-P-pero Jinnie... -balbuceó el menor, abrazando el brazo del más alto- ¡No puedes irte así! P-pueden haber problemas con las clases y...
Seokjin soltó un gruñido inconscientemente, sólo estaba pensando en Namjoon y el probable acoso que debía estar sufriendo de alguien desconocido. En su mente sólo pasaba "Namjoon está en peligro", y su lado más sobreprotector salía a flote, muy a flote. Que lo trataran de alejar de Namjoon le hacía sentir que sólo querían lastimarlo, era sólo cuestión de instintos.
Pese a esto, el gruñido que fue emitido por el alfa asustó a Baekhyun, un omega sensible. Jeongguk resopló y separó al más bajo de Seokjin, sobando su espalda para demostrar apoyo y protección. Él sabía lo asustado que podía llegar a estar un omega tan... vulnerable, al igual que él. Eso le enfadó.
-No sabemos qué mierda sucede para que estés tan frustrado, Hyung, pero no la pagues con Baekhyun. -le reprendió, con una mirada dura y la voz firme- Él sólo quiere ayudarte, pero si no nos dices qué sucede, no creo que podamos hacer mucho.
El mayor apretó sus labios en una fina línea antes de soltar una exhalación y abrazarse a sí mismo. Estaba tan nervioso, asustado, molesto, frustrado, impotente. No sabía qué hacer, ni cómo comenzar. Tenía miedo de que le sucediera algo a Namjoon. Tampoco sabía si era bueno que se lo contara a los dos... omegas, no sabía siquiera a qué se estaba enfrentando, si era solo un acosador, o era algo mucho más grave. Seguro era esa omega que no hacia bien su trabajo... ¡si él estuviera ahí podría protegerlo de mejor manera! Esto era culpa de su papá, por alejarlo de ahí, por dejar a Namjoon a la deriva con una mujer desconocida.
Seokjin negó hacia los menores, con el rostro preocupado, y los ojos a punto de soltar lágrimas de estrés. Baekhyun soltó un "Ow" y abrazó al contrario, sobando su espalda y tratando de calmarlo con su suave aroma. Jeongguk suspiró.
-¿Qué sucede, Seokjin? -preguntó el pelinegro- De repente quieres regresar a tu casa con tanta insistencia, preocupado. Joder, ¿qué pasa?
El mayor estaba perdido en sí mismo, en sus ambiguas sensaciones. No había siquiera percibido a Baekhyun, quien aún persistía en calmarlo con su suave aroma a omega bañado en bombones de caramelo. El olor no era del todo desagradable para el mayor, al contrario, sí lograba tranquilizarle, pero sólo al lobo, quien había nacido para reaccionar a los instintos y estímulos que un omega le llegara a ofrecer. Habían cosas que, no importaba qué, ni él mismo podía cambiar a su voluntad.
A pesar de sus ganas de contarles a los dos individuos del reciente evento cínicamente extraño, otro lado de él insistía en que era mucho más beneficioso dejar esa situación en secreto, de tal manera que sólo él pudiera tomar cartas en el asunto. Estaba nervioso, no podía negarlo. Pese a sus ansias, la desconfianza en las demás personas aumentaba un cien por ciento, y como el tiempo conociendo a aquellos dos chicos era muy corto, su lobo no estaba completamente seguro de dejarles tan gran responsabilidad que era cuidar a su Namjoon. No podía contarles, en absoluto.
Seokjin sólo desvió la mirada de la del menor, quien le miraba con insistencia y tenacidad. Jeongguk al presenciar aquella acción, comprendió que el contrario no planeaba explicar su situación actual, y a pesar de que esto le doliera -teniendo en cuenta que su lobo, quien ya muy herido ha estado, tenía un sentimiento de seguridad sobre el mayor- decidió desistir. Separó de nueva cuenta al omega del alfa y lo jaló hasta la salida de la habitación, no sin antes darle una mirada de advertencia a Seokjin. Su última oportunidad de recibir ayuda de quienes aún indiferentes de la situación le ofrecieron apoyo. El mayor asintió, asegurando que podría solo. Con eso, los dos omegas se marcharon, uno lastimado por el rechazo ajeno, y otro genuinamente preocupado por quien juraba no necesitar ayuda de otros amigos.
Por otro lado, Seokjin no estaba del todo seguro con su promesa muda. Dubitativo se encontraba al pensar que quizás sí necesitaría más apoyo del necesario. Tenía miedo. Tal vez sólo exageraba y sólo era un chico haciendo una broma pesada, sólo para molestarlo. No obstante, su lobo estaba consideradamente inquieto desde la noche que recibió el mensaje. Habían pasado ya tres días desde aquella vez. Había usado más paciencia de la que tenía al esperar hasta el fin de semana para abrirse camino de regreso a su antigua ciudad. Había peligro de que sus clases fueran atrasadas y demás, pero Namjoon era mucho más importante. Por eso mismo, ya habiendo agarrado todas sus cosas para empezar el viaje, partió de su apartamento. Esperaba llegar y que no hubiera sucedido nada malo.
