Contra Todo # SagaM & A II

By tinta-en-papel

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LIBRO DOS Después de una decepción amorosa Gabriela Mont huyó de su hogar con su hijo en su vientre tratando... More

Vistazo
Prólogo
Capítulo 01 "Una Mont"
Capítulo 02 "Nuevo Decreto Real"
Capítulo 03 "Serias Conversaciones"
Capítulo 04 "Heller"
Capítulo 06 "Desconfianza"
Capítulo 07 "Perdón"
Capítulo 08 "Sin Opciones"
Capítulo 09 "Magia"
Capítulo 10 "Vulnerable"
Capítulo 11 "Desastre"
Capítulo 12 "Hogar"
Capítulo 13 "¿Es un chiste?"
Capítulo 14 "Próspera Vida"
Capítulo 15 "El secreto mejor guardado"
Capítulo 16 "Jenica Sans"
Capítulo 17 "Pequeña Criatura"
Capítulo 18 "La primera video llamada"
Capítulo 19 "Largo, Sans"
Capítulo 20 "Tercera y última"
Capítulo 21 "Lugares Nuevos"
Capítulo 22 "Dos Opciones"
Capítulo 23 "Momento Adecuado"
Capítulo 24 "Previa: Parte uno"
Capítulo 25 "Previa: Parte dos"
Capítulo 26 "Previa: Parte tres"
Capítulo 27 "Es hora"
Capítulo 28 "Sorpresas"
Capítulo 29 "Culpable"
Capítulo 30 "El día"
Capítulo 31 "Duras Decisiones"
Capítulo 32 "Perdiendo las esperanzas"
Epílogo

Capítulo 05 "Noche Blanca"

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By tinta-en-papel

(BOOKTRAILER OFICIAL EN MULTIMEDIA DEL PRÓLOGO)

Martes, 30 de noviembre, 2021.

Ahí se encontraban, los tres parados frente a lo que es la periferia del territorio de la manada. Giuliana, en contra de todo lo que ha creído durante estos dos siglos, se encuentra en medio de Trevor y Gabriela mirando cómo el bosque se perdía delante de ellos en el horizonte. Trevor miraba a todos lados, nervioso y Gabriela con nostalgia.

Las alarmas interiores de Giuliana y de Trevor se encendieron cuando de la oscuridad aparece una persona, más bien una chica.

—Nu ar trebui să fie aici— dice claramente en rumano. Gabriela mira extrañada a sus acompañantes.

—Dice que no deberíamos estar aquí—traduce Trevor.

—Dile que solo queremos...— comenzó a decir Gabriela, sin embargo la chica la interrumpió.

—No hablo de ti, hablo de ellos— dijo señalando a los dos vampiros junto a Gabriela. Los tres la miran anonadados por su fluido pronunciamiento en inglés.

—Tú eres la chica de la tienda ¿Verdad?— preguntó Gabriela tratando de desviar el tema de conversación. La chica la miró y asintió en silencio— ¿Cómo te llamas?

—Ileana Dalca— contestó— y tú debes ser Gabriela Mont ¿No?— la mencionada pestañeó rápidamente con sorpresa.

— ¿Cómo sabes eso?

—Un tal Jason ha informado a todas las manadas del mundo de que su luna está desaparecida, pide que si tienen alguna información que le digamos.

— ¡No!— gritó inconscientemente. Ileana la mira sorprendida, con un suspiro la chica se calma y sigue hablando— no estoy desaparecida yo decidí irme.

—Ese idiota, es increíble que haga esto— dice Trevor con notoria molestia.

—No es idiota, está preocupado por su Mate, pero resulta que ella está de lo más tranquila rodeada de vampiros— escupe enojada.

—Él no es...—suspiró y con todo el dolor del alma dijo lo que pensó que no diría en mucho tiempo, sin embargo ya es hora de decirlo, hacerlo oficial y superarlo de una buena vez— él ya no es mi Mate y si me fui fue por una razón, así que te recomiendo no hablar sin saber lo que pasa antes.

—Perdóname si sueño tan dura, pero la presencia de estos dos me incomoda— fulminó con la mirada a los dos vampiros.

—Tampoco es de mi agrado estar aquí contigo— respondió Giuliana de la misma forma—pero no estamos aquí para buscar problemas.

—Solo queremos hablar— prosiguió Trevor con tranquilidad.

— ¿Qué es tan importante como para traer a la realeza hasta aquí?— preguntó.

—Solo queremos hablar.

—Ustedes no pueden entrar al territorio y lo saben.

—No es necesario si no quieres— respondió Giuliana— como dije no queremos problemas, solo charlar.

— ¿Y sobre qué?

—Primero ¿Por qué no me cunetas porqué estás vestida de esa forma?— pregunto Gabriela curiosa. Si antes la había encontrado desarreglada ahora es mucho peor. Ileana levantó la ceja con una expresión burlona.

