Sara Pov
Pensé que de esta no me salvaría, pero gracias a Lau sigo viva, aún no entiendo el porqué no me practicó RCP Alexa, o sea, ella es la doctora, sin embrago, no lo preguntaré, sería muy absurdo.
-Me asusté mucho- susurró, mientras me sostenía en un fuerte abrazo.
-Perdón, mi intención no era preocuparte - Murmuré
-Ya pasó todo, bonita. No pienso dejarte nunca más sola - sentenció
-Ah... creo que exageras un poco- comenté. Tampoco es que sea una niña indefensa.
-Me deje llevar por mis sentimientos - habló, mientras se apartaba y tomaba mi rostro entre sus manos.
Sus ojos se enfocaron en los míos, pero después se posaron en mis labios, los miraba como si quisiera descubrir algo en ellos. Su cabello rubio brillaba con los rayos del sol, no resistí la tentación y cerré nuestro espacio, apoderándome de su boca.
Suspiro por la sorpresa, ubique mis manos también en su rostro, lo que comenzó como un sutil beso aumentó de revoluciones, su lengua se apoderó de la mía, pero un temblor en mi cuerpo detuvo todo el momento, estaba empapada y empezaba a sentir frío.
Nos separamos, sin pronunciar palabra alguna, no sabía que decir ni que hacer, no éramos nada, pero no podía negar que mi atracción por ella crecía.
Nos dirigimos a la tienda, para poder cambiarme de ropa, era momento de regresar, al igual que lo habían hecho mi jefa y Lau.
Estaba en el proceso de ubicarme la nueva blusa, cuando fui interrumpida.
-No puedo soportarlo más - soltó Alexa, antes de agarrarme por la cintura y apoderarse de mi boca. La tome de su cabellera, ella intento unirme más a su cuerpo, pero era imposible.
Jadee entre sus labios cuando mordió los míos, no podía negarlo, Ale me ponía y mucho.
No sé en qué momento pasó, pero ahora estaba debajo de ella, mientras recorría mis costados suavemente, conociendo cada parte de mí.
Mi cuerpo se encontraba en ebullición; las caricias de una mujer son más dóciles, excitantes, estaba perdiendo mi control, quería hacerlo con Alexa, en mi mente no había otro pensamiento que ese.
Empecé a recorrer su espalda, bajando de a poco queriendo llegar hasta su trasero, no obstante, el sonido diabólico de un celular estropeó todo.
Alexa gruñó, sin embargo, tomó la llamada.
Escuché como hablaba exasperada.
-¿A caso no hay más doctores? Estoy ocupada, pero... Carajo.
Está bien, en una hora estoy ahí-bufo.
-¿Pasa algo?- pregunté
-Que tengo a mi disposición muchos doctores, pero ninguno sirve para nada- renegó.
-No sé qué decirte, perdón por esto-Volvió a hablar disculpándose.
-No te preocupes, entiendo- contesté, acariciando su mejilla.
Volvió a tomarme entre sus brazos.
-No sabes las ganas que tengo de estar junto a ti- se confesó, pegando nuestras frentes.
-Ya tendremos el momento adecuado - susurré. Y así era, estaba dispuesta a tener relaciones con Alexa, me siento muy bien con ella, además, que es mi mejor opción.
Terminamos de recoger todo, para poder guardarlo en el auto, ya era hora de volver a la realidad.
Rebecca Pov
Terminé de dejar a Lau en su departamento, después de explicarle por más de media hora que fue broma lo del beso, aunque no quedo del todo convencida, dejó de fastidiar. Ahora iba a mi casa, mi esposa de seguro ya debe estar ahí. Pienso sorprenderla, es por eso que ni siquiera le he llamado para advertirle que ya voy yendo.
Estacioné, pero me llamó la atención ver un auto que por supuesto no era el de Valería y de ninguno de nuestros conocidos, ¿tal vez sea un cliente? Aunque eso sea un poco ilógico.
Con esas dudas, entre a la sala de mi casa, no vi a nadie, sin embargo Valería debe estar aquí, porque su auto está en el garaje. Subí las escaleras un poco desconfiada, no sé porque esto me recordaba a algo vivido hace años. Mientras más me acercaba a la habitación, escuchaba sonrisas, ¿vendría su mamá a verla?
Tome el pomo de la cerradura, empecé a abrir lentamente y... Se volvía a repetir la historia, pero esta vez mi mujer estaba encima de... La hija de puta de Arantxa.
Cerré de un portazo, sorprendiendo a ese par, Valería se bajó y se cubrió con la sabana. Cobarde.
Mientras Arantxa me veía sonriente, vanagloriándose de su logro.
-Hola Becca, te acuerdas que te dije, que puedo tener todo lo que tienes-Sonsaco, esa zorra.
Pero se olvidó que ya no soy la misma estúpida que salió corriendo, y llorando de aquel departamento, esa niña murió.
Me acerque hasta ella para tomarla del brazo y levantarla a la fuerza.
-LÁRGATE MALDITA ZORRA DE MI CASA- vocifere.
-Cálmate, deja que tome mi ropa- adujo
-No te quiero ni un segundo aquí. Te largas así como estas - repliqué, expulsándola de mi casa totalmente desnuda, a vista y paciencia de todos los transeúntes.
-Hagas lo que hagas, tu mujer me quiere a mí- trató de herirme
-Te la regalo con moño y todo, son unas basuras-escupí. Por lo menos deje que tomara su cartera, quería que desapareciera.
