Orgullo & Prejucio » KaiSoo.

By baekphilia

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❝Es una verdad mundialmente reconocida que un hombre soltero, poseedor de una gran fortuna, necesita una pers... More

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CapĂ­tulo II
CapĂ­tulo III
CapĂ­tulo IV
CapĂ­tulo V
CapĂ­tulo VI
CapĂ­tulo VII
CapĂ­tulo VIII
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CapĂ­tulo X
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CapĂ­tulo XL
CapĂ­tulo XLI
CapĂ­tulo XLII
CapĂ­tulo XLIII
CapĂ­tulo XLIII
CapĂ­tulo XLIV
CapĂ­tulo XLV
CapĂ­tulo XLVII
CapĂ­tulo XLVIII
CapĂ­tulo XLIX
CapĂ­tulo L
CapĂ­tulo LI
CapĂ­tulo LII
CapĂ­tulo LIII
CapĂ­tulo LIV
CapĂ­tulo LV
CapĂ­tulo LVI
CapĂ­tulo LVII
CapĂ­tulo LVIII
CapĂ­tulo LIX
CapĂ­tulo LX
CapĂ­tulo LXI

CapĂ­tulo XLVI

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By baekphilia

Al llegar a HamDeok, le disgustó a KyungSoo no encontrar alguna carta de BaekHyun; el disgusto se renovó todas las mañanas, pero a la tercera recibió dos cartas a la vez, en una de las cuales había una nota diciendo que se había extraviado y había sido desviada a otro lugar, cosa que a KyungSoo no le sorprendió, porque BaekHyun había puesto muy mal la dirección. En el momento en que llegaron las dos cartas, se disponían a salir de paseo, y para dejarlo que las disfrutase tranquilamente, sus tíos se marcharon solos.

KyungSoo leyó primero la carta extraviada que llevaba un retraso de cinco días. Al principio relataba las pequeñas tertulias e invitaciones, y daba las pocas noticias que el campo permitía; pero la última mitad, fechada un día después y escrita con evidente agitación, decía cosas mucho más importantes: «Después de haber escrito lo anterior, queridísimo KyungSoo, ha ocurrido algo muy serio e inesperado; pero no te alarmes todos estamos bien. Lo que voy a decirte se refiere al pobre LuHan. Anoche a las once, cuando nos íbamos a acostar, llegó un expreso enviado por el coronel Han para informarnos de que nuestro hermano se había escapado a China con uno de los oficiales; para no andar con rodeos: con Oh SeHun. Imagínate nuestra sorpresa. Sin embargo, a SeulGi no le pareció nada sorprendente. Estoy muy triste. ¡Qué imprudencia por parte de ambos! Pero quiero esperar lo mejor y que SeHun no sea tan malo como se ha creído, que no sea más que ligero e indiscreto; pues lo que ha hecho —alegrémonos de ello— no indica mal corazón. Su elección, al fin y al cabo, es desinteresada, porque sabe que nuestro padre Siwon no le puede dar nada a LuHan. Nuestro pobre padre HeeChul está consternado. Papá SiWon lo lleva mejor. ¡Qué bien hicimos en no decirles lo que supimos de SeHun! Nosotros mismos debemos olvidarlo. Se supone que se fugaron el sábado a las doce aproximadamente, pero no se les echó de menos hasta ayer a las ocho de la mañana. Inmediatamente mandaron el expreso. El coronel Han dice que vendrá en seguida. LuHan dejó escritas algunas líneas para el señor HongBin comunicándole sus propósitos. Tengo que acabar, pues no puedo extenderme a causa de mi pobre para HeeChul. Temo que no entiendas lo escrito, pues ni siquiera sé lo que he puesto.»

