I n m o r t a l || Kookgi / Y...

By softepiphany

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[ᴅᴏɴᴅᴇ ʏᴏᴏɴɢɪ ᴇɴᴄᴜᴇɴᴛʀᴀ ᴇʟ áʟʙᴜᴍ ᴅᴇ ғᴏᴛᴏs ᴅᴇ sᴜ ɴᴏᴠɪᴏ ɪɴᴍᴏʀᴛᴀʟ] More

ᴄᴀᴘíᴛᴜʟᴏ úɴɪᴄᴏ

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By softepiphany


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Cuando Yoongi despierta se encuentra prácticamente intentando fundirse en el cuerpo de Jungkook, quien lo sostiene con fuerza contra su pecho, sus latidos lentos y suaves contra el oído del pequeño rubio, quien no hace más que frotar su nariz contra el pecho del pelinegro, pequeños quejidos escapando de sus labios, pues se siente realmente cómodo entre los cálidos y fuertes brazos de su pareja y saber que tiene que levantarse para ir a la universidad arruina un poco aquella calidez presente en su pecho.

Se remueve con suavidad, soltando pequeñas risitas cuando los brazos fe Jungkook lo aprietan aún más, negándose a dejarlo ir aún inconsciente de aquello. Dejando pequeñas caricias en el rostro de su contrario es aquello que hace que el agarre se afloje, permitiéndole a Yoongi poder levantarse de manera perezosa, sus cabellos desordenados cubriendo parte de sus ojos, sus huesos sonando cuando se comenzó a estirar.

Tenía tiempo, la alarma aún no había sonado y el sol apenas estaba comenzando a asomarse, así que el chico se tomó la libertad de ser lento en quitarse aquellas ropas que cubrían su cuerpo, estremeciéndose cuando comenzó a caminar hacia el baño, cerrando suavemente la puerta para no despertar al chico que seguía durmiendo con alguno de sus ruidos.

El agua de la ducha cayó tibia, casi fría sobre él, haciéndole temblar ante el cambio de temperaturas, pero de esa forma era mejor para despertar completamente. Aún así sus movimientos eran algo torpes, perezosos y se veía algo gracioso como tuvo que sujetarse para no caer mientras jabonaba su cuerpo, o como tuvo que sacar su cabeza en busca de una toalla para limpiar el shampoo que caía a sus ojos, la irritación siendo molesta.

Calculó que unos diez minutos ya habían pasado cuando estuvo listo, envolviéndose en dos toallas y una bata (tenía mucho frío y solo deseaba volver a acostarse junto a Jungkook y dormir entre aquellos mimos que su pareja le hacía). Le tomó un par de minutos volver a sentir aquella calidez en su cuerpo, comenzando a secar su cuerpo, fijándose en hacerlo bien, pues odia cuando alguna parte de este queda húmedo y luego la ropa se siente rara al ponérsela (cómo cuando no seca bien sus piernas y su ropa interior se enrolla o queda pegada contra estas, algo completamente molesto).

Cuando salió del baño unos fuertes brazos lo recibieron con cariño, el chico obviamente no se negó a ello, alzándose en las puntas de sus pies y cruzando sus brazos tras el cuello de su pareja, quien no dudó en alzarlo, haciéndole enredar sus piernas en su cadera, llevándolo lentamente hacia la cama, susurrándole que se podía enfermar si caminaba descalzo por la casa.

Jeon Jungkook.

Yoongi lo había conocido cuando Jimin lo arrastró hacia una muestra de arte en donde el chico con el que recientemente estaba saliendo se presentaría junto a otro de sus compañeros, desapareciendo apenas vio al castaño, abandonando a Yoongi, quien no dudó en escabullirse para salir de ese lugar, pues odia las multitudes.

Entonces lo vio. El hombre estaba admirando una escultura en un rincón algo solitario (pues la exposición aún no comenzaba), y él no dudó en acercarse, carraspeando suavemente para llamar su atención, dándole una tímida sonrisa, pues no sabía de donde había salido aquella valentía, pero pensaba aprovecharla al máximo, pues estaba frente a la persona más hermosa que había visto en su vida y no había podido evitar sentirse atraído a él.

Los ojos del hombre se alzaron y cuando se posaron sobre los de Yoongi comenzaron a brillar, cosa que el chico hasta este día aún no entendía, pero aquello no evitó que sus mejillas se tornaran de un suave color rosa.

