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Este capítulo está dividido en dos partes, espero que les guste esta primera parte.
Gracias por leer hasta aquí💖
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En el camino, Ken no había dicho nada y yo no me había atrevido a hablar, no sabía que decirle, si hubiese sido otro momento, quizás le hubiese reclamado y me hubiese vengado en un segundo. Pero no era yo en ese momento, era una Malena muy distinta, una Malena que no hacía nada al respecto...una Malena que actuaba como una inocente Nerd, y Ken lo había dicho. Ken me había llamado Nerd porque era así como me estaba comportando.
Y Ken se estaba comportando como un completo Popular. Entonces me pregunté:
¿Qué carajos está pasando?.
Todo se estaba sintiendo distinto, y eso quizás me hubiese alegrado mucho en otro momento, pues, mi misión principal siempre fue cambiar los estereotipos de Nerds y Populares porque para mi era inaceptable que, lo feo fuera lo mas atractivo y lo lindo fuera un asco.
¡No me cabía en la cabeza aquello!.
Pero las cosas parecían haber cambiado de una manera muy distinta.
En Lincester, los Populares comenzaban a vestir bien y a lucir muy guapos y poderosos. Los Nerds comenzaban a lucir menos atractivos y parecían un poco más normales y obedientes a los Populares. Lo lindo quedó como lo que en verdad era y lo feo comenzó a ser desagradable para todos. Sin embargo, tenía altas sospechas de que algo se había salido de control y eso lo iba a comprobar al día siguiente.
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—¿En dónde estabas metida?— escuché la voz de Laura en la obscuridad de la sala.
Ken me había dejado en mi casa y era bastante tarde. Tenía mi mochila en la espalda y los nervios de punta. No quería que mis padres me escucharan.
—Salí con Ken— contesté, siendo incapaz de mentir.
¡¿No le mentí a Laura?!
Esto se está saliendo de control.
—¿Y por qué llegas tan tarde?— volví a escuchar desde la oscura sala. Segundos después escuché pasos y el sonido del interruptor de luz. Una muy enojada Laura estaba de pie en la sala —Habla.
Gracias a Dios que Laura había encendido las luz, en serio, hablar en plena oscuridad a las once de la noche era algo aterrador.
—Estoy cansada, te lo contaré luego— dije tirando mi mochila al suelo. Di pasos cansados hacia las escaleras y me detuve un momento—¿No te sientes distinta?— volteé para ver la reacción de Laura.
—No es tu problema, anda a dormir— zanjó con amargura. Miró unos segundos al suelo y yo no dejé de observarla—¡Ya ve a dormir!— espetó sin gritar y me di la vuelta para subir las escaleras.
Las conclusiones que llegaban a mi cabeza me estaban haciendo sentir muy mal.
•••
Desperté cuando el sol que entraba por mi ventana comenzó a cegarme.
Estúpido Sol, ¿Por qué existía?, tenía la linterna de mi celular para iluminar mi vida.
Me levanté de la cama con toda la pereza que podía existir en el planeta tierra y después de rascar mi cabeza como niña piojosa, tomé mi celular y al ver la hora se me escapó un gas trasero de la impresión.
—Mediodía— musité con fastidio— ¡Llegaré tarde!— grité y me levanté de mi cama de un solo brinco.
En realidad ya iba super tarde a Lincester, es decir, entraba a las siete de la mañana y yo me estaba levantando a las doce y media.
—¿No estabas en la Universidad?—preguntó algo confundida mi madre cuando me vió correr por toda la cocina como loca.
—Acabo de resucitar— fue lo único que dije. Tomé una manzana y salí corriendo de la cocina —¡Te amo mami!.
Corrí a toda velocidad hacia la Universidad. Por suerte no quedaba demasiado lejos y en unos diez minutos llegué.
Sí, casi morí.
Tenía uno de mis pulmones en la boca, el corazón latiendo en mi cerebro tan rápido como cuando ves a tu crush y mi respiración era tan torpe como Laura. Pero lo bueno era que había llegado.
Cuando logré recuperar la respiración, me fui directo al comedor. Era mediodía y por lo tanto, la hora de almuerzo. Todos los estudiantes de Lincester estaban allí, a excepción de los alumnos que se quedaban en los solitarios pasillos besándose.
—Parece que te pasó un tractor por encima—cometó Pancracia cuando me senté junto a ella en una de las mesas.
En la mesa se encontraban ella y Michael. Me llamó la atención no ver a Ken por ningún lado, pero asumí que quizás el estúpido ese se había quedado durmiendo en su casa.
Debí haber hecho lo mismo.
—Gracias, tu también te ves bien— respondí con sarcasmo y rodé mis ojos.
Michael miraba su celular, al parecer bastante concentrado. ¿Qué estaba tan interesante?.
Me dispuse a comer unas papas del plato de Pancracia y mientras tanto, observar los alrededores. Todo parecía normal, pero...
¿Ya dije que parecía normal?.
Me di cuenta de algo muy impactante.
Todos en el comedor lucían y actuaban distinto. En una de las mesas, vi a un grupo de chicas Nerd que nunca habíamos tomado en cuenta nosotros los Populares. Ellas, como todos en el lugar, lucían muy cambiadas. Cada una estaba sentada en las piernas de unos chicos, que antes también eran unos Nerds sin vida social. Vestían muy sexys, los chicos muy guapos y por la manera en que hablaban se notaba a leguas que eran unos Populares.
Bajé la vista hacia mi mesa y observé con más atención a Michael y Pancracia...
¡Y estaba más que claro!.
Pancracia no lucía sus típicos tops y minifaldas. Lucía muy normal, incluso tenía ropa a la que ella denominaba "ropa de monja". Tenía una camisa en un tono celeste con unos jeans no muy ajustados. Su peinado no era increible y pulcro como los que lucía hace unos días, sino, llevaba una cola de caballo mal hecha. Michael lucía igual de normal que ella, no se veía guapo como los de la otra mesa, él se veía casual, como si se vistiera solo porque no se podía ir desnudo a la Universidad.
Sin duda, me llamó mucho más la atención ver como actuaban...¡Pancracia leía un libro de Física! Y Michael solo texteaba en su celular sin prestarle atención a los demás.
Entonces, me miré a mi misma y lo tuve confirmado. No lucía linda ese día, ni siquiera me había peinado. Me puse ropa cómoda y deportiva.
Algo que jamás había hecho. Para mi era muy importante lucir estupenda siempre.
—¿Por qué estás acosando a todos con la mirada?— habló Michael cuando despegó al fin sus ojos del celular.
Tenía que buscar a Ken. Ese idiota tenía que ayudarme a devolver todo a la normalidad.
—Esto está muy mal— murmuré shockeada y sin pensarlo un segundo más, me levanté a toda prisa de la mesa y salí del lugar.
Ken y yo habíamos iniciado todo ese caos, entonces, él y yo debíamos terminarlo.
Por alguna extraña razón, las cosas no habían quedado como yo quería. Se suponía que los Populares seríamos los más atractivos y poderosos del instituto, y claro, los Nerds quedarían abajo. Pero no fue así.
Al cambiar los estereotipos de lindos y feos, Nerds y Populares...¡Le dimos vuelta a todo!. Los Nerds terminaron siendo los Populares, teniendo todo el poder. Los Populares quedamos con un perfil más bajo y tanto en personalidad, como en apariencia, quedamos como los Nerds.
Saqué mi celular para llamar a Ken. Tenía que contarle todo de una vez, pero justo cuando iba a marcarle me encontré con alguien en uno de los pasillos...
—Jacob...¿Qué haces aquí?— pregunté extrañada y sorprendida.
—Volví para dar la cara— fue lo único que dijo y me pasó por un lado con indiferencia.
Hasta Jacob se veía distinto. Ropa oscura que lo hacía ver muy atractivo y a la vez muy oscuro. En cuanto a su actitud...era otro, literalmente. Su cara reflejaba la más pura maldad he indiferencia, su actitud se veía poderosa y peligrosa. El Jacob de antes, era alegre y divertido. El Jacob de ahora era oscuro y peligroso.
¡Santa madre de los cacahuates!
—¿Sábes en dónde está Ken?— pregunté algo fuerte porque ya se encontraba a unos metros de mi.
—Aula de Economía— respondío y se perdió por uno de los pasillos.
¿Qué hacía Ken en el aula de Economía?.
Corrí hasta el aula de economía. Lo menos que necesitaba era perder de nuevo al desastre viviente de Ken.
—Ke...— fue lo que pude decir cuando entré al aula.
Lo que vi frente a mi me había dejado completamente pasmada. ¿Que debía hacer?. El miedo me había borrado los pensamientos.
Ken estaba sentado en una de las sillas con la respiración agitada, sangre en la boca y moretones en los pómulos.
¡Le habían dado en la madre! Y quizás en otro momento me hubiese partido de la risa, ¡Pero era serio!. Así que deja de reirte.
—¡¿Que te pasó?!— exclamé preocupada y corrí hasta él.
—Solo una discución—fue lo que dijo restándole importancia a su apariencia.
—¿Una discusión? ¿Con quién? Seguro con el demonio de Tasmania — dije sarcástica. Saqué un pañuelo de mi mochila he intenté limpiar un poco la sangre de su labio— ¿Quién te hizo esto?.
—No te metas Malena— dijo algo irritado.
Seguro estaba así porque aún tenía la adrenalina en el cuerpo.
—Vámonos, va a llegar la gente y te llevaran a dirección— pedí cuando terminé de limpiar su sangre. Tomé su mano y lo obligué a moverse —¿Quieres que te interroguen en dirección?.
—Ya cállate— espetó y se levantó a cascarrabias de la silla.
Sin siquiera esperarme salió del aula. Así que, corrí detrás de él para saber a dónde iría con la cara así.
Desde la luna se podía ver que había tenido una pelea...pero ¿Con Quién?.
Se lo preguntaría luego. Lo único que importaba en ese momento era ir a un lugar apartado.
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¿Qué creen que pasó?
Vayan sacando conclusiones y dejenlas aquí en los comentarios. 7u7
Quiero saber que teorías sacan.
Nos vemos en la segunda parte de este capítulo.
¡Actualizo pronto!💖
Regálame un voto querido/a lector/a💖