Queridos lectores.
Falta poco para llegar a los 3k, quería agradecerles de todo corazón por seguir apoyando esta novela.
Muchas gracias por leer y disfruta esta segunda parte del capítulo 9.
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Llegamos a un puesto de tacos y nos sentamos para comer algunos, mientras nos mirábamos a la cara. Sí, solo nos mirabamos a la cara porque el idiota de Ken no quería hablar y cada vez que yo lo hacía me decía:
—Cállate— espetó con la boca llena.
—¡No me dejas decirte lo importante!— espeté por lo bajo para que no nos vieran raro en el lugar.
—Solo quiero pensar, rubia tonta.
Nos miramos directo a los ojos. Su mirada era fría y cruel; parecía que estaba vacío. Definitivamente era otro Ken.
Ya no quedaba ni una gota de ese Ken tímido e ingenuo que había conocido unos meses atrás. No se sonrojaba, no me miraba con odio y cariño como antes...ahora solo me miraba con indiferencia, y supuse que era por el momento, pero también me miraba con frustración, se le notaba en la cara.
—Di lo que quieres decir— habló de repente, cortando con el silencio analizador que yo había creado.
—Con lo del plan la cagué, no sé si lo notaste, pero solo mírame...¡Mírate!— dije desesperada.
—Se que la cagaste Malena, lo haces desde que te conozco, ¿Pero sabes qué? — se acercó a mi apoyándose en la mesa y cuando formamos un círculo confidencial entre los dos, dijo —No me importa.
—¿En qué te convertiste Ken?— me alejé y lo miré con asco.
Porque en ese momento, además de desesperación, comencé a sentir asco del chico que tenía enfrente de mi. Ese chico que comía tacos como un cerdo muerto de hambre, me daba asco no por su manera de comer, ojala hubiese sentido asco de eso. Sentí asco de Ken porque sabía que no iba a ayudarme a arreglar las cosas mientras él tuviera esa personalidad que había mutado dentro de él.
—Querrás decir... — se acomodó en su asiento— ¿En qué te convertí Ken? — soltó con voz de chica estúpida.
—Arreglaré las cosas yo sola— zanjé y me levanté de la mesa para largarme.
No quería verle la cara a Ken por un buen rato.
—Los dos comenzamos, los dos debemos terminarlo, sin mi... solo lograrás verte ridícula— dijo cuando había comenzado a caminar.
Me di la vuelta, me agaché un poco para encararlo (ya que él estaba sentado y yo parada), lo miré a los ojos con malicia y me acerqué a su oído.
—No me importa— susurré y me largué antes de que se le ocurriera decir algo más.
Lo dejé en ese restaurante con su estúpida sonrisa de engreído y me dolió...por alguna razón, me dolió.
Quizás extrañaba al Ken ingenuo, quizás extrañaba a la Malena Popular. No tenía idea.
Me dispuse a ir a la tienda en la que trabajaba Jake porque tenía ganas de verlo y decirle que yo no era novia de su repugnante primo. Sentía que debía aclararle ese tema, desde el momento en que Ken había dicho sus tonterías en el partido de Voley.
Al llegar, la chica de la caja registradora me miró con amabilidad y le devolví el saludo. Luego me dispuse a buscar a Jake por toda la tienda.
Caminé por todos los pasillos y no logré encontrarlo, incluso la vendedora me empezó a observar con mucha atención, quizás pensaba que robaría algo.
Me asustó la idea de que pudo haber renunciado, porque no sabía en que otro lugar podía buscarlo.
—Buena chica— escuché una voz masculina al final del pasillo y luego una risita femenina.
Caminé, de forma disimulada, hacia el final del pasillo de productos de limpieza y me sorprendí al ver a una linda chica de cabello pelirrojo, es decir, ¿En qué momento había entrado a la tienda?. Pero algo llamó más mi atención, había un chico justo frente a ella, no podía verlo porque el cuerpo de la chica lo tapaba. Intenté asomarme un poco más por el gran estante de productos, pero no todo podía salir bien y claro.
Me caí.
—¿Estás bien?— exclamó un sorprendido Jake al verme tirada en el suelo.
—Sí...no te preocupes— me levanté avergonzada con las mejillas rojas.