Habían pasado ya seis años desde aquello, y Yoongi seguía sintiéndose de esa forma cada vez que sus ojos y los de Jungkook se encontraban.

Su relación era... No podía encontrar una palabra para describir aquello, pues no existían las palabras para describir su amor, pero lo más cercano a ello era 'correcto'; su amor se sentía tan correcto, como si cada cosa estuviera destinada a pasar, incluído aquellas peleas en donde Jungkook enojado dejaba la casa y Yoongi se dedicaba a simplemente llorar abrazado a su almohada, pues al día siguiente ambos tomarían asiento y se abrazarían, se pedirían disculpas y arreglarían aquello que les había hecho pelear. Sí, se sentía correcto, aquellas noches en las cuales subían al techo y se quedaban allí a conversar, a veces bebiendo hasta que lo único que hacían era reír y darse besos perezosos, sus brazos envueltos en el otro mientras observan las estrellas.

Correcto como las grandes manos de su novio sobre sus muslos en estos momentos, recostándolo sobre la cama y haciéndole de manera inevitable presionar estos contra sus manos, sus ojos cerrándose mientras recibía aquellas dulces caricias, seguidas de dulces palabras dedicadas a él.

Correcto como los labios de Jungkook haciendo un camino por su piel, subiendo hasta sus labios, susurrando un 'buen día, ángel' sobre estos antes de volver a presionarlos con los suyos.

Tan correcto, tan íntimo, tan perfecto.

Solo de ellos.

Y puede que Yoongi se deje hacer entre los brazos de su novio, este terminando de secar su cuerpo, vistiéndolo con lentitud mientras le susurra lo hermoso que es, lo afortunado que es de tenerlo como su novio, dejando besos ocasionales sobre su piel desnuda, tomándolo de las manos para sentarlo y peinar su rubio cabello, recordándole que ese día le toca hacer el desayuno, y Yoongi no puede pensar en una vida más perfecta como aquella que está formando junto al hombre que camina hacia el baño en esos momentos.

Puede ser que busque la ropa de Jungkook y se la deje totalmente acomodada sobre la cama, así como puede ser que también le haya escrito una nota recordándole que no olvide aquellos papeles que dejó en la carpeta equivocada (cosa que le mencionó la noche anterior) y que los necesita para una de sus clases ese día.

Correcto.

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El rubio llega mucho más temprano de lo normal a la casa, por lo cual no se extraña al encontrarla vacía, caminando lentamente hacia la cocina en busca de algo para comer, pues aunque hubiera almorzado ya, seguía teniendo hambre (no había comido bien pues había olvidado hacer una de sus tareas; bendito sea Jimin que le dejó copiar la suya. Yoongi le terminará haciendo un altar a este paso).

Subió las escaleras, dejando su bolso abajo, planeando tomar una pequeña siesta luego de revisar aquel correo que le enviaron desde su universidad (no quiere verlo por su teléfono, pues si necesita responder, en la computadora tiene un tipo de 'plantilla' que hizo en su primer año para llevar de guía).

Entró a la pequeña 'oficina' que él y Jungkook había decorado, pues no requerían otra habitación y necesitaban un área en donde pudieran estudiar, hacer sus tareas o simplemente relajarse leyendo un libro, cosa que aparentemente Jungkook había hecho antes de irse pues había un gran libro sobre una de las pequeñas mesas, y Yoongi no pudo evitar acercarse para llevarlo a su lugar (a pesar de nunca haberlo visto antes).

Se le cayó de las manos cuando lo abrió con curiosidad y vio la primera página, la prolija letra de su pareja escrita en una dedicación. Él sabe de ese libro, bueno, no es un libro, es un álbum.

Verán, cuando Jungkook le dijo a Yoongi que era inmortal, el rubio se rió en su cara, pronto enojándose hasta llegar a llorar porque no entendía porqué el pelinegro le estaba mintiendo de esa manera, ¿cuál era el punto de todo eso? Y puede admitir que cuando Jungkook se lo probó, se levantó cada día a hacerle un rico desayuno, cocinándole para que llevara comida a sus clases, pidiendo disculpas cada hora, pues se sentía realmente culpable de no haberle creído, pues, ¿cuál era el punto de que Jungkook le mintiera con algo así? (sí, la misma pregunta en un contexto distinto).

