Virgen ; Wos

By Desas3crew

882K 57.1K 21.7K

❝¿Viste aquél chico? Es alto virgen.❞ · Queda totalmente prohibida la copia completa o parcial de esta novela... More

Prólogo.
Uno.
Dos.
Tres.
Cuatro.
Cinco.
Seis.
Siete.
Ocho.
Nueve.
Diez.
Once.
Doce.
Trece.
Catorce.
Quince.
Dieciséis.
Diecisiete.
Dieciocho.
Diecinueve.
Veintiuno.
Veintidós.
Veintitrés.
Veinticuatro.
Veinticinco.
Veintiséis.
Veintisiete.
Veintiocho.
Veintinueve.
Treinta.
Treinta y uno.
Treinta y dos.
Treinta y tres.
Treinta y cuatro.
Treinta y cinco.
Treinta y seis.
Treinta y siete.
Treinta y ocho.
Treinta y nueve.
Epílogo.
Extra.
Extra.

Veinte.

28.3K 1.4K 1.2K
By Desas3crew

«Capítulo veinte.»

Gabriela.

Me desperté a la mitad de la noche cuando Valen se movió en la cama, después del beso solo nos habíamos quedando hablando sobre teorias y el origen de la vida.

Una charla bastante flashera pero como a los dos nos gustaban esas cosas nos pareció bien.

No entendía como era tan tímido, con el cuerpazo que tenía y la sonrisa enamoraba a cualquier persona, y no solo era eso su personalidad era fascinante, combinado con esos dos faros azules.

Sonreí cuando lo vi acomodarse entredormido, sus ojos estaban cerrados y su boca entreabierta, podía ver su cuello y como la famosa "nuez de Adam" se le marcaba cuando lo tiraba un poco para atrás.

Me levanté para ir a tomar agua, pensando en lo rápido que había caído por él, se sentía tan irreal y a la vez tan puro, pensar en que no había tenido que hacer nada para que caiga rendida a sus pies, admirando lo hermosa que era su alma tan pura. Volví a la pieza cuando tomé el vaso de agua, pero ver a Valen semisentado en la cama con la cara de dormido, su pelo castaño todo revuelto cayendo por su frente y sus ojos azules brillosos, hizo que mi corazón salte en mi pecho.

— ¿Qué haces despierto?—Pregunté riendo levemente, sonrió y pasó una mano por su cara para despejarse.

— Creí que todo lo de anoche había sido un sueño cuando me desperté y no te vi.—Se volvió a tirar con la espalda pegada al colchón, sonreí y miré para afuera, todavía era de noche por ende acá adentró estaba oscuro.

Me acosté a su lado y me tape, él me miraba atentamente y por eso se sorprendió cuando me acerqué a él y lo abracé por la cintura poniendo mi cabeza en su pecho.

— Abrazame.—Pedí al notar que no iba a hacer nada.

Aunque no lo viera podía saber que tenía las mejillas rojas.

Sus manos fueron a mi cintura y con un movimiento me acercó a él.

— ¿Esta bien así?—Preguntó susurrando, sonreí y por inercia me subí a horcajadas arriba de él.

Llevé mis manos a su cuello y empecé a acariciarlo, mirándolo a los ojos.

— Nunca dormí con una chica.—Confesó.—Ni abracé a una...—Dijo, mordí mi labio y bajé a su cara.

— ¿Cómo es que sos tan lindo?—Susurré, sentí sus manos en mi cintura y vi su sonrisa.

— ¿T-te parezco lindo?

Asentí con la cabeza y lo besé, sin avisar, pero igualmente él me lo siguió, sus labios se movían tiernamente y me encantaba que sea así, con movimientos tan suaves e inocente, sin querer hacerme daño, cuidándome en cierta forma, con su tacto puro quemando en mi piel.

Me sorprendió cuando sentí su lengua en mi boca y como un beso tierno, lo convertimos en un chape intenso. No estaba segura si esa fui yo o él. Cuando nos separamos lo vi agitado, yo también estaba así.

Llevé mis labios a su cuello y empecé a dejar besos suaves, era consciente de que nunca nadie le dio este tipo de besos y tal vez estaba nervioso, pero cuando lo sentí largar un jadeo sonreí y le hice un chupón.

No me frenó en nada de lo que hice y eso me dio a entender que le gustaba.

Me acomode arriba de él y cuando me senté un poco más arriba sentí algo duro, sonreí al darme cuenta de lo que era.

— G-gabi...—Jadeo agitado.—Se m-me paro la...—Lo interrumpi antes de que siga.

— Ya sé.—Sonreí y le dejé un beso en los labios.—¿Querés seguir? No hay problema si no querés.—Hablé mirándolo a los ojos.

Mordió su labio y largó un suspiro.

