Canción para lobos solitarios...

By only_soreto

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Fausto, un lobo ártico, cuando su hijo todavía erA un cachorro, perdió a su pareja que siempre lo protegió, y... More

Prólogo.Bajo la nieve
1. Los lobos de tierras nevadas
2 . Tormenta para Lobos
3. Sin Manada
4. El Lobo de noche
5. Canción de recuerdos y odio
6. La desolación de los lobos
7. Lobos sin líder
8. Enseñanzas de un lobo de noche
9. Las canciones nocturnas olvidadas
11. Canción de lobos
Epílogo. Canción de una loba a la nieve.
Extra I. song for white wolves
Extra II. La loba en la ventisca

10. Los encuentros de lobos solitarios

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By only_soreto

Para su sorpresa, Kotine era ágil y de golpes contundente en un combate cuerpo a cuerpo como humano. Por supuesto el joven era mucho más excepcional como lobo, aunque le faltaba más paciencia para encontrar aperturas para lanzar una ofensiva.

Así siguieron moviéndose por los bordes alejados de los bosques, alimentándose de presas pequeñas, y guardando raciones cuando evitaban las zonas de caza de otras manadas; las zonas habitadas por humanos se encontraban en planicies bajas, siempre alejándose de los lobos, a quienes temían. Cabe decir que Augustus había tomado una decisión en cuanto a su futuro.

—Los acompañare, a donde decidan asentarse con los humanos, conozco lo suficiente de cómo viven —les dijo mientras atravesaban entre arbustos un bosque de tierra oscura—. Los más estúpidos vienen a cazar en verano, esperando no toparse con un cambia forma.

Fausto se detuvo, provocando que su hijo también dejará de caminar a su espalda, y guardó silencio sorprendido con la declaración de Augustus.

—¿Quieres decir...? —El Omega observó la espalda amplia del Alfa que se giró lentamente para mirarlo.

—Los acompañó —repitió su decisión—. Los humanos son torpes la mayor parte del tiempo, pero también son peligrosos cuando se asustan, y los lobos no están en su gracia.

El Omega no sabía que responder a eso, sintió el impulso de abrazar al lobo mayor, pero estaba su hijo ahí, así que sólo alzó las manos en un gesto extraño. Kotine decidió decirles que iba a revisar los alrededores para saber si podían pasar la noche por ahí, y los dejó solos.

Al joven Alfa todavía le causaba conflicto la idea de su madre con Augustus, pero suponía que si eso era lo que querían, intentaría guardar el respeto y paciencia posible, tanto por su quien lo crió como por quien era su maestro.

Augustus observó curioso al joven caminar hacia donde el bosque terminaba, y sintió de repente los brazos de Fausto en su cuello, que murmuró repetidamente una palabra.

—Gracias.

Augustus lo abrazó con fuerza.

____

Dos lobos blancos corrían en la nieve con prisa, uno un poco más pequeño, corriendo detrás del otro, que de vez en cuando alzaba el su hocico para olfatear el viento helado.

Ekaterina miró con sus ojos azules fríos a su hijo, esperando detectara el rastro. Llevaban un par de días en que tomaron las direcciones de los betas que enviaron a apoyar con la búsqueda.

Después de dos meses en rastrear a los prófugos, Matya decidió que debían separarse para cubrir más terreno. Días después, uno de los Betas lo encontró y le informó de lo que había encontrado: rastros de tres lobos viajando, la esencia apenas era útil, pero entre ellos se percibía un Omega.

Matya decidió regresar con sus acompañantes a la manada, e informar a su madre de lo que habían encontrado. El joven Alfa no estaba seguro de cómo proceder, tanto por sus sentimientos por Kotine, como por la presencia de otro lobo con ellos; si era un Alfa, aun siendo uno el mismo. La situación era un gran peso para el joven, y consultar la mente fría de su madre, era una forma de sentir que podía ver las cosas desde una perspectiva más alejada.

—Iré contigo —Fue la decisión de su madre, Matya no pudo verla a los ojos, la idea de encontrarse a Kotine...con la misión de matarlo, le causaba profundo arrepentimiento; pero tenía obligaciones como hijo del líder.

Así que habían seguido la ruta más lógica acorde a las pistas proporcionadas por los Betas encargado de rastrear a los asesinos de su padre. Ambos se adelantaron, pidiendo a los Betas más viejos los alcanzaran—lobos con mayor autoridad en la manada—con un par de días de diferencia, para vigilar el estado de la manada.

Matya se detuvo en su carrera, notando cerca la esencia de un lobo, por lo cual decidió tomar su forma humana, y acomodar sus ropas que tenía acomodadas sobre su lomo. Su madre extrañada hizo lo mismo, estudiando el borde de bosque que comenzaba frente a ellos.

—Aún así, es extraño que no encontrara su esencia hasta ahora, Madre —dijo Matya, pensando en la razón de porque estarían moviéndose por los bosques más alejados. El joven no sabía que debía hacer en ese momento.

