9393 [Yoonmin]

By SkyYourself

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Jimin sufre de bulimia tras el rechazo de su padre debido a su homosexualidad. La desesperación y la depresió... More

●9393●
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By SkyYourself

Taehyung llegó al instituto haciendo una carrera, apenas tuvo tiempo de llegar hasta el marco de la puerta y sostenerse mientras presionaba su corazón con la mano libre debido al cansancio, intentando recuperar el aliento. Segundos después ingresó al aula y lo primero que buscaron sus ojos fue alguna señal de su amigo, clavando la vista en la mesa que compartían; el asiento de al lado estaba vacío. Suspiró con una mueca y deslizó su mochila por los hombros antes de sentarse. Estaba sintiéndose peor que ayer y parecía no existir nada que mejorase su estado si no se trataba del pelinaranja.

 Volvió a mirar su celular una vez más esperando algún indicio por parte de su amigo. Jimin se había ido anoche, era como si la tierra lo hubiera tragado. ¿Dónde podría estar? En el fondo, a pesar de todo solo esperaba que estuviera a salvo. Pero es que Taehyung ni siquiera conocía la nueva dirección de la casa de Park, ¿cómo podría saber si estaba bien o no? La intriga lo estaba carcomiendo, no podía soportar la tortuosa espera. Necesitaba una pista, al menos un mensaje con un "estoy bien" habría bastado para apaciguar sus nervios, pero el teléfono del contrario permanecía apagado desde anoche y ya no entraba la llamada.

Lo esperó. Vio como el resto de los alumnos empezaron a llegar y el salón se llenaba paulatinamente. Lo esperó, pero cuando pasaron 30 minutos luego de que la campana sonara, Taehyung comprendió que Park Jimin no se presentaría a clases y eso solo aumentó su preocupación.

Taehyung sentía que había perdido el rumbo del camino y ahora no tenía idea de cuál era el correcto.

···

—¿Seguro que no quieres ir al instituto? —Jungkook preguntó y el contrario asintió sin hacerlo esperar demasiado. 

—Seguro, no quiero ir con estas pintas y ya no llegaré a tiempo. —Se excusó.

Jungkook estaba terminando de preparar su bolso de deporte con sus cosas y se irgió para mirarlo. Jimin, parado frente a la ventana, contemplaba el día nubloso tras la lluvia de ayer, parecía que ese día también vería gotas caer.

—¿Donde irás entonces?   

—He notado en el camino, cuando el taxi nos trajo ayer, que mi casa no queda tan lejos de aquí. Solo unas cuantas calles más abajo en los suburbios. Aprovecharé la hora que mi padre va al trabajo para ir y arreglarme, lo que menos necesito ahora es que me vea así.

Jungkook frunció el ceño y se cruzó de brazos por un momento, sin embargo, su visita aún con los ojos fijos en el cielo no notó los movimientos de este. "¿Por qué si su casa quedaba cerca, no  fue a dormir ahí?" Pensó el azabache. No obstante, algo en la voz de su acompañante denotaba aflicción y automáticamente respondió sus dudas a sí mismo. De cierto modo, se sentía útil e importante porque su nuevo amigo le daba a entender que lo necesitaba, y Jungkook agradecía que alguien al menos tuviera interés en él.

—Tampoco tienes buena relación con tus padres, ¿no es así? —Preguntó de repente cerrando la cremayera del bolso. Jimin giró, finalmente, para verlo y expulsó el aire de sus pulmones con una negación.

—Bueno... mamá, ella sí me quiere, pero mi padre está avergonzado de mí por haberle salido maricón. —soltó lo último con desgano y se sentó en la cama para ponerse los zapatos. Jungkook no tendía que ser demasiado listo para comprender lo que pasaba en casa de su nuevo amigo— pero mamá está enferma, está en el hospital recibiendo su tratamiento y cuando eso pasa suele quedarse por días.

—Y la convivencia con tu padre es mala cuando ella no está, por eso quieres esconderte de él. —Agregó Jeon. Ni siquiera fue una pregunta o suposición, era una afirmación y Jimin solo asintió dándole la razón atándose los cordones de sus zapatos.