Sin tomar tiempo para meditar y sin saber apenas lo que sentía al acabar la lectura de esta carta, KyungSoo abrió la otra con impaciencia y leyó lo que sigue, escrito un día después: «A estas horas, queridísimo hermano, habrás recibido mi apresurada carta. Ojalá la presente sea más inteligible; pero, aunque dispongo de tiempo, mi cabeza está tan aturdida que no puedo ser coherente. Kyung querido, preferiría no escribirte, pero tengo malas noticias que darte y no puedo aplazarlas. Por muy imprudente que pueda ser la boda de SeHun y nuestro pobre LuHan, estamos ansiosos de saber que ya se ha realizado, pues hay sobradas razones para temer que no hayan ido a China. El coronel Han llegó ayer; salió pocas horas después que el propio. A pesar de que la carta de LuHan al señor HongBin daba a entender que iba muy lejos, WonSik dijo que él estaba enterado y que SeHun jamás pensó en ir allí ni casarse con LuHan; el coronel Han, al saberlo, se alarmó y salió al punto de NoWon con la idea de darles alcance. Siguió, en efecto, su rastro con facilidad hasta ClapHam, pero no pudo continuar adelante, porque ellos al llegar a dicho punto tomaron un coche de alquiler dejando la silla de postas que los había llevado desde Epsom. Y ya no se sabe nada más sino que se les vio tomar el camino hacia Seúl. No sé qué pensar. Después de haber hecho todas las investigaciones posibles de allí en Seúl, el coronel Han vino a GoYang para repetirlas en todos los portazgos y hosterías de por aquí, pero sin ningún resultado; nadie ha visto por allí a esas personas. Con el mayor pesar llegó a nuestra casa a darnos cuenta de todo, de un modo que le honra. Estoy de veras apenado por él y por su esposo; nadie podrá recriminarles. Nuestra aflicción es muy grande. Papás esperan lo peor, pero yo no puedo creer que SeHun sea tan malvado. Muchas circunstancias pueden haberles impulsado a casarse en secreto en la capital en vez de seguir su primer plan; y aun en el caso de que él hubiese tramado la perdición de un muchacho de buena familia como LuHan, cosa que no es probable, ¿he de creerle a LuHan tan perdido? Imposible. Me desola, no obstante, ver que el coronel Han no confía en que se hayan casado; cuando yo le dije mis esperanzas, sacudió la cabeza y manifestó su temor de que SeHun no sea de fiar. Mi pobre padre HeeChul está enfermo de veras y no sale de su cuarto. En cuanto a mi padre SiWon, nunca le he visto tan afectado. La pobre SeulGi está desesperada por haber encubierto los amores de LuHan y SeHun, pero no hay que extrañarse de que entre ellos se hiciesen confidencias. Queridísimo Soo, me alegro sinceramente de que te hayas ahorrado estas dolorosas escenas. Pero ahora que el primer golpe ya ha pasado, te confieso que anhelo tu regreso. No soy egoísta, sin embargo, hasta el extremo de rogarte que vuelvas si no puedes. Adiós. Tomo de nuevo la pluma para hacer lo que acabo de decirte que no haría, pero las circunstancias son tales que no puedo menos que suplicaros a los tres que vengáis cuanto antes. Conozco tan bien a nuestros queridos tíos, que no dudo que accederán. A nuestro tío JunMyeon tengo, además, que pedirle otra cosa. Mi padre SiWon va a ir a Seúl con el coronel Han para ver si lo encuentran. No sé qué piensan hacer, pero está tan abatido que no podrá tomar las medidas mejores y más expeditivas, y el coronel Han no tiene más remedio que estar en GoYang mañana por la noche. En esta situación, los consejos y la asistencia de nuestro tío serían de gran utilidad. Él se hará cargo de esto; cuento con su bondad.»

—¿Dónde, dónde está mi tío JunMyeon? ––exclamó KyungSoo alzándose de la silla en cuanto terminó de leer y resuelto a no perder un solo instante; pero al llegar a la puerta, un criado la abría y entraba JongIn. El pálido semblante y el ímpetu de KyungSoo le asustaron. Antes de que él se hubiese podido recobrar lo suficiente para dirigirle la palabra, KyungSoo, que no podía pensar más que en la situación de LuHan, exclamó precipitadamente: ––Perdóneme, pero tengo que dejarle; necesito hablar inmediatamente con el señor JunMyeon de un asunto que no puede demorarse; no hay tiempo que perder.

—¡Dios mío! ¿De qué se trata? ––preguntó él con más sentimiento que cortesía; después, reponiéndose, dijo––: No quiero detenerlo ni un minuto; pero permítame que sea yo el que vaya en busca de los señores Kim o mande a un criado. Usted no puede ir en esas condiciones.

KyungSoo dudó; pero le temblaban las rodillas y comprendió que no ganaría nada con tratar de alcanzarlos. Por consiguiente, llamó al criado y le encargó que trajera sin dilación a sus señores, aunque dio la orden con voz tan apagada que casi no se le oía. Cuando el criado salió de la estancia, KyungSoo se desplomó en una silla, incapaz de sostenerse. Parecía tan descompuesto, que JongIn no pudo dejarlo sin decirle en tono afectuoso y compasivo: ––Voy a llamar a su doncella. ¿Qué podría tomar para aliviarse? ¿Un vaso de vino? Voy a traérselo. Usted está enfermo.

