Sueños Enredados (Amor Enreda...

By MnicaGarcaSaiz

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Trilogía Amor Enredado 3. La relación de Derek y Elliana va viento en popa. Cada día sienten que se quieren m... More

Sinopsis
Capítulo 1: Hombre de negocios
Capítulo 2: Manos traviesas
Capítulo 3: Confianza
Capítulo 4: Cambio de mentalidad
Capítulo 5: Confesiones
Capítulo 6: Defensa
Capítulo 7: Intensidad
Capítulo 8: La propuesta
Capítulo 9: La nueva Elliana
Capítulo 10: Idiota, gilipollas e ingrato
Capítulo 11: Imparable
Capítulo 12: Pequeños pasos
Capítulo 13: Fiesta de pijamas
Capítulo 14: Fantasía cumplida
Capítulo 15: En las buenas y en las malas
Capítulo 16: Rozando la verdad
Capítulo 17: Sirenia
Capítulo 18: Festejo
Capítulo 19: Regalo sorpresa
Capítulo 20: Unas pequeñas vacaciones
Capítulo 21: Gozo
Capítulo 23: Indeseables
Capítulo 24: Juguemos
Capítulo 26: Mensajes misteriosos
Capítulo 27: ¿Dónde está?
Capítulo 28: Desesperación
Capítulo 29: ¿Qué hago aquí?
Capítulo 30: Seguridad
Epílogo
Agradecimientos
Dulce Mirada

Capítulo 25: Dulce y amargo

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By MnicaGarcaSaiz

Capítulo 25: Dulce y amargo

Derek:

Elliana había estado muy tensa aquellos días, cuando se suponía que debía relajarse. Para eso habíamos hecho aquella escapada romántica. Tyler lo estaba arruinando todo. Siempre intentaba molestarnos y, a pesar de mis intentos por ignorarlo, sabía que se estaba saliendo con la suya.

Por eso, había decidido que ya era hora de actuar; era hora de disfrutar de una vez por todas de nuestras vacaciones. Nunca se me había dado muy bien organizar gestos románticos. No obstante, Emily me había dicho el día anterior lo mucho que les gustaba a las mujeres que los hombres las sorprendieran.

Así que allí estaba yo, de pie, con un ramo en las manos y más nervioso que nunca. Solo esperaba que el juego le hubiese gustado. Escribir las pistas y que sonara un poco literario había sido difícil. Seguro que a ella se le habría dado mucho mejor que a mí.

Estaba tan guapa. Me alegré mucho de verla. Llevaba un vestido que resaltaba el color de sus ojos. Su pelo rubio estaba suelto en ondas, como a mí más me gustaba. Estaba insuperable. Y su expresión. Uf, estaba tan adorable con ese brillo de sorpresa, como si no se lo esperase.

Me hizo sentirme orgulloso.

—¿Qué... —carraspeó—... qué es esto?

Sonreí al verla. Por un lado, veía lo desorientada que estaba. No se esperaba aquello, eso estaba claro. Por otro, veía la ilusión que le había hecho. Miraba a todos lados como si no se lo creyese, como si no fuera para ella. ¡Qué mona!

Me acerqué y le di un beso suave sobre los labios.

—Esto —señalé a nuestro alrededor— es mi forma de demostrarte lo mucho que te quiero y lo poco que me gusta verte mal.

Una gran "O" se dibujó en sus labios. Estaba tan tierna que no pude evitar darle otro beso.

—No tenías por qué hacerlo, Derek. —Sus ojos empezaron a cristalizarse. Un sutil rubor se fue formando en sus mejillas—. Es perfecto... Eres perfecto.

Solté una pequeña risita al ver que no encontraba las palabras para expresarse. Estaba tan embelesada. Me sentí pleno por verla así, por haber sacado aquella sonrisa y haber despejado cualquier pensamiento negativo de su cabecita.

Le di un beso en la coronilla.

—Te equivocas. Quería hacerlo. Estabas tan triste y lo estabas pasando tan mal que quería hacer algo especial por ti. Espero que te haya gustado la caza del tesoro. No veas lo complicado que se me ha hecho escribirte ese tipo de cosas. Definitivamente, la escritura no es lo mío.

