero sin poder soltarse. En ese momento, cuando la criatura se paró en dos patas para atacar, otra bestia arremetió contra ésta. Era Ruddiger que había tomado un par de píldoras que tenía Varian en su mochila y se había vuelto a transformar en aquel enorme monstruo que atacó una vez en la plaza del castillo. Varian lo notó y sonrió.

- ¡Muy bien, amigo! - Gritó Varian animado.

Ese grito resonó en los oídos de la pequeña princesa, causando que poco a poco recobrara el conocimiento, sentía dolor, pero también una calidez que no había sentido  en mucho tiempo. Abrió los ojos lentamente y sólo vio el cuerpo de un hombre abrazándola. No entendía lo que pasaba. Todo era un desastre en su cabeza.

- ¿¡Eh...!? – Exclamó suavemente.

Lentamente el mundo volvió a su sitio, y la niña abrió los ojos de par en par ante la visión de sus compañeros, especialmente Varian. -El... Me protegió.... -Pensó. Ante aquel acto de amabilidad de parte del joven alquimista, el corazón de Ariadna se libró del peso de aquella pesadilla y le dio nuevas fuerzas para continuar.

La niña comenzó a moverse suavemente, lo que atrajo la atención de Varian. Él la miró con sorpresa al verla despierta,  sonrió y sólo pudo soltar un -Hola... -Sin fuerza y mientras jadeaba del dolor, ella le sonrió y, con mucha cautela, se zafó de su agarre. Lo acomodó en el suelo lo mejor que pudo, evitando lastimarlo mas. Varian se dejó hacer, cada movimiento le dolía, ella retrocedió y comenzó a tantear la pared detrás suyo.

¡Gracias a los dioses encontró lo que buscaba! Uno de los ladrillos metálicos era en verdad una escotilla, dentro había una esfera que contenía un arco y un carcaj repleto de flechas negras, estas eran flechas especiales, creadas con la alquimia de Luzbel, pues ardían en llamas al ser disparadas. Sin demora tomó el arma y haciendo gala de una gran destreza y puntería, vació el carcaj en la bestia.

La quimera lanzó un bramido de dolor, retrocediendo y apartándose de Ruddiger. La criatura se retorció de dolor antes de caer desplomada sobre el suelo de piedra. Todos se quedaron en silencio mientras el cadáver de la quimera ardía en el fuego creado por aquellas flechas.

La niña soltó un suspiro de alivio, estaba feliz de que pudiera encontrar aquellos instrumentos y, todavía más, porque estos funcionaran. Sin demora, se dirigió hacia Cassandra para liberarla. Una tras otra, quitó las dagas de su carne. La mujer mordía su labio, evitando gritar de dolor. Al quitar la última, se sintió aliviada. Todo ardía.

La niña se apartó y tomó su morral para sacar las medicinas que necesitaban, habían quedado muy heridos. Con aquellos frascos en sus manos se acercó a sus compañeros para entregárselos. Varian, difícilmente se había sentado y se recargó contra la pared. Cassandra, lentamente la siguió para estar los tres cerca. Los adultos vieron la medicina y la tomaron.

- Se sentirán bien dentro de poco - Les dijo con voz amable.

- Bendita medicina - Dijo Cassandra después de darle un primer sorbo. La mujer tenía su ropa empapada de su sangre y rasgada por las dagas.

Varian tuvo un poco de dificultades para abrir el frasco. La criatura le había arañado tanto que cada movimiento dolía. Dio un sorbo mientras el enorme Ruddiger se acercaba a ellos, cojeando de una pata. Agachó la cabeza y la restregó contra la mejilla de Varian. Él sonrió y le acarició.

- Muchas gracias, amigo. ¿Qué haría sin ti?

Él tomó una perla que estaba en su bolsillo, se lo dio a Ruddiger y él lo engulló. Rápidamente comenzó a encogerse hasta quedar de su tamaño normal, entonces trepó a los hombros de Varian. El pequeño animalito lamía su pata enrojecida por su sangre. Varian dio un sorbo a su medicina y le ofreció un poco a su mapache.