Minutos más tarde, en las frías calles manchadas por los charcos de lluvia del día anterior, ambos chicos iniciaban su camino uno al lado del otro envueltos en una amena conversación. Salir de la casa Jeon había sido más sencillo que entrar, pues la cuidadora de Jungkook tenía labores que realizar desde muy temprano por lo que no se encontraba al momento en el que ambos bebieron un vaso de leche antes de dejar el hogar.
El menor con intención de tomar el tren y Jimin con intención de llegar, por fin, a su casa. Uno junto al otro, hablando de cosas sin importancia pero a la vez tan significantes, para aprovechar el rato del camino.

—Por cierto, —Jimin recordó algo justo en la acera antes de cruzar al otro lado. El azabache lo miró con atención cuando el semáforo cambiaba de color permitiéndoles el paso— ¿A donde vas cada mañana? ¿Vas a tu instituto o algo? —Jungkook negó con media sonrisa de lado y contestó sin apartar la vista de las rayas del asfalto.

—¿Recuerdas que te dije que bailaba? —El mayor asintió— ¿Y recuerdas que te pregunté si te gustaba? —Este volvió a asentir— Estoy en una academia de baile en el centro de la ciudad, es allí a donde voy cada mañana, habrá una competencia en dos meses y de hecho estaba pensando en invitarte.

Jimin entreabrió los labios conteniendo su emoción, incluso estuvo a punto de detenerse en medio de la calle pero un bocinazo lo despertó de su sueño, haciendo que ambos cruzaran con más rapidez antes de detenerse al otro lado de la acera. ¿Jungkook lo estaba invitando para ir a verlo? ¿Era una especie de cita o algo así?

—Me encantaría ir. —Respondió con una sonrisa intachable. Jungkook admiró tal gesto y pensó que Jimin era realmente muy bonito para estar triste todo el tiempo. Si tan solo él pudiera hacer algo por su nuevo amigo lo haría sin pensarlo dos veces.

Llegando a la calle que dividía sus caminos, Jeon se despidió con un abrazo y revolvió los cabellos naranja del contrario antes de que este girara para ir rumbo a su casa. Y, entonces, una brillante idea pasó como ráfaga en su cabeza volteando de nuevo para llamar al chico antes de que cruzara el otro paso de cebra.

—¡Jimin Hyung! —La voz de Jungkook recorrió como eco por toda la avenida. El nombrado giró con suma rapidez— ¿Tienes planes para esta tarde? —Jimin negó con una media sonrisa comprendiendo por donde iba la pregunta— ¿Quieres venir a mi casa? Sirve de hacernos compañía mutua.

El mayor amplió aún  más su sonrisa, enseñando todos sus dientes y achicando sus ojos en formas de media luna, asintió con efusividad. Ya no podía disimular lo mucho que agradecía haber conocido a Jungkook y tampoco podía disimular lo mucho que le estaba gustando.

···

En la parada del tren 9393, Yoongi bajaba la manga de su abrigo cubriendo sus nudillos mientras llegaba a paso rápido con una niña de la mano. Esa mañana se había levantado algo tarde porque su "alarma" no había sonado. Refiriéndose así a la notificación de mensajería, pues el de pelo azul hacía tiempo que había dejado de programar el despertador porque Jungkook se encargaba de despertarlo con sus mensajes, sin embargo, esa mañana nada llegó. El pálido había pensado que se trataba de uno de los arranques de ira del menor y que no había sido en serio, pero cuando despertó en la mañana y se encontró con que era demasiado tarde comprendió que se había equivocado. Había iniciado el día con el pie izquierdo y sabía que solo podía empeorar.

—¿No voy a ir hoy a mi escuelita? —La pequeña con colitas mal hechas preguntó levantando la cabeza hasta su hermano mayor quien con todo el esfuerzo del mundo había tratado de peinarla lo mejor que podía con la mano adolorida antes de salir. Yoongi se cubrió bien las manos, pues que su hermanita viera las heridas que se había hecho golpeando el árbol no era una opción precisamente.

—No, Lisa. —Respondió mirando por toda la estación, buscando inconscientemente a un pelinegro familiar— Hoy hemos empezado tarde, si te llevo a la guardería no me alcanza el tiempo para tomar mi tren. Te llevaré conmigo hoy. —La niña casi saltó de la emoción en su lugar. Amaba pasar el tiempo con su hermano, y se puso más contenta aún al saber que ese día sus compañeritos no la molestarían en la guardería— Además a Wendy le dará gusto verte. Me ha pedido que te lleve de nuevo algún día, y ese día será hoy.

