Te Encuentro

By yune_your_love

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Todo cambio, todo es diferente. Han pasado unos años desde que la muerte de Alex pasó. Para todos fue un gran... More

Introducción
Sipnosis
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56

Capítulo 49

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By yune_your_love

Entrar a esa casa, que llamo hogar parecía algo que nunca pensó volver hacer. El castillo de los Lombardos siempre estuvo a sus dominios, ya que al estar vivo dejaron que no dejaron perder, eso que los vio crecer y ser mortales. Podía sentir la impresión de su esposa, viendo el lugar. Recher sintió algunos pasos, y vio con algo de confusión a Alex, quien se encogió de hombros. Sintió esa mirada fría y calculadora, esa mirada de frigidez y poca confianza. La mujer frente a ella, esa que pedía respecto, le veía con algo de extrañe. Se quedo viendo la vestimenta de Recher, esa que costaba de una chaqueta de cuero color rosa palo, una playera blanca debajo, jeans ajustados azules y rostros, terminado con unos vans negros, como los de Alex. Esta parecía no agradarle para nada la presencia de la joven en esa antigua casa, bueno castillo, ese que ese escondía entre los grandes arbustos del bosque La Selva Negra

-nana- la mujer escucho la voz suave de Alex, quien le veía con una media sonrisa- ella es Recher, mi esposa

La mujer comenzó a suavizar sus rasgos, dejando ver una dulce mujer, de mirada complaciente. No todos los días recibía visita, y menos que uno de sus niños volviera a casa, de la mano de una hermosa mujer como lo era Recher, a pesar de que se veía como una adolescente. Recher comenzó hacer memoria, como si sintiera que olvidara algo, y fue cuando de acordó de aquella, cariñosa mujer que una vez, vio por el ventanal de su habitación, esa que nunca volvió a ver, después de cierto tiempo, nunca quiso preguntar o ser imprudente. Recher mostró una media sonrisa, colocándose un mecho de pelo detrás de la oreja, mostrándose algo cohibida por la atención de la mujer

-mi niña, me alegra verte en casa- Alex asintió, soltando la mano de su esposa, para sentir los arrugados brazos de aquella mujer, que no pasaba de los 50 años

Su rostro se veía tranquilo y relajado, frente a la presencia de Alex, quien parecía una niña pequeña en los brazos de aquella mujer. Recher se sujetaba el antebrazo, viendo ese pequeño abrazo maternal, alegrándose de que su esposa, tuviera mas personas en quien apoyarse en esos momentos oscuros. La mujer soltó a Alex, para ver con cuidado cada rasgo de Recher, esos rasgos que le recordaban a una difunta persona que conoció en algún momento de su vida, por alguna razón, sentía que había conocido a alguien con los mismos rasgos de la joven chica frente a ella

-eres Recher cierto- Recher asintió, arreglan se los lentes de la vista- te lo dije señorita Lombardo, terminarías casada con ella

Alex se paso la mano por la cabeza, mostrando una pequeña sonrisa de complicidad hacia su esposa, quien dejo salir una risa. La mujer camino hacia Recher, solo para arrugar la entre sus brazos, y sentir esa calidez que su pequeña buscaba en ella, esa calidez de protección que Recher le dio muchas noches a Alex, en momentos difíciles. La mujer la soltó, solo para ver esos ojos grises, esos que brillaban con la sola presencia de Alex. La mujer paso su mano por la mejilla de la joven, sintiendo su corazón puro, y lleno de amor, para dar

-niña Thompson, espero que cuide esta alma insaciable que es la joven Lombardo, se que no es fácil, cuidar de ella, y que muchas veces no se deja, pero se que puedo confiar en usted, para que la saque de la oscuridad- Recher asintió, sintiendo como la mujer le sujetaba las manos y le dejaba un pequeño beso- este es su casa, como es la casa de la niña Alex, y sus hermanos. Espero que la sepa cuidar apreciar, no hay otra como ella

-como dije en mis votos matrimoniales, estoy con ella en las malas y en las buenas, sin importar que- la señora le mostró una cálida sonrisa, recordando donde vio aquellas finas facciones

La mujer hizo una pequeña reverencia, comenzando a desaparecer entre los largos pasillos de aquello que Alex llamo hogar alguna vez. Recher llevo su vista a Alex, quien se encogió de hombros, con las manos en los bolsillos. Se acerco para dejar un simple beso en sus labios, y deslizar su mano hacia la de Recher, queriéndole mostrar algo importante