La pequeña princesa miraba a Varian pensando en lo que había sucedido. Observó al muchacho y notó que tenía problemas para tomar su medicina debido a sus heridas. Se acercó a él con pasos suaves.

- ¿Me permites ayudarte? – Le pidió extendiendo su mano.

- Oh, eh... Claro - Dijo sorprendido y le entregó el frasco. Con cuidado, la pequeña le dio de beber.

-Por cierto... Gracias, por salvarme la vida... – Le dijo suavemente. Varian tragó el líquido y limpió un poco sus labios con su mano antes de responder.

- No es nada...- Soltó pesadamente por el dolor.

La princesita le regaló una dulce sonrisa y se sentó a su lado. Varian respiraba un poco forzado. Miró a la niña a su lado. Ella también había sido herida gravemente, sin embargo, la había visto tomar su medicina. Estaría bien, pero por como él se sentía, podía adivinar que sus heridas aún le dolían a la pequeña y valerosa princesa.

- ¿Cómo te sientes? – Le preguntó. -El peso de esa bestia debió ser demasiado.

-Estoy bie...- Empezó a decir Ariadna, pero se interrumpió a sí misma soltando un grito de dolor. Se llevó la mano al pecho a la vez que de su boca escapaba un poco de sangre acompañada de un acceso de tos. Varian se enderezó rápidamente para verla de frente, Cassandra se arrodilló asustada.

- Aria, ¿Qué pasó? ¿Estás bien? ¿Ya tomaste tu medicina?

Varian quiso decir algo, pero el movimiento brusco también le hizo escupir un poco de sangre. Se limpió al instante y volvió los ojos a la niña, esperando la respuesta a las preguntas de Cassandra.

- S- Sí, por favor, no se preocupen. Esto no es por la quimera, fue un regalo de Luzbel - Dijo suspirando pesadamente.

- Se le están acumulando los agradecimientos al idiota, ¿Eh? - Dijo Cassandra con notoria molestia.

- ¿Y tú medicina no te cura de eso? – Finalmente pudo hablar el joven.

- No, y para peor, no viviré mucho más... Él me dijo que con suerte llegaré hasta los quince años...  Al menos viviré más que Helios... – Terminó y bajó la cabeza.

- ¿Solo hasta los quince? ¡Vaya! Ahora si quiero darle una golpiza a ese idiota- Vociferó Cassandra. Varian miró a la niña y acarició su cabeza.

- Lamento lo de tu hermano- Dijo el joven suavemente.

- Oh, sí – Dijo Cassandra notando lo que dijo la pequeña sobre su hermano. –En verdad lo lamento mucho.

- Y yo lamento haber visto lo que ocurrió – Respondió tristemente la princesa. -Nunca podré sacarme esa imagen de la cabeza....

La duda invadió al joven, él siempre había sido alguien curioso. ¿Qué le pasó? ¿Porqué? ¿Cómo fue? ¿Te pasará lo mismo? Esas preguntas rondaban su cabeza y tuvo que morder sus labios para callarse y no hablar de más. Él entendía lo que era perder a alguien y no era nada grato recordarlo, no le haría recordarlo. Cassandra sólo atinó a abrazarla.

-Ya verás que encontraremos la forma de alargar tu vida. Y después de esta noche, el resto de tus días serás feliz y libre. Ya verás.

-Gracias... - Respondió suavemente, sus ojos brillaban. -En verdad...

- Uhm... - Exclamó Cassandra como su fuese a decir algo que no debiera. - ¿Puedo saber qué le pasó a tu hermano? – Preguntó. En verdad tenía curiosidad.

- ¡¡Cassie!! – Le reclamó Varian. ¿Por qué ella no entendía que eso no se preguntaba? Cassandra se encogió de hombros y el joven exhaló pesadamente. La niña soltó un triste suspiro.

-Nausicaa fue quien me mostró lo que pasó... Helios era mi hermano mellizo... Tal vez por la Flor Dorada, él nació con el cabello dorado que tenía mi madre de joven y yo nací con estos mechones rubios en mi cabello – Dijo pasando sus dedos por su desigual cabellera. –Ambos compartimos los ojos verdes... – La niña suspiró, llevando su mano izquierda sobre su ojo izquierdo.-Eramos poco comunes, y eso interesó a Luzbel...