—¡Sí! —Exclamó con suma felicidad— Wendy me agrada mucho, Oppa, es muy buena conmigo y también es muy bonita. —Con solo cinco años, Lisa ya empezaba a comprender la vida; la diferencia entre lo bueno y lo malo; lo lindo y lo feo, pero seguía sin comprender el porqué de las cosas. Se llevó su manita a la parte quemada de su cara y la palpó con la yema de sus deditos. Ella podía entender que no era bonita como Wendy porque tenía algo en el rostro, pero no lograba comprender por qué los demás no lo tenían y por qué sus amiguitos de la guardería la trataban diferente.

Yoongi ni siquiera prestó atención al acto de su pequeña hermana, estaba demasiado ocupado en su labor hasta que el tren finalmente llegó y debieron abordar. Todos subieron y los hermanos se sentaron en el lugar que siempre ocupada el peliazul, en el fondo. La pequeña se sentándose al lado de su hermano, en la ventanilla, cantando una canción sin poder esperar más a llegar para jugar con Wendy. Yoongi se seguía preguntando el porqué Jungkook no había aparecido, y como si el cielo escuchara sus pensamientos, una cabellera negra hacía aparición en la ventanilla corriendo hacia el tren para no perderlo.

Cuando Jungkook subió casi sin aliento, inmediatamente todos empezaron a saludarlo mientras tomaba asiento, esta vez se había sentado con Rosé y Jisoo, las chicas a quienes tanto apreciaba, puesto que su acompañante pelinaranja no abordaría el tren ese día. Lisa, sumergida en sus ideas de juego escuchó las voces alegres de todos, desvió su vista y sus ojos se encontraron con los de una persona que le resultaba demasiado familiar pero no lograba recordar de donde lo conocía y, en el momento en el que el contrario se sentó dejando ver su rostro, la sonrisa de la pequeña brilló de tal manera y su aguda voz se oyó en todo el tren de punta a punta.

—¡Jungkook oppa! —Exclamó saltando de su asiento con intensión de correr hacia el mencionado.

Pero tan pronto sus pies tocaron el suelo una mano herida la detuvo de su muñeca, impidiendo que siguiera avanzando, cortando sus ilusiones.

—Lalisa, vuelve a sentarte.

Desde el otro lado del tren, al oir su nombre, este levantó la mirada y su corazón se detuvo al contemplar a la pequeña niña que llevaba tiempo sin ver. Incluso le costó reconocerla, puesto que estaba más grande. Sin embargo, la causa verdadera se debía a que la última vez que la vio a detalle Min Lalisa conservaba su angelical rostro impecable. 

Su pecho se oprimió y se levantó de su asiento de golpe por el shock, empezó a temblar cuando los recuerdos azotaron su cabeza en tanto el de cabello azul seguía impidiendo que su hermana se acercara a él.

—Yoongi oppa...

—Siéntate. —sentenció sin emociones. Serio, frío.

—Pero es Jungkookie oppa... —A la niña se le aguaron los ojitos y su labio inferior tembló levemente. Yoongi no podía verla así, amaba tanto a Lisa y había prometido que jamás la dejaría llorar otra vez tras el llanto que oyó en aquel trágico accidente. No obstante, Lisa no lo tenía idea, ella no lo comprendía y, sobre todo, ella no tenía la culpa. La pequeña Lisa solo había sido una victima que no merecía eso.

Haciendo uso de toda su fuerza de voluntad, el hermano mayor la soltó con pesadez y ésta no tardó en salir corriendo por el pasillo en busca de los brazos de su Jungkook oppa. El pelinegro también había sido demasiado importante para su hermana, pero Yoongi esperaba que con el tiempo Lisa lo olvidara, y ahora solo se estaba convenciendo de que no importaba cuánta sea la distancia, una persona demasiado importante como Jungkook jamás saldría del corazón de su hermana, y la entendía, porque tampoco podía salir del suyo. Bufó sacando sus auriculares, quería perderse un rato y obviar todo lo que estaba pasando a su alrededor. Él definitivamente había empezado el día con el pie izquierdo.