-vamos, quiero mostrarte algo- Recher asintió, dejando se guiar por la mano de aquello que, amado incondicionalmente, aquello que le dio muchas batallas insaciables, pero valió la pena, solo, por ver esos ojos fundirse en ella, ver esas manos sosteniendo las suyas

Recher estaba frente a algo que parecían ser una lápida. Alex estaba en cuclillas, viendo como la nieve tapaba, un poco la lapidas, su respiración era tranquila y su sonrisa, era triste, pero feliz. Recher se coloco en cuclillas al lado de su esposa, que detallaba aun las frescas flores que rodeaban el lugar, esas que llenaban el lugar de paz, paz que daba descanso aquellos que pelearon por la libertad de sus hijos

-hola mama, hola papa- Alex se paso la mano por el cuello, sintiendo la mano de su esposa en su hombro, dándole algo de fuerza, para poder hablar- a pasado un tiempo, lamento venir en estos momentos, y no antes. Pero necesito presentar le alguien- Alex vio a Recher con una pequeña sonrisa- ella es mi esposa, Recher- Recher comenzó acariciar la corta cabellera de Alex, que seguía creciendo con el tiempo, seguía escuchando esas palabras que salían con dificultad- los extraño a pesar del tiempo, saben tengo una hija, con Octavia claro, lo se loco. Un vampiro y un ángel tienen una hija, se llama Alexandra, como yo, pero lamento decir que no estado muy presente en su vida, y lo se papa, tu me matarías por ser tan irresponsable con mi hija, pero fue por causas necesarias y saludables- Alex vio sus manos, que tenia un poco de nieve en ellas, podía sentir el frió en sus manos, ese que le acompañaba desde que tenía 17 años- saben estuve en el infierno unos meses, luego fui al limbo, estuve perdida un tiempo, y el dolor en mi corazón aun no se va, pero tengo alguien que lo suaviza, cuando duele, y más me hacen falta- Alex vio por el rabillo de su ojo a Recher, quien le veía con una pequeña sonrisa- mama me haces mucha falta, aun extraños tus besos de buenas noches, y tus regaños por mis estupideces, papa donde estuviste cuando iba a tener una hija, y estaba muriendo para darle un futuro- Alex veía las tumbas sintiendo ese dolor y deseo de llorar, sintiendo como una lagrima descendió por su mejilla- fue difícil cuando se fueron, estuve perdida un tiempo, conocí lugares, muchos lugares, que no me llenaban el corazón, el alcohol no llenaba su presencia, y las personas solo estaban conmigo por mi título de noble- Alex dejo salir una leve risa amarga, aun viendo la nieve- luego conocí a Octavia, quien me acompaño durante un tiempo, fue una sorpresa saber que tendríamos una hija, pero lo afronte y tome mi responsabilidad, pero ella sabia que no la podría amar, no como amo a Recher, no como ella me hace sentir, no me mata como los besos de mi esposa. Pero le tengo buenas noticias, ella encontró el amor en brazos de Barbie, quien la hace feliz, la ama incondicionalmente, la ama como una vez yo lo hice. Por ahora solo puedo darle algo como seguro- Alex tomo la mano de su esposa, sintiendo cada hormiga que ella le causaba, sintiendo cada recuerdo, dejar su peso, sintiendo felicidad en el corazón- solo le puedo asegurar, que voy a estar al lado de Recher, por lo que me quede de vida, y me alegra decir que es eterna- Alex se río, sintiendo las lágrimas descender, no importa el tiempo que pasara, la herida seguía y nadie podría cerrarla, ellos eran sus padres, ellos le enseñaron la vida y le dieron una puerta para vivir, ellos era los responsable de quien es- los quiero, nunca lo olviden, un día los volveré a ver, a pesar de que me hubiera gustado, que conocieran a mi hija, se parece mucho a Octavia y a mí, supo sostener muchos rasgos de las dos, es una niña muy viva y divertida, tímida y tranquila. Me siento orgullosa de ella, y sus logros, y se que Octavia se siente como yo, al ver a nuestra hija crecer, y comenzar hacer su vida. Solo puedo decir eso, fue un placer volver hablar con ustedes