La pelirroja me miraba por su hombro con algo de confunsión mientras que Jake me miraba algo preocupado y se acercaba a mi lentamente.
—Jennie, hablamos luego ¿Vale?— le ordenó a la pelirroja.
—Lo siento...no quería interrumpir— ¿O quizás sí quería?.
La chica que se llamaba Jennie se fue lentamente por el pasillo de golosinas y se perdió de la tienda. Mientras tanto yo acariciaba mi muñeca porque era la que se había lastimado con mi caida. Jake se quedó en silencio observando con atención mi movimiento de muñeca.
—¿No me dirás por qué nos espiabas?—soltó de repente y se me congeló la sangre.
Detuve mi movimiento de muñeca y miré a Jake a los ojos. Se veía divertido, incluso se reflejaba descaro en sus ojos verdes. Una sonrísa ladina se dibujó en su rostro y con un movimiento de ceja me dió a entender que esperaba una respuesta de mi parte.
—No los espíaba— rodé mis ojos y suspiré para calmar mis nervios.
Jake no era tonto, y al parecer tampoco creía en las coincidencias, así que, tenía que pensar rápido en una buena excusa que se pudiera tragar.
—Vine a comprar...y me tropecé— continué y me encogí de hombros.
Lo sé, esa había sido la excusa más estúpida y poco creíble que había dicho en mi vida.
—Estaba con Jennie viendo las cámaras de seguridad y noté que diste más de una vuelta por toda la tienda— su sonrísa se hizo más amplia— ¿Segura que no me buscabas?— se acercó descaradamente hacía mi y su rostro quedó a centímetros del mío.
¡¿Qué estaba pasando?!. ¡MALENA JONES! Debes controlarte.
Había ido a esa tienda para hablar con Jake, pero había olvidado que había cambiado el sentido del mundo por un tonto capricho, y por lo tanto, había olvidado la posibilidad de que Jake se haya convertido en un idiota.
Entonces...si actuaba de esa manera ¿Jake antes era un Nerd?.
—Vine para pedirte ayuda— zanjé sin siquiera haber pensado en lo que iba a decir— Es decir...tu primo y yo hicimos algo muy malo y ahora no quiere ayudarme a solucionarlo.
—Lo siento, no resolveré los problemas de mi primo— se encogió de hombros y se dió la vuelta—Que tengas un buen día Malena— comenzó a caminar hacia una puerta al fondo de la tienda.
Vaya esa reacción no la esperaba.
—¡Jake, espera!— exclamé y me apresuré a alcanzarlo.
¿Alguien me puede decir por qué carajos lo estaba buscando?. ¿Por qué lo detenía?, en serio no tenía idea de lo que estaba haciendo. El estúpido de Jake no me dejaba pensar. Me desconcentraba y me hacía actuar sin pensar.
Jake me ignoró por completo y cruzó la puerta al fondo del pasillo. No me quedó de otra que entrar detrás de él, pero luego me arrepentí. Todo estaba obscuro y silencioso. No había rastro de Jake allí. Ni siquiera podía ver el tamaño de ese cuarto porque era tan oscuro que no se podia ver nada.
En ese momento el cerebro se me encendió y decidí salir de ese cuarto obscuro antes de que me agarrara el chupacabras.
—No no, ¿A dónde crees que vas?— susurró una voz masculina y sentí un fuerte agarre en mi brazo.
¡Santa madre de las calabazas!. Mi cuerpo comenzó a temblar y lo primero que hice fue intentar distinguir en la oscuridad quién me estaba tomando, pero era demasiado difícil.
—Voy a gritar— advertí cuando el agarre se hacía más intenso en mi muñeca.
—Inténtalo.
Y entonces no lo hice, no porque no quisiera, sino porque el "inténtalo" había sido una clase de advertencia más poderosa que la mía, es decir, ¿Qué clase de asesino pedía que gritaras?. Bueno también estaba exagerando, no creía que pudiese ser un asesino. Pero la voz no era de Jake y eso me alteraba.
—¿Quién eres?— pregunté calmando mis nervios.
—Jacob.
Y no me dió tiempo de pensar.