[...]
Después de un tedioso viaje en tren, el alfa al fin había llegado a su destino. La estación estaba repleta de gente como era costumbre, y el ambiente estaba frío y agradable. Se acercaba el invierno, por eso los vientos frescos invadían toda la ciudad, y en la estación entraban por las puertas y hacían un largo viaje en toda la extensión de la instalación. Esto daba un ambiente agradable, más para aquellos que desearan hacer una visita rápida a sus familiares o amigos, incluso si deseaban darse unas vacaciones en Ilsan. Seúl podía ser un lugar muy amenazante y agobiante, nada más y nada menos que la Capital de Corea del sur. No obstante, Seokjin no buscaba ser un turista, ni iba a visitar a algún familiar despreocupadamente. Estaba por una sola persona: Kim Namjoon.
Bajó de su transporte con algunas personas más e hizo todo el proceso para poder salir de la estación, fuera de esta, su mejor amigo Yoongi le estaba esperando con un café en mano y sus oscuros ojos apuntando hasta el cielo. Su curiosidad se vio hambrienta al desear saber lo que estaba pensando el pelo blanco con tanto detenimiento. Tan sumido en sus pensamientos estaba que no se percató de que el mayor ya estaba a su lado, sin decir ninguna palabra. Seokjin rodó los ojos, picándole un lado del tronco y observando cómo este daba un espasmo.
-¡Maldición, Seokjin! -exclamó, sobándose ese lado del cuerpo con delicadeza- Sabes que soy muy sensible, ¡el respeto, por favor!
-¿Respeto? Debes estar bromeando. -dijo- Al que deben de respetar es a mí, exagerado.
-Estamos en igualdad de condiciones, ¿ok? -entrecerró los ojos en su dirección- Y bien, ¿qué es lo que con tanta insistencia te hizo venir? Supondré que no fue por mí; no me quieres tanto.
De nuevo la dificultad de elegir qué hacer, la condenada indecisión que le atormentaba. ¿Podía confiar en Yoongi, su mejor amigo prácticamente desde que tenían pañales ambos? ¿O debía guardárselo como lo hizo con Jeongguk y Baekhyun? No sabía qué hacer.
-Um... ¿Seokjin? -preguntó- Sé que mi belleza te paraliza, pero no lo hagas tan obvio.
El mayor suspiró, y con una ojeada a su alrededor, empezó a caminar en dirección a la salida, no sin antes tomar la muñeca del más bajo. En resumen, estaba arrastrando a Yoongi, cosa que se había vuelto costumbre desde su niñez, y cosa a la que el propio Yoongi no se terminaba de acostumbrar. No se dijo más nada, el más pálido sólo se abstuvo a fruncir el ceño y tener una cara de culo digna de solo él y nada más que él.
En el momento que ambos estaban a distancia considerable de la multitud, y en un espacio abierto y más ligero, al contrario de lo que era la estación, Seokjin se preparó para soltar el gran peso de su espalda, estómago, cabeza, miembro viril. Sencillamente, la culpa de ocultarle algo a su mejor amigo era... abrumadora. Lo fiel que llegaba a ser un alfa era una de las principales cualidades de este -exceptuando las veces en que estos eran los principales infieles. Por otro lado, Yoongi se sentía como un omega que esperaba que su pareja justificara su infidelidad. Preparado estaba para dar una cachetada y todo.
-Siéntete especial, que no se lo he contado a nadie más. -le dio un codazo y alzó su celular, yendo al chat del desconocido y mostrando las fotos.
-Oh, Namjoon se está ejercitando. -dijo sin más. Seokjin soltó un gruñido- ¿Qué pasa?
-¡No ves que lo están espiando, pedazo de imbécil! -exclamó, dándole un golpe en la cabeza- Y lee bien lo que dicen los mensajes, para que pierdas la cabeza.
Yoongi frunció el ceño y leyó los mensajes mandados por el número desconocido, automáticamente colocó una cara de desconcierto de la cual Seokjin quería reírse, pero lamentablemente no era el momento para risas.
-Seokjin, los están amenazando a muerte -dijo, alternando la mirada del celular al contrario-, a ambos.
E
l nombrado frunció el ceño, confundido. ¿Les estaban amenazando a muerte?