Alex se paso la mano por el rostro, limpiándose las lágrimas. El sol seguía subiendo dando paso a la tarde, dando paso a las nuevas aventuras que le esperaba. Del otro lado del mundo dormir era una eternidad, pero el dolor en su hombro comenzaba a llamar su atención. Sentía unos brazos rodear le la cintura, el apriete era tranquilo y relajado, la noche parecía larga y sin descanso, y la opresión en el corazón comenzaba a desaparecer, dejando solo paz y vacío en su corazón, cuestionando se el por qué de esa opresión. Lucia se dio la vuelta en la cama, quedando de frente con su novia, que parecía mas que perdida en sus sueños, parecía mas que contenta en esas pequeñas fantasías que tenía entre sueños. Una vez que dejo de sentir el ardor en el hombro, decidió volver a dormirse, sintiendo como el sueño reclamaba su cuerpo, y todo dolor era opaca-do, por sueños despistados, y complicados de descifrar. Nunca fue muy fanática de despertarse en las mañanas, pero debía de volver a la escuela, antes de causarle un problema a sus tutores, que parecían mas que rendido en sus respectivas habitaciones. Alex se sentó en su cama, viendo sus pies en el suelo, sintiendo la fría madera, que hacía de alfombra desde hacia un tiempo. No quería levantar la mirada, sabía que había un espejo en esa parte, aun no quería ver el estado en el que se encontraba. Se paro de la cama, solo para darse un baño, y comenzar su rutina mañanera

Se estaba secando el pelo, con la toalla, mientras caminaba en ropa interior en su habitación, fue cuestión de segundo que su mirada se quedara en el espejo, no había un solo rastro de aquello que había pasado, sus ojos había retornado a la normalidad, y los colmillos habían desaparecido, pero sabía que no debía estar cerca de la sangre, por mas tolerante que sea, aun debía hablar con su madre sobre lo que le estaba pasado, y como debía de alimentarse correctamente. Alex vagaba con su mirada su cuerpo, cada parte que había sido recorrido por diferentes manos, esas que se quedaban plasmadas, pero bien sabia que por mas que se acostara con Sabrina, las manos de Lucia, estaban mas que plasmada en su cuerpo, que cada parte, desde su cuello, hasta su intimidad. Alex dejo la mirada en una sola área, era su hombro frotar, estaba viendo eso que parecía ser un tatuaje. Trago en seco, asustada de lo que eso pudiera significar. Miro la puerta de su habitación, sintiendo como alguien giraba la perilla, y entraba sin pedir permiso. El olor a vino viejo, le decía que era Ariadne, que entraba con una mirada algo cansada y apagada, una mirada que dejaba ver el cansancio de esos días

Ariadne se quedo viendo la misma mancha, que ella se había visto, hacía unos minutos atrás, esa que se formaba en su hombro frontal. Ariadne conocía bien esa marca, no era la primera vez que la veía. Camino a paso lento hacia su sobrina, detallando los leves cambios que se veían en su cuerpo, cambios que se iban ocultado dejando una simple piel de porcelana. Ariadne paso su mano por el hombro frontal de su sobrina, tocando el lazo del sostén, detallo esas tres estrellas y medias, esas que parecían incompleta de alguna forma

-Alex, que esto- Alex le vio con algo de arrepentimiento y frustración

-no se- dejo caer la cabeza, sintiendo una vez mas ese dolor en el pecho, como si alguien estuviera sufriendo en su lugar

-Alex, no debiste- Alex sentía como la mirada se le llenaba de lágrimas, sintiendo impotencia, por eso que había creado, eso que se volvía de apoco una eternidad que le unía mas

-lo se

-porque lo hiciste

-no lose

-solo se debe hacer con alguien que amas realmente, estas atada- Ariadne coloco su mano en la mejilla de Alex, levantando su rostro, viendo esa mirada, llenarse de lágrimas e impotencia