—Sí han seguido rodeando las tierras nevadas en el bosque, y su esencia ha sido casi imposible de encontrar —comentó Ekaterina—, lo más probable es que han estado viajando con su forma humana. Pero eso significa que no han avanzado la mitad de lo que pudieron. —Los cabellos rubios casi blancos de la loba se movieron con el viento, y en esa brisa pensó notar la esencia de algún lobo; estaban cerca, lo sentía.

El hijo de la loba sintió un vació en su estómago, si el instinto de su madre, y la ruta proporcionada por los Betas eran correctas, estarían por encontrarse con los que mataron a su padre. ¿Qué debía esperar? ¿Habría cambiado mucho Kotine? Sus sentimientos eran contradictorios, por una parte, debería sentir odio hacia el lobo con el que jugó cuando chorro, pero no lo sentía, tampoco lamentaba tanto la pérdida de su padre como su madre. Bastián jamás estuvo al tanto de él, más que para lograr hacerlo sentir humillado cuando fallaba, y recordarle el rol que debía llenar con continuas enseñanzas.

—Los lobos de la manada deben estar cerca, pero no hay más tiempo —dijo la loba, decidiendo volver a su forma de lobo, acomodo sus ropas y no esperó a darle indicaciones a su hijo, éste siguió sus acciones.

Se adentraron al bosque, corriendo tras la leve esencia que probablemente sólo un Alfa podría seguir al ser tan leve. Algo en Ekaterina se removió, porque algo en el olor de los lobos que seguía, le recordaba algo de tiempo atrás.

La loba se detiene repentinamente, frente a ellos, completamente paralizado por la sorpresa, se encuentra de pie Kotine. El joven no se parece a lo que vio meses atrás: su cuerpo se ve más lozano, y su mirada delata la certeza de una amenaza.

Aunque para Kotine, también es una sorpresa dolorosa el ver a Matya ahí, muy probablemente listo para matarlo. No sabía si era mejor que estuviera lejos de su madre, pero luchar contra dos Alfas, podía darse por muerto.

—Mierda —maldijo para sí mismo. ¿Cuáles eran sus posibilidades reales? Si llamaba a Augustus podía tener ventaja, pero si su madre venía...

Sus pensamientos se vieron interrumpidos por la voz impersonal de Ekaterina, que sonaba extrañamente aguda.

—Te hemos encontrado, asesino y traidor —dijo la loba entornando sus ojos azules, y acomodando sus ropas con calma—. Como tal, sabes lo que significa —quiso dar un paso al frente en el suelo del bosque con montones de nieve, hasta que su hijo, en forma de lobo, se interpuso frente a ella, con un gruñido indicó: "Lo haré yo".

—Mi hijo tomará esta tarea, ¿lo enfrentaras como lobo? ¿Cómo hombre? —cuestionó la rubia. Kotine por su parte, flexiona ligeramente las rodillas, y alzó los puños torciendo el ceño y su nariz con furia.

—Como hombre, pero como Alfa que eres tú, Matya —habló casi gritando, con su voz retumbando en la oscuridad del bosque—. ¡Pelea en iguales condiciones!

El joven lobo se quedó quieto, pero accedió a la petición, tomando su forma de humano, e imitando la posición de Kotine. Sus habilidades como hombre no estaban tana finadas como su amigo, pero su padre no descuidó el entrenarlo hasta que hubo ocasiones en que se desmayó de dolor.

—Kotine... —habló Matya con pena en sus facciones, que fue remplazada con resignación, y este se lanzó primero con un puñetazo al rostro de su amigo, que saltó hacia atrás para tomar impulso, y responder con su puño dirigido a la cara de Matya.

Los ojos azules de Ekaterina parecían impávidos a lo que sucedía, pero se agitaban fijos en la figura de su hijo, y por la sensación de su cuerpo.

_______________

Augustus corría por el bosque buscando el rastro de Kotine, con Fausto detrás de él, ambos con sus pelajes blancos sucios de barro al no tener cuidado por donde pasaban. El Alfa intentó que el Omega no lo siguiera, tenía un mal presentimiento.

Y sus pensamientos negativos, se volvieron una realidad cuando llegaron a un amplio claro del bosque, en donde estaban dos jóvenes intentando asestar algún golpe más al otro; Kotine tenía uno de sus ojos morados, mientras que Matya tenía el rostro hinchado. El primero logró esquivar otro golpe agachándose, y aprovechando el impulso para patear las piernas de su amigo, tirándolo al suelo.

—¡Kotine! —gritó Fausto horrorizado al ver a Ekaterina, y al amigo de su hijo, Matya, tirado en el suelo asustado frente a Kotine.

—Augustus —habló con fuerza la loba al ver quienes se acercaban al claro. Aún en forma de lobos, la mujer podía identificar donde fuera aquel Alfa.