Cuando Jungkook vio a la pequeña acercarse, se aproximó a la par arrodillándose frente a todos y extendiendo sus brazos en su espera, la pequeña llegó y la encerró con un fuerte abrazo aguantándose las ganas de llorar delante de todos en el tren que los miraban confundidos. Por dentro agradecía que Jimin no había ido ese día, de lo contrario descubriría su mentira y antes de empezar ya habría quebrado su nueva amistad. Tragó saliva con dificultad y se alejó de la niña para mirarla a la cara, su corazón dolió mucho más.

—Lisa...

—Jungkook oppa, hace mucho, mucho que no te veo.

El pelinegro se incorporó y guió a la niña a sentarse junto a él en el asiento libre donde Jimin solía ir, el tren comenzó a avanzar. Él no podía apartar los ojos de la menor, se lamentaba tanto de verla así. Ahora finalmente podía entender a Yoongi. El día del accidente, en el hospital, luego de que Jungkook fuera con intención de ver a Lisa, Yoongi no se lo permitió. Le dijo tantas cosas feas, le dijo que jamás volviera a acercarse a él y que desapareciera de su vida. Jungkook siguió insistiendo hasta el día de ayer sin conocer con sus propios ojos el verdadero motivo de su comportamiento, porque Yoongi se las había ingeniado para que jamás volviera a ver a su hermanita. No obstante, ahora lo podía entender, claro que sí, ahora entendía a su hyung más que nunca. Y mientras la niña no dejaba de hablar eufórica, sonriente, él solo podía sentirse horriblemente culpable.

No dejaba de observar a la niña que viajaba a su lado y sostenía su mano con fuerza preguntando la causa por la que ya no iba a verla, al pelinegro le sorprendió que lo recordara porque ella tenía tan solo 3 añitos cuando la vio por última vez, aquel horrendo día.

—¿Jungkook oppa, es cierto lo que dice mi hermano? —Jungkook prestó más atención cuando la conversación empezaba a centrarse en su ex mejor amigo.

—¿Qué dice tu hermano, Lisa?

—Que tú ya no vas a vernos porque ya no nos quieres.

—¡Eso es mentira! —Exclamó ofendido. Claro que los quería, los amaba, ¿qué barbaridad estaba oyendo? —¿Te dijo él eso?

—Me lo dijo cuando vi la foto del cajón. —La niña, moviendo sus pies tan inocentemente, sin caer en cuenta estaba haciendo que al chico a su lado casi le parara el corazón por la información que estaba recibiendo. Sin querer quedarse con más dudas, Jungkook aprovechó para preguntar tantas cosas como le fuera posible, pues no sabía cuándo volvería a tener una oportunidad divina como esta.

—¿Qué foto del cajón? —Formuló la pregunta con arrugas en su frente debido a la confusión.

—Yoongi oppa tiene una foto en el cajón donde guarda sus calcetines, él dice todo el tiempo "Lalisa, no toques mis cosas" —imitó la voz gruesa de su hermano y se tapó la boquita sonriendo— pero yo siempre toco sus cosas. —Levantó el dedo y lo acercó a su boca, como si le contara un secreto— y tú estás ahí, me gusta verla porque en mi cabeza veo una casa grande y estabas ahí riendo.

—Esa casa que dices es la mía. —Jungkook intentaba hablar sin que se notara la repentina sequedad de su garganta. Lo que la niña "veía" en su cabeza no eran imaginaciones, era un recuerdo almacenado en su memoria y se sorprendía de lo que una simple foto podía hacer, a pesar de los años, y gracias a esta no lo había olvidado— ¿Te acuerdas de mi casa? —Lisa vaciló un poco antes de contestar.

— Cuando veo la foto de Yoongi oppa y cierro los ojos veo que me llevas a caballito donde vivían las flores. —La sonrisa radiante de Jungkook iluminaba todo el tren, incluso tuvo que limpiar sus lagrimas antes de que la niña lo viera. Se le había escapado algunas debido a la emoción y la sorpresa de que Lisa recordaba incluso algo que él había olvidado y ahora lo recuperaba, algo que podría parecer tan insignificante pero a la vez significaba demasiado. 

Desde la otra esquina, el peliazul los observaba sin apartar la mirada un solo segundo, no podía volver a confiar en ese traidor y no bajaba la guardia aunque la música no le permitiera oír nada. Estaba demasiado nervioso porque conocía a su hermana y temía que contara más de lo debido, pero debía disimular que no le importaba nada de lo que estaba ocurriendo a solo metros de él.

