En este banco || Albalia

By queenheartbrokenn

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Donde Alba y Natalia se conocen en un banco a las 4 de la mañana. More

16 de noviembre
4 pm
Esquina del 92
3 canciones y 3 cuadros
1 am, que te jodan
49.02
6 B
22 años
33/45
10 personas
5 segundos
22:07
32 pulgadas
5 de diciembre
1045
20 de diciembre
17:00
5 días
Albalia 2.0
3:15
Sala 36
2 metros
16 de noviembre - Capítulo final

1992

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By queenheartbrokenn

Narra Alba

No era un sueño, Natalia estaba aquí, y tenía su mano agarrada a la mía.

Debería de haberlo pensado dos veces antes de irme; Cuando la veía sentada en el banco de la plaza, desde lejos, la veía mal, triste, con miedo. Sin embargo ahora íbamos por la calle de la mano con una continua sonrisa.

Supongo que nos hacíamos falta.

-Oye Alba... -Natalia frenó en seco nuestro paseo- A ver, llevo pensando, bueno, todo este tiempo...

Sacó un cigarrillo de su bolsillo y el mechero, se dispuso a encender aquella arma de matar pero se lo quité de las manos y lo tiré al suelo para luego pisotearlo.

La miré y ella me miraba con tristeza.

Yo sonreía.

-Joder que es el último que tenía. -Se quejó.

-Y el último que fumarás. -Sonreí burlona- Lo vas a dejar. Va, ahora dime.

Comenzó a jugar con sus dedos, se veía guapísima nerviosa. Era guapísima siempre.

-Pues a ver, mira, va, lo digo de sopetón, ¿si?

Asentí con una sonrisa.

-Venga va... -Cogió aire- Te quiero mucho y creo que, bueno, que si alguien me pregunta quien eres quiero decirle que eres la persona con la que quiero pasar mi vida y no decir "Una amiga" o quedarme callada por no saber que decir. Quiero gritar lo que siento, y sé que odias las etiquetas pero creo que aquí es "necesario"... Alba, -Cogí aire- ¿Quieres ser mi novia?

Me quedé sin aliento.

Sonreí muy ampliamente y me tapé la boca con la mano.

No me sorprendía que esto pasase; O se lo decía yo o me lo terminaría por decir ella, pero era obvio que pasaría, pero no sabía que ese momento llegaría ahora.

Asentí con la cabeza y entre lágrimas de felicidad Natalia me estrujó entre sus brazos.

-Sé que es cutre decirlo así pero no sabía cuando más hacerlo y no me queda un duro. -Me susurró a la oreja y un escalofrío recorrió todo mi cuerpo.

No necesitaba más, con tenerla a ella estaba más que feliz.

Sentí paz después de toda la tempestad... Al final iba a creerme eso de "Después de la tormenta viene la calma"

Al separarnos nos fundimos en otro beso.

Éramos empalagosas, si, pero nos encantaba.

-Te quiero mucho Nat. -Apoyé mi cabeza en su pecho.

Comenzó a acariciarme el pelo.

-Y yo, Amor.

Seguimos andando en silencio; nuestras manos entrelazadas ya gritaban muy alto que nos queríamos y no hacían falta palabras.

Había gente que cruzaba por la calle y nos sonreía, otros idiotas miraban nuestras manos y ponían una mueca de asco, en ese caso también les sonreíamos.

Ninguna de las dos sabíamos a donde nos dirigíamos. Simplemente caminábamos.

Hasta que recordé a Marina.

-Ay. -Me solté de su agarre- Natalia, coño, que le dije a mi hermana que iría a comprar adornos de navidad, vamos.

Comencé a andar hacia otra dirección pero Natalia me paró agarrándome del brazo.

-Cariño no... Marina ya no está. ¿Te acuerdas? -Agarró mi cara entre sus manos.

<<Cariño>>

Fruncí el ceño y rodé los ojos dándome cuenta de que aún no se lo había contado.

Marina estaba viva: Me lo repetía 1992 veces por minuto y aún no se lo había dicho.

Negué con la cabeza y solté una risilla al recordar que mi hermana estaba viva y riendo.

La verdad es que seguía sin creémelo.