Le tendí el ramo de flores y, al instante, sus ojos azules se abrieron como platos.

—Son tulipanes —murmuró cogiendo las flores.

—Tus favoritos.

Su mirada se iluminó.

—¡Te has acordado!

Una lágrima descendió por su mejilla, una lágrima de felicidad. Estaba feliz porque hubiese recordado algo tan importante para ella.

—¡Cómo no hacerlo! Aún recuerdo el primer gesto romántico que te hice. ¿Te acuerdas del ramo de rosas que te regalé?

Ella soltó una carcajada.

—Por supuesto. ¿Qué fue lo que pusiste en la nota? Algo de un jardín.

—<<Una docena de rosas para la flor más hermosa del jardín>> —parafraseé mis propias palabras.

—¡Eso! —exclamó esbozando una tímida sonrisa irresistiblemente sexy—. Nunca te lo he dicho, pero me cautivaste con ese gesto. Me pareció muy dulce de tu parte. Puede que sea muy clásico, pero a mí me emociona recibir flores.

La miré sin entender.

—Si te cautivé, ¿por qué no aceptaste?

Parecía que ella se lo estaba pasando pipa poniéndome en aquella situación, porque su sonrisa se había tornado burlona y sus ojos habían adquirido un brillo travieso.

—Porque no te lo quería poner fácil. Quería saber si te gustaba de verdad, si estabas interesado en mí o si solo iba a ser un rollo de una noche.

Me llevé una mano al pecho con gesto dramático.

—¡Auch! Eso duele.

—Me has demostrado muchas veces que la imagen que las revistas dan de ti es totalmente errónea. No eres para nada el hombre que siempre andan definiendo. Eres tierno y dulce, te vuelcas en todo lo que te importa y lo das todo. A veces puedes llegar a ser muy testarudo, eso no te lo voy a negar, pero te quiero igualmente. Quiero al hombre que eres y no lo cambiaría por nada en el mundo.

Sus palabras tan cargadas de sentimiento me derritieron por dentro. ¿Esa era la imagen que tenía de mí? Era demasiado positiva. Yo tenía muchos defectos. Por ejemplo, era muy prejuicioso, cosa que al principio me había hecho rechazar a aquella despampanante rubia que tenía delante de mí.

Agarré su mano y la acerqué a la mesa. Quería que probara todos los dulces que había encargado. Había sido todo un reto, puesto que especifiqué que estos no debían llevar nada de nueces. Lo último que quería era envenenar a mi bella flor.

Su mirada se iluminó aún más cuando vio todos los dulces que había sobre la mesa. Estaba seguro de que le gustarían. Había desde bombones artesanales hasta un pastel de tres chocolates, pasando por los mousses que había.

Se llevó una mano a la boca cuando vio todo lo que había allí.

—Dios mío, Derek.

Nos sentamos en las sillas, uno al lado del otro. De manera cursi le di a probar el primero de todos los postres. Agarré en una cuchara un poco de mousse de limón y se lo di a probar. Ella abrió los labios y se dejó hacer. Esos zafiros que tenía por ojos estaban clavados en mí.

—Mmm.

—¿Está rico? —le pregunté.

Ella se relamió los labios, un gesto que causó estragos en mí.

—Está delicioso. Un poquitín amargo para mi gusto, pero, sin lugar a dudas, está de fábula.

La atraje hacia mí. Dejé que se recargara completamente en mi pecho. Quería sentirla más cerca.

Continué dándole de comer, gesto que ella repitió después conmigo. Nos reíamos como unos tontos enamorados, sumidos en nuestra propia burbuja de amor. En un momento dado, cuando ya no pudimos más, sus manos se enredaron en mi pelo y enterró su cabeza en mi cuello. Pasé los brazos por su espalda desnuda, embelesado por su tacto.

Tenerla así, sentirla, me causaba una sensación de paz interior absoluta. Haber despejado toda clase de pensamiento negativo de su cabeza me hacía sentir satisfecho. Había cumplido mi objetivo.