—¿Sabes? me alegra muchísimo que no me hayas olvidado, yo estaba preocupado por eso. —El mayor se atrevió a apartar su mano de la niña con la intención de tocar su rostro, acercó sus dedos con cuidado y notó como ésta bajaba la mirada con una mueca. Se detuvo de inmediato— ¿Pasa algo? —La preocupación en su voz se notó.

—Jungkookie oppa...

—¿Qué pasa, Lisa?

—¿Por qué tú también tienes la cara bonita como Yoongi oppa y Wendy unnie, pero yo no? —Jungkook no tenía idea de quién era aquella chica Wendy a la que mencionaba, sin embargo, al ver el semblante de Lisa se centró más ella— Yo no soy bonita porque nací con mi carita fea.

Jungkook tragó saliva y se quedó mudo por un momento... ¿Era posible?, ¿Era posible que Lalisa no recordaba que había nacido intacta y la cicatriz se debía al accidente de aquella noche? Sus ojos viajaron por todo el tren hasta toparse con la expresión seria de Min Yoongi. ¿Era posible que Yoongi le estaba ocultando la verdad a su hermana? Parpadeó un par de veces antes de revolver las colitas mal hechas de la pequeña acompañando con una sonrisa de conejo amistosa.

—¿Qué cosas dices, Lisa? Pero si tú eres preciosa. —Se animó a tocar, por fin, el rostro de la niña con mucha delicadeza, se tomó el tiempo de inspeccionar con sus dedos cada detalle y relieve de este, la suave textura que tenía la piel de un tono más rojo que el otro lado del rostro y Lisa, un poco incomoda al principio, fue cediendo por el cariño que le estaba dando su viejo amigo.

—¿Vas a ir a visitarnos pronto? —Jungkook levantó la vista hasta la ventana, notando como el tren llegaba a su parada. Asintió para la pequeña y se levantó, indicandole que también lo hiciera para volver a su asiento con Yoongi.

—Pronto. —Mintió sabiendo que Min jamás dejaría que pisara su casa actual— Muy pronto. —Abrazó fuerte a la niña, imaginando que tenía en sus brazos a su hermano también y la dejó ir no sin antes decir:— Dale un abrazo a tu hermano de mi parte.

El tren se detuvo en ese momento y la niña corrió hasta el peliazul justo cuando Jungkook bajaba de este sin dirigir mirada alguna. Su pensamiento estaba nublado, había recibido demasiada información en tan solo unos minutos y no podía procesarlo con facilidad, no si en su mente y en sus manos palpitaba la textura de aquella quemadura que había sufrido la pequeña Lisa por su culpa. 

Dentro del tren, Yoongi recibió el impacto de unos bracitos rodeando su cuello con toda la fuerza que una niña de 5 años podía ejercer, haciendo que sus auriculares cayeran a su regazo. Frunció el ceño por un segundo y antes de que preguntara qué estaba ocurriendo, la dulce voz de Lalisa penetró en los oídos de su hermano mayor.

—Abracito de parte de Jungkook oppa.

El corazón de Min se detuvo por un momento, el tiempo pareció congelarse y no fue hasta que el tren empezó a moverse que reaccionó y sus ojos buscaron desesperadamente contacto con los del pelinegro, sin embargo éste seguía fuera dándole la espalda, mirando sus manos con los ojos bien abiertos, temblando levemente. Se sentía demasiado culpable y estaba reprimiendo sus lagrimas frente a todas las personas de la parada. 

El tren avanzó y Yoongi continuó observando la espalda de Jungkook con la esperanza de que este volteara en algún momento que nunca ocurrió. Tragó saliva y perdió de vista al pelinegro cuando ingresaron en el túnel. Fue ahí donde Yoongi levantó los brazos y correspondió a su hermana imaginando que se trataba de Jungkook. Y al ver que este no volteó para mirarlo como hacía cada día, comprendió que lo que estaba sintiendo el pelinegro era mucho peor de lo que imaginaba que sentiría.

El peliazul no entendía el porqué su corazón se sentía tan desinflado, se suponía que Jeon merecía todo eso y más, pero algo en su consciencia empezaba a picar haciendo que involuntariamente su labio inferior se encorvara hacia abajo al ver a Jungkook de aquella manera.

