The Same Heartbreaker (2) ✔️

Por isnotcandy

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Segundo libro de la Trilogía Heartbreakers. Es necesario leer el primer libro para entender este. Cuidado co... Más

Prefacio.
Prólogo.
1. Quinn.
2. Liam
3. Quinn.
4. Liam.
5. Quinn
6. Liam.
7. Quinn
8. Liam.
9. Quinn.
10. Liam
11. Quinn
12. Liam
13. Quinn
14. Quinn.
15. Liam.
16. Quinn.
17. Liam
18. Quinn
19. Liam
20. Liam
21. Quinn.
22. Quinn
23. Quinn
24. Liam.
25. Quinn
26. Quinn.
27. Liam.
28. Quinn
29. Liam
30. Quinn.
31. Quinn
32. Liam.
33. Liam
34. Quinn.
35. Quinn
36. Liam.
37. Quinn.
38. Quinn.
39. Liam.
40. Quinn.
41. Liam.
43. Quinn
44. Liam.
45. Quinn
46. Liam.
47. Quinn.
48. Quinn
49. Quinn.
The Last Heartbreaker (3)

42. Quinn

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Por isnotcandy




QUINN

—Eh... Hola —saludo a Emily, sin quitar mis ojos de Jason. ¿Qué se supone que hace aquí?

—Ya conoces a mi primo, Jason —dice la pelirroja dibujando una sonrisa en su rostro que luce cómplice.

Carraspeo incómoda y asiento. Key, a mi lado comienza a toser falsamente. Giro mi cabeza y disparo dagas con los ojos. Lo golpeo fuerte en la espalda para que se recomponga. No es momento para actuar como idiota.

—Pensé que seríamos nosotros tres —suelto sonando un poco más nerviosa de lo que esperaba.

—Ya me iba —se apresura a decir Jason sonando cortante. Corre la mirada—. Vine a dejarle unas cosas a Emily.

—Eh... No me importa que te quedes —balbuceo incómoda. Key eleva sus cejas, las reacciones que está teniendo me dejan su posición ante esta situación más que claras. «A este no, Quinn».

—¿Y a mi debería importarme? —inquiere. Al principio me sorprendo por su tono borde, pero luego traza una sonrisa en sus labios y se ríe—. Tengo que ir a otro lado.

Asiento. Puedo sentir las miradas de Emily y Key sobre nosotros dos como si fuese un partido de tenis. Carraspeo con incomodidad. Honestamente, a pesar de esperarlo, no pensaba que volvería a ver a Jason tan pronto.

—Jason es voluntario de un refugio de animales —suelta Emily de repente interrumpiendo nuestro juego de miradas. Le presto atención a la pelirroja, quien recarga su espalda en el marco de la puerta—. Va todas las tardes.

—Emily —masculla el castaño sonando incómodo. No puedo evitar sonreír de la ternura, luce como un niño avergonzado por algo que dijo su madre sobre el.

—¿¡Qué!? —exclama ella sin darse cuenta—. Si es verdad. Jay Jay no lo quiere admitir pero adora a los animales. Es vegetariano y todo eso.

—¿Es verdad? —le pregunto a Jason. Me sorprende. No lo pensaría como a un chico que le preocupan ese tipo de cosas. Luce más del tipo que en lo único que puede pensar es en un balón de futbol y ser seleccionado para jugar en la NFL—. Pero si comimos hamburguesas...

—La mía era de verduras —aclara su garganta. Alzo mis cejas sorprendida, nunca lo había notado—. Tengo que irme.

Emily larga una carcajada e intenta ocultar las que siguen al bajar su cabeza y esconder su rostro entre los mechones de cabello que no alcanzaron a la coleta. Jason le revuelve el cabello, saluda con asentimiento de cabeza a Key y cuando pasa a mi lado se inclina.

—Nos vemos, Quinn —se despide y me congelo de pies a cabeza cuando siento sus labios en mi mejilla. Es un beso corto y quizás, sin sentido, tonto y pasajero pero sentir su cercanía y su calor logra jugar con mi cabeza.

—Adiós, Jason —murmuro mirando hacia otro lado para evitar verle el rostro y que mis mejillas se sonrojen aún más. ¿Por qué me pasa esto con él? ¡Ni siquiera me gusta! Mi cabeza está muy lejos pensando en Liam como para empezar a desarrollar sentimientos por Jason.