El Alfa mayor gruñó furioso al ver aquella figura, aquellos ojos azules que le recordaban tanto a la muerte de Satyr; Ekaterina pareció corresponder ese sentimiento, así que tomó su forma de loba, y mostrando sus colmillos caminó hacia donde estaba el Alfa, que la encontró en un punto al otro lado del claro, lo suficientemente lejos de la pelea de los jóvenes.

Al verla, recordó todo su dolor, todo su rencor...todo lo que perdió por un asesinato que el jamás podría cometer. Fausto le gritaba a su espalda, pero deseaba sacar todo lo que había guardado tantos años, así que se lanzó a la loba, quien lo rodeó para esquivarlo y lanzarse a morder el cuello del Alfa, este se hizo a un lado, saltando sobre Ekaterina para aplastarla y desequilibrar con éxito.

Ekaterina se arrastró sobre la tierra para evitar la mordida de Augustus, y volvió a colocarse de pie, aullando con voz ronca.

El Omega no sabía qué hacer, meterse en esa pelea era probablemente sentenciar a muerte, pero dejar solo a Augustus le preocupaba, al final decidió optar por ir a acompañar a su hijo, o ayudarlo de ser necesario.

_____________

Kotine y Matya se quedaron quietos, mirándose con ojos bien abiertos, tan desorientados como confundidos de cómo habían acabado en esa situación. Ambos sentían profundo cariño por el otro, demasiadas cosas que hacía que esa pelea fuera un sacrificio.

—Hazlo —dijo Matya con Kotine sobre él a horcajadas, que respiraba agitado y sentía temblar sus manos en el cuello del otro Alfa. Los ojos azules del lobo que conocía muy bien, le lastimaban y más dolor sentía de esa expresión comprensiva, casi tranquila de quien acepta su muerte—. ¡Haz lo que tengas que hacer, Kotine!

Sus manos se apretaron en el cuello de Matya que torció su rostro al sentirlo; a su espalda estaba su madre observando el resultado de la batalla, debatiéndose en evitar que su hijo matara a una de las personas que más quiso después de él y su padre. El joven que sentía su aliento cortarse, sintió gotas caerle en el rostro, y abrió los ojos para ver a el otro Alfa llorando.

—Estúpido Matya... no puedo hacerlo —confesó con voz ahogada, soltándose su agarre férreo del cuello ajeno. Se levantó Kotine tambaleándose, y cayó de rodillas junto al joven rubio que aún estaba en el suelo.

—Konstantine —La voz suave de su madre, y el toque gentil en su hombro, lo hizo solo dejar que su llanto corriera libre, Matya siguió su ejemplo, y tapó su rostro levantándose para quedar de rodillas.

En algún punto, se abrazaron con fuerza, como siempre habían querido hacer.

____

Fausto se inquietó con el súbito silencio de los lobos al otro lado del claro, así que dejó a su hijo, y se apuró a donde estaba Augustus.

Lo recibió un lobo de fauces negras que estaba quieto frente a una ensangrentada Ekaterina en el suelo nevado respirando agitadamente, mirando con rabia a su contrincante, y un inmóvil Augustus, que repentinamente tomó su forma humana. El Omega se acercó sin entender lo que pasaba, el rostro del Alfa lucía horrorizado mientras miraba a la loba.

Un destelló de entendimiento sustituyó su rostro cuando estuvo bastante cerca. ¿Cómo era posible? ¿Tantos años después de Matya?

—Está esperando —dijo Augustus en voz alta lo que ambos descubrieron en la esencia de la loba—. El porcentaje de segundo cachorro en una pareja Alfa, es casi inexistente, pero ha ocurrido antes, cómo fue el caso de mi padre —explicó.

Y eso le recordaba a las acciones de Ekaterina en su primer hijo; la sorpresa del segundo, como el desequilibrio mental de la Alfa, llevaron como resultado al deseo profundo de matar a quienes asesinaron a su pareja. No justificaba los actos de aquella Alfa, pero... ¿podía matar a un cachorro que todavía no nacía?

—Supongo que lo ocultabas para que no hubiera problema con elegir como líder a tu hijo —dijo Augustus reflexionando, el Omega se acercó a donde estaba el Alfa—. ¿Pensabas deshacerte del cachorro?

La loba gruñó con las palabras, y Augustus habló comprendiendo un poco los pensamientos de la Alfa.

—No, jamás podrías, has hecho demasiado por una familia y un hogar, aun arrebatando a otros —Los ojos azules de Ekaterina tenían un brillo refulgía con odio, y miedo.

—¡Madre! —Corrió Matya a donde estaba tirada Ekaterina para cubrirla con su cuerpo protegiéndola, escuchando una revelación que él mismo desconocía.

Se escuchó un aullido cercano, que Matya identificó como otros miembros de la manada.

Kotine supo que con ese resultado, ese viaje llegaba a un punto de no retorno, a final: llegaban al lugar donde debían determinar un rumbo, y una decisión.

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