-no quiero que sufra

-lo hará

-por que

-están conectadas ahora

Ariadne le dejo una copa de sangre en la habitación, dejando que su sobrina transitara mejor estos nuevos cambios que le estaban pasando, esos cambios con los que debía de vivir. Ir a la escuela, era algo que se volvía tediosa, pero ver a Sabrina, nunca fue tan difícil como aquel momento, fue difícil soportar el olor que la chica emanaba, ese que se volvía apestoso y su nariz rechazaba. Su mente daba vuelta entre las miradas de todos sus compañeros, viendo su rostro de inconformidad, podía sentir los pensamientos de cada persona en esa habitación, los susurro que se decían, y los leves movimientos que podía llegar a tener un lápiz. El sol aun estaba afuera, y sentarse fuera de la cafetería parecía a ver sido lo correcto, ver solo su cappuccino, que se comenzaba a enfriar. Podía sentir las miradas de ciertas personas, pero fue la mirada de alguien en específico quien le hizo levantar la vista. Su mirada esmeralda se le hacia conocida, y su cabellera rubia dejaba ver que aun no tenia una cana en el cabello, la edad no parecía pasar por aquel cuerpo, su mirada de 30 seguía igual que la de sus madres, que parecían de 17. Vio como el hombre se acercó, y le hizo señal, pidiendo permiso para sentarse en la silla frente a ella, esta asintió algo extrañada por ese comportamiento, pero el hombre le inspiraba confianza

-estas muy sola no crees- ella le miro con algo de extrañes, por la extraña pregunta

-no lo creo- ella se encogió de hombros, para tomar un poco de su cappiccino 

-que te molesta hija- ella dejo salir un pequeño gruñido. Como era posible que este hombre apareciera de la nada, y le preguntara por su bienestar

-no lo conozco

-ni yo a ti

-entonces por que se acerco- Alex rodaba levemente los ojos 

-no puedo permitirme que tu corazón siga confundido- Alex vio su mirada esmeralda, sintiendo que le conocía de algún lado, que conocía su amabilidad y sonrisa, que alguien más le había reflejado en algún momento

-no lo entendería

-inténtalo, y te diré

Alex dejo salir un leve suspiro, viendo como aun su cabeza seguía baja, sintiendo como la pequeña brisa de primavera le arropaba, como los distintos olores llegaban a su olfato y como los pensamientos de los demás, llegaban a ella. Pero por alguna razón, no podía escuchar los del señor frente a ella, parecía que el no pensaba nada, que solo era un reflejo apagado

-e hecho algo malo

-mataste a alguien- Alex negó, aun con la cabeza baja- robaste algo- volvió a negar- entonces que fue tan grabe

-le hice daño alguien, importante

-que clase de daño

-uno que sentirá siempre

-por que

-porque si me pasa algo a ella igual

-explícate

-paso algo con esta persona, yo me aleje, no quería herirla o salir mas herida de lo que estoy. Pero hace unos días, hice algo que nos marco a las dos, nos unió mas de lo que debía- sus palabras eran triste y bajas, sus ojos apagados y profundo

-no quieres estar mas con esa persona

-me gustaría realmente

-entonces cual es el problema

-que ella no puede estar conmigo, somos de diferentes mundos, y lo que he hecho solo la acerca mas a mi de lo que debida

-la amas

-lamento decir que si

-la cuidas

-con mi vida

-entonces ese lazo fue el correcto, cuando amamos creamos lazos, no se pueden romper. Los lazos que se mantiene a pesar de los años- Alex comenzó a levantar la vista para ver al hombre frente a ella- si ella te ama, soportara el dolor, y si tu la amas, sabrás evitar causarle dolor. Todo depende de que quieren en realidad. Si piensas sabiamente, sabrás que tu camino esta hacia ella, y el de ella hacia ti, solo hay algunas piedras en el camino, esas que tendrás que remover. Ese lazo es solo una prueba de lo que sientes hacia ella, de lo que ella causa en ti, recuerda el dolor es solo, una barrera que nos impide ser feliz, una barrera con la que hay que pelear para llegar, a ser eso que somos en el fondo

Alex mostró una media sonrisa, pesando que tal vez, el hombre frente a ella, tenía la razón. Alex se paró de la silla, no sin antes agradecer el consejo y pedir disculpa, por su retiro, dejo unos billetes en la mesa, y tomo su bicicleta, pesando que tal vez en el fondo, habría una oportunidad, con Lucia en algún momento, ella sabía que no se quedaría para siempre en ese pueblo, y que tendría que volver a New York tarde o temprano. Los años pasarán, y las miradas podrán cambiar, pero si el destino es bueno con ella, esos sentimientos se mantendrán iguales, y será imposible de borrar aquello que logro sentir, sin darse cuenta, aquello que le ata, de una manera que puede lograr destruir la, o reconstruir los pedazos de corazón que deja donde llega

