Sinful love

By xniallscrownx

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En un mundo en el que lo importante no es quién eres, sino quién aparentas ser; los secretos más oscuros debe... More

Preface
Advertissement
Chapitre un
Chapitre deux
Chapite trois
Chapitre quatre
Chapitre cinq
Chapitre six
Chapitre sept
Chapitre huit
Chapitre neuf
Chapitre dix
Chapitre onze
Chapitre douze
Chapitre treize
Chapitre quatorze
Chapitre quinze
Chapitre seize
Chapitre dix-sept
Chapitre dix-huit
Chapitre dix-neuf
Chapitre vingt
Chapitre vingt-et-un
Chapitre vingt-deux
Chapitre vingt-trois
Chapitre vingt-quatre
Chapitre vingt-cinq
Chapitre vingt-six
Chapitre vingt-sept
Chapitre vingt-huit
Chapitre vingt-neuf
Chapitre trente-et-un
Chapitre trente-deux
Chapitre trente-trois
Chapitre trente-quatre
Chapitre trente-cinq (finale)
Épilogue

Chapitre treinte

570 68 51
By xniallscrownx

30 Juillet, 1925
France

Mis manos estaban temblando y sudando como nunca antes. Me encontraba parada frente a la puerta del Chateâu Langlais, esperando a que me abrieran la puerta. No fueron más que unos segundos los que tardó el ama de llaves en abrir, pero a mí se me hicieron eternos. La mujer me sonrió, dándome la bienvenida, sin embargo ni siquiera oí lo que decía.

¿Está Liam aquí? – pregunté en un murmullo.

Me temo que no, salió temprano esta mañana hacia la Iglesia. El Padre Belcher le llamó diciendo que necesitaba hablar urgentemente con él.

¿Qué? – susurré, horrorizada – ¿E-el padre Belcher?

Sí, así es. ¿Está usted bien, señorita Labelle? Está muy pálida. ¿Quiere que le traiga agua?

N-no... debo ir a ver a Liam. Gracias...

Sintiendo que me faltaba el aire me puse casi a correr hacia la Iglesia. Una vez llegué allí, estaba sin aliento. Subí los escalones que llevaban a la entrada y abrí las puertas para correr por el pasillo que llevaba al altar. Sin embargo el lugar estaba vacío.

¿¡Liam!? – grité, desesperada por encontrar a mi prometido – ¿¡Liam, dónde estás!?

¿Chloé? – escuché su voz viniendo de lejos, del piso de arriba – ¿Chloé, eres tú?

Corrí hacia las escaleras que llevaban a la segunda planta de la Iglesia, pero antes de poder empezar a subirlas, Liam había bajado. Me abalancé sobre sus brazos, abrazándole con tanta fuerza como pude. Él, sin dudarlo, me abrazó de vuelta, meciéndome suavemente como la suave brisa de verano mece a las hojas de los árboles más altos. Yo apoyé mi rostro en su torso, sintiendo que iba a romper a llorar.

¿Ya has oído lo que ha pasado?

N-no... ¿qué ha pasado?

El Padre Belcher me llamó esta mañana, temprano. El Padre Poiré está muy enfermo.

¿Qué?

Está en su cuarto, he llamado a un médico para que le examine. Sé lo importante que el Padre Poiré es para ti... estoy haciendo lo que puedo por su recuperación. Harry al parecer ha tenido que marcharse de vuelta a Inglaterra por asuntos personales, por lo que Poiré está aquí solo.

Oh no... ¿qué le pasa? ¿Qué tiene? ¿Cuán grave es?

Aún no lo sé, petite. El doctor está examinándole ahora. ¿Quieres venir arriba y esperar junto a mí a ver cuál es el diagnóstico?

Sí, por favor.

Vamos.

Liam enlazó sus dedos con los míos y me llevó escaleras arriba. Yo estaba intentando procesar toda la información que había recibido en los últimos cinco minutos: el Padre Poiré, la persona que me había enderezado la vida y el que me hizo no terminarlo todo, estaba realmente enfermo; Liam no sabía nada de lo que había pasado con Harry, y éste último se había marchado de París, por lo que no iba a volver a molestarme, ni a entrometerse en mi vida. Mi mente no seguiría jugando conmigo. Harry no seguiría jugando conmigo. Se había acabado.

Liam y yo llegamos a la planta superior de la iglesia. El pasillo estaba bien iluminado gracias a las grandes ventanas. Él me condujo hacia la puerta que había al final del pasillo. Una vez la abrió, vi a el Padre Poiré estirado en su cama, siendo examinado por un doctor. El clérigo estaba realmente pálido, su cuerpo estaba temblando, sus labios se confundían con el resto de su rostro, sus ojeras estaban muy marcadas y sus ojos apenas abiertos.

Chloé... ¿eres tú, Chloé?

Sí, Padre... soy yo – asentí, soltando la mano de Liam y acercándome a Poiré –. Padre, ¿qué le ocurre?

Hija... el Señor me está llamando, quiere que vaya junto a él.

