III

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El cuarto era espacioso, lleno de estanterías rebosantes de libros y planos, en un rincón había varias armas de hojas negras, una cama mediana, un escritorio y un armario de grandes cajones.  Ariadna se bajó de los brazos de Varian y camino difícilmente hacia el escritorio, abrió un cajón y sacó una botella de cristal que contenía un líquido de color dorado. Cassandra pasó sus ojos por las ocupadas estanterías.

-Vaya que tienes libros – Dijo la mujer sin apartar la mirada.

- ¿Qué es eso? – Preguntó Varian poniendo más atención en aquella botella en las manos de la niña.

- Es medicina - Respondió en lo que apuraba el líquido a su boca.

- ¿Qué clase de medicina es dorada? - Dijo incrédulo.

- ¿Siempre hablas como si lo supieras todo?

- ¡Ha, Ha! - El alquimista rió sarcásticamente. -Por supuesto que no lo sé todo.

- Una fabricada por Luzbel - Contestó la niña al tiempo que sus heridas desaparecían.

Varian abrió los ojos con sorpresa ante la escena. Eso era totalmente imposible frente a los ojos del alquimista. ¿Qué demonios era eso? Eso no podía ser verdad, el cuerpo no sana tan pronto. Hay procesos, hay tiempos. Esto desafiaba toda la lógica que él conocía. Cassandra rio de manera graciosa ante la expresión del joven, quien se sonrojó muy ligeramente, sintiéndose avergonzado por aquella risa.

- Silencio, Cassie – Dijo como orden, pero ella no lo obedeció.

La pequeña los ignoró y comenzó a rebuscar entre sus pertenencias. Tomó un par de espadas de hoja negra, unos planos y un par de cuadernos grandes, además de varios frascos de medicina de distintos colores y también unas vendas. Varian la miró levantando una ceja, la niña estaba tomando cosas como si de una acampada se tratara. ¿Qué tanto tendrían que enfrentar para llegar con el rey? Torció la boca. Se veía más problemático de lo que pensó.

- Esas son demasiadas cosas – Dijo él.

- El tonto tiene razón, ¿Qué planeas hacer con eso? – Dijo la dama cruzando sus brazos. Varian miró con molestia a Cassandra por el apodo que usó para él.

-Vamos a ir directo a la boca del lobo. No pienso dejar cabos sueltos - Su tono era horriblemente serio, los adultos no pudieron tomar a broma sus palabras. –Tomen - Les dio las espadas y los cuadernos. - Aquí está toda la información que he recogido acerca de las quimeras.

- ¿¡Y planeas que me ponga a leer justo ahora!? – Preguntó Cassandra con fastidio. Sin embargo, Varian ya había comenzado a leer. La pequeña sonrío complacida al ver al mayor.

- Aún no podemos ir a buscarlos. Todavía hay mucha gente en el castillo – Suspiro la princesa. - Por favor, esperen aquí. Iré a buscar provisiones y algo para cenar – Anuncio y dio media vuelta para dirigirse a la puerta.

- ¡Espera! ¿Quieres que nos quedemos aquí? ¿Cuánto tiempo? - Le preguntó la dama.

- ¿Cuándo se irán? - Preguntó el joven mientras se recargaba en una pared mientras seguia leyendo. Ni siquiera apartaba los ojos de las páginas llenas de información.

- Recién es de madrugada. Debemos esperar hasta mañana a medianoche – Dijo luego de suspirar.

- ¡No bromees! – Gritó la mujer con impaciencia.

- ¡Hey! - Dijo Varian y le silenció con un "¡Shhh!" bastante largo. -Guarda silencio, Cassie. Aquí hay personas que SÍ están tratando de leer – Dijo burlándose de ella con el tono de su voz. Cassandra giró y lo fulminó con la mirada. Varian ni la miró. - ¿Media noche entonces? – Se dirigió a la niña.

Golden PrisonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora