La puerta de los pequeños departamentos donde en ese momento Fugo y Bucciarati se quedaban estaba siendo tocada. Era bastante temprano por la mañana y apenas se había asomado luz entre las cortinas. Bruno se levanto de la cama y camino somnoliento hacia la puerta, bostezo y con una de sus manos rascaba sus ojos para quitar cualquier resto de basura o lágrimas que salían por el sueño. Estaba descalzo y el frío piso le calaba un poco, abrió la puerta y para su sorpresa el cabello castaño de la chica se sarandeo y formo una sonrisa con sus labios. Bucciarati estaba confundido, ¿Que hacia ahí tan temprano?
Analizo a la persona que tenia enfrente, vestía un oberol con una camiseta color rosa pálido, unas zapatillas casuales color negro y tenia a su lado dos maletas metálicas color negro.
— ¿Puedo quedarme unos días con ustedes? — Le dijo como una sonrisa, su voz meliflua erizo la piel del chico de cabello color ébano; acepto sin rechistar mas la curiosidad le ganaba ya que quería preguntar del por que se encontraba ahí con maletas para nada pequeñas; necesitaba una amplia explicación.
Le permitió el paso haciéndose para un lado dejando que la castaña entrara a la casa teniendo un poco de dificultad al ingresar con las maletas, las dejó en el porche de la casa para suspirar aliviada; parecía que había recorrido un largo camino. Su zapatillas estaban un poco polvosas, seguramente por que camino un buen rato y por caminos no muy buen urbanisados.
— Debes preguntarte que hago aquí. — Parecía que le había leído la mente pero era bastante obvio de notar. — mamá me corrió de casa. — Saco la lengua juguetonamente, era una vil mentira pero no podía decirle que se escapo de un viaje escolar para evitar lo mas posible a los profesores. Aunque si se piensa bien, huir de un viaje escolar no es tan malo como decir que tu madre te saco de la casa.
Bucciarati la miro dudando, se acerco hasta ella y la examino.
— Tu cara se ve como alguien que miente. — La extrañaba habilidad de Bucciarati salia a relucir, muro su cara con detalle, saco su lengua y lamió su mejilla con lentitud, cosa que puso mas que nerviosa a la menor y se alejo automáticamente. — También sabes como un mentiroso. — Y al fin se rindió.
— Bien, me escape de un viaje escolar sólo para estar con ustedes. — Era adorable de su parte, pero aunque no fueran cosas para estudiar si no para relajar no podía faltar a actividades escolares. Suspiro dejando pasar eso pero esta chica tenia que estudiar si o si y no quería que por culpa de su grupo su futuro se viera opacado. — También... Ayer mi Stand apareció completo. — Llamo su atención sin dudar, así que la miro mientras se sentaba en el sofá.
— Llamalo. — Espetó Bruno.
— Ese es el problema. No se como hacerlo, salió cuando me resvale en la ducha. — Era difícil de explicar para Bucciarati, sacar su stand ya era bastante natural para él así aje ni recordaba demasiado del como práctico para poder hacerlo por instinto; sus ojos parecíeron brillar.
— Es instinto. Perdón por esto. — Se levanto y dio una bofetada a la chica con su Sticky Finger, mas esta nunca le llego ya que una mano color gris salio a su defensa. El stand se manifestó de la forma que Bruno esperaba.
Era una figura bastante... Extrafalaria, sus manos eran cubiertas por guantes blancos, vestía negro y blanco y su cara estaba pintada como si fuera un mimo. Bueno, prácticamente era un mimo y le recordaba a cierto Pokémon de nombre Mr. Mime; aunque de cierta manera un poco mas aterrador. Era una figura femenina casi del tamaño de su usuaria, imito como si estuviera encerrada en una caja.
Bruno camino un paso hacia atrás pero chocando con la nada. Se giro para ver que le estorbaba pero no había nada, su mano coco el aire pero no podía ir mas allá, pareciera que él estuviese encerrado.
— Genial. Stand Mimo y puede usar la mímica para atacarte. — Hablo otra voz, era Fugo. Había deducido eso tan acertadamente; no por algo no es un genio. Venía en boxers y solo una playera color negro; Bucciarati estaba igual; mas eso no importaba ahora.
— Eso... Parece... — murmuro la mayor. — ¿Tu ya sabes cual es tu habilidad? — El asintió, Bucciarati le miro sorprendido, ya que no le había dicho nada o le comento que iría a 'entrenar'.
— Veneno. — ¿Era ella o el chico estaba mas distante?, ella lo saludo un poco incómoda; no revelo mas información de su stand.