No... Padre, no diga eso. No es su hora todavía, tiene demasiado que hacer aún. Tiene que quedarse aquí, junto a Liam y junto a mí... no podemos celebrar nuestra boda sin usted.

Estoy seguro de que estaréis bien, Chloé. Vuestro amor es puro y verdadero. Sé que viviréis una vida feliz y plena.

Padre... no, por favor – murmuré, sintiendo que estaba a punto de llorar, a la vez que sujetaba su mano.

Ya he terminado de examinarle – anunció el doctor –. Hablaré con el señor Langlais, y estaré de vuelta en un momento, Padre Poiré.

Por supuesto, hijo. Gracias.

En seguida vuelvo, Chloé – dijo Liam, viniendo hacia mí y besando mi frente.

Está bien.

El doctor y Liam salieron del cuarto, cerrando la puerta tras ellos, pero todavía podía oír el eco de sus voces en el pasillo. Yo acerqué una silla a la cama del Padre Poiré y me senté junto a el, sujetando su mano de nuevo. Él me miró y sonrió levemente, sin fuerza sin energía. Casi podía ver la vida escapando de su rostro.

Padre, me quedaré aquí, y cuidaré de usted del mismo modo en el que usted cuidó de mí cuando me encontró en la calle. Se pondrá bien.

No, Chloé... – suspiró él – Puedo sentirlo. No voy a ponerme bien. Éste es el llamado del Señor.

No, Padre, por favor, no diga eso. ¿Cómo voy a hacer sin usted? No puede irse, todavía es muy pronto.

No es muy pronto, Chloé – dijo, con una débil carcajada –. Yo ya soy muy mayor. He cumplido mi propósito, ayudar a todo aquel que he podido ayudar. Quiero decir que estoy muy orgulloso de la persona en la que te has convertido, Chloé. Sé que el Señor lo estará también. La forma en la que te has sobrepuesto a todas las inconveniencias, y cómo has seguido adelante, es digna de admirar. Eres tan joven, y todavía te queda tanto por vivir... recuerda mantenerte en el camino del Señor y estarás bien. Realmente me apena no poder ver el matrimonio tan feliz que vas a tener... sé que Liam y tú seréis muy felices, ambos os queréis tanto... Te mereces esto después de todo lo que la vida te ha hecho sufrir.

Gracias, Padre...

Antes tengo que pedirte un favor... ¿podrás hacerlo?

Por supuesto, Padre. Lo que sea, lo que usted necesite – dije, sintiendo un fuerte nudo en la garganta al retener mis ganas de llorar.

El Padre Belcher... Harry, se ha marchado.

Sí, lo sé, Liam me lo ha dicho.

Verás... no debería contarte esto, pero necesito que alguien mantenga a Harry en el buen camino. Está de camino a Calais, de donde mañana por la mañana cogerá un barco hacia Inglaterra. Harry ha tenido una vida muy... complicada. Por gran parte de su vida se mantuvo muy alejado del Señor, pero ahora está en el camino adecuado, y me gustaría que le llamaras de vez en cuando, para asegurarte de que sigue el camino del señor. Sé que es un buen hombre, y que tiene un buen corazón, no me gustaría que terminara sucumbiendo a las tentaciones del Diablo de nuevo.

N-no sé si puedo hacer eso, Padre... – tartamudeé.

Chloé, por favor... es lo único que te pido.

El Padre Belcher y yo no hemos congeniado bien, somos personas muy distintas...

¿Muy distintas? No, Chloé. Sois mucho más parecidos de lo que crees.

Además... no recibí buenas vibraciones de él, Padre. No estoy segura de que sea tan buen hombre como usted cree.

Oh Chloé... Harry ha pasado por duras penurias también, no podrías siquiera imaginarlo.

¿Qué penurias podría haber pasado? Es un hombre joven, sano, atractivo, seguro que no ha tenido una vida tan difícil.

Chloé, no debemos juzgar un libro por la portada – me sermoneó el Padre, con su tono de misa –. Pero, si debes saberlo, los padres de Harry murieron cuando él tan solo era un bebé, por lo que terminó en un orfanato. Como tu has dicho, Harry es un hombre atractivo, por lo que las institutrices del lugar empezaron a abusar sexualmente de él cuando tuvo doce años.

¿Q-qué? – balbuceé, Harry nunca me había contado eso.