Había escuchado un sinfín de historias sobre los años de vida de Jungkook, desde la antigüedad hasta el presente, desde que le lanzaron aquella maldición hasta el día que se conocieron. A veces era gracioso como las historias de Jungkook hacían que sus calificaciones en dicha materia fueran las más altas del salón, pues, no hay nadie mejor para contarte sobre un hecho histórico importante que alguien que lo vivió, que estuvo ahí cuando todo aquello pasó y que sabe detalles que los maestros ni siquiera pensarían que existían.

Había visto un sinfín de fotografías que el pelinegro había tomado de todos los lugares en los que había estado, sorprendiendo a Yoongi con la belleza que había en ciertos lugares y como esta había cambiado alrededor de los años.

Este era el álbum privado. Yoongi sabía de él, Jungkook le había contado de este, pero nunca le ofreció mostrárselo y Yoongi jamás preguntó si podría enseñárselo.

Aquel álbum que poseía una foto de cada persona de la que Jungkook se había enamorado en sus tres mil años de vida. Aquel álbum dividido en secciones con fotos de cada una de esas personas y los momentos más felices que Jungkook había pasado con ellos.

Yoongi sentía como una especie de corriente viajaba a través de su cuerpo, tentándolo a abrir el álbum y observar cada una de las fotos, porque moría de curiosidad, pero no lo haría sin el permiso de su novio, no irrumpiría en su privacidad solamente por un capricho.

El correo ya siendo olvidado cuando a pasos lentos se dirigió a su habitación, quitándose su ropa, dejando solo la interior puesta (se cambió los calcetines a unos más abrigados, no quería resfriarse cuando Jungkook le recordaba cada día sobre cuidarse a si mismo) y tomó uno de los grandes hoodies de su pareja, poniéndose este antes de meterse bajo las mantas, abrazándose a la almohada del pelinegro.

Yoongi nunca sintió celos al pensar en Jungkook teniendo otras parejas, a veces intentaba imaginarlo con otros hombres, con mujeres, en relaciones poliamorosas, y nunca sintió celos, sentía admiración y curiosidad, porque debía ser difícil para el hombre enamorarse de alguien sabiendo que tarde o temprano aquella persona morirá y él está condenado a quedarse ahí, piensa en cuanto debió dolerle la primera vez que quiso morir junto a alguien sabiendo que no podía. Se preguntaba si todas estas personas tienen algo en común, ¿Yoongi sería como alguno de sus amantes pasados? era algo tan curioso, pero Jungkook siempre había sido muy privado con todo aquello que tenía que ver con su vida amorosa antes del rubio y este nunca quiso forzarlo a contarle algo o insistirle, pues no lo creía algo necesario.

No sabía cuanto tiempo había pasado cuando sintió besos en sus mejillas, un cuerpo apretándose contra el suyo, un rostro que pronto se escondió en su cuello, posando dulces besos en este. El rubio alzó una de sus manitas y acarició el cabello de su contrario, su voz ronca y sus ojos aún cerrados cuando comenzó a hablar.

— Dejaste uno de tus álbumes fuera de su lugar, amor.— Aquello de por sí era algo raro, pues Jungkook era alguien muy ordenado, así que cada vez que sacaba algo, lo dejaba en su lugar cuando lo terminaba de usar. Lo cual hacía aquello aún más raro debido a que era ese álbum.—

— Oh... estaba seguro de que lo había dejado en su lugar. — la voz de su contrario fue realmente baja, notándose en su tono lo avergonzado que estaba y Yoongi sabía que si le alzaba el rostro este estaría totalmente sonrojado. Las manos del chico se apretaron en su cintura, escondiéndose más en él; definitivamente avergonzado.—

— ¿Quieres hablar de ello? — susurra de vuelta, su corazón comenzando a latir más rápido, esta es la primera vez que le pregunta sobre aquello y es algo distinto, preguntarle a Jungkook sobre los lugares en los que estuvo, de la gente que conoció es distinto a preguntarle por las personas con las que compartió su vida, con las que estuvo hasta que estuvieron bajo tierra. —

Jungkook tomó asiento frente a Yoongi, el álbum de fotos entre sus manos algo temblorosas, lucía realmente nervioso y avergonzado al mismo tiempo, haciendo querer a Yoongi decirle que mejor no le mostrara las fotos si es que no estaba seguro de ello, pero al mismo tiempo, estaba muriendo de curiosidad, así que se mantuvo en silencio.