Por primera vez en años, Yoongi de verdad había deseado mirar los ojos de Jungkook al bajar el tren, porque solo así leería sus emociones. Pero, irónicamente, fue Jungkook quien esta vez se negó a mirarlo.

···

En la habitación de Jimin, el pelinaranja se encontraba sacando todo lo que tenía en su armario. Su suéter tirado en el suelo, su pantalón en la cama y lo demás a saber dónde, estaba intentando encontrar el outfit perfecto para pasar la tarde con Jungkook. Mirándose al espejo de su cuarto de pies a cabeza, de izquierda a derecha, negó arrugando la nariz. Ese abrigo verde pistacho no lucía nada bien con el cabello naranja, terminó bufando y quitándoselo de un tirón y, cuando estaba a punto de alcanzar el otro gris, detuvo su movimiento con espanto. Sus ojos se expandieron y su boca se abrió levemente observando su reflejo.

—No, no, no, no. —Volteó con la intensión de verse de espalda, buscando algún ángulo en el cuál pudiera verse bien sin éxito alguno— ¡No puede ser! —Sus manos se dirigieron hasta su abdomen el cual con rabia empezaba a presionar entre sus dedos— ¿qué es esto? —Con espanto, sus ojos se pasean por cada ápice de su reflejo y su corazón se llena de tristeza repentina. La emoción y alegría que sentía hacía unos minutos se esfumaron como humo, estaba hecho un cerdo, en lugar de tener la apariencia por el cual tanto estaba luchando, estaba empezando a ganar peso de nuevo, y esta vez parecía aumentar más en menos tiempo—. No, no puedo dejar que me vea, le voy a dar asco. Tengo que hacer algo al respecto.

Sintiéndose pesado, corrió al baño para seguir con su hábito diario, la única forma que según él le funcionaba. Dos dedos en su garganta y mas temprano que tarde, lo que había desayunado en la casa de Jeon Jungkook volvía a estar fuera de su estómago. Las lagrimas de esfuerzo escocían en sus parpados y en todo el lugar solo podía oírse el eco de la arcada mezclada con llanto. Estaba sintiéndose peor cada día, pero estaba demasiado abrumado como para darse cuenta de la realidad. Y la verdad era que Jimin había perdido demasiado peso en estas semanas, muy por debajo de lo sano. Sin embargo, cada vez que miraba su reflejo, su mente le pasaba una mala jugada distorsionando su imagen y mirándose con sobrepeso. ¡Se veía peor que cuando había empezado! Y estaba preocupado. Lamentablemente no la preocupación que debería, sino que estaba pensando en nuevas maneras de perder peso aún más rápido, porque él no podía seguir así. Había perdido a Taehyung, el único amigo que tenía y no quería que Jungkook lo rechazara también, necesitaba desesperadamente una mano y la única que quería que sostuviera sus hombros era la de su padre, pero él lo rechazaba, él no lo quería y se avergonzaba. Lo único seguro que tenía en este momento era a su mamá. No obstante, ella se encontraba en el hospital y no vendría hasta en unos días. Estaba en un momento de su vida en el que no sabía qué hacer ni a donde ir, ni siquiera se sentía vivo, simplemente respiraba. Las pocas veces que se sentía con vida era cuando su corazón latía por Jungkook, y precisamente por él Jimin debía esforzarse más para poder conquistarlo.

Negándose a mirarse en el espejo, salió del baño a su habitación, encendió su teléfono para entrar a internet y la vibración de este lo asustó dejándolo caer a la cama. Se sentó entonces a la par y esperó que las notificaciones terminaran de llegar. Todas eran de Taehyung: mensajes, llamadas perdidas, correo de voz, audios, textos en cada una de sus redes sociales, y Jimin solo miró sin inmutarse. Hasta que uno llamó su atención, un simple mensaje de otra persona que le causó muchísima ansiedad y miedo. No sabía que decir, ni siquiera tenía intención de responder y tenía tanto pavor que simplemente lo ignoró. 

Ignorar... esa era la solución para sentirse en paz a corto plazo, pero le bastaba, porque no podía agregar una preocupación más a su vaso que estaba a una gota de derramarse. Ignorar a los Kim al menos hasta que todo mejore.

1 Mensaje: NamJoon hyung 🐨

Jimin, tenemos que 
hablar de lo que pasó y 
necesito que me respondas. 

visto: ✔ ✔

...

