Camino con la cabeza en alto, mostrándome totalmente digna ante los ojos de los demás; siendo el principal centro de atención y la comidilla de las burlas. Aún cuando mi cabeza estaba vuelta un asco, mi sonrisa de autosuficiencia no podía ser más que espléndida, puesto que había logrado mi cometido.
Ignoro las miradas altaneras y burlescas que me lanzaban algunos estudiantes, porque sé que tal vez mi cabello despeinado daba mucho que pensar; como por ejemplo que me había atacado una hiena loca y encabronada.
Pero ah, eso era imposible en estas zonas ¿No? Mejor pensemos en cosas realistas; cosas muy irritables por ejemplo.
Gruño y ruedo mis ojos con fastidio cuando mi mente se esfuerza por recordar todo al pie de la letra, haciendo que choque mi pie contra el suelo de una forma nada madura.
¡Y una mierda con ese imbécil!
No podía creer que casi me dejara calva por trece centímetros, cada vez que lo recuerdo mi mal humor aparece, osea:
¡¿Quién mierda en su sano juicio te pondría a chupar una pija tan pequeña?!
¡Oye!
¡Las zorras también tenemos sentimientos!
Joder, mejor que se pierda, si te mide menos de 18cm automáticamente eres mujer, porque hasta yo tengo el clítoris más grande que ese triste gusanito
Hago una mueca de inconformidad, tratando de calmar mi cólera repentina antes de tomar el cepillo y situarme frente al espejo del baño; siempre pensé que el profesor SiWon era una eminencia de hombre; así que en teoría no pude evitar emocionarme cuando me lo propuso. Pero en medio de mi faena, cuando le bajé sus nada atractivos calzones de abuelo, mi medidor de excitación bajó a cero.
Hasta mi vagina entró en depresión.
Creo que incluso pudo notar mi desilusión, sin embargo, traté de ignorar aquél disgusto e hice de su vida un mejor lugar por diez minutos.
Total, igual lo que estaba haciendo tendría su recompensa.
Cuando termino con mi cabello, comienzo a cepillar mis dientes, suspirando cuando finalmente todo había acabado.
Tenía un 50/50 de sentimientos encontrados, pero a fin de cuentas me sentía muy satisfecha por hacer que le dieran una patada en el culo a la zorra que ocupaba mi puesto en las tutorías que dictaba JiMin.
Cuando el timbre del colegio anuncia la hora de salida, mis ojos se expanden con sorpresa.
— ¡Joder, llegaré tarde!— refunfuño antes de guardar todas mis cosas y salir a toda prisa a la entrada del colegio. Maldiciendo al profesor por ponerse muy cariñoso luego de la tremenda mamada que di.
Joder, esto no era ningún plan de caridad, lo hacía por interés.
¿Qué tal si alguien nos hubiera descubierto?
¡OH, POR SANTA RAMONA!
Tremenda vergüenza me daría si me vieran chupando un pene que mide menos que un churro.
Jadeo cuando mis pulmones buscan aire, haciendo que corra con menos prisa, puesto que yo no era muy atlética; total, las únicas veces que hacía ejercicio era cuando tenía sexo.
Finalmente llego a la salida del colegio, así que casi de inmediato pude localizar a mi querido nalgón con la cabeza gacha y una pose encorvada; sus manos regordetas tomaban con fuerza las correas de su mochila, mientras que con su pie derecho jugaba con una piedrecita del suelo.
¡Ay, es tan nerdo!
¡Me lo quiero follar!
— ¡Hey, JiMin! ¿te hice esperar mucho?— le pregunto apenas llego hasta su lugar, haciendo que pegue un pequeño salto en su lugar antes de subir su mirada sorprendida hasta mi rostro.
— Si viniste...— musita con un hilo de voz, por lo que yo elevo una ceja con media sonrisa surcando mis delgados labios.
¿Qué creía?
¿Que era una broma?
¡No señores, las necesidades de mi vagina no son ninguna broma!
¡ALIMENTALA, JODIDO NIÑO!
— ¡Ay, claro que sí!— respondo bajo su mirada vacilante- Te dije que me esperaras- reitero, acercándome a él para llevar mi mano hasta la coronilla de su cabeza y dejarle una pequeña caricia. Siento cómo se sonroja antes de asentir como el niño bueno que era, así que por ese instante me sentí satisfecha.
Aunque si me preguntan; yo sólo quería tomarlo de las hebras de su cabello y meter su rostro entre mis piernas.
No obstante, asustarlo ocasionaría que se alejara de mí, por lo que lanzo un pequeño suspiro antes de retirar mi mano y meterlas en los bolsillos de mi chaqueta.
— Vamos, mi auto está por allá.
...
Cuando llegamos a mi casa puedo ver que se sorprende por la inmensidad de la misma, sin embargo trata de disimular. Yo sólo niego con una pequeña sonrisa; le ofrezco asiento, agua y luego no dudo en ir a cambiar mi uniforme por algo más cómodo.