—Se nota que no eres de por aquí— su expresión cambió drásticamente al dirigir la mirada hacia Giuliana— esta maldita chupa sangre junto a todos los demás son los culpables de mi vestimenta y mi condición de ahora.

—No habría pasado esto si tú manada no hubiera matado a Heller— escupió Giuliana con furia. Trevor puso una mano en su hombro para asegurarse de que no haga nada estado, sin embargo la ira de ambas chicas en realidad es mucha, resentimiento puro.

— ¿Heller? ¿Heller Petran?— preguntó sorprendida y casi indignada.

—El mismo— Ileana soltó un bufido de indignación.

— ¿Me estás diciendo que nos estás haciendo pagar a todos por un error que cometió el Alpha de hace dos siglos?— preguntó enojada— ¿Es una broma?

—Es lo menos que se merecen.

— ¿Lo menos que nos merecemos? ¡Ni si quiera conocimos a ese hombre! No somos inmortales como ustedes ¿Lo sabían?

Quizás no era el momento, no, definitivamente no era el momento, sin embargo Trevor cayó en una cosa que no había tomado en cuenta. Gabriela es mortal, ella envejecerá y con suerte morirá de vejes, en cambio él seguirá vivito y coleando como un chico de veintidós. Y la única forma de cambiar esa situación no era una solución que a él le diera seguridad.

— ¿Cómo es que conoces a Heller?— preguntó Gabriela, la chica la miró y suavizó la mirada.

—Heller es un nombre que se conoce muy bien en Noche Blanca desde su nacimiento, según se dice el chico era uno de los mejores lobos que había.

— ¿Sabes por qué lo mataron?

—Yo sé por qué lo mataron— intervino Giuliana apretando los puños a cada lado de su cuerpo mientras Trevor la mantenía en su lugar y a raya— lo mataron por pensar diferente, lo mataron por ser mi amigo, ¡Lo mataron por, según ustedes, traicionar a su raza!— soltó con fiereza. Ileana la miró con ojos fulminantes.

—En parte sí, pero esa solo fue la excusa que les hizo creer a todos, sin embargo aquí desde antes que lo mataran ya sabían la verdadera razón de su muerte.

— ¿Hay otra?— preguntó Gabriela.

—Claro que hay otra, si bien se sabe que a los traidores hay que matarlos, pueden haber excepciones. Heller no era un traidor en sí solo por juntarse con...— miró a Giuliana para volver a Gabriela— vampiros. Pudo perfectamente ser una de esas excepciones, era un lobo muy valioso para la manada, y es por eso mismo que el Alpha lo mandó a matar.

— ¿Cómo es eso?—preguntó Gabriela extrañada— un lobo que es valioso para la manada se cuida con casi la misma dedicación que con el Alpha y el Beta.

—Resulta que al Alpha le dio miedo de que pudiera derrocarlo en cualquier momento y por no perder su poder lo mató, con la estúpida excusa de que fue por traición. No todos los Alphas son buenos y ponen a la manada primero.

—Y aun así, sabiendo las intenciones del Alpha ustedes obedecieron— culpó la vampira, sin embargo Gabriela habló antes de que lo hiciera Ileana.

—No es fácil llevarle la contraria al Alpha, Giuli— defiende— de hecho es prácticamente imposible, sobre todo para esa época, supongo que nadie quería terminar con el mismo destino que Heller. A ustedes, aun siendo los reyes, se les puede llevar la contraria puesto que no están en todos los lugares al mismo tiempo, sin embargo en una manada es diferente.

—La manada es por lo general pequeña comparada a tu territorio, reina Giuliana. El Alpha puede observar y escuchar todo lo que pasa en la manada, es por eso que no es fácil contradecir al Alpha, eso y aparte que tu parte animal no lo permite, el Alpha es un ser más alto, feroz y peligroso, por ende exige respeto y lo tiene, es cosa de jerarquía. Biología básica— termina de explicar.

— ¿Qué pasó con el Alpha después?—preguntó Trevor.

— ¿Qué va a pasar? Siguió con su vida, solo se suavizó cuando encontró a su Mate y procreó— respondió la loba aún sin salir del territorio— la manada por su parte solo calló aun estando en contra de lo que hizo el Alpha, sin embargo Heller poco a poco se convirtió en leyenda y casi una advertencia para todos.

— ¿Y el descendiente del Alpha qué piensa de esto?

—Que fue un estúpido error, gracias a él estamos como estamos ahora. Morimos de hambre y si me visto así no es por gusto. La manada está en bancarrota, pocos tienen trabajo y si trabajan son forzados con un salario casi inexistente. Hasta el Alpha trabaja en eso.

— ¿Y cómo sabes lo que piensa el Alpha?