-Diosa Luna, Seokjin. -bufó el peliblanco- Ahí dice: "Las ratas como ustedes siempre muerden el cebo." -señaló con el dedo- Por la Luna, ¿por qué viniste?
-Porque... Porque Namjoon está en peligro... -dijo.
Yoongi negó, masajeándose la sien con sus largos dedos-: Ambos están en peligro, Seokjin, ambos.
El mayor se quedó en silencio. El abatimiento que sentía en su organismo era como un peso más grande que el de mentirle a su mejor amigo. En sus manos no estaba solo la vida de Namjoon, sino también la suya propia. Ahora debía elegir, si protegerse a sí mismo, o mantener con vida a Namjoon. Ambos, lobo y humano, sabían muy bien a quién iban a elegir.
-Namjoon no puede morir... -aseguró el mayor, firme- Yo estaré ahí para que eso no pase.
-¿Y quién te cuida el culo a ti? -preguntó- Recuerda que ambos están en eso.
-No lo sé, en verdad... -mordió su labio inferior- Pero la prioridad es Namjoon.
Yoongi gruñó, pero no dijo más nada al respecto, ahora se preocuparían por ir a la casa del mayor, a ver cómo se encontraba Namjoon, y esperaban, en serio, que estuviera en muy buenas condiciones. Y si no era así, Seokjin se encargaría de descuartizar él mismo a la irresponsable omega que habían puesto a su cuidado. En esos momentos no confiaba en nadie, y si debía desconfiar de Jungeum Noona, lo haría sin rechistar. De todas formas a su lobo seguía sin gustarle la omega.
Dejando de lado la incesante tensión causada por las amenazas del desconocido, Seokjin se encontraba eufórico pensando en que después de prácticamente un mes iba a volver a ver a su amado Namjoon. Extrañaba mucho su olor a café con leche, su olor a chimenea, su olor a hogar. Como si ese aroma lo complementara, lejos del alfa no se sentía como él mismo. No obstante, esa molestia en el centro de su estómago se hacía cada vez más grande. Quizás eran los nervios que se encargaban de derribarlo mentalmente. No quería siquiera pensar en perder a su Namjoon, no quería ni imaginarlo.
Esa mentalidad se mantuvo incluso cuando llegó a la puerta de su casa y vio que estaba entreabierta. La confusión lo envolvió en ese preciso momento en el que la puerta abrió paso a un aroma desconocido para él, a la confusión le sigue el miedo, aberración y desdicha; su lobo sintiendo marchitarse a cada paso dentro de la sala. Yoongi se había quedado afuera y lejos de la escena, la tensión era simplemente palpable, y él sabía que había algo mal dentro de esa casa, algo que era mejor que sólo el alfa descubriera por sí mismo.
El castaño siguió hasta la cocina, donde podía percibir que ese aroma se hacía más fuerte. Era un olor apestoso a celo, pero un celo adolescente, uno de los más hormonales que el simple celo de un omega adulto. La rabia y asco se manifestaban cuando se acercaba con rapidez a la puerta de la cocina, la cual abrió lentamente, observando a una chica acorralando a Namjoon contra la encimera y besándolo. Lo más grave de esa escena fue que... Namjoon no parecía estar evitando que sucediera.
Seokjin no quiso ver más, no quiso atormentarse más con tal... horripilante imagen. Cerró la puerta con fuerza, después de soltar un sollozo, y se esfumó rápidamente de la casa, empujando a Yoongi con el hombro y desapareciendo de la vista del peliblanco en el momento que siguió de largo en la calle. No sabía a dónde se dirigía, sin embargo.
Pasaron unos segundos antes de que Namjoon se asomara en la puerta, a tropezones y abatimientos; parecía realmente confundido y desorientado, como si no fuera él. Yoongi frunció el ceño, no sabía tampoco cómo sentirse al respecto. Por un lado su mejor amigo se había marchado emanando un agrio olor a flores marchitas, y por otro lado, su otro mejor amigo le miraba como si quisiera ayuda. Decidió ayudar a Namjoon, pues había perdido de vista a Seokjin.
-Seokjin Hyung... -murmuró Namjoon.
Yoongi negó-: Se fue. -dijo y se acercó al contrario. Hizo una mueca al inhalar el moribundo aroma a celo hormonal- ¿Qué sucedió? Apestas.
-No sé... -susurró- No lo sé, en serio...
El mayor se asomó por el hombro de Namjoon y vio a una chica que descansaba en el sofá, con la ropa desorganizada y totalmente arrugada. Yoongi alzó una ceja, cuestionando la palabra del alfa menor. Cuando el moreno se dio cuenta de ello, reaccionó.
