Era verano, las clases aún no comenzaban pero ya había bulla en las calles, niños corriendo por el último cuaderno de Avengers, las madres corriendo por todos lados, comprando lo último para el regreso a clases.
Recuerdo cuando era más pequeña, amaba comprar estampillas para pegarlas por todos mis cuadernos y libros, de vez en cuando tapaba el título de los libros con ellas y mi mamá tenía que comprar uno nuevo. Era emocionante la manera en la que veía la escuela, sólo era aprender de forma divertida y jugar, era... Ser niña.
Porque cuando eres pequeño, tu mayor problema es prender la TV a tiempo para que no se acabara tu programa favorito.
Pero no, este verano era distinto para mi.
A pesar de ir en primero de secundaria, a punto de pasar a segundo, me emocionaba la idea de ir a la escuela, y seguía siendo buena decoradora con mis cuadernos, pero esta vez era distinto.
El aire era frío a pesar de ser verano, percibía todo de manera diferente.
¿La razón? Tenía que dejar el país.
No quería, pero mi mamá insistía en que era lo mejor, le pedía más tiempo, aún no quería dejar todo como estaba, mis amigos, mis abuelos, mi deporte... Mi vida...
Pero fue después que me di cuenta que era la mejor decisión.
"Las decisiones sólo se presentan UNA vez en la vida, TÓMALAS, por más arriesgadas que sean, siempre llega algo mejor a lo qué hay hoy, pero está en ti dejarlo suceder".