— Quiero seguir.—Respondió, sonreí y volví a besarlo.

Sus manos tiempo después empezaron a moverse, acariciando mi espalda con la yema de sus dedos, subiendo por mi columna y dejando a su paso un camino de cosquillas que quemaban, llegó a mi nuca, y enredando su mano en mi pelo largo profundizó el beso, escuché el ruido de nuestros besos, el repiqueteo de mi corazón, el correr de mi sangre aumentando en cada segundo.

— No quiero que te sientas incómodo.—Hablé cuando me había empezado a mover arriba de su dureza.

— Hace lo se sea...—Dijo agitado, sus labios estaban rojos e hinchados y yo me puse a admirar lo lindo que se veía después de un chape.—Yo te aviso si me siento incómodo.—Habló, sonreí y asenti con la cabeza.

Volví a besarlo, y cuando ya había pasado lo suficiente agarré sus manos y la llevé al borde de mi remera para que la saqué con mi ayuda, cuando entendió lo que quería hacer yo, lo hizo, con mis manos guiandolo.

Quedé en corpiño y al verle la cara me hizo sentir tan bien, sus ojos brillaban y parecía que estuviese asombrado y mirando algo hermoso, me sonroje y reí nerviosa.

— Sos hermosa.—Murmuró, también sonrojado.

Me bajé de arriba de él y me tiré en el otro lado de la cama, causando que me mire.

— Te toca a vos, veni.—Dije, sonrió nervioso y yo lo agarré de la mano para que se ponga arriba mio.

Cuando ya estuvo me miró a los ojos y suspiró.

— Gabi, yo no se lo que hay que hacer ahora.—Murmuró dejando un beso en mis labios.

— Shh...—Lo callé.—Sea lo que sea va a estar bien si lo haces vos.—Lo vi sonreír.

Llevó sus manos a mi pantalón corto de tela, apoyó su cabeza en mi hombro para ver como me lo sacaba, con mi ayuda nos liberamos del pantalón.

Sonrió agitado y me besó, llevé mis manos a su nuca y después al borde de su remera para quitarsela.

Me quedé admirando su torso, su abdomen estaba bien marcado y nunca me imaginé que tenga un tatuaje en el pecho, este pibe es arte.

Mordí mi labio y traté de no actuar con impulsos porque estoy segura de que si lo hago se va a sentir incómodo y no quiero que eso pase, quería que sea lindo para los dos, que se sienta bien en lo íntimo conmigo, porque podía asegurar que yo siempre me iba a sentir segura con él.

Su erección estaba muy alejada de mi zona, por eso decidí enroscar mis piernas en su cadera para sentirla, escuché su jadeo. Le desprendí el pantalón para bajarselo con su ayuda, y al bajarlo me sorprendí otra vez al notar como se le marcaba su miembro abajo del boxer, estaba que explotaba.

— Dejame a mi.—Susurré, asintió con la cabeza y cambiamos de posición, me senté arriba de su erección y comencé a moverme, se un lado a otro haciendo un vaivén con mi cintura, el calor que emanaba su cuerpo podía traspasar la tela de su bóxer, apreté mis labios con mis dientes para no gemir fuerte.

Agarré sus manos y las llevé al borde de mi corpiño, para que con mi ayuda lo pueda desprender y sacarmelo, dejé mis pechos al aire, él me miraba con deseo, su mirada se había tornado oscura y sus jadeos se hacían notar más.

Hice que se sentara con la espalda pegada a la pared, me volví a sentar arriba de él, sus manos envolvían mi cintura y parte de mi espalda, ahora me agarraba con más confianza.

Seguí haciendo ese vaivén sobre él, arrancandonos gemidos a los dos.

Su vista fue a mis pechos, que estaban cerca de su cara, pasó su lengua por sus labios causando que me moje mucho más de lo que estoy.

— G-gabi, ¿puedo...—Lo interrumpi antes de que pregunte.

— Podes hacer lo que quieras Valen.—Dije entrecortada, su dureza me encantaba y moverme arriba de él era la gloria.

Sentí sus labios en mi cuello, sus besos suaves me mataban, dejó un caminó de besos hasta mis pechos donde mordió suavemente uno y después comenzó a pasar su lengua, solté un gemido.

Hizo lo mismo con el otro, pero esta vez mucho mejor, arrancadome muchos más gemidos y sintiendo mi corazón acelerar cada vez más, un cosquilleo vibró por mis piernas con fuerza, haciéndome temblar.

— Valen...—Gemi tirando un poco su pelo.

Se separó lento de mi, como si no quisiera y lo entiendo, yo tampoco quería. Me bajé de arriba de él y arrodillada en la cama me saqué la última prenda que cubría mi cuerpo, él me miraba agitado del otro lado, con su pecho subiendo y bajando, sus clavículas visibles y filosas, con sombras por la poca luz que había.