Suspiró cuando el objeto descansó sobre sus piernas, inclinándose para tomar los labios de su pareja entre lo suyos, moviendo estos de manera lenta, disfrutando aquel toque tan íntimo.

— ¿Estás seguro de esto, amor? podemos simplemente ignorarlo si deseas.— susurró de manera algo dudosa contra la barbilla de Jungkook, quien negó rápidamente con la cabeza, abriendo el álbum en la primera página, susurrándole que por favor revisara aquellas fotos.—

Las manos de Yoongi temblaban mientras leía aquella dedicación, en donde Jungkook aclamaba su amor por aquellas personas, notándose que varias de esas palabras habían sido escritas en días distintos. Respiró hondo, evitando la mirada de su pareja y deslizó la página para poder ver la siguiente.

Habían dulces palabras escritas para cada uno de sus amantes, explicaciones breves del momento en el que tomaron la foto, incluso dibujos, retratos pues supone que en ese momento no era algo fácil o accesible tener una cámara.

Habían personas con rasgos femeninos, otras con rasgos masculinos, personas morenas y personas que tenían la piel totalmente pálida, cabellos oscuros y claros, incluso algunos teniendo tonos rojos. Habían ojos azules, ojos cafés, e incluso en tonos que Yoongi no podría definir de manera exacta. Habían vestimentas totalmente distintas, de colores claros y oscuros, mofándose la antigüedad que tenían algunas de las fotos debido a ellos. Había muchos nombres, todos distintos, tal vez algunos parecidos a otros, pero nunca totalmente iguales.

Leía las pequeñas dedicatorias en donde Jungkook comentaba algunas de las virtudes de aquellas persona, mencionando sus profesiones y la manera en la que se habían conocido.

Un sinfín de páginas de los amores de vida de Jungkook.

Y todos aquellos amores eran iguales a Yoongi.

Era raro verse a si mismo en cada foto, sus ojos, su piel, su cabello, algunos de sus rasgos podían ser distintos, pero todos ellos eran iguales a él, tan iguales que no pudo evitar soltar el álbum de fotos mientras un sollozo escapaba de sus labios.

No entendía exactamente porqué estaba llorando, tal vez se debía a que se encontraba abrumado, confundido, no entendía porqué todos ellos se parecían a él, hombres, mujeres, personas en las que ni siquiera podía distinguir su género, todos eran él y se preguntó si Jungkook estaba con él solo porque le recordaba a un antiguo amante, si había estado con todas esas personas porque se parecían a alguien en específico.

Su novio lo sostuvo, dejándolo llorar contra su hombro mientras acariciaba su espalda, sus toques siendo tan suaves y delicados que casi parecía que no estaban, al mismo tiempo siendo infinitamente reconfortantes para el rubio.

Frotó su rostro en el hombro del chico, llorando aún más fuerte cuando notó que le estaba arruinando la camiseta, sus manitas haciéndose puños, sus sollozos siendo menos intensos, pero sus lágrimas aún parecían ser infinitas.

— Ya está, amor, no te preocupes, si necesitas llorar estoy aquí para ti ¿si?— Las manos de su contrario no tardaron en introducirse bajo su camiseta, haciéndole estremecerse ante la diferencia de temperatura entre su tibia espalda y sus frías manos.— Mi dulce Yoonie, ¿qué es lo que está mal, pequeño? — su voz era dulce, y al mismo tiempo Yoongi podía notar como Jungkook ya había tenido aquella conversación con sus amantes anteriores, todos igual de abrumados y confundidos ante aquella persona que todos parecían ser. Sabía que esto estaba siendo complicado para su pareja y él parecía estar haciéndoselo aún más difícil, por lo cual se separó, limpiando sus lágrimas con las mangas del hoodie que vestía, aún algo tembloroso.—

— No... No lo entiendo. — Susurró, su voz levemente ronca, frágil, suave, causando que su pareja lo sostuviera aún más fuerte, pues parecía que en cualquier momento se desmoronaría.—

— ¿Quieres que te lo explique todo, bonito? Mi lindo Yoonie, sé que es difícil para ti, bebé, pero prometo que cuando te lo explique ya no lo será tanto. Sé que éstas confundido ¿si? — sus labios se rozaron los unos contra los otros, sus respiraciones mezclándose.— Te amo, pequeño, no dudes de ello por ningún segundo. —

Habían pasado unos diez minutos y ambos estaban sentados en uno de los sillones del salón, Yoongi entre las piernas de Jungkook, su espalda contra su pecho mientras tomaba el té que su contrario le había preparado, quien esperaba en silencio a que terminara de beber aquel líquido tibio, sus manos dejando suaves caricias sobre su cabello desordenado.