Aquellas dos mujeres le enseñaron que para conseguir lo que quería, o necesitaba, debía usar sus encantos y su cuerpo. Por lo que cuando se escapó del orfanato, antes de los dieciocho, empezó a ganarse la vida de aquel modo. Seducía a mujeres jóvenes y ricas, y cuando conseguía algo de comida y de dinero para pasar unas semanas, se iba. Sí, no está bien, pero es todo lo que conocía. Pero cuando tomó consciencia de lo que hacía dejó de hacer aquello, de herir a aquellas mujeres. Se enteró de que una de ellas se había suicidado debido a las habladurías de la gente cuando se enteraron de que no se conservaba pura y aquello le destrozó. Todo el mundo en su ciudad sabía quién era Harry, sabían lo que había hecho en un pasado, así que le costó mucho encontrar un trabajo de verdad. Pero encontró a una mujer de la que se enamoró perdidamente, y gracias a ella se estabilizó. Dejó de beber tanta ginebra, dejó de usar el poco dinero que tenía para apostar, y empezó a ahorrar para tener un hogar con esa mujer. Estaba por fin haciendo las cosas bien, y sin embargo, cuando se iba a casar con aquella pobre mujer, fue un momento al lugar donde trabajaba, donde había olvidado los anillos, y la policía estaba allí esperándole.

¿La policía? ¿P-por qué?

Uno de los trabajadores del lugar era hermano de una de las chicas a las que Harry había seducido. Por culpa de aquello su familia perdió gran parte de su fortuna y debido a ello él tenía que trabajar en aquel lugar. Por eso denunció falsamente a Harry, metió en su taquilla dinero que él mismo había robado de los dueños de la fábrica donde ambos trabajaban, así que le arrestaron y le encarcelaron. No fue hasta unos meses más tarde que se descubrió la verdad... pero ya fue muy tarde para Harry. Su reputación había terminado de ser destruída, todo el mundo sabía que había estado en prisión, lo que había hecho años atrás con aquellas mujeres, y el amor de su vida se había marchado y no tenía manera de encontrarla. Su vida se desmoronó y empezó a robar, a tomar drogas y mucho alcohol... así fue hasta que yo le encontré y le ayudé a enderezar su vida de nuevo. Tengo miedo de que sin un soporte Harry se rinda.

¿Él... él no quiso abandonar a su mujer?

No, por supuesto que no. Sigue locamente enamorado de ella... jamás me dijo su nombre, dijo que era muy doloroso decirlo. Sin embargo podía escucharle tener pesadillas cada noche, llamando a su mujer, gritando "mi vida", "mi amor". Pero al despertar... seguía solo. Sé que es un buen hombre, y creo que merece una vida digna... pero no voy a estar aquí para asegurarme de ello, ¿podrías hacerme ese favor?

S-sí,  Padre... s-supongo que podría...

Mi cabeza estaba a punto de estallar. No podía creer lo que acababa de oír. No podía ser cierto. Mi respiración empezó a acelerarse, mi vista se nubló, y empecé a sentirme enferma, como si fuera a vomitar en cualquier momento. Me puse de pie a la vez que Liam y el doctor volvían a entrar en la habitación. Miré hacia mi prometido y él me miró a mí con preocupación. Intenté decir algo, pero no pude. Sentía que estaba asfixiándome, necesitaba aire. Salí torpemente del cuarto, bajé las escaleras sin saber cómo lo conseguí hacer sin caerme por el camino. Entonces salí del edificio, sintiendo la suave brisa veraniega. Sin embargo, no me ayudó. No podía respirar, no podía pensar, apenas podía estar de pie. Me fui a apoyar en la pared de piedra de la iglesia.

¡Chloé! – gritó Liam, saliendo de la iglesia, corriendo hacia mí – Chloé, ¿estás bien? ¿Qué te pasa? Estás muy pálida, amor. Podrías estar enferma, ¿por qué no vuelves dentro y dejas que el doctor te examine? Estoy muy preocupado por ti... últimamente estás...

Estoy bien – le interrumpí, negando con la cabeza –. Es solo... el estrés de la boda, mi hermana siempre está dándome problemas, ahora el Padre Poiré está tan enfermo... es demasiado. Perdón, no quería asustarte.

Está bien, no tienes que disculparte, mon trésor – sonrió, acercándose a besar mis labios, muy suavemente –. Te amo.

¿Qué te ha dicho el doctor? – pregunté, abrazándole.

El Padre Poiré está muy enfermo... el doctor no cree que llegue al otoño. Uno o dos meses como mucho.

¿No hay nada que podamos hacer?

No... lo he intentado, pero-...

Sé que has hecho lo que has podido – asentí, con mis ojos llorosos –. Liam, te quiero con toda mi alma.

Soy muy afortunado de que así sea – sonrió levemente –. Eres todo lo que podría haber pedido al Señor. Y me haces muy feliz. Y lo único que quiero es hacerte feliz a ti.

Sé que es así – asentí de nuevo –. Pero... tengo que irme, a ver a mi hermana... – estaba de nuevo mintiéndole a Liam, me sentía fatal, pero debía ir... no podía no hacer nada.

Está bien, lo entiendo. El Padre Poiré me ha dado esto para ti – dijo, tendiendome un papel. Al abrirlo vi una temblorosa caligrafía que decía "Catholic Church of Hastings" junto a un número de teléfono.

Gracias... – murmuré, guardándolo en mi bolso – Debo irme ahora.

Está bien, petite. Te veré luego, ¿sí?

S-supongo... te quiero, Liam. Te quiero, pase lo que pase, quiero que lo sepas.

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