Entré de nuevo a casa, Valeria me esperaba con los ojos llorosos, envuelta en esas asquerosas sabanas.
-Amor, te juro que yo no quería, pero ella...-Intento defenderse.
-Cuando regrese no quiero verte aquí, esto que has hecho no te lo perdonaré nunca. Confíe en ti, te conté mi pasado, la traición de la que fui víctima y me prometiste que nunca serias capaz de engañarme. Que imbécil, regreso y te encuentro con esa infeliz.
Salí de ese lugar soltando un portazo, por segunda vez me destrozaban el corazón, acaso no hay una mujer que sea sincera. Subí a mi auto, no tenía idea donde ir, Lau sería capaz de buscar a Valería y golpearla, por ahora será mejor que no le diga nada.
Sin pensarlo, llegue hasta un bar, intentaría borrar aquel recuerdo con alcohol, ingrese y pedí una botella de vodka.
Después de varios tragos, sentía como todo se veía borroso.
Malditas mujeres. Blasfeme.
Por qué no puedo encontrar a alguien que me quiera solo a mí, cual será mi defecto para que todas me engañen; empecé a llorar sin control, el alcohol no estaba ayudando, me dolía el cuerpo, mi corazón.
Escuche mi celular timbrar, con un poco de dificultad abrí la llamada.
-Sí- fue lo único que pude pronunciar
-Hola Becca, ¿qué tal? - Lo que faltaba, era Leo al otro lado del teléfono.
-Por qué son tan traicioneras- solté, mis sentidos estaban perdidos.
-¿Qué? ¿Dónde estás Rebecca? Estas tomando- reclamo
-Respóndeme -gimotee
-Dime donde estas y te respondo.
Pregunté al barman como se llamaba el lugar y se lo dije a Leo
-Muy bien, no tardo en llegar- contestó
Colgó y me encogí de hombros, no me importaba si venía o no.
Leonellys Pov
Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que vi a Rebecca, entiendo que no me haya llamado o buscado, en una parte de su ser debe guardar un poco de rencor por mí, aunque sea injustificado.
He tratado de divertirme, sin embargo, no es posible, su recuerdo sigue presente, Becca es y siento que seguirá siendo el amor de mi vida.
Por estar divagando, había dejado enfriar el té que tenía en la mesa. Es lo que causa pensar en Becca.
Tome mi celular, llamaría a Rebecca. ¿Será que si me toca la llamada? Descolgó de inmediato, pero me tomó de sorpresa escuchar su tono de voz algo raro... estaba pasada de copas, preguntaba incoherencias. Pronto le pregunte por su dirección, no podía dejar que le pasa nada en esas condiciones. Agarre las llaves del auto y salí en su búsqueda.
Al llegar a la dirección indicada, abrí las puertas del bar, busqué entre las mesas, hasta que logre visualizarla en una mesa del fondo.
Me senté a su lado, sin emitir palabra, observando como ya no era capaz de levantar el vaso.
-¿Que pasó para que estés en este estado?- pregunte. Alzo su mirada y extendió una gran sonrisa.
-Leo, que sorpresa, tanto tiempo sin verte- intento abrazarme, pero casi se cae en el intento.
-Cuidado, te vas a lastimar -recrimine.
-¿Lastimar? Ya no creó que puedan lastimarme más de lo que han hecho. Dime, ¿qué tengo de malo para que las mujeres me engañen, cual es el problema conmigo?- divagó. Esto quería decir, que se ha enterado de todo.
Maldición... y malditas.
-Tú no eres él problema cariño, son ellas que no saben apreciar lo valiosa que eres. Esa mujer no te merecía - no trataba de herirla más, solo era la verdad.
-Soy tan valiosa, que prefieren engañarme y revolcarse con la basura-Soltaba palabras poco entendibles.
Volvió a tomar el vaso pero no deje que llegara a su destino.
-Ya no bebas más- implore
-Lo peor de todo, es que una parte de mi está contenta, una parte de mí se siente liberada y me horrorizo por lo mismo- no entendía a lo que se refería.
-¿Por qué lo dices?
-Que ellas son unas hijas de puta, pero yo lo soy más. Me gusta una mujer, que no es mi esposa y me he atrevido a besarla cuando ha estado inconsciente, soy lo peor. Me merezco todo esto- me dolió escuchar que gusta de alguien, anulaba todas mis posibilidades aquella confesión. Pero la pena que podía sentir en su confesión, me hizo olvidar de mis sentimientos.
-A veces el corazón puede más que la razón, tú no tienes la culpa, lo tuyo fueron besos, ellas se revolcaban.
-Igual es engaño, Leo. Me quedaré sola... Puedes hacerme un favor- pidió. Afirme con mi cabeza.
-Quítame el celular, porque estoy a punto de cometer una locura- balbuceó
-No te entiendo
-¡Quítamelo! Quiero llamar a Sarita, quiero decirle que me gusta- soltó con pesadez
-¿Quién es Sara?- pregunté
-Mi empleada, ella es la chica que me gusta- confesó. Lo sentí como un balde deagua fría.
Rebecca gusta de Sara, aquella hermosa joven que vi en su oficina hace tiempo...
Hola chicuel@s una entrega más para ustedes.
Me pidieron un poco de acción entre la doc y Sara, pero un poco nomas 😁
No me odien, ya era momento que Rebe deje de ser cornuda.
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