[Flashback]

Luzbel había ingresado en el cuarto de su esposa, la joven madre estaba recostada en un cómodo lecho, al lado del cual había una cuna. Dentro de ella sus hijitos dormían plácidamente. El alquimista se aproximó a su esposa y la contempló largamente, la joven no tenía buen aspecto, se la veía muy demacrada, estaba muy pálida y tenía grandes ojeras alrededor de los ojos.

- Buenas tardes Rapunzel ¿Cómo te encuentras? - La saludó.

- Luzbel... - La castaña quiso responderle, pero de sus labios brotó sangre.

- Ya veo... - El albino se alejó de ella y se aproximó a la cuna, luego examinó a los niños con ojos críticos. Sonrió. -Son unos mellizos muy lindos, tienen un aspecto muy curioso... Me pregunto si tendrá algo que ver con la Flor Dorada... – Luzbel se volteó hacia Rapunzel en lo que su sonrisa se ensanchaba.

-Por favor... No les hagas daño...- La reina intentó incorporarse, pero su cuerpo estaba muy débil.

- ¿¡Hacerles daño!? ¡Jamás! Sólo los usare para un pequeño experimento - Su sonrisa era siniestra.

- ¡NO! - La reina sacó fuerzas de donde no tenía y se levantó del lecho. Su esposo rió con ganas y en un parpadeo la tomó por el cuello.

-No me des problemas, o te arrepentirás... - La amenazó, luego sacó una jeringa de uno de sus bolsillos y se la clavó en el brazo a Rapunzel, quien quedó inconsciente en el acto. Luego volvió a depositarla en la cama y se llevó a los bebés...

[Fin Flashback]

Cassandra cubrío su boca con ambas manos, sus ojos se llenaron de lágrimas. Varian escuchaba con atención.

-Y eso no fue lo peor... Cuando acabo de jugar con nosotros nos devolvió con Mamá, pero Helios ya estaba muerto y yo apenas tenía pulso.Sobra decir que a mi madre no le cayó nada bien esa visión. Fue la primera vez que ella atentó contra su vida... De no ser porque yo empecé a llorar, ella se hubiera matado...

Varian soltó un pesado suspiro, pensando en la situación. Cassandra se puso de pie y pasó sus manos entre su cabello llena de frustración y rabia. Varian miró a la niña, miró su cara triste. Exhaló, tenía que saber el resto, y de todos modos Ariadna ya estaba hasta el cuello de recuerdos. Ya no podía herirla más, ¿Verdad?

- Ariadna... – Dijo cuidando sus palabras. - ¿Qué fue lo que les hizo?

- No lo sé exactamente,  pero nos inyectó varias cosas... Todo tenía que ver con las rocas negras... A mi madre le hacía lo mismo....

Varian bajó la vista y vio el pecho de la niña. Su mente de alquimista le decía que quizás él podría encontrar una sustancia que pudiera contrarrestar todos los experimentos realizados en el cuerpo de la menor. Pero necesitaría las notas del rey, pero ¿Qué más daba? Siendo un criminal, robar un par de notas no serían problema. -Bien -Se dijo a sí mismo. -Yo la liberaré de esas rocas.

"Liberar" Resonó en su cabeza recordándole aquel ámbar que jamás pudo romper. Lanzó su mirada al suelo, de repente se había llenado de duda, ¿Realmente podría salvarla?  Suspiró suavemente intentando no hundirse en sus propias negativas.

Ariadna les dijo que descansaran un poco antes de seguir viaje. -Las medicinas serán más efectivas si las dejan actuar Había dicho la pequeña. Varian se acomodó contra la pared del lado izquierdo para que sus heridas no estuvieran presionadas. Su rostro mostraba cuánto le dolía, pero no quería emitir sonido para no incomodar a la pequeña. Cerró los ojos, recargó la cabeza en la pared y respiró profundamente, quedándose dormido casi instantáneamente. Cassandra se recargo al lado de Ariadna. Ahora estaban los tres en línea, la pequeña rodeada de las dos figuras adultas.