Una pequeña y transparente pijama de dos partes, la cual dejaba mucho a la imaginación.
Me deleito cuando siento que los ojos de JiMin tratan de no mirar más allá de mis tobillos, sin embargo, prácticamente le obligo a subir la mirada cuando me inclino un poco; dejando ver la forma en la cual mi tanga delinea mis nalgas.
— B-bueno— carraspea— ¿Y-ya estás lista?— pregunta con el rostro rojísimo, tan incendiado como mi vagina al verle.
— Claro, bebé— canturreo— Estoy al cien por ciento lista y preparada para ti— afirmo, sentándome a su lado sin ocultar mi emoción.
El menor asiente con nerviosismo antes de relamer sus labios y volver a mirar a su en derredor con timidez.
— D-disculpa, pero...— musita con una voz casi inaudible, haciendo que yo le mire desconcertada antes de asentir para que prosiguiera— ¿Aquí no hay adultos?— pregunta finalmente, sintiéndose intimidado cuando elevo una ceja con algo de mofa.
Le había dicho a mi madre que llevaría un chico. Entonces ya era más que obvio; porque ella misma me ha enseñado un par de cosas de las cuales he puesto en práctica a lo largo de mi vida.
Después de todo crecí viendo la hacer lo mismo, me ha dicho que su única metida de pata oficial fue salir embarazada de un chico coreano que conoció en sus vacaciones de verano; y voiláh, de esa unión nació mi hermano mayor, quien de hecho se parece demasiado a papá.
Para empezar; mis padres están divorciados desde incluso antes de yo nacer, osea, hace mucho tiempo atrás; cuando mi hermano todavía contaba con tres años de edad. Si me lo preguntan, creo se dieron cuenta que su matrimonio era un asco, después de todo no sólo había un enorme choque cultural; mientras que madre era una mujer totalmente libre de estereotipos coreanos, a mi padre no le agradaba mucho el hecho de que su esposa fuera señalada como una cualquiera.
Finalmente, mi madre volvió a América sin saber que estaba embarazada de mí.
Y aunque el amor que había estado ahí antes ya no era el mismo, mamá volvió junto a mi padre luego de un año, así que después de todo ese drama que me hizo obtener doble nacionalidad, nunca jamás volvió a separarnos.
Puedo decir que crecí con ambos padres en una misma casa, y aunque era extraño para mí verlos tratarse como amigos y no como esposos, no era quien para juzgar; después de todo mi mamá es una mujer de mente abierta, por lo que mi hermano y yo también lo somos.
Incluso tanto que se fue a estudiar y vivir nuevamente al extranjero. Pfff, suertudo.
Por cuestiones de trabajo mi padre no se encontraba por mucho tiempo en la casa, no obstante, nos regalaba las mejores comodidades a mí, a mi hermano y a mi madre, así que lo amaba con toda mi alma por no abandonarnos aún cuando no éramos una típica familia coreana.
Creo que al final pudo entender el punto de vista de mamá.
— Mm, estaremos solos por un par de horas— respondo suavemente, arrimando un poco mi cuerpo hasta el suyo; el cual comienza a temblar levemente al sentir mi roce.
Y yo que ya estoy vuelta un charco de fluidos, affs.
— B-bien— contesta entre cortado, respirando hondo antes de continuar— Comencemos— me avisa antes de rebuscar en su mochila algunos libros— ¿Qué... quieres hacer primero?— pregunta en voz baja.
Por mi lado, yo le observo con media sonrisa juguetona.
— Todo el kamasutra si es contigo, bebé— respondo antes de arrancarle su enorme bolso y dejarlo sobre el suelo, causando que sus pequeños ojos se agranden y su respiración se agite.
De inmediato me siento en sus piernas como la perra rastrera que soy, ahr.
Él por supuesto se quedó en Jungshook
¡LO ESTÁ PROCESANDO!
¡APROVECHA EL BUG!
Antes de que pudiera alejarse, me acomodo con ambas piernas a sus costados; lo tomo de la nuca y sin pensarlo dos veces llevo mis labios hasta los suyos, haciendo que choquen con deseo.
¡AY, MALDITA SEA SABEN EXQUITOS!
Cuando noto que sus ojos se cierran con lentitud, comienzo a besarlo con mucha más delicadeza, teniendo que se alejara de mi persona. Sin embargo, sólo puedo obtener un pequeño jadeo de su parte junto a un par de suspiros de por medio.
Siento que sus puños se aprietan con fuerza, tratando de seguir completamente mi beso; por lo que yo sólo puedo sonreír a medias, dejándole saber que para mí era más que suficiente.
¡Ay, cosita inocente!
No te preocupes bebé, todavía tenemos tiempo de aprender...
¡PORQUE DE ESTA MIERDA TÚ NO SALES VIRGEN!
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