Le tomó un tiempo terminar de beber el té, quedándose en silencio cuando lo hizo, dejando la taza sobre la mesa de centro y recostándose sobre el pecho de su pareja, dejando que este lo rodeara con sus brazos, tomándole las manos y entrelazándolas con las suyas, ambos temblando de manera suave contra el otro, ambos llenos de nervios, ambos preocupados por el otro.

No saben exactamente cuanto tiempo se quedaron así, el silencio reinando en la habitación, a veces siendo interrumpido por la fuerte música de una de sus vecinas, aquello seguido de los gritos del hermano de este para que le bajara el volumen, haciendo reír a ambos chicos, quitándoles tensión de encima, relajándolos contra el cuerpo del otro.

Yoongi volteó su rostro y atrapó los labios de Jungkook entre los suyos, lentamente moviendo estos, besándose de manera perezosa mientras ambos tomaban un tiempo para repetirle al otro cuando le aman y que eso no va a cambiar, ambos con distintas razones en sus mentes.

Cuando se separan, el rubio vuelve a su lugar, el mayor suspirando mientras piensa en como comenzar aquella explicación, aquella razón por la cual ese álbum estaba lleno de... ¿Yoongis? bueno, algo así.

Respiró hondo, pronto su ronca voz siendo lo único que se escuchaba allí dentro.

— Cuando me lanzaron esa maldición yo era un joven tonto, ni siquiera sabía muy bien que era lo que hacía, peleando por mi pueblo sin saber porqué peleábamos, simplemente siguiendo las órdenes de mi padre, de todos aquellos que creían que el orgullo de nuestro pueblo era lo único que valía la pena mantener.- una risa sin gracia alguna escapó de los labios del chico, quien acariciaba las manos de su novio para distraerse un poco y mantenerse relajado.- Ese día maté a alguien, fue prácticamente un accidente, pues yo ni siquiera sabía como utilizar d manera correcta las armas de las que disponíamos, pero lo hice, le perforé el pecho a alguien y no sabía que hacer... Así que me quedé ahí, simplemente abrazándolo contra mi, llorando y pidiéndole perdón como si eso lo haría volver a la vida. Yo nunca quise eso, jamás quise tomar una vida, jamás quise siquiera pelear, no entendía para qué hacíamos eso y no es como si nos quisieran explicar tampoco, temían que pronto nos rebeláramos. - su voz comenzó a bajar lentamente, siendo cada vez más complicado oírle, pero la atención de Yoongi estaba totalmente en él.- Entoces ella nos encontró; no era un secreto que las personas practicaban brujería, todos lo sabíamos y por eso se tomaban algunas medidas, pero también sabíamos que nunca nos harían nada a menos a que nosotros les hiciéramos algo primero... Y yo tomé la vida de la pareja de una de ellas...

A ese punto Yoongi temblaba aún más fuerte, no podía evitar preocuparse por Jungkook a pesar de estar entre sus brazos, oyéndolo, amándolo en ese momento, temía que le hubieran torturado, que lo hubieran lastimado y finalmente haberlo abandonado, preso de aquella maldición.

El chico siguió hablando.

— Creí que ella sería más cruel, que me destrozaría y me obligaría a vivir con ello, pero no fue así... Ella sabía que yo no quería eso, pero ella tampoco quería perder a esa persona... La vi llorar por horas junto al cuerpo sin vida de su amante, vi cuando llegaron más personas de su pueblo, los vi llevarse el cuerpo, nadie siquiera me miró, yo no les importaba... Entonces ella me golpeó, y yo no hice nada, me lo merecía, la dejé golpearme y llorar contra mi, hasta que de repente solo se detuvo, murmurando un sinfín de palabras que yo no comprendía, y luego se dirigió a mi. Ella dijo que yo la había condenado a una vida sin su alma gemela; entonces ella me condenó a una vida con la mía, me condenó a ver a mi alma gemela morir, verla renacer, volver a enamorarme, verlos enamorarse de mi y luego tener que dejarla ir, sabiendo que pronto nos volveríamos a encontrar, pero aquello sería en otra vida, en otra de sus vidas, y yo debería esperar por ello.—

Las lágrimas que se deslizaban por las mejillas del mayor caían directamente hacia el cabello y la frente del menor, deslizándose por sus mejillas para luego caer. Sentía los temblores de Jungkook, podía sentir aquella rabia acumulada dentro de él, todo aquel dolor que guardaba en su interior.

