El día de campo estaba por terminar; Valentina seguía indiferente con José Miguel, al llegar a la hacienda subió a darse un baño de burbujas mientras sus hijos jugaban en una de las habitaciones con José Miguel.
Cecilia Benita: porqué estás triste papito?
José Federico: es por mi mamita verdad?
José Miguel: si, pero ustedes dos no se preocupen, esto es un asunto que yo debo resolver con su mamá, porque no se ponen la pijama.
José Federico: nos vas a leer un cuento?
José Miguel: si, el que quieran.
Cecilia Benita: podría ser el de " La bella durmiente"?
José Federico: pero ese ya lo conocemos.
Cecilia Benita: pero a mí me gusta.
José Miguel: bien, que les parece si hoy leemos ese y mañana elije José Federico? Es justo no?
Los niños asintieron.
Valentina aún procesaba en la bañera todo lo que había pasado en un solo día; el escándalo en la escuela de sus hijos, su encuentro con Fernando y el coraje que tenía con su esposo.
Valentina: de verdad que hoy fue un día de locos, sólo espero que mañana mis niños puedan estar en su escuela sin contratiempos.
José Miguel leyó el cuento a sus hijos y al verlos dormidos salió de sus respectivas habitaciones, entró a su habitación y pudo ver que Valentina seguía en la bañera, tan concentrada en sus propios pensamientos que no lo sintió entrar.
José Miguel: tú y yo tenemos que hablar.
Valentina saltó pues no se había percatado de su presencia.
Valentina: será en otro momento, como puedes ver estoy tomando un baño.
José Miguel: si quieres podemos hacerlo aquí mismo.
Valentina: tuve un día muy pesado y lo único que quiero es descansar y tu presencia no es de mucha ayuda.
José Miguel: sé que sigues enojada conmigo por lo que pasó con nuestros hijos, pero ya comprendí que fui yo quien se equivocó, no debí dudar de tu palabra.
Valentina guardaba silencio; José Miguel continúo...
José Miguel: pensé que había regresado la Valentina altanera que conocí hace años, y en cuanto a Martina, cuando la conocí era una buena persona, sincera, honesta y de buenos sentimientos, no comprendo el porqué de su comportamiento, Valentina, siento mucho haber dudado de ti, perdóname por favor.
Valentina respiró hondo.
Valentina: si ya terminaste, por favor sal de aquí, aun no termino mi baño.
José Miguel: porque eres tan terca? Te estoy ofreciendo una disculpa.
Valentina: es que no se trata sólo de hayas dudado de mí, ponte en mi lugar José Miguel, pusiste a esa mujer por encima de mí, cuando yo sólo quería defender a mis hijos, no te alcanzas a imaginar lo que me dolió verlos sufrir, yo no tuve a mis padres para que me defendieran y aunque estaban mi tía y Benita seguía sintiendo su ausencia, removiste un dolor que había enterrado hace años con tu actitud, los niños aun no comprenden lo que pasa porque son muy pequeños, pero a mí me lastimaste muchísimo.
José Miguel: lo siento mucho, de verdad que no sabía que te había dolido tanto.
Valentina: más de lo que puedas imaginarte, y eso no puedo olvidarlo de la noche a la mañana, entre nosotros algo muy grande se rompió y esta vez no fue por mi causa.
Valentina hablaba con la voz entrecortada, estaba a punto de llorar pero no quería hacerlo, no delante del hombre que amaba.
José Miguel: lo entiendo, sólo espero que me disculpes.
José Miguel se retiró y Valentina empezó a llorar.
Gabriela y Horacio hablaban del gran problema de sus amigos.
Gabriela: yo sólo espero que a mi amiga se le resuelva todo, ella no merece sufrir más y menos por José Miguel.
Horacio: pero si el la adora.
Gabriela: el amor también lastima, tú sabes muy bien que él se equivocó.
Horacio: pues sí, pero los matrimonios tienen sus altas y bajas, pos ojala y esto reafirme su amor.
Gabriela: yo no estaría tan segura.
Analia llegó un poco tarde a su casa y encontró todo patas arriba.
Analia: me puedes explicar que sucede? Porque todo este tiradero?
Martina: me corrieron de la escuela, todo por culpa de la maldita Villalba y sus mocosos.
Analia: tu quisiste hacerles daño y mira como salieron las cosas, esto son las consecuencias de tus malas intenciones.
Martina: ya cállate! Olvidaba que siempre sales con tus sermones de santa.
Analia: no soy santa, simplemente soy consciente que quien actúa mal, pues mal le va, dime una cosa, con todo esto lograste amarrar a José Miguel?
Martina: no! Él parece tener sólo ojos para su esposa, pero no me quedaré de brazos cruzados.
Analia: que piensas hacer?
Martina: no lo sé pero él va a ser para mí, lo oyes, para mi nada más.
Analia: tu no aprendes, sólo deseo que no te des tan fuerte en la cabeza por terca, déjalo ser feliz.
José Miguel se acostó en su cama y cuando Valentina Salió del cuarto de baño lo encontró aparentemente dormido, lo observó e intentó acercarse y tocarlo pero retrocedió se acostó al otro extremo de la enorme cama dándole la espalda.
Ambos estaban despiertos pero ya ninguno sabía que decirle al otro, aunque se amaban su orgullo los separaba.
Al día siguiente Valentina llevó a los niños al Kinder, les explicó que tendrían otra maestra pues aún seguían ansiosos por todo lo sucedido días anteriores.
José Miguel regresaba de los sembradíos y se cruzó en la entrada de la hacienda con Martina.
José Miguel: que haces aquí?
Martina: es que necesito hablar contigo, es importante.
José Miguel: de qué? De cómo maltrataste a mis hijos?
Martina: eso no es cierto.
José Miguel: ah no? Vi los videos Martina, estoy al tanto de todo lo que realmente pasó.
Martina: claro, seguro fue tu esposa quien te contó todo a su conveniencia!
José Miguel: No Martina, ella no es tan mal intencionada como tú, es una lástima que tu hayas cambiado tanto y ahora seas una mujer resentida.
Martina: yo te amo José Miguel.
José Miguel: pero yo no! Metete eso bien en la cabeza.
Martina: dime que te dio ella para tenerte así? Porque yo puedo ser mejor.
José Miguel: no se trata de quien es o no mejor, se trata de sentimientos y yo me enamoré de ella por ser la mujer que es.
Martina: Altanera y con aires de superioridad?
José Miguel:Tú no conoces a Valentina, es cierto que tiene carácter pero es buena y sincera, se preocupa por los demás antes que por ella misma, algo que evidentemente tú no conoces, porque eres egoísta.
Martina: no digas eso, por ti puedo cambiar.
José Miguel: Martina, es mejor que te vayas.
Fernando logró entrar a la hacienda y en la puerta principal se cruzó con José Miguel y Martina.
Fernando: Buenos días!
José Miguel aunque extrañado respondió al saludo.
José Miguel: Buenos días!
Fernando: es la hacienda de Valentina Villalba?
Martina: si la dueña de todo San Pedro!
José Miguel: Martina!!! Por amor de Dios; si quien la busca?
Fernando: mi nombre es Fernando Olivares.
Valentina Bajó de su camioneta y al ver aquella "Reunión" se acercó.
Valentina: Buenos días!
Fernando dio la vuelta.
Fernando: Hola Valentina! Buenos días...