—Porque yo soy la hija del Alpha— inconscientemente Gabriela bajó la cabeza en señal de respeto. Giuliana la miró con la ceja algo extrañada, finalmente Trevor aguantó la risa ante la cara de Giuliana al ver la acción de Gabriela— oh, no, cariño, no hagas eso, aún no soy la Alpha, así que no me trates así, menos tú— Gabriela asintió.

— ¿Dijiste que morían de hambre?— preguntó Trevor. Ileana suspiró con tristeza.

—Aproximadamente mueren diez lobos cada dos meses, las edades y géneros varían—arruga la frente preocupada— me preocupa tal cantidad, si seguimos de ese modo la manada se extinguirá—Trevor miró a Giuliana en silencio, pero reprochándola con la mirada. Ella por su parte se mantiene seria y con cara de póker, pero en el fondo el cargo de conciencia crecía en su interior.

— ¿Por qué no piden ayuda?— preguntó Gabriela.

—Te das cuenta de en dónde estamos ¿Cierto? Nadie quiere ayudar, nadie se atreve, como bien sabes aquí no tenemos ni voz ni voto.

—Es horrible, una horrible forma de vivir— dijo limpiando una lágrima que caía por su mejilla— lo siento, el embarazo multiplica mis emociones por diez—Ileana le sonrió levemente antes de volver a quedar con su cara seria.

—Nunca terminas de acostumbrarte, pero es lo que hay, podría estar peor— el lugar quedó en silencio por unos segundos hasta que Giuliana habló.

—Lo siento— soltó de golpe. Las tres personas ahí presentes la miraron sorprendida, sin embargo ninguno habló, más bien ninguno se atrevió más que Ileana.

— ¿Qué?

—Dije que lo siento, los hice pagar por años por algo que ustedes no cometieron— suspiró—admito que debí haber preguntado hace mucho tiempo lo que en realidad pasó— dijo dejando su gran orgullo de lado. Trevor no daba crédito a lo que estaba viendo, no se atrevió a mover ni un músculo, sentía que si lo hacía Giuliana se arrepentiría de lo que está diciendo.

—Supongo que es cierto.

—Aun puedo remediarlo, nunca es tarde para tratar de arreglar las cosas.

— ¿Cómo piensas hacerlo? A estas alturas es muy difícil— dijo Ileana escéptica.

—De a poco ¿Qué te parece si empezamos haciendo las pases entre tú y yo?— estiró su mano en su dirección. Ileana miró su mano y luego a ella con notoria desconfianza, de todas maneras nadie la culpaba— solo quiero arreglar las cosas, por Heller, es lo que hubiera querido, de hecho casi puedo escucharlo gritar un aleluya — sonrió leve.

Ileana arrugó la frente indecisa, no sabía si podía confiar en ella, al fin y al cabo fue bajo su orden que nadie podía ser amable o si quiera algo bueno con los licántropos. Sin embargo en parte la entiende, si ella se ponía en su lugar se daba cuenta de que también haría lo mismo e incluso pudo haber sido peor. Pensó en todas las posibilidades, en los pros y en los contras. Finalmente, tomando una bocanada de aire, alza su mano y toma la de la vampira frente a ella. Decidió jugársela por su manada, si esta es la oportunidad de que Noche Blanca mejorara en todos los sentidos entonces lo haría. Ella lo sabe bien, esta es una oportunidad única y sabe que no se volverá a repetir.

Solo cuando las manos de ambas mujeres se estrecharon Trevor soltó el aire retenido en sus pulmones y se relajó. Gabriela, por su parte, solo miraba la escena con atención, casi esperando que algo salga mal, no porque lo quisiera si no porque la vida le enseñó que no todo sale como uno lo quiere.

—Necesito algo más, pero para eso tendré que hablar con tu padre— dijo Giuliana después de soltar sus manos.

— ¿Con mi padre?

—Si tengo que hacer algo necesito saber cómo está la situación por mí misma y para eso necesito entrar— explicó con calma.

—Probablemente tengas razón, sin embargo no es ni será nada fácil.

—Si queremos que todo esto cambie tendremos que hacerlo y yo sé, tanto como todos ustedes que nada, absolutamente nada será fácil, la cosa es si estás adentro o no— Ileana la miró con seriedad, pero ya había decidido hacer lo que sea por revivir a su manada y lo cumpliría.

—Estoy dentro, yo hablaré con mi padre y lo convenceré— suspiró— ahora me tengo que ir, mañana a la misma hora aquí, no prometo que mi padre esté aquí, pero yo sí.

—Con eso es suficiente por ahora.

Con apenas un asentimiento de cabeza en señal de despedida, Ileana se transforma en una hermosa loba negra de ojos amarillos y se va sin decir palabra, con la cabeza llena de pensamientos, de dudas, de preocupaciones y sobre todo de desconfianza. ¿Será buena idea confiar en esos vampiros? 

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