(EDITADO)
CAPÍTULO 13. ES SUFICIENTE
Para mi sorpresa el viernes en la fiesta Nick y yo no nos peleamos en ningún momento, ni siquiera al final de la noche o de la madrugada. No hubo gritos ni llantos. Solo sonrisas y alguna que otra ironía. Hasta acabó acompañándome a mi habitación después de que ambos dejásemos a Will durmiendo en su camita. Fue demasiado amable para lo que estoy acostumbrada. Nos despedimos en la puerta de mi habitación y él me dio un beso en la comisura de mis labios. Es un gesto tan romántico, que no pude dormir en toda la noche pensando en lo extraño de esa situación que se formó en un microsegundo.
Nick, no le soporto, eso está claro y además es mutuo. Pero cuando no se comporta como un auténtico capullo es hasta dulce y le da besos a mis mejillas, o cerca de mis labios. No puedo ignorar que algo se removió dentro de mí cuando lo hizo, me estaría mintiendo a mí misma. Pero fue eso, un momento. Ya no se va a repetir. Él seguirá siendo un imbécil sin remedio y yo seguiré intentando ignorarlo. Nos gritaremos en el pasillo y volveremos a lo de siempre.
Luego está mi relación con Jake, es muy extraña. No lo he perdonado, ni mucho menos, pero siento la necesidad de concederle una tregua. Necesito estar con él, al menos hablar. Mi cabeza es un lío de emociones y sentimientos que ni yo misma comprendo. Ojalá me equivoque, pero creo que ha cambiado un poquito. Al menos parece más interesado en mis sentimientos que antes.
Son las ocho de la mañana del sábado. Voy directamente al baño a ducharme y prepararme para las pruebas deportivas de hoy. Todos los años hacen unas pruebas para poder ingresar a los equipos que gustes, sobre todo hay clubes de deportes. Y yo ya sé a cual voy a entrar.
— No me dejes beber nunca más.
— ¿Qué haces despierta?
— Por si se te olvida juego al voley y tenemos que ir a las estúpidas pruebas de admisión — nuestra conversación es entre susurros por el terrible dolor de cabeza que tenemos ambas debido al alcohol ingerido anoche.
Mientras Paris se ducha yo me visto con un conjunto deportivo que consta de unas deportivas blancas y una sudadera rosa con una franja de color blanco y otra negra con pantalón a juego.
— Adiós Paris. ¡Nos vemos luego!
— ¡Adiós! — grita Paris desde la ducha.
Di unos pasos hacia el ascensor donde dos chicos me miraban de forma dulce y tierna.
— ¡Hola! — entro al ascensor y pulso el botón de la planta baja.
— ¿Cómo va tu resaca, Will? — pregunto burlonamente. Nick me mira extrañado y lo que parece, confuso.
— Bien — dice alargando las letras y rascándose la nuca. Está avergonzado.
— ¿Sabes a qué equipo vas a ir? — pregunta Nick cambiando de tema mientras salíamos del ascensor.
— Ya tengo una idea, sí. ¡Nos vemos luego chicos! — me despido y me voy hacia el gimnasio, el cual estaba muy limpio, creo que hasta podría verme reflejada en el suelo. Vale, quizá no tanto.
— ¡NORA! ¡NORA! — busco sin parar a la persona que grita mi nombre, hasta que por fin veo un cabello azul muy peculiar con una mano alzada moviéndola — ¡VEN AQUÍ! — Summer me llama para que vaya con ella donde las inscripciones del equipo de voleibol.
— ¡Hola! — decimos las dos al mismo tiempo.
— ¿A qué estás esperando? ¡Apúntate! — me da un bolígrafo.
Suelto una risita nerviosa — El voleibol no es lo mío...
— ¿¡Pero qué equipo puede ser mejor que este, que están tus mejores amigas!? — dice dramáticamente.
— ¡¿Eso?!, ¿¡cómo puedes abandonarnos!? — le sigue el juego Paris que acaba de llegar.
— Pues... es que ya había mirado todos antes de llegar y sabía a cuál quería apuntarme —informo tímidamente.
Se mantuvieron en silencio expectantes para que les dijera a cuál me inscribiría.
— Oí que había un equipo femenino de baloncesto, así que creo...
— ¿¡BALONCESTO!? — dijeron a la vez. Yo solo asentí.