Ya saliendo de la gasolinera, Namjoon revisó su celular dándose cuenta de que el pelinaranja había ignorado su mensaje. Con un bufido y negando la cabeza, empezó a escribir otro mientras se acercaba a su moto y apenas hubo enviado, se montó en ella dándose camino al set. Se sentía demasiado preocupado por el mejor amigo de su hermano, y tras años de conocerlo también sentía un afecto muy grande hacia él y quería ayudarlo, sea cual fuere su problema. Estaba al tanto de la desaprobación de su padre, porque lo había oído hablar con Taehyung sobre eso un par de veces, también sabía que su mamá estaba muy enferma y eso podría hacerlo sentir triste, sumándole el hecho de que se había cambiado de barrio y nadie conocía su dirección exacta. No sabía qué otros problemas podría estar pasando Jimin lejos de todos, de verdad que quería ayudarlo. Pero no podría hacerlo si Jimin se negaba a recibir ayuda y hablar de eso. También se sentía preocupado por su hermano y aunque no quiso hablar del tema, tenía la sospecha de que esos dos habían peleado por algo, debido a la reacción de Taehyung y la huída de Jimin. Parecía que nadie a su alrededor estaba pasando por un buen momento, ni siquiera él estaba en el mejor de sus momentos, pero no se sentía como los demás. Quizá se debía al hecho de que había madurado tan temprano y la responsabilidad que sentía hacia los demás no le dejaba preocuparse demasiado por él. Tenía que organizar sus ideas, emociones, estudio y trabajo para tener una vida balanceada y no enloquecer en el intento. La vida de un adulto tampoco era fácil, pero ante todo siempre estaba el bienestar de los demás, era por eso que decidió convertirse en psicólogo después de todo y tendía que empezar ya a sacar provecho de sus recientes conocimientos.

Ensimismado en sus pensamientos, no se percató de una camioneta negra viniendo detrás de él, y cuando quiso adelantarse a otro vehículo el de atrás lo golpeó levemente haciendo que el pelirosa volara hacia la acera y diera tres vueltas. El trafico entero se detuvo y en un segundo una decena de personas se acercaron hasta él. Namjoon un poco mareado y adolorido hizo amago de levantarse pero volvió a caer sentado, aturdido. Todo había ocurrido tan rápido y era una suerte que saliera ileso.

Unos segundos antes, Seokjin se encontraba rumbo al set, de muy mala gana. Cada día en ese lugar era un suplicio y no lo soportaba más. Entre voces y voces, con una mano en el volante y otra en el teléfono, gritaba a su padre comunicándole que el reloj que le había regalado había desaparecido de su camerino, distraído en el trayecto ante la discusión.

—¡No puede ser, Seokjin! Ese reloj vale más de lo que gana la empresa en dos años. Me lo entregó mi padre y yo te lo entregué a ti. ¡No puede ser que seas tan irresponsable de dejar descuidado algo de valor!

—¡Te estoy diciendo que acabo de darme cuenta!

—¿Cuándo lo viste por última vez?

—Ayer, ¡Estoy seguro que lo dejé en el  cajón del camerino cuando salí a almorzar, cuando llegué todo estaba limpio y en su lugar. No caí en cuenta del reloj hasta la noche, lo busqué para volver a casa y ya no estaba!

—Tendremos que preguntar.

—¡Papá! No hace falta preguntar, estoy seguro que fue uno de los limpiadores del set, nadie más entra a los camerinos. Si preguntas los estarías poniendo en sobre aviso. Sería mejor que cuando llegue llamaras a todos los limpiadores que estuvieron ayer y busques entre sus cosas.

—Eso es lo que haré, esto es imperdonable. No acepto deshonestos ladronzuelos en el set, ¡estaría muy mal visto que saliera en las noticias! Ni una palabra de esto a nadie, Seokjin, yo lo soluciono cuando llegues.

—Sí, papá.

—Y apresúrate.

La llamada culminó y Seokjin sonrió sombríamente mirándose en el retrovisor de la camioneta. Él le advirtió que no se metiera en sus asuntos y ahora lo sacaría del camino porque claro que no había perdido el reloj, si fue él mismo quien lo había metido en el bolsillo de Kim Namjoon.

Y de repente, en ese momento en el que el pelirosa cruzó por su mente, la delantera del vehículo impactó contra una motocicleta en su camino haciendo volar al conductor unos metros. 