— Veni.—Sonreí, enseguida me hizo caso y vino igual que yo, arrastrándose por la cama.—Sacatelo si querés y te sentís cómodo.—Hablé acercándome a él así lo tomaba de las mejillas.

Lo besé por un largo rato, para que se le vayan todos los miedos y cuando me separé sonreí al verlo desnudo.

Y también por el tamaño de su miembro, era grande, bastante grande.

— ¿Estás bien?—Susurré acercándome y pegando su frente con la mía, llevó sus manos a mi espalda y me acarició suavemente por toda la columna hasta descender a mi espalda, tocó los hoyuelos que se formaban al finalizar mi espalda y las dejó ahí, tocándome suave y cariñoso.

Sonrió y con las mejillas rojas asintió con la cabeza, me tomé el gusto de admirar su sonrisa, con labios anchos y ojos chiquitos, su azul cristalino brillando de una manera hermosa, y fue ahí, en ese momento, observando la forma en la que sus ojos parecían contener constelaciones, supe que quería verlo sonreír siempre, con esa chispa que encendía todo mi mundo.

— Estoy bien Gabi.—Sonrió.—¿Vos?—Preguntó preocupado, me encanta que se preocupe también por mi.

— Yo también.—Le sonreí.—¿Querés seguir?

Asintió con la cabeza y me dejó un beso.

— Quiero terminar esto, quiero hacerlo con vos.—Aseguró con una sonrisa, mordi mi labio y lo besé. Sus palabras hicieron que mi corazón de un vuelco de ochenta grados.

Me recoste en la cama, pero antes saqué un preservativo de mi mesita de luz, obvio que yo tomaba pastillas pero estoy consciente que no son cien por ciento seguras.

La abrí y se lo puse yo, ya que seguramente no sabe como ponérselo. Obviamente se sonrojo cuando pasé mi mano por su miembro y también cuando soltó un gemido al sentirme, ronco y grave, mi cuerpo se sentía caliente, con pequeños pinches punzando en mi nuca, su tacto quemaba de una manera placentera, y quería más, simplemente todo de él.

Se puso arriba mio y suspiró.

— Se que no voy a cumplir tus expectativas.—Dijo con una mueca, sonreí y negue.

— Las vas a cumplir, sos más que suficiente.—Susurre tomandolo de la nuca, sonrió y asintió con la cabeza.—Hacelo a tu ritmo, como más te guste y pensa en disfrutar sin hacerte daño.—Hablé, su sonrisa iluminaba mi corazón, y sus ojos me enamoraban mucho más.

Asintió y suspiró profundo antes de entrar en mi, los dos largamos un gemido, pero yo me preocupé por ver si no le dolía.

Se empezó a mover seguro, sacandome a su paso miles de gemidos, suave y con ternura me llenaba igual y mucho mejor que otras personas. Cuando ya estaba mas cómodo se empezó a mover mucho mas rápido.

Los gemidos que salían de su boca y la expresión de placer que tenía quería dejarmela grabada para mi, se veía tan bien así, con los ojos cerrados y el cuello estirado para atrás, su mandíbula apretada y los músculos tensos, el pelo se le pegaba en la frente por las gotitas de sudor que caían. Se veía simplemente perfecto, con las pestañas haciéndole sombra en sus pómulos por la poca luz que entraba, abriendo su boca temblorosa para largar gemidos. Me sujete de su espalda, clavando mis uñas intentando no lastimar, estaba agitada con el pulso yendo rápido.

— ¿T-te duele?—Pregunté entre gemidos, él negó con la cabeza sin poder responderme por todos los gemidos que largaba.

Estuvo así, entrando y saliendo de mi, cada vez mejor buscando su placer y experimentado cosas nuevas, mientras que a mi me daba todo lo que yo quería. Cerró sus ojos cuando mis paredes apretaban su miembro duro, avisando que ya estábamos por llegar, sus caderas se movían rápido, el ruido de nuestras pieles chocando se escuchaban en toda la habitación, mezclándose con nuestros gemidos y respiraciones entrecortadas, mis piernas temblaron cuando rozó mi punto dulce, y todo se vio borroso en minutos, su respiración rápida, sus dedos apretando mis caderas con fuerza, sus labios chocando con los mios en un beso desordenado y húmedo.

Mi piel en llamas, su respiración caliente sobre mi boca, el ruido de sus estocadas, el placer llenando cada parte de mi alma hasta la punta de los dedos de mis pies, doblándose de placer. Y lo sentía, se sentía en el aire caluroso, estábamos por tocar las estrellas.