— Aquello no me dolió, porque sentí que lo merecía... No dolió hasta el día que te conocí, cuando me enamoré de ti por primera vez, cuando nos casamos, cuando tuvimos hijos...Hasta que te vi irte. - su voz se detuvo por un par de minutos, aclarando su garganta antes de volver a hablar.- Y he tenido que hacer eso demasiadas veces, encontrarte, amarte, que me ames, hacer nuestra vida juntos y luego tener que dejarte ir... Esperando años, décadas, esperando volver a encontrarte, rezando por hacerlo pronto, porque no soporto tener que vivir sin ti... Y puedo sentir el dolor de ella, viendo como mueres y no poder hacer nada contra ello, teniendo que sostenerte en mis brazos cada noche, casándome contigo, sabiendo que morirás y yo no puedo morir a tu lado... Que no puedo irme junto a ti, y no sabes cuantas veces lo intenté, simplemente no puedo. —

Pronto el rubio se voltea entre los brazos del pelinegro, sus labios apoderándose de los suyos en segundos, sus manos yendo directamente hacia sus cabello, sus muslos a cada lado del torso del mayor mientras este le devolvía los besos de manera.torpe debido a la sorpresa que le habían causado.

— No sabes cuanto te amo, Jungkook, y sé que todos mis... 'yo pasados' también lo hicieron, como mis yo próximos lo harán, porque eres el amor de mis vidas, sin importar cual sea ¿si? — su voz es frágil, sus besos deslizándose hacia la barbilla del hombre.— Gracias por siempre buscarme, por encontrarme, por amarme y hacer que te ame también. — pronto es él quien devuelve de manera torpe aquellos repentinos besos.—

Sí, entonces es por eso que su amor es tan correcto.

Siempre correcto, sin importar en que vida sea.

Correcto como las caderas de Jungkook golpeando contra las de Yoongi sobre la comodidad de su cama. Correcto como aquellos besos que comparten, como aquellos gemidos que escapan de sus labios sin parecer querer terminar en algún momento.

Correcto como para amarse por toda la eternidad sin importar en que vida de Yoongi sea, porque Jungkook siempre está ahí para amarlo, para hacer que él lo ame también. Para vivir juntos porque están destinados a ello, porque aman estar destinados a ello.

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Son pasadas las doce cuando Jungkook lleva a casa, quitándose los zapatos de manera inmediata mientras se dirige a la cocina, soltando una pequeña risa al notar como su pareja le dejó una nota sobre la mesa, notificándole que le dejó comida en el microondas.

Él ama esos pequeños detalles, le hacen sentir en su hogar, porque su hogar siempre pertenecen con su alma gemela.

Mientras come se toma un tiempo para revisar sus mensajes, bufando cuando Hoseok le manda un mensaje contándole sobre que minutos después de que dejaron el trabajo la luz se había cortado en el edificio, haciendo que todo lo que habían hecho durante toda la tarde se borrara y eso significaba que al día siguiente tendrían que volver a hacer todo.

Lavó la loza que ocupó y lentamente subió por las escaleras, el perezoso gato que adoptaron meses atrás siguiéndolo, a veces agarrándose a la pierna de Jungkook para que este lo alzara, cosa que él no hizo, porque ama molestar al gato de esa forma, pues así hará que el animal no piense en colarse en su cama aquella noche.

Una vez dentro de la habitación se desnuda, tomando su pijama para poder acostarse, estirando su cansado cuerpo antes de meterse bajo las mantas, esto haciendo que automáticamente un cuerpo se presione contra él, abrazándose a su cuerpo y provocando que una pequeña risa escape de sus labios mientras besa aquella frente que se apoya justo bajo su barbilla.

— Amor, hoy dejaste un álbum fuera de su lugar...— es la voz ronca de Yoonji quien lo saca de sus pensamientos, haciéndole suspirar de manera algo ruidosa mientras se prepara para tener aquella conversación nuevamente.— Hablemos de eso mañana ¿si? estoy segura de que tuviste un muy largo día y tienes que descansar.—

Sí, definitivamente Jungkook ama al amor de su vida.

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