— Bien, entonces haré el desayuno. No sean malos y vayan a comprar tomantes. — Se puso aquel viejo delantal, el color blanco realmente no parecía blanco de tantas manchas que tenia; lo amarro y apretó muy bien, se recogió el cabello en un moño dejando caer unos mechones de cabello elegantemente sobre su cara y orejas. Miro el refrigerador en busca de leche o alguna que otra cosa que se encontrara por ahí. — También traigan huevos. — Saco unas pocas verduras. Los chicos solo se miraron y fueron a vestirse para cumplir la petición que demandaba la única presencia femenina en esa casa, salieron del departamento converzando olvidando completamente quien seguía dormido en esa casa.
Picaba las verduras elegantemente para después verterlas sobre la sartén con un poco de aceite de oliva, movió la sartén y el fuego ingreso a esta ocacionando que los vegetales se cocinaran de otra manera. Al extinguirse bajo la llama para cubrirlos con una tapadera.
Cantaba una canción, se movía al ritmo de esta mientras el sonido salia de la pequeña radio que estaba cerca de la ventana; apago unas cuantas flamas dando así terminada la cocción de algunas cosas.
Por otro lado el chico caminaba hacia la cocina con una lentitud tan floja que daba sueño; su cabello caía enredado por dormir tanto esa noche y hubiera dormido más de no ser por el ruido que hacía la chica en la cocina.
— Bruno, Fugo, llegaron demasiado rápido. — espetó sin mirarlo, había escuchado los pasos. — Aun no termino así que pasame las cosas. — Tomo entre sus manos un vaso de plástico lleno de agua, al girarse para ver a los chicos su sorpresa fue otra al encontrar a un desconocido. Pegó un grito y soltó el vaso y rebotó; derramó todo el líquido en el suelo, asustada tomo la primera cosa que tenía a su derecha y amenazo con esta. — ¡¿Quien eres?! — Exclamó.
— La pregunta es otra, ¿Quien eres tú? — Abbacchio estaba aturdo por el grito, y la chica no era amenazante con un salero en mano. Dispuesta a atacar lanzo el objeto que con mucha facilidad el antigüo policía logro esquivar.
— ¡Que te importa! — Al verse sin nada que lanzar cerca retrocedió intentando huir, corrió para salir de la casa pero el mayor la detuvo por el brazo, al mismo tiempo abrían la puerta principal. — ¡Bruno!, ¡Un ladro!, ¡Un ladro! — La Italiana estaba asustada, su stand estaba afuera y la jalaba con una cuerda invisible hacia otro lado.
— ¿Abbacchio?, Oh no, es un nuevo integrante de la pandilla. — El Stand imito desmayarse, su cara no tardó en ponerse roja por la vergüenza. Había llamado a un nuevo amigo como un ladrón, dejo de oponer resistencia al mismo tiempo que la soltaban y cubría su cara. — Olvide notificarte de esto... No pensé que despertaría tan pronto. — La radio sonaba de fondo, no quería levantar la mirada, había insultado el orgullo de un hombre solo por no saber nada de él. Pero cualquiera hubiera pensado lo mismo en cualquier situación, ¡No era del todo culpable!, ¿O si?
Bucciarati río, acaricio el cuello de la menor divertido; podía notar sus orejas rojas y se imaginaba la tierna cara que tenia en ese momento.
— Abbacchio, ella es (T/n) Lucchetti, mejor dicho; Zia Mozzarella. — La chica había escogido un nombre ridículo, halegaba que le encantaba ma mozzarella y las semillas. — Esta muy apenada por lo que te dijo, quiere que la disculpes.
Abbacchio estaba confundido, Una chica con dos nombres y uno es de un queso; le dijo que no se preocupara por eso y siguió haciendo el desayuno; no miro al mayor a los ojos en ningún momento.
Bucciarati le explicó la situación y comprendió un poco, era una compañera; solo que millonaria y ahora se había escapado de un viaje escolar para estar con ellos. "Que chica tan adorable", fue lo que pensó Abbacchio.
Pensó que si realmente el se hubiera casado seria con alguien como ella. Tan inocente, amable, con buenos modales y como olvidar que era demasiado hermosa. Era totalmente su tipo.
Los cuatro degustaron los alimentos que ella había preparado, era muy humilde e incluso había rezado antes de ponerles un dedo encima. Incluso dijo que realmente no era muy buena cocinando y que si sabia mal le dijeran; cosa que era un total mentira ya que Abbacchio jamás había probado una comida tan sabrosa como esa.
Su mañana continuó entre risas y anécdotas graciosas.
Abbacchio estaba en casa.
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¿Triangulo amoroso?
¿Pizza Mozzarella, Pizza Mozzarella. Rella, rella, rella, rella?
¿Abbacchio x Mozzarella?
¿Bucciarati x Lucchetti?
¿Fugo x Naran— (T/n)?
¿¡QUE HAREM ME ESTOY ARMANDO!?