Él se va y deduzco que está lo suficiente lejos de nosotros, cuando Key larga un suspiro.

—¿Qué acaba de suceder? ¿Ese quién es? —pregunta él.

Emily intercambia miradas complices conmigo.

—¿Nos llamaste a los dos a propósito? —le pregunto a la pelirroja. Los tres entramos a la sala de juegos, la cual es grande y muy sofisticada pero ya nada me asombra. Paso una rápida mirada por las paredes color gris y la decoración de colores antes de frenar mi atención en Emily, quien se echa en el sofá.

—Puede —responde alzandose de hombros—. En realidad, Jason ya tenía planeado venir. Lo de tu hermanastro Zack fue una sorpresa... ¿Está soltero? Es muy guapo.

—Emily —mascullo cruzándome de brazos. Key se sienta en un sofá y se quita la corbata del uniforme de Everdeen—. Responde, ¿me llamaste para que Jason y yo nos crucemos?

—Sí, quería ver que sucedía —responde y sonríe como el gato de Cheshire. ¿No tiene nada más para hacer que meterse en la vida de otras personas? —. Jason me comentó algo sobre ti. Y yo pensé que estabas con Liam, ya sabes, por todo el rollo de las fotos de Instagram. Estallaron a todo Everdeen con eso, ¿sabías?

—También pensé que estabas con Liam —interrumpe Key mirándome con seriedad. Paseo mis pies por el suelo. No le conté sobre Jason a Key porque sabía que tendría una reacción así. Además, si le hablo sobre él es afirmar que me importa. Cuando realmente, yo sé que no. Simplemente soy una persona muy curiosa.

—Liam y yo no somos novios. No estamos juntos... Pero sí lo estamos. Es raro —contesto. Los confundo a ellos y a mí un poco más—. Decidimos que no por la distancia. Por otro lado, Jason no es nada para mi. Nos conocemos hace mucho tiempo, eso es todo.

—¿Eso es todo? —inquiere Emily citándome desde el sofá mientras mueve sus pies y admira sus medias de unicornios rosados. Eleva la vista y me guiña un ojo—. Entonces hazle saber a Jason porque puede que él este interesado por ti.

Mi mandíbula se desencaja un poco de lugar. ¿"Puede que él este interesado en ti"? Emily se ríe, probablemente porque mi cara de imbécil debe ser una digna de retrato. Trago saliva y me dejo caer el en el sofá color negro más cercano que tengo. Jason puede que este interesado en mi.

La afirmación me causa un poco de nauseas. Es Jason Heyward Avery (quién sabe si su apellido es más largo), es el mejor amigo de Zack que desde que lo conocí, se ha burlado de mi y de nuestra relación. Ese chico me odiaba y el sentimiento era mutuo. Ahora, casi dos años después, la vida vuelve a cruzarme con este moreno totalmente diferente al que conocía, que podría tener a cualquier chica en un jodido chasquido de dedos, y decide interesarse en mi.

—Quinn, ¿podrías hablarnos? —pregunta Key con una expresión divertida en sus gestos—. ¿Qué vas a hacer?

—¿Qué se supone que tengo que hacer? —le pregunto horrorizada—. Jason es... Es Jason. Y Liam... Es Liam.

—Woah, las palabras se te dan muy bien —se burla Emily. Le muestro mi dedo del medio, ni siquiera sé por qué Key y yo estamos sentados en su casa, los tres como si fuésemos los mejores amigos del mundo. Ella se sienta y suelta un ligero resoplido—. Te diré lo que harás. Nada. Jason sabe algo sobre tu extraña relación con Liam. Lo puse al tanto de la intensidad de ambos y sus idas y vueltas. No todo, porque no conozco la historia completa... —entrecierra un poco sus ojos en mi dirección como si quisiera que la ponga al tanto de mi "historia" con Liam—. Pero parece que le gustas. Y enserio. Cuando Jason se pone algo en mente, es imposible quitárselo de encima. Por algo firmó con los Miami Dolphins para el año que viene....—

—Espera, ¿va a jugar para los Dolphins? —interrogo solo para confirmar que lo que dijo es cierto y no escuché mal—. Eso es...

—Genial, ya lo sé —responde con orgullo en su voz.

