—¿Camila?—Esa voz ya tan reconocida para la morena hizo que se separaran.—¿Qué crees que estás haciendo?
Camila no sabía como sentirse, no debía deplorarse culpable porque Lauren hacía lo mismo, pero a pesar de eso, era raro besar otros labios que no fueran los de su novia.
Todo esto era tan raro para ella, suficiente que entendía las reglas de una relación normal. Imagínate una en la cual no son exclusivas.
—Amh, acabo de besar a Ariana.—Su tono era inocente, no tenía ni una pizca de maldad, simplemente era ella misma.
Lauren lo sabía, pero a pesar de eso sus celos eran mucho más fuertes. Queria tomar el brazo de su novia y sacarla de ese lugar ya mismo, pero debía controlarse, ella misma había comenzado con este juego.
—Ya lo sé Camila, acabo de verlo.—La ojiverde no podía disimular su molestia.—Agarra tus cosas, nos vamos de aquí.—Antes de ir hacia donde antes se encontraba, le dedicó una mirada super fría a la castaña que no se movía de su lugar, pero que su rostro notaba cuan preocupada estaba por Camila.
—¿Eres su novia?—Ariana se atrevió a preguntar, le resultaba incómoda esta situación, sin embargo, no quería que algo malo le pasara a la morena.
—Sí, y tú acabas de besarla.
—Tú estabas besando a otra chica, no creí que te importaría.—Lauren sonrió irónicamente antes de acercarse un poco más a ella.
—No es tu problema, Ardilla.—Y con eso las dejo unos minutos a solas antes de volver con sus cosas.
—Mila, ¿estarás bien?
Camila quien se había quedado sentada en un banco observando toda la discusión, se acercó a Ariana y dejo un sonoro beso en su mejilla.—Lo estaré.
La castaña suspiró, realmente Camila tenia algún poder sobre ella, le gustaba demasiado y no sabía que tan malo podría llegar a ser eso.