––No, gracias ––contestó KyungSoo tratando de serenarse––. No se trata de nada mío. Yo estoy bien. Lo único que me pasa es que estoy desolado por una horrible noticia que acabo de recibir de GoYang.

Al decir esto rompió a llorar y estuvo unos minutos sin poder hablar. JongIn, afligido y suspenso, no dijo más que algunas vaguedades sobre su interés por el, y luego lo observó en silencio. Al fin KyungSoo prosiguió: —He tenido carta de BaekHyun y me da unas noticias espantosas que a nadie pueden ocultarse. Mi hermano menor nos ha abandonado, se ha fugado, se ha entregado a... SeHun. Los dos se han escapado de NoWon. Usted conoce a SeHun demasiado bien para comprender lo que eso significa. LuHan no tiene dinero ni nada que a él le haya podido tentar... Está perdido para siempre.

JongIn se quedó inmóvil de estupor.

—¡Cuando pienso ––añadió KyungSoo aún más agitado— que yo habría podido evitarlo! ¡Yo que sabía quién era SeHun! ¡Si hubiese explicado a mi familia sólo una parte, algo de lo que supe de él! Si le hubiesen conocido, esto no habría pasado. Pero ya es tarde para todo.

—Estoy horrorizado ––exclamó JongIn—. ¿Pero es cierto, absolutamente cierto?

—¡Por desgracia! Se fueron de NoWon el domingo por la noche y les han seguido las huellas hasta cerca de Seúl, pero no más allá; es indudable que no han ido a China como se creía.

—¿Y qué se ha hecho, qué han intentado hacer para encontrarlos?

—Mi padre SiWon ha ido a Seúl y BaekHyun escribe solicitando la inmediata ayuda de mi tío JunMyeon; espero que nos vayamos dentro de media hora. Pero no se puede hacer nada, sé que no se puede hacer nada. ¿Cómo convencer a un hombre semejante? ¿Cómo descubrirles? No tengo la menor esperanza. Se mire como se mire es horrible.

JongIn asintió con la cabeza en silencio.

––¡Oh, si cuando abrí los ojos y vi quién era SeHun hubiese hecho lo que debía! Pero no me atreví, temí excederme. ¡Qué desdichado error!

JongIn no contestó. Parecía que ni siquiera lo escuchaba; paseaba de un lado a otro de la habitación absorto en sus cavilaciones, con el ceño fruncido y el aire sombrío. KyungSoo le observó, y al instante lo comprendió todo. La atracción que ejercía sobre él se había terminado; todo se había terminado ante aquella prueba de la indignidad de su familia y ante la certeza de tan profunda desgracia. Ni le extrañaba ni podía culparle. Pero la creencia de que JongIn se había recobrado, no consoló su dolor ni atenuó su desesperación. Al contrario, sirvió para que el joven se diese cuenta de sus propios sentimientos, y nunca sintió tan sinceramente como en aquel momento que podía haberle amado, cuando ya todo amor era imposible. Pero ni esta consideración logró distraerlo. No pudo apartar de su pensamiento a LuHan, ni la humillación y el infortunio en que a todos les había sumido. Se cubrió el rostro con un pañuelo y olvidó todo lo demás. Después de un silencio de varios minutos, oyó la voz de JongIn que de manera compasiva, aunque reservada, le decía.

—Me temo que desea que me vaya, y no hay nada que disculpe mi presencia; pero me ha movido un verdadero aunque inútil interés. ¡Ojalá pudiese decirle o hacer algo que lo consolase en semejante desgracia! Pero no quiero atormentarlo con vanos deseos que parecerían formulados sólo para que me diese usted las gracias. Creo que este desdichado asunto va a privar a mi hermano del gusto de verle a usted hoy en la finca Kim.

—¡Oh, sí! Tenga la bondad de excusarnos ante el señorito TaeMin. Dígale que cosas urgentes nos reclaman en casa sin demora. Ocúltele la triste verdad, aunque ya sé que no va a serle muy fácil.

JongIn le prometió ser discreto, se condolió de nuevo por la desgracia, le deseó que el asunto no acabase tan mal como podía esperarse y encargándole que saludase a sus parientes se despidió sólo con una mirada, muy serio.