Elliana:

A la mañana siguiente desperté completamente enredada a él. La tarde anterior, tras comernos casi todos los dulces que había encargado, empezamos una guerra de mimos, caricias y besos que desencadenó en una noche de placer infinito. Me había hecho el amor una y otra vez, me había llevado al éxtasis y me había hecho volar.

Con mucho cuidado de no despertarle, me incorporé en la cama para mirarlo con detenimiento. Estaba frito, aunque no me extrañaba. Aún eran las ocho de la mañana y no bajaríamos a desayunar hasta casi las diez. No había prisa.

Estaba totalmente relajado. Se le veía feliz. Incluso parecía que sonreía en sueños. Me pregunté qué estaría soñando. Sus músculos se podían percibir bajo la fina sábana. Aún seguía desnudo, como yo.

Le di un beso en la frente y me di una ducha rápida. Al salir, aún seguía dormido. Sonreí como una boba. Le escribí una nota que decía:

"He salido a correr, hombretón. Volveré en un rato. No me eches mucho de menos.

Te quiere.

Elliana, alias tu bella flor."

Me ajusté mejor las deportivas, me coloqué la visera para que el sol no me diera en los ojos y salí de la habitación sin hacer mucho ruido. Salí de la suite y, tras hacer unos estiramientos, empecé a trotar con suavidad.

Salí de lo que sería el hotel y me interné por el sendero que el día anterior habíamos recorrido Derek y yo. Hacía una mañana un poco fresca, aunque era muy probable que a medida que el día avanzase, la temperatura aumentara. Me había puesto algo de música para motivarme. La verdad es que quería ejercitarme un poco. Los días que llevábamos allí apenas había hecho deporte. Porque el sexo no podía considerarse deporte, ¿verdad? En fin, como no me había podido traer los patines, había optado por correr. Aunque no me gustara mucho, sabía que era muy saludable.

Había llegado a un claro rodeado por árboles en flor y maleza. Era precioso. Incluso había un pequeño lago de aguas completamente cristalinas. Cogí mi teléfono móvil y le saqué una fotografía que le envié a Derek junto al mensaje: "Mira qué belleza de sitio. ¿Cómo es que no lo hemos visto?".

Su respuesta me llegó poco después. Eran ya casi las nueve de la mañana. Su mensaje decía: "No me extraña, bella flor. Ayer estuvimos tan acaramelados que seguramente pasamos a su lado y ni nos dimos cuenta".

Me puse roja al instante. Tenía razón. La tarde anterior habíamos estado tan sumidos el uno en el otro que ni siquiera fuimos consciente del paso del tiempo. Aunque, ahora que lo pienso, siempre que estaba con él parecía que el tiempo se congelaba y que solo existíamos él y yo. Daba igual el contexto, la situación o el momento. Asimismo, cuando estábamos juntos sentía que podía mostrarme tal cual era, que él me iba a querer igual. Mostraba a la patosa y juguetona Elliana, sin miedo a que me rechazara. Había tenido muchas oportunidades para hacerlo, como cuando acepté una cita con él o cuando me di de lleno contra una farola en esa misma cita, y, sin embargo, él en vez de rechazarme había sentido más curiosidad por mí. Así que ya no tenía miedo de mostrarme tal cual era. Creo recordar que la tarde anterior estuve haciendo la rueda e intentando colgarme de los árboles como si fuera un mono. También recuerdo la risa de Derek.

Sonreí evocando los recuerdos.

Estaba tan absorta que no me di cuenta que no estaba sola. Hacía un rato que había quitado la música y que disfrutaba del piar de los pájaros y de las vistas tan hermosas. Me había sentado junto al lago y me había quitado las deportivas y los calcetines para meter los pies en el agua. Se estaba tan bien.

Mas, de pronto, escuché un ruido que me puso alerta. Me había ensimismado tanto que el ruido de pisadas me sobresaltó. Supuse que sería un corredor que, como yo, había salido a aprovechar el buen día que hacía. Pero estaba muy equivocada.