Sentí un empujón y terminé cayendo fuera del cuarto oscuro. Estaba de nuevo en la tienda y un par de personas que estaban en el lugar me vieron algo extraño.
Me levanté rápido y cuando intenté entrar de nuevo en el cuarto, la puerta se cerró rápidamente y se trabó con llave. Lo único que había logrado ver antes de que se cerrara la puerta, había sido un brazo masculino.
Me quedé un segundo pensando, allí parada.
¿Jacob? ¿Qué hacía Jacob allí dentro? Y ¿En verdad era Jacob el que estaba allí dentro?.
Salí corriendo de la tienda y me di cuenta de que estaba empezando a anochecer, así que, me di prisa para no llegar tarde a casa o mis padres me castigarían.
Necesitaba ordenar varias cosas en mi mente. Habían sido varias sorpresas por ese día y tenía que acomodarlo todo para poder comenzar con mi plan de "Volver todo a la normalidad".
Primero lo de las apariencias y personalidades.
Estaba claro que todos habíamos cambiado por completo, así que tenía que aprender a lidiar con las nuevas personalidades de mis amigos.
Luego estaba la pelea de Ken.
No había podido preguntarle quién había sido el que peleó con él. Pero en ese momento se me refrescó el cerebro.
Antes de encontrarme con Ken, había visto a Jacob en el pasillo...y él me había dicho que había vuelto a la ciudad para dar la cara, y luego me dijo en dónde estaba Ken. Entonces, si él sabía que Ken había estado en el aula de Economía, estaba claro que Jacob había estado con Ken antes de que nos encontráramos en el pasillo de Lincester. Pero Jacob no se veía golpeado, es decir, si hubiese peleado quizás habría tenido algún golpe como los que tenía Ken, pero no tenía ninguno.
¿Entonces Ken había peleado con otra persona?...Luego indagaría más en el asunto.
Por otro lado, tenía el extraño momento con Jake.
No lo había encontrado por ningún lado en la tienda y luego apareció de la nada con la pelirroja llamada Jennie. Recordé que me había dicho que había estado con ella viendo las cámaras de seguridad y por eso había visto que yo lo había estado buscando por toda la tienda. Pero él le dijo "Buena chica" a Jennie, entonces...
¿Jake era el jefe de la tienda?.
Pero además de eso...El cuarto oscuro.
No sabía que rayos había pasado allí. No sabía que había pasado con Jake y por qué se había perdido en ese lugar. Pero hubo algo mucho mas extraño, y eso fue Jacob. No entendía por qué estaba en ese cuarto.
¿Jacob y Jake se conocían?.
Quizás si...¿O no?.
Tenía que hablar con Ken, Jake, Jacob y Laura.
Laura era la única que no estaba actuando tan extraño, es decir, con Laura siempre nos tratábamos de esa manera. Las peleas eran normales en nosotras. Por eso su cambio de personalidad no me alarmaba demasiado.
—¿Mamá?— dije al entrar a la casa.
Mi madre estaba parada justo enfrente de las escaleras con un plato de galletas en las manos. Se veía normal, no actuaba extraño, pero me llamó la atención que estuviese allí parada.
—¡Hola hija!, ¿Quieres galletas?— se acercó a mi muy normal.
Se preguntarán ¿Por qué destacas tanto que se está comportando normal?. Pues porque estaba asustada, en ese momento todo me daba miedo, y lo único que me faltaba era que la madre que tenía enfrente no fuera mi madre y me envenenara con esas galletas.
—No gracias, ¿Has visto a Laura?— pregunté ocultando mis nervios.
—Salió junto a Ken.
Entonces sentí que la vida me estaba jugando una especie de broma pesada. ¡¡¿Por qué carajos Laura había salido con Ken?!!.
No los iría a buscar, había tenido suficiente por ese día, así que me fui directo a mi habitación y me tiré a mi cama a descansar.
No era bueno utilizar tanto el cerebro. Sorry.
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Gracias por leer hasta aquí.
Me he dado cuenta de que la mayoría de personas que entran a leer "Chicle, digo...¡Cliché!" No pasan del capítulo 5 y eso en verdad es triste.
Por eso aprecio que tú hayas llegado hasta aquí.
Gracias por el apoyo y espero que te haya gustado. ¡Nos vemos!❤