Capítulo 49

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Entrar a esa casa, que llamo hogar parecía algo que nunca pensó volver hacer. El castillo de los Lombardos siempre estuvo a sus dominios, ya que al estar vivo dejaron que no dejaron perder, eso que los vio crecer y ser mortales. Podía sentir la impresión de su esposa, viendo el lugar. Recher sintió algunos pasos, y vio con algo de confusión a Alex, quien se encogió de hombros. Sintió esa mirada fría y calculadora, esa mirada de frigidez y poca confianza. La mujer frente a ella, esa que pedía respecto, le veía con algo de extrañe. Se quedo viendo la vestimenta de Recher, esa que costaba de una chaqueta de cuero color rosa palo, una playera blanca debajo, jeans ajustados azules y rostros, terminado con unos vans negros, como los de Alex. Esta parecía no agradarle para nada la presencia de la joven en esa antigua casa, bueno castillo, ese que ese escondía entre los grandes arbustos del bosque La Selva Negra

-nana- la mujer escucho la voz suave de Alex, quien le veía con una media sonrisa- ella es Recher, mi esposa

La mujer comenzó a suavizar sus rasgos, dejando ver una dulce mujer, de mirada complaciente. No todos los días recibía visita, y menos que uno de sus niños volviera a casa, de la mano de una hermosa mujer como lo era Recher, a pesar de que se veía como una adolescente. Recher comenzó hacer memoria, como si sintiera que olvidara algo, y fue cuando de acordó de aquella, cariñosa mujer que una vez, vio por el ventanal de su habitación, esa que nunca volvió a ver, después de cierto tiempo, nunca quiso preguntar o ser imprudente. Recher mostró una media sonrisa, colocándose un mecho de pelo detrás de la oreja, mostrándose algo cohibida por la atención de la mujer

-mi niña, me alegra verte en casa- Alex asintió, soltando la mano de su esposa, para sentir los arrugados brazos de aquella mujer, que no pasaba de los 50 años

Su rostro se veía tranquilo y relajado, frente a la presencia de Alex, quien parecía una niña pequeña en los brazos de aquella mujer. Recher se sujetaba el antebrazo, viendo ese pequeño abrazo maternal, alegrándose de que su esposa, tuviera mas personas en quien apoyarse en esos momentos oscuros. La mujer soltó a Alex, para ver con cuidado cada rasgo de Recher, esos rasgos que le recordaban a una difunta persona que conoció en algún momento de su vida, por alguna razón, sentía que había conocido a alguien con los mismos rasgos de la joven chica frente a ella

-eres Recher cierto- Recher asintió, arreglan se los lentes de la vista- te lo dije señorita Lombardo, terminarías casada con ella

Alex se paso la mano por la cabeza, mostrando una pequeña sonrisa de complicidad hacia su esposa, quien dejo salir una risa. La mujer camino hacia Recher, solo para arrugar la entre sus brazos, y sentir esa calidez que su pequeña buscaba en ella, esa calidez de protección que Recher le dio muchas noches a Alex, en momentos difíciles. La mujer la soltó, solo para ver esos ojos grises, esos que brillaban con la sola presencia de Alex. La mujer paso su mano por la mejilla de la joven, sintiendo su corazón puro, y lleno de amor, para dar

-niña Thompson, espero que cuide esta alma insaciable que es la joven Lombardo, se que no es fácil, cuidar de ella, y que muchas veces no se deja, pero se que puedo confiar en usted, para que la saque de la oscuridad- Recher asintió, sintiendo como la mujer le sujetaba las manos y le dejaba un pequeño beso- este es su casa, como es la casa de la niña Alex, y sus hermanos. Espero que la sepa cuidar apreciar, no hay otra como ella

-como dije en mis votos matrimoniales, estoy con ella en las malas y en las buenas, sin importar que- la señora le mostró una cálida sonrisa, recordando donde vio aquellas finas facciones

La mujer hizo una pequeña reverencia, comenzando a desaparecer entre los largos pasillos de aquello que Alex llamo hogar alguna vez. Recher llevo su vista a Alex, quien se encogió de hombros, con las manos en los bolsillos. Se acerco para dejar un simple beso en sus labios, y deslizar su mano hacia la de Recher, queriéndole mostrar algo importante

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