Al parecer, Jason es toda una caja de sorpresas. Y me aterra ese sentimiento vagabundeando en mi que quiere revolver esa caja y conocer todas las sorpresas.

—En fin, a mi primo le gustas. Pero no veo muy posible que Liam y tú dejen lo que sea que tengan ahora. Así que, cuando Jason haga su primer movimiento, lo rechazarás educadamente. Rompes su corazón y te corto la jodida garganta, Meyer. Todos conocemos tu reputación.

Suspiro con un poco de frustración antes de tallar mis ojos con mis manos. ¿Con qué motivo otro chico más se interesaría en alguien como yo? No luzco como ninguna modelo, no tengo un rostro que roba miradas como el de Aggie, ni un cuerpo bonito y con curvas. Apenas estoy recuperando el peso que perdí en estos últimos meses y me está costando. El doctor me ha fijado una dieta muy estricta que debo cumplir al pie de la letra pero no siempre lo hago porque es simplemente demasiada comida para mi. Siempre tengo bolsas bajo los ojos, nunca me molesto en maquillarme. Perdí el interés por todo gracias a mis problemas de ansiedad. Antes tenía claro que me encantaba ser animadora, ahora no me gusta para nada y por eso no volví a intentar meterme en el equipo. Quería estudiar medicina, pero en este último  tiempo perdió mucho sentido de hacerlo. Pensé tener muchos amigos pero ahora solo está Key. Tengo algo malo en mi, un tornillo flojo, una tabla ruidosa, un escalón roto. Alejo a las mejores personas de mi vida, atraigo problemas y luego tengo que pagar los platos rotos yo sola. ¿Por qué alguien mas querría acercarse a mi?

Pasan las horas en la casa de Emily Murph y sorprendentemente, Key y yo no tenemos ganas de largarnos inmediatamente. Jugamos unos cuantos partidos de cartas y hacemos competencias de billar. A eso de las siete, —porque así de larga fue nuestra tarde— ordenamos pizzas y nos echamos maratones de capítulos de Friends, porque es la única serie en que los tres coincidimos. A Emily le gustan las series como Pretty Little Liars y toda la cursilada adolescente. Key no ve series.

—Ugh, debo irme —masculla el rubio al pararse del sofá. Deja su lata de refresco sobre la mesa.

—Sí, deberiamos irnos —carraspeo también reincorporandome ya que las pizzas y la comodidad de este sofá hicieron que por poco, desaparezca entre los cojines. Emily abre sus ojos al oírnos hablar.

—Y yo tengo sueño —murmura ella.

Para tener una figura tan menuda, se ha comido casi una caja de pizza completa por su cuenta. Me dejó asombrada la agilidad con la que esta chica come. Nadie lo pensaría, de verdad.

Ayudamos a Emily a ordenar un poco la sala. Guardamos las cartas, tiramos las cajas vacías de pizzas junto a todas las latas que bebimos y apagamos la televisión. Emily se envuelve en una manta rosada y nos acompaña hasta abajo con sus medias de unicornios. Para cuando toca despedirnos,  Key lo hace con una sonrisa. Eso sí es algo que no se ve diario, Key sonriendole a alguien que no sea de su muy particular y selecto grupo cercano.

Cuando lo hace y Emily bromea con él, mi cabeza comienza a entender que tal vez sí podríamos ser amigos con ella.

—Jason tiene planeado pasar a buscarte mañana —murmura la pelirroja con la manta rosada mientras me da un corto abrazo.

—¿Pasar a buscarme? —inquiero y comienzo a toser—. ¿De dónde?

—Adiós, Quinnie —se despide ella con una sonrisa y prácticamente, me empuja para que nos vayamos.

Una vez afuera en el porche de la casa de los Murph, Key suspira.

—¿Necesitas que hable con Jason? —me pregunta mientras bajamos las escaleras y nos dirigimos a su auto. Niego con la cabeza—. ¿Quieres que Max hable con Jason?

Su tono de voz cambia ligeramente a uno más oscuro y entiendo a lo que se refiere. Junto mis cejas y volteo a mirarlo.

—No necesito que nadie hable con Jason. No es nada —le recuerdo.