Asustado, Seokjin se bajó corriendo acercándose al herido, preocupado. La gente alrededor empezó a gritar y de repente se había vuelto el centro de atención, con cámaras, flases, fotos, cuchicheos y ya a nadie parecía interesarle el accidentado.

Poco le importó que lo vieran ahí, su padre siempre le advirtió que jamás se metiera en escándalos, pero esto había sido culpa suya y le importaba una mierda las advertencias de su progenitor. Además, si lo dejaba tirado sería aún peor, una imagen espantosa caería sobre sus hombros, así que se acercó al joven que intentaba pararse en vano, cayendo de nuevo al suelo debido al mareo. Se inclinó frente a él y pasó la mano sobre sus hombros hablándole con una dulce voz.

—¿Estás bien? Déjame ayudarte.

El joven se quedó quieto, sin decir una palabra, solo paralizado ante la atención del actor.

—Disculpa, ha sido mi culpa, me hago responsable de todos los daños. Por favor déjame llevarte al hospital más cercano.

El contrario seguía en silencio y Seokjin solo empezaba a preocuparse más. Fue entonces que el muchacho sentado en el suelo se quitó el casco y lo miró fijamente a sus ojos.
Su pelo rosa estaba despeinado salvajemente, tenía una pequeña herida en la boca de donde brotaba un diminuto hilo de sangre, vió como este se relamió los labios limpiando la herida con la lengua mientras se formaban los hoyuelos en sus mejillas y su vista seguía totalmente perdida en sus oscuros ojos.

En ese momento olvidó todo, olvidó que las personas estaban tomando fotos, olvidó el plan que tenía al llegar al set, olvidó incluso hasta sus problemas y lo único que se mantenía en su mente eran dos cosas.

La primera se negaba rotundamente a reconocerlo.

Y la segunda, no podía ser posible...
De todas las personas en Corea, tenía que chocar con Kim Namjoon. 

... 

Espacio para agradecer y aclarar cositas.

Bueno, chiquibeibis, sé que para algunos es poco, pero yo estoy muy agradecida por los 37k que hacemos hoy en 9393.
Estuve casi 1 año sin subir un solo capítulo y ver que aún había gente esperando me motivó, gracias por esperar siempre. Sé que si actualizaba más seguido ya tendría más vistas como me dijeron, pero no escribo por vistas sino por la historia que quiero contarles. Así me tarde años y años la voy a acabar, así sea que al final solo se quede 1 persona leyendo. Pero de corazón, gracias a todas las que siguen aquí.

A diario recibo en mi bandeja peticiones de actualización y preguntas de cuando llega el Yoonmin, por qué no actualizo y etc.

1-Cuando empecé la historia no trabajaba, no había entrado a estudiar mi carrera, tenía más tiempo. Ustedes entenderán que la vida de un adulto es un poco más complicada en ciertos aspectos. Además necesitaba un descanso también, me jodí mucho la vista de tantas clases online, trabajos en la computadora, escribir, etc, me dolían los ojos y ahora tengo que usar gafas. Son bastantes las razones del porqué no actualizaba, y no tengo el deber de dar explicaciones pero aún así quería hacerlo porque varias personas estaban preocupadas por la falta de actualización y desaparición. Nada más aclarar que no pienso abandonar esta historia, así me lleve más tiempo de lo que en un principio creí. La pienso acabar porque quiero muchísimo a esta obra como para abandonarla, así que no se preocupen, tarde lo que me tarde tendrán actualización.

2-Todo lo que está ocurriendo es esencial para que el Yoonmin se encuentre. Ya sé que hasta el momento parece más Kookmin que otra cosa, pero crean en mí, si nada de lo que está pasando pasase, el Yoonmin jamás sucedería. A veces las cosas son así, no sale como piensas y terminas quedándote con quien menos esperabas. Así que tranquilas, que la historia es Yoonmin, aunque ya vieron los ships que van a haber, un poquito de todo, todo pasa por y para algo. Dejo muchas pistas sueltas en capítulos y siempre leo los comentarios, hay personas quienes ya pillaron el rumbo de las cosas. ¡Son geniales!

Nada más que decir por el momento, nos leemos pronto en el siguiente capítulo. 

💜U
☁️S K Y☁️

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