Cuando JongIn salió de la habitación, KyungSoo comprendió cuán poco probable era que volviesen a verse con la cordialidad que había caracterizado sus encuentros en Jeju. Rememoró la historia de sus relaciones con JongIn, tan llena de contradicciones y de cambios, y apreció la perversidad de los sentimientos que ahora le hacían desear que aquellas relaciones continuasen, cuando antes le habían hecho alegrarse de que terminaran. Si la gratitud o la estima son buenas bases para el afecto, la transformación de los sentimientos de KyungSoo no parecerá improbable ni condenable. Pero si no es así, si el interés que nace de esto es menos natural y razonable que el que brota espontáneamente, como a menudo se describe, del primer encuentro y antes de haber cambiado dos palabras con el objeto de dicho interés, no podrá decirse en defensa de KyungSoo más que una cosa: que ensayó con SeHun este sistema y que los malos resultados que le dio la autorizaban quizás a inclinarse por el otro método, aunque fuese menos apasionante. Sea como sea, vio salir a JongIn con gran pesar, y este primer ejemplo de las desgracias que podía ocasionar la infamia de LuHan aumentó la angustia que le causaba el pensar en aquel desastroso asunto.

En cuanto leyó la segunda carta de BaekHyun, no creyó que SeHun quisiese casarse con LuHan. Nadie más que BaekHyun podía tener aquella esperanza. La sorpresa era el último de sus sentimientos. Al leer la primera carta se asombró de que SeHun fuera a casarse con un muchacho que no era un buen partido y no entendía cómo LuHan había podido atraerle. Pero ahora lo veía todo claro. LuHan era bonito, y aunque no suponía que se hubiese comprometido a fugarse sin ninguna intención de matrimonio, KyungSoo sabía que ni su virtud ni su buen juicio podían preservarlo de caer como presa fácil. Mientras el regimiento estuvo en GoYang, jamás notó que LuHan se sintiese atraído por SeHun; pero estaba convencido de que sólo necesitaba que le hicieran un poco de caso para enamorarse de cualquiera. Tan pronto le gustaba un oficial como otro, según las atenciones que éstos le dedicaban. Siempre había mariposeado, sin ningún objeto fijo. ¡Cómo pagaban ahora el abandono y la indulgencia en que habían criado a aquel niño!

No veía la hora de estar en casa para ver, oír y estar allí, y compartir con BaekHyun los cuidados que requería aquella familia tan trastornada, con su padre SiWon ausente y su padre HeeChul incapaz de ningún esfuerzo y al que había que atender constantemente. Aunque estaba casi convencido de que no se podría hacer nada por LuHan, la ayuda de su tío JunMyeon le parecía de máxima importancia, por lo que hasta que le vio entrar en la habitación padeció el suplicio de una impaciente espera.

Los señores Kim regresaron presurosos y alarmados, creyendo, por lo que le había contado el criado, que su sobrino se había puesto enfermo repentinamente. KyungSoo les tranquilizó sobre este punto y les comunicó en seguida la causa de su llamada leyéndoles las dos cartas e insistiendo en la posdata con trémula energía. Aunque los señores Kim nunca habían querido mucho a LuHan, la noticia les afectó profundamente. La desgracia alcanzaba no sólo a LuHan, sino a todos. Después de las primeras exclamaciones de sorpresa y de horror, el señor JunMyeon ofreció toda la ayuda que estuviese en su mano. Elizabeth no esperaba menos y les dio las gracias con lágrimas en los ojos. Movidos los tres por un mismo espíritu dispusieron todo para el viaje rápidamente.

––¿Y qué haremos con la finca Kim? ––preguntó el señor YiXing––. John nos ha dicho que el señor JongIn estaba aquí cuando le mandaste a buscarnos. ¿Es cierto?

––Sí; le dije que no estábamos en disposición de cumplir nuestro compromiso. Eso ya está arreglado.

—Eso ya está arreglado ––repitió el señor YiXing mientras corría al otro cuarto a prepararse—. ¿Están en tan estrechas relaciones como para haberle revelado la verdad? ¡Cómo me gustaría descubrir lo que ha pasado!

Pero su curiosidad era inútil. A lo sumo le sirvió para entretenerse en la prisa y la confusión de la hora siguiente. Si KyungSoo se hubiese podido estar con los brazos cruzados, habría creído que un desdichado como el era incapaz de cualquier trabajo, pero estaba tan ocupado como su tío YiXing y, para colmo, había que escribir tarjetas a todos los amigos de Jeju para explicarles con falsas excusas su repentina marcha. En una hora estuvo todo despachado. El señor JunMyeon liquidó mientras tanto la cuenta de la fonda y ya no faltó más que partir.

Después de la tristeza de la mañana, KyungSoo se encontró en menos tiempo del que había supuesto sentadi en el coche y caminó de GoYang.

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