Cassandra miró a la niña y luego miró a Varian. Él sudaba, su rostro mostraba el dolor. Ella lo miró confundida. De nuevo intentó salvar a una de las dos, pero esta vez se había llevado al límite a si mismo por proteger a una niña que no conocía. ¿Qué estaba tramando? Realmente... ¿Estaba tramando algo? La duda la invadía, y, sin embargo, había algo claro. Él las había salvado. Sintió una calidez en su pecho y sacudió suavemente la cabeza.

-Está agotado - Dijo mirando el rostro del joven.

La princesita no le respondió, pues se había dormido también.

 Ariadna comenzó a soñar...

 Esta vez se encontraba en un hermoso jardin, a lo lejos pudo ver a su madre y Varian, los adultos charlaban muy animados. Ambos reían como si nunca hubiesen tenido aquel horrible enfrentamiento, como si todos esos años de dolor y angustia se hubieran esfumado. Varian miró a la pequeña y le dio la más cálida y radiante sonrisa que le había visto jamás.

- ¡Mama! ¡Hermano! - Chillo la princesa y corrió a abrazarlos.

- Oh, mi amor – Dijo Rapunzel quien la recibió y la elevó en sus brazos dándole un giro en el aire para luego abrazarla con toda la calidez de una madre.

Varian se acercó y le alborotó el cabello. Eso causó que la niña riera y en eso, él le dio un tierno beso en la frente que demostraba cariño y deseos de protección. La criatura les regaló a los mayores su mejor sonrisa.

- ¡Estoy muy feliz de verlos tan contentos! - Exclamó la princesita.

- Y nosotros estamos muy felices de estar contigo, mi niña -Le dijo su madre con voz dulce.

De pronto, un par de figuras se acercaron a ellos. Eran Eugene y Cassandra. La pequeña sonrió aún más y sacudió sus brazos saludándolos. El hombre la saludó con una maravillosa sonrisa. En sus ojos se notaba el cariño que tenía por ella. El cariño de un padre.

- ¡Hola Papá, Hola Tía! - Los saludo con mucho ánimo.

- ¡Hey, aquí está mi pequeña princesa! - Eugene la tomó de los brazos de Rapunzel y la lanzó por los aires un par de veces mientras la niña reía. La bajó y frotó su nariz contra la de ella causándole cosquillas. Ariadna reía con ganas, disfrutando de aquellas muestras de afecto

- Hola - Le dijo Cassandra acariciando su mejilla y le dio un beso en la otra.

La pequeña no podía estar más feliz rodeada de esos cuatro adultos. 

Eran su familia, y todos eran realmente felices...

 Pero era solo un sueño... Y como todo sueño llego a su fin...

Todo comenzó a volverse oscuro poco a poco. Finalmente, la pequeña abrió los ojos y se sorprendió de ver que se había girado mientras dormía. Se había acurrucado al lado de Varian, cerca de su pecho, como si buscara la calidez que había sentido en aquel abrazo protector. Él por su parte aún dormía. La niña se enderezó lentamente.

- Hola – Dijo Cassandra desde atrás. -Dormiste un buen rato

- Hola – Contestó mientras bostezaba y se giraba para verla. - ¿Tú también dormiste?

- Ehm, honestamente no - Rió nerviosa. -Temía que apareciera otra quimera y si ustedes también dormían, tendríamos la guardia baja.

- Entonces descansa. Yo te despierto si algo pasa. No te preocupes por las quimeras, en esta parte sólo había una.

- ¡Oh! No, no- Negaba sacudiendo sus manos frente a ella. -No necesito dormir, con descansar un poco ya me siento mucho mejor. Gracias.

-Mmm... Tu cara dice otra cosa. 

Cassandra suspiró derrotada. Ciertamente tenía razón, y de hecho había otra razón para haberse quedado despierta. Se había quedado admirando cómo lucían ambos, Varian y la pequeña dormidos. Se veían tan tranquilos. Tan apacibles. Cassandra se sonrojó un poco ante el recuerdo.