-Oh... ella... -pestañeó dos veces- Ella es una amiga. Llegó a la casa por arte de magia. Yo estaba haciéndome un huevo cuando ella me llegó por la espalda y empezó a frotarse contra mí. -hizo una mueca, recordando- Fue realmente extraño, no sabía cómo reaccionar. Después de... de intentos de hacerle entrar en razón, traté de darle los supresores de Jungeum Noona, pero no me hacía caso. -suspiró, acomodando su propia camisa, que estaba fuera de su lugar- Al final, tuve que darle la pastilla de mi propia boca, fue muy... incómodo. Sin embargo... Hyung... sentí la presencia de Seokjin Hyung, luego olí flores marchitas y...
Se quedó unos segundos en silencio antes de mirar al contrario con los ojos abiertos de par en par. Yoongi asintió.
-Él te vio. -confirmó- Y se ha marchado, no sé a dónde, pero se marchó. Y antes de que te lamentes. Namjoon... estás en peligro.
-¿Cómo dijiste?
-Que estás en peligro, y Seokjin también.
Namjoon frunció el ceño, ladeando su testa levemente-: A... ¿a qué te refieres exactamente a "peligro"?
-Joder, que los amenzaron de muerte, y que Seokjin, siendo un irresponsable y un idiota, ha salido a caminar por ahí sabiendo que pueden apagarle la vida en cualquier momento.
El alfa moreno entreabrió la boca, pero de allí, ninguna palabra fue pronunciada. Su lobo aulló, dolido. Seokjin se estaba exponiendo a verdaderos peligros por su culpa y por la culpa de una omega en celo que no sabía en verdad cómo había llegado a su casa.
Él sólo se quería cocinar un huevo frito cuando la omega le sorprendió por detrás. Mordió su hombro y eso le pareció tan incómodo que la empujó de un golpe, pero ella no desistió y se volvió a acercar a él, lamiendo toda extensión de su cuerpo que se encontrara desnuda. ¿Cómo se transportó la omega de su casa hasta la suya propia en ese estado? No lo sabía, en verdad. Tampoco sabía por qué parecía que ese celo era exageradamente fuerte como para que una omega de tan sólo catorce años lograra soportarlo, habiéndose presentado no hacía mucho.
Al final, después de haberle explicado ello al mayor, llegaron a un acuerdo. Yoongi buscaría a Seokjin mientras él se duchaba y se retiraba del cuerpo el olor a celo inducido.
Namjoon habiendo salido de la ducha y habiéndose vestido, preparado para marchar, la omega, Jeongyeon, se encontraba despierta y realmente desorientada. El moreno suspiró y se acercó a ella, cerciorándose de que se encontraba bien y no tenía ni un solo rasguño a pesar de haber sido su percutor. Afortunadamente no había salido lastimada.
-Namjoon... -murmuró- N-no sé qué hago aquí... yo...
-Ya, ya. Tranquila, Yeonie. -sonrió, tratando de tranquilizarla- Estabas en celo, no pasa nada. Agradezcamos que no reaccioné de mala manera.
Jeongyeon le miró desconcertada, como si Namjoon hubiera dicho un disparate. El contrario lo notó y ladeó levemente la cabeza.
-¿Pasa algo?
-Namjoon, mi celo era en... dos meses -murmuró-. No se pudo haber adelantado así, es... ¡es inaudito!
La omega, quien enloquecía, se levantó del sofá, escandalizada. No obstante, una fuerte puntada en su cuello la devolvió al sillón, mareada.
-¿Jeongyeon? ¿Estás bien? -preguntó el moreno, estabilizándose frente a ella.
-Yo... Namjoon... -tapó sus ojos. Le empezaba a doler la cabeza- Antes de perder la consciencia de mi cuerpo... alguien me secuestró, y... y me inyectó algo... en el cuello.
Cuando la omega dijo eso, Namjoon se preocupó y, con delicadeza, inspeccionó el cuello foráneo. Encontró algo que le abatió de sobremanera.
Con lo que parecía ser la punta de un objeto filoso, escribieron con una caligrafía pulcra y elegante "Seokjin" junto con el signo igual y al final la palabra delta tachada en una equis.
Ahí supo que la había cagado.
[...]
Dos capítulos seguidos en la misma semana. Pidan un deseo.
Lo siento, quería actualizar más rápido, pero han habido muchas dificultades. Entre el apagón Nacional en mi país a la falta de redes e internet, porque también se han presentado fallas en la señal. Muy terrible, en verdad. u u
Sólo pensar en aquellas personas que sufrieron en las clínicas por no tener electricidad... terrible.
De hecho, una persona conocida perdió a su bebé ya que en el momento del parto no pudieron hacer una cesárea.
Sólo deseo que esto termine de una vez por todas...
Anyways, gracias por leer 💕
-Max.