— ¿Estás segura? — me preguntó más calmada Paris.
— Sí, siempre me ha gustado jugar. Llevo desde que era muy pequeña jugando, era de las pocas cosas que me unen a mi padre — admito frente a ellas. Empecé a jugar porque a él le gustaba muchísimo, pero a lo largo de los años también se ha convertido en mi pasión.
— Vale, tú sabrás lo que quieres — dice Summer y por lo cual recibe un codazo por parte de Paris. Mi expresión alberga todo tipo de duda y curiosidad por el comportamiento de estas dos locas, pero voy a esperar un rato.
— ¿Por qué lo dices?
— Por nada, déjala que es tonta — contesta París dándole un golpe en la cabeza a Summer, a lo que la otra dramatiza como si le hubiera dado con un martillo. Me hace soltar una leve carcajada y a Summer un grave sonido de dolor.
— Bueno chicas, aunque me lo paso genial con vosotras, voy a inscribirme en el equipo de baloncesto.
— ¡¡¡SUERTE!!! — Gritan ambas mientras me alejo hacia el puesto de baloncesto.
Solo hay un chico de unos 24 años que ya habrá acabado la universidad. Está ahí parado revisando su móvil y justo detrás una chica de mi edad que va a una de las clases conmigo.
— Hola — digo llamando su atención.
El chico joven de ojos grises me mira extrañado — Hola. El equipo de animadoras está ahí — dice de forma grosera indicándome la mesa de al lado.
— Sí, lo sé. Pero quiero entrar al de baloncesto — le digo muy segura de mi misma, el chico me mantiene la mirada desafiándome, pero yo no me dejo intimidar.
¿Tiene complejo de macho alfa o qué le pasa? ¡Vaya idiota!
— ¿Estás segura? — me deja algo desconcertada. No tengo ni idea de a qué se refiere. Da igual, voy a entrar a este equipo como que me llamo Nora Smith.
— ¿Dónde me apunto?
La chica le da una lista de firmas con nombre y un bolígrafo y él me lo pasa para que me apunte — Aquí tienes, las pruebas son esta tarde a las 16.00 pm en la pista. No llegues tarde — finaliza con una sonrisa. Este hombre se lo tiene muy creído, ¿o soy yo?
— Gracias — contesto de igual manera. Al mirar la dichosa lista me fijo que no hay ni una sola chica apuntada aquí, tan solo nombres de chicos junto sus firmas. Me da igual que sea un equipo mixto, pero me parece fatal como me ha tratado el chico solo por mi género y porque no esté acostumbrado a que se apunten chicas. Es insultante.
Dejo la hoja encima de la mesa de una forma algo brusca, para dejarle en claro que no me iba a intimidar, él me miró extrañado y yo le devolví el gesto con una sonrisa. Doy media vuelta y me marcho donde sea que estén mis amigas. Cuando las encontré por el patio ya era la hora de comer así que fuimos a la cafetería. Después cada una se fue a las pruebas correspondientes.
Al llegar a la pista, entro a los vestuarios femeninos, dejo mi bolsa de deporte y me cambio a unos shorts y una camiseta del equipaje del instituto. Salgo fuera con mi botella de agua. El chico de antes está hablando con una de las animadoras, supongo que será el entrenador de baloncesto. Me fui acercando a ellos y no pude evitar oír que hablaban de mí.
— Tranquila hermanita — así que son hermanos, claro, por eso el gran parecido — , no creo que una chica tenga el nivel necesario para entrar al equipo — ¿un poco misógino, no? A veces flipo con este tipo de personas, pero se van a llevar una gran sorpresa, no sólo porque voy a entrar, sino porque voy a ser la mejor.
Paso por el lado del chico de ojos grises y les digo un simple hola. Dejo mi botella en un banco que hay, y cojo uno de los balones. Antes de que pueda siquiera botar el balón Will se posiciona frente a mí.
— ¿Qué haces aquí? — pregunta de forma curiosa.
— Hacer las pruebas para entrar, ¿no lo ves? — digo algo divertida por la cara de confusión que está poniendo.
— Pues suerte, la vas a necesitar — me dice con un tono de pena hacia mí, me enfada que la gente me subestime tanto. A mí o a cualquier chica. ¡Vaya sociedad de mierda!