La mirada que le daba a cada uno de los chicos era mas que clara, su respiración parecía pausada, y la molestia era mas que evidente. Hacia mas de una semana, un extraño olor había vuelto a rondar el pueblo, un olor que tenia mas de un ano, merodeando los alrededores, pero por alguna razón, hacia mas de un mes que no se sentía. Hace una semana volvió a resurgir ese olor a demonio, y sangre que tanto apesta, y lamentaba decir, que quien emanaba ese olor, había entrado a su casa, mas de una vez, mas de una vez dejaba levemente su olor en la casa, principalmente en la habitación de su hija

-es ella

-como lo saben- el hombre apretaba los puños, viendo los adolescentes frente a el

-es algo confuso, pero estamos mas que seguro que es ella

-y que hay de su familia

-no podemos decir con certeza, ya que su madre no se encuentra en el país, en estos días

-deberíamos de esperar, a que ella regrese, para erradicar eso- menciono un hombre de cabellera castaña

-seria lo correcto

-entonces está decidido

Todos se vieron entre sí, y asintieron. La mirada azul veía a su padre con algo de molestia, y decepción, era mejor que el nunca se enterara, de sus andanzas con la chica, era mejor que todos se mantuviera en secreto, pero debía evitar, que algo le pasara, algo que podría poner en peligro a eso, que comenzaba apegarse sin darse cuenta, eso que debía de comenzar a olvidar con el tiempo 

Alex lanzaba piedras al lago. Algo le hacia recordar a una vieja tarde que parecía, casi olvidada en sus recuerdos. Cuando Lucia, y ella, aun estaba tratando de identificar que eran. Recordaba como, la puerta de su habitacion, cerrero detrás de ella, mientras Lucia caía sobre ella, y le besaba todo el rostro, con una sonrisa, y risa al mismo tiempo. Sin importar que las dos estuvieran sudadas por sus respectivos, entrenamiento. Alex la sostenía por la cintura, para bajarla de ella, y verle con una pequeña risa 

-no deberías estar aquí- Lucia, dejaba salir una leve risa, sintiendo como Alex, le quitaba un mecho de cabello 

-no esta bien, mama no llegara, dentro de unas horas- Alex mostraba una media sonrisa, mientras se encogía de hombros

-Alex...- su voz, era tan baja como los secretos, que se debían mantener entre ellas 

Sus labios se volvieron a encontrar, Alex sostenía levemente la mejilla de Lucia, sintiendo como su corazón se aceleraba, y como el deseo solo hacia incrementar, sabiendo que soñaría con ella, en cualquier momento 

-solo quédate un rato mas- su aroma, era a café y Lancôme, que cubría el olor a cigarro. Alex odiaba eso, pero comenzaba a costumbrarse al hecho de que eso, era lo que hacia a Lucia 

-solo un rato, solo un rato- Lucia sintió como Alex se subió, sobre ella, y comenzaba a regarle besos, alrededor de todo el beso, y sobre pasando un poco el cuello 

Sus rostro volvieron a encontrarse, sus ojos que parecían ser profundos, y penetra cada parte de su ser. Alex aun recordaba el olor de Lucia, aun recordaba a que sabían sus besos, esa tarde, casi noche. Aun podía recordar como Lucia le había quitado la camisa de practica, y aun recordaba, como había casi desnudado a Lucia, sin que ninguna de las dos se dieran cuenta, solo dejando se, llevar por lo que el momento le hacia sentir. Alex veía el lago, dejando salir un largo suspiro, sin saber, si Lucia, seria lo correcto en su vida. Eran tan diferentes, y si Lucia entraba a su mundo, era poner su vida en riesgo de alguna forma. Alex se dejo caer en la roca, se dejo recordar, esa noche, donde Lucia, pasaba sus manos por su abdomen, hasta llegar al borde de su sostén, y por miedo, nunca romper algún limite 

Cerrando los ojos, agudizaba su nariz, haciéndola recordar, que el cabello de Lucia, olía perfectamente a cerezas, recién cortadas. Todo ese día, se empecinaba en recordar una persona, que era mejor olvidar

-pero como olvidarte- Lucia dejaba salir un largo suspiro, mientras el techo de su cama, solo le hacia recordar, lo que era ver a Alex, en sus recuerdos  

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