Dos o tres movimientos hicieron que eso pase, llegué a mi orgasmo largando un gemido alto al igual que él, aunque el suyo le dolió un poco. Se quedó adentró mio por unos segundos, tratando de recuperarse.

Salió de mi y sonrió cuando lo miré para ver si estaba bien, acción que me dejó tranquila. Se sacó el forro y lo tiró al tacho que tenía en mi pieza, que casualmente era para eso.

Se volvió a acostar a mi lado, acurrucandose en mi, poniendo su cabeza cerca de mi cuello y respirando tranquilamente ahí, llevó sus manos a mi cintura y la apretó suavemente entre sus manos.

Sonreí y acaricie su pelo.

— ¿Estuvo bien?—Preguntó un poco timido, con la voz ronca.

— Más que bien.—Respondí, sentí su sonrisa pegada en mi piel volviendome loca.—¿Te dolió?—Pregunté preocupada.

— Al final, un poco.—Explicó, y lo entendí.

Muchos hombres cuando es su primera vez les duele al eyacular, por todo el semen que se acumula en ellos.

— Pero me encantó, gusto, fascinó...—Dijo buscando sinónimos, causando mi risa.—No se que más, pero ¿Entendes no?—Habló.

— Si, a mi también todo lo que dijiste.—Sonreí, su respiración chocaba contra mi piel y sus pulgares acariciaban mi cintura.

— Hacerlo con vos también.—Soltó, mi corazón latía mucho mas rápido y mis manos temblaron un poco.—Me encanta tu cuerpo.—Mis mejillas, al escuchar esas palabras se volvieron completamente rojas, agradecí a que no me estuviera viendo.

— A mi me encantó como me la metiste.—Dije, causando su risa y la mía también.

— ¡Gabi!—Se quejó riendo nervioso.

— Pero tu cuerpo me encanta a mi también, sos perfecto.—Hablé cuando nos calmamos.

Se levantó de mi cuello y me miró a los ojos, brillaba ese azul que tiene, él brillaba. Se acercó a mi y me besó, tiernamente, llevé mis manos a sus mejillas y sonreí.

— Aprendiste a besar.—Susurre cuando nos separamos, no mencioné que ese beso me movió todo.

Sus mejillas de tornaron rojas.

— Y a hacer otras cosas también.—Volví a decir subiendo y bajando mis cejas, se rio todavía mas rojo.

Me encantaba ponerlo asi.

— Te quiero Gabi, mucho ¿Sabes?—Expresó sonriendo tomando mi mano para entrelazarlas.

Y ahora él fue el que me puso las mejillas rojas a mi.

— Yo también Valen, mucho más que vos.—Respondí, me dedicó una última sonrisa y volvió a la posición de antes.

Se quedó tranquilo ahí, abrazandome y con su cabeza apoyada en mi hombro, los dos, desnudos.

Y mi sonrisa quedo ahí intacta, pensando en él.












Maratón 3|3

🏵🏵🏵

No me convence mucho, como que no me gusto este maratón fue horrible, perdón.

:'( 💕

Continue Reading

You'll Also Like

17.6K 885 17
Las familias Grayce y Walter se conocen desde hace años, son familias amigas, y ambas son muy numerosas. Gracias a esta amistad, Sky pudo conocer a u...
497K 18.3K 51
"Encontrarnos en Colta fue nuestro destino".
51.5K 3.8K 37
𝙴𝚕𝚕𝚊 𝚗𝚘 𝚜𝚊𝚋𝚎 𝚚𝚞𝚎 𝚎𝚜 𝚊𝚖𝚘𝚛 𝚙𝚎𝚛𝚘 𝚛𝚎𝚐𝚊𝚕𝚊 𝚜𝚞 𝚌𝚊𝚕𝚘𝚛 𝚢 𝚜𝚒 𝚕𝚊 𝚕𝚕𝚎𝚐𝚊𝚜 𝚊 𝚙𝚛𝚘𝚋𝚊𝚛, 𝚌𝚞𝚒𝚍𝚊𝚍𝚘 𝚌𝚘𝚗 𝚜...
356K 18.2K 69
Fʀ||"Tᴜᴠɪᴍᴏs ϙᴜᴇ ʀᴏᴍᴘᴇʀ ʟᴀ ғᴀᴍɪʟɪᴀ ᴘᴏʀ ᴇʟ ʙɪᴇɴ ᴅᴇ Gɪᴏ, ᴘᴇʀᴏ ᴛᴇ ϙᴜɪᴇʀᴏ ᴅᴇ ᴠᴜᴇʟᴛᴀ ᴀ ᴍɪ ʟᴀᴅᴏ" → Donde Lucrecia y Tomas tienen un hijo Pᴀʀᴀ ᴄᴏᴘɪᴀs ʏ/ᴏ ᴀᴅ...