Antes de que cada uno se suba a su auto, nos quedamos unos minutos conversando afuera. Key me habla sobre lo "cambiada" que está Emily. Me ahorro varios comentarios en la conversación. Puede que ella siempre haya sido así, solo que nunca le dimos la chance de conocerla realmente. Key fue su compañero de clase por cuatro años y nunca se molestó en intentar ser su amigo. Aunque, puesto desde una perspectiva más realista, Key nunca se molestó en ser amigos con nadie. Le va bastante bien solo.

—Ambos sabemos como funcionan las cosas en Everdeen —resalta Key—. Puede ser una fachada, puede que Emily esté actuando de esta manera porque quiere arruinar lo tuyo con Liam. ¿Acaso no recuerdas la obsesión que tenía con él? No creo que eso se olvide fácil.

Asiento. También puede tener razón.

—Hay que tener cuidado y no confiar a ciegas, eso es todo —contesto.

Nos despedimos. Le pido que salude a Max de mi parte y me voy.


***


La alarma suena a las seis de la mañana como todos los días. Me peleo un rato con ella y entre gruñidos, logro sentarme en la cama. ¿Es martes? Qué lento pasa el tiempo. Comienzo a vestirme y a buscar mi uniforme antes de que venga mamá a aporrear la puerta chillando que voy a llegar tarde.

Me miro al espejo y este día en particular, decido tapar mis ojeras y usar mascara de pestañas para no lucir tan muerta como lo hago usualmente. Reviso mi celular para ver mi horario de hoy ya que no logro aprenderlo aún. Es cuando recibo un mensaje de Key.

Key: ¿Puedes traerme un lápiz? Perdí los míos y no quiero arriesgarme con el jodido Jackson.

Yo: ¿Arriesgarte a qué?

Key: Hoy tenemos examen. Ese famoso examen que va a decidir toda tu calificación del año.

Releo el mensaje unas cuantas veces. ¿Cómo pude haberme olvidado del examen de física? Uhm, bueno. Es una pregunta bastante obvia.

Yo: Te llevo los lapices.

Salgo de mi habitación. Noto que falta media hora para que tenga que irme y mamá no ha pasado haciendo una de sus escenas. Tal vez se ha quedado dormida. No me preocupa, la verdad. Mi mente está ardiendo ahora mismo.

Ese jodido examen.

Mientras bajo las escaleras, mi celular empieza a sonar y me apuro a sacarlo del bolsillo de mi blazer porque sé quien es la única persona que podría llamarme a esta hora.

—¿Puedes creer que me olvidé de que hoy tengo un examen de física?

—De hecho, sí. Puedo creerlo —responde Liam y se ríe. Sonrío al escuchar su risa. Cada llamada, las cuales intentamos que sean frecuentes pero últimamente se están reduciendo a dos o tres por semana, es una punzada al corazón que me recuerda cuánto lo extraño.

Siendo honesta, no tengo idea cómo vamos a solucionar nuestro problema de la distancia. Y él tampoco lo sabe, pero ambos sabemos que es una situación con la que tendremos que lidiar por mucho tiempo.

—¿Todo bien por allí? —le pregunto mientras me paseo por la cocina. Lily me saluda con una mirada y yo me siento en uno de los taburetes.

—Eh, sí —contesta. La forma en la que lo dijo no suena muy convincente. Sin embargo, lo dejo pasar—. ¿Tú?

—Ayer estuve con Emily Murph. Luce... como una persona nueva. Ya sé lo que me dijiste sobre mantenerme alejada, pero todos merecemos segundas oportunidades. Si yo cambié, ella también puede hacerlo.

Lo oigo resoplar.

—Quizás sí. Pero no me olvido lo que le hizo a Aggie, ni el odio que guarda hacia mi por haber jugado con ella.

Asiento. ¿Soy la única que encuentra posible que las personas cambien? Cambiamos de tema de conversación. Liam logra entretenerme por unos buenos diez minutos en los que desayuno un batido de un millón de frutas y tostadas. Lily se encarga de que siga la dieta cada vez que puede.

Finalmente tengo que colgarle porque tengo que salir ahora si es que quiero llegar a tiempo, cosa que no quiero porque el examen es en el primer periodo. En realidad, no quiero ni aparecerme por Everdeen. Así que mientras saco el auto de mamá por el garage, una idea peligrosa se cruza por mi mente.

Finalmente, sonrío de oreja en oreja mientras saco el auto porque ya sé a dónde me dirijo. Es momento de empezar a cobrar visitas a viejos amigos.


nota; tarde pero seguro, ya saben

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