Tal vez debí de haberme vuelto para haber previsto lo que vendría a continuación. Sentí cómo alguien me tapaba la boca con las manos para que no gritara. En ese momento se me disparó la adrenalina. Intenté patalear y golpear a quien me tenía agarrada en vano. Una voz en mi oreja me puso la piel de gallina.

—¿Qué hace una mujer como tú perdida en un bosque?

Mi respiración se disparó.

No.

Por primera vez en mucho tiempo sentí miedo de verdad, pánico.

Era la voz de Tyler.

—¿Qué haces aquí? —murmuré a través de su mano en mi boca. Cuando vi que no me soltaría, le chupé la palma. En efecto, conseguí que quitara sus sucias manos de mi boca, aunque no podía decir lo mismo de su agarre en mi manos.

—Puaj, había olvidado lo guarra que eres.

Me dolían las muñecas debido a su agarre tan fuerte. ¿Qué hacía allí? ¿Acaso me había seguido?

—Déjame, Tyler. —Incluso yo notaba las notas de pánico en mi voz—. Suéltame. Me haces daño.

Intenté zafarme de él, pero no lo conseguí. Me agarraba con fuerza, para que no me escapara. Tenía miedo de lo que tuviese planeado. ¿Por qué me tenía agarrada? ¿Por qué estaba allí? ¿Qué le había hecho para merecer aquello?

Su risa de ultratumba me puso los pelos de punta.

—Ni de coña. —Sentí su aliento muy cerca de mi oreja. Solo de pensar en lo cerca que estaría de mí me daba arcadas—. ¿Qué pasa, Elli? ¿Tienes miedo?

Tiré de nuevo con fuerza, intentando que me soltara. Para mi desgracia, me agarró con mucho más ímpetu.

—No, qué va. Es más, estoy pensando en montar una fiesta —escupí.

Su mano áspera me apartó varios mechones que se habían escapado de mi coleta. Su tacto me dio escalofríos.

—Ay, Elliana, pero qué mal te sienta el sarcasmo.

Cuando su asquerosa mano se posó en mi cadera, empecé a gritar presa del pánico:

—¡Socorro!

Pero mi voz no llegó muy lejos. Su mano enseguida volvió a tapar mi boca. Volví a la táctica del forcejeo y los golpes, pero sus manos me tenían bien sujeta.

—Joder, no te recordaba tan peleona.

Intenté escaparme de nuevo. Estaba aterrada. Tenía el corazón desbocado y en lo único en lo que podía pensar era en que muy probablemente Tyler podría violarme o, peor aún, matarme. Tenía los medios para hacerlo.

Un grito ahogado salió de mis labios. Eché el codo hacia atrás en un intento de darle un codazo, pero mi golpe nunca llegó a darse. Ahora dos pares de manos me sujetaban.

—¡Sí que te ha costado alcanzarme, princesa! Ayúdame.

Mis ojos estaban empañados por las lágrimas. Nunca, jamás de los jamases, pensé que algo tan brutal me podría pasar. ¡Qué ingenua que era!

Aproveché el despiste de ellos dos para soltarme. Corrí como si me fuera la vida en ello, como si los pulmones no me estuviesen ardiendo, como si mi cuerpo no estuviese cansado. Corrí como nunca. Corrí por mi vida.

Mas no llegué muy lejos. Un cuerpo duro y más grande que el mío me hizo un placaje y me tiró al suelo. Me di de lleno contra algo duro y el dolor me cegó por completo. Lo último que vi antes de perder el conocimiento fueron las sonrisas diabólicas de Tyler y Ruby y supe que estaba perdida.

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Nota de autora:

¡Feliz viernes, mis enredados y enredadas!

¿Qué tal os ha ido la semana? Menudo capítulo el de hoy. ¿No tenéis el pulso acelerado?

Repasemos:

1. La cita romántica.

2. Derek y Elliana siendo empalagosos.

3. Elli saliendo a correr.

4. Tyler y Ruby.

5. El ataque.

Espero que el capítulo de hoy os haya gustado. Nos vemos el lunes. Os quiero. Besos.

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