— Gracias, pero vosotros vais a necesitarla más que yo — me acerco a él y le doy un suave y dulce beso en su mejilla, lo que lo dejó sin palabras. Una gran sonrisa ocupa mis labios y después de eso el chico de ojos grises nos llama.
Todos nos dirigimos hacia dónde está y comienza a hablar :
— Hola chicos, este año puede que tengamos un nuevo integrante al equipo ya que dos antiguos integrantes ya se han graduado. Suerte chicos la van a necesitar — me miró sobre todo a mí, lo que hace que me enfade un poco — . ¡Empezamos!
El entrenamiento lo empezamos de forma sencilla haciendo dos filas y entradas al aro. Cosa que sinceramente se me da bastante bien, no fallé ni una canasta. Después vino el segundo ejercicio que iba con parejas aleatorias cada vez, la primera vez me tocó con Jake, él era el único que no me había deseado "suerte" antes de empezar, porque él sabía lo buena que podía llegar a ser. Me tocaba defenderlo, y se ve que él había mejorado bastante, me costó más defenderlo que otras veces, pero no consiguió meter el punto y fue muy satisfactorio ver las expresiones de todos y cada uno de ellos después de hacer ese ejercicio, porque ninguno de los que defendí lograron encestar y no lograron detenerme cuando yo metía una canasta. Las dos horas que estuvimos entrenando se me pasaron muy rápido, fue divertido y estaba segura que entraría al equipo.
— ¡Buen entrenamiento! — exclama Charlie, el entrenador. Empezó a decir los chicos que entraban y los que debían probar el año próximo, y al final solo quedé yo. Todos los ojos de mis compañeros recayeron en mí, cosa que me puso nerviosa — Nora, te subestimamos desde el principio, eres muchísimo más buena de lo que esperaba, incluso mejor que algunos de ellos, entrenamos todos los días a esta hora. No llegues tarde, estás dentro — después de esas palabras se fue, y la felicidad en mi era palpable.
Todos me felicitaron y nos fuimos a las duchas. Cada uno a la suya. Me estaba quitando el sujetador deportivo que llevaba, cuando una sombra de chico aparece justo detrás de mí.
— Lo has hecho de maravilla princesa — Nick estaba detrás de mí hablándome mientras yo me desvestía.
Lo que cualquiera habría esperado sería un grito mío diciéndole que se fuera y haberme tapado inmediatamente, pero en vez de eso, me di la vuelta para enfrentarlo cara a cara. Su mirada pasó de mi rostro a mi pecho. Mi reacción me sorprende hasta a mí.
— ¡Eh, que mi cara está aquí! — dije señalándome, lo que le hizo poner una sonrisa de medio lado, avergonzado.
— Lo siento.
— Tranquilo, ¿qué pasa? Me tengo que duchar.
— Ya, yo también... Es solo que me preguntaba... — pasa su mano por su nuca nervioso — Perdón.
Mi ceño estaba fruncido. ¿Ahora qué le pasa a este chico?
— Perdón por lo de antes, por subestimarte y menospreciar antes de ver cómo jugabas.
— Ah, eso. Tranquilo, todos lo habéis hecho.
— Ya, pero — lo corto antes de que siga hablando. Estampé mis labios contra los suyos, y sin darnos cuenta el beso se fue haciendo salvaje y apasionado. Él agarra mis muslos subiendolos hasta su cintura para que yo le rodee con mis piernas, cosa que hago con gusto. El vestuario estaba para nosotros solos. Me lleva hasta el lavabo para ponerme sobre él, mi espalda roza con el frío espejo, pero no me importa. Estoy demasiado excitada como para pensarlo. Mis manos agarran su pelo con ferviente necesidad y deseo. Nos separamos por el oxígeno que cada vez faltaba más en nuestro organismo y un rayo de lucidez hace que vuelva en mí.
— Es suficiente — me voy hacía la ducha, dejándolo ahí, con ganas de más. Solo, mientras yo me duchaba con agua fría para bajar el deseo.
Estoy acostada en mi cama, recordando cada segundo del momento de los vestuarios con Nick, de sus besos, su tacto, el roce de su piel contra la mía, y de sus manos sobre mis piernas... No sé qué pasará ahora cuando lo vea, ni que le diré, solo sé que quiero que se repita, que se repita muchas veces más.
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LB♥️