- B-Bien... – Accedió la mujer. Ariadna le ofreció su regazo.

- Ven - Le sonrió.

Cassandra aceptó el gesto y se recostó en ella, mirando el techo de la bóveda. Luego miró dos segundos a Ariadna y luego desvió su mirada hacia Varian, finalmente cerró los ojos y rápidamente se quedó dormida.

Mientras los valientes descansaban, en el último cuarto de aquel laberinto se hallaban el malvado rey y su reina que desfallecía día tras día...

 Rapunzel estaba mortalmente pálida, terriblemente delgada, su cuerpo estaba surcado por un millar de cicatrices. Llevaba un vestido negro hecho jirones y tenía encadenados a la pared los tobillos y las muñecas...

La mujer miraba con insistencia la puerta de su prision, como esperando que alguien entrara, o como si esperara poder levantarse y correr, pero sabía que era imposible. Su cuerpo ya sólo era un lastre. Respirar dolía. Vivir dolía. La reina soltó un suspiro que Luzbel notó.

- Sé paciente Rapunzel, tu tesoro estará aquí pronto... ¿O tal vez no? - El rey soltó una fuerte carcajada.

- Ella vendrá...- Dijo a duras penas. -Ella vendrá y lo traerá consigo...

- Es increíble que aun tengas tantas esperanzas en tus hilos de oro... ¿Qué me dices si te digo que tu preciado amigo vino aquí para borrar a tu adorada hija de este mundo?

- ¿Borrar? ¿A qué te refieres?

- Mi joven colega fue contratado para exterminar a la familia real de Corona - Explicó con una cruel sonrisa.

- No.  Él no lo haría...- La reina nego con los ojos muy abiertos. -A mí,  a mí sí me mataría. Y no lo culpo. Pero no a mi niña...

- ¿Y por qué no habría de hacerlo? Por tu causa perdió a quien más amaba. Lo justo sería que te devuelva el favor...

- ¡Pero Ariadna es sólo una niña!   Y Varian no es tan malo. Él no es un monstruo. A diferencia de ti, él aún tiene corazón. Lo sé...

- Rapunzel. - Su esposo se aproximó a ella. - No tienes ni idea de lo que la traición despierta en el alma humana...

El rostro de la mujer se comenzó a empapar de sus propias lágrimas. No quería aceptar la posibilidad de aquello, porque de ser así, ella sería la culpable directa.

Luzbel observó complacido el rostro de su esposa. Para aquel déspota no existía placer mayor que ver como aquella buena mujer se hundía en la oscuridad día tras día, con una gran sonrisa se aproximó a ella y beso su frente.

- Mi querida Rapunzel... Tan Fuerte y Tan Débil.

La mujer solo siguió llorando amargamente, se sentía atrapada. Estaba atrapada. Solo quería que todo terminase de una vez. Ya no tenía fuerza ni valor para seguir enfrentando a ese monstruo.

-Ojalá seas el primero en morir -Pensó la castaña mirando al suelo. -Yo quisiera ser la siguiente.... Pero por favor... Que mi hija siga viviendo...

Luzbel le dio una mirada despectiva, como si hubiera leido sus pensamientos. Se apartó de ella y abandonó la estancia, debía vigilar la travesía de su colega...

Chapter Art

Art By: Kaede02mangaka

Continue Reading

You'll Also Like

44.4K 5.5K 24
"Él estaba a punto de caer, pero un pequeño ángel le envolvió en sus alas y apaciguó su caída". Pareja: GerIta. Género: Yaoi.
6.9K 480 16
Sullivan siempre a escuchado la palabra inútil desde que tiene memoria de parte de sus padres, de parte de su "amigo", de parte de su hija entre otro...
15.5K 1.5K 29
La última esperanza de la joven Frankelda para convertirse en la autora de terror más conocida de la historia se vuelve una aventura peligrosa en la...
135K 6.1K 17
un demonio de enamora de un mortal... y hay mucho yaoi :3