-Natalia, sé que sonará raro... Pero a ver... Bueno, será mejor que nos sentemos.

Mi novia asintió con preocupación en su rostro y buscamos el bar más cercano.

El lugar era el típico café familiar que hay en todas las ciudades; con el olor a fritanga y señores mayores jugando a las cartas mientras veían el fútbol.

De fondo se oía levemente el principio de "Toxic", Britney Spears.

Tampoco me fijé mucho más en el sitio pues mi mirada ahora solo enfocaba el rostro de Natalia con una sonrisa torcida.

-A ver Natalia... -Agarré su mano por encima de la mesa.

-¿Qué quieren para tomar? -Interrumpió un camarero de unos 40 años.

-Yo nada, gracias. -Respondí y volví mi mirada a la pelinegra para ver que pedía.

-Tiene que consumir algo o se va a un puto parque a hablar, hombre ya. Malditos jóvenes... Aún encima estáis de la manita, esto aquí no se consiente eh. -Observó nuestras manos entrelazadas.

Nunca entenderé por que en dos manos yo veía tanto amor y el veía tanto reproche.

-Pues traiga un puto café descafeinado, y le agarro la mano si me sale a mi del coño tan bonito que tengo. -Le lancé una mirada asesina y el camarero se fue a preparar los cafés no sin antes murmurar algo inaudible para nosotras.

No todo el mundo iba a ser tan amable como en "La esquina del 92" o el "33/45". Pero un mínimo de educación hacía falta.

Y seguramente el café sabría a mierda, nunca me había gustado aquel líquido, pero no se me ocurrió otra cosa.

Miré de nuevo a Nat y le sonreí más tranquila.

-Vaya fiera estás hecha Reche, me gusta esta versión. Y qué decías, ¿Que tienes el coño muy bonito? -Rió quitándole hierro al asunto.

Pues no me importaría que lo corroborara...

Reí junto a ella pero recordé que tenía que contarle lo de mi hermana.

-Bueno, verás... -Inhalé- Marina no está muerta. Estuvo en coma, salió hace dos meses... No sabemos por qué nuestro padre mintió de esa manera, pero estoy pensando que incluso pudo mentir en cuanto a la muerte de mi madre... No sé, igual le gusta dejar a gente en los hospitales sin dar explicación.

Hablé todo sin mirar a Nat, miraba para el suelo mientras movía mis manos exageradamente.

Levanté la vista y observé que mi novia me miraba sorprendida, con una ceja levantada para luego formar una enorme sonrisa en su cara.

-P-pero eso es genial, joder Alba. Que Marina está viva. -Elevó el tono de voz feliz- ¿La viste ya?

-Si, y ahora es tu cuñada. -Reí- Luego si quieres vamos juntas a verla.

Una sonrisa perfecta apareció en su cara y asintió.

El camarero apareció de nuevo y dejó las tazas sobre la mesa con mucha fuerza. Tanta fue que el líquido de su interior salió disparado hacia la camiseta de Natalia empapándola.

-JODER QUEMA, ABRASA. -Se sopló a sí misma.

-¿Pero qué ostias haces? -Hablé con ira al señor mientras me levantaba a ayudar a la de Navarra.

El camarero se encongió de hombros.

-Como veía que os mirabais tanto... A ver si así os ibais... bolleras. -Susurró eso último.

Pero le oí perfectamente.

Me giré para mirarle directamente a los ojos con asco.

-Si, soy bollera, lesbiana, tortillera, prefiero el pescado a la carne. ¿Y eso qué ostias importa? ¿Tienes algún problema? -Me acerqué a él agresivamente mientras Nat seguía intentando limpiar su camiseta.

Ya no me iba a quedar callada, nunca más escaparía de este tipo de gente.

A esto había que ponerle un punto final para no que no tengan que ser puntos de sutura en un futuro.

Oí murmullos por detrás y vi a sus amigos desde la barra reírse.

-Te ha humillado, Miguel. -Rió más fuerte uno de ellos.

-Exacto, Miguelito, te he humillado, ahora sigue trabajando, aun que no veo que tengas mucha clientela. -Le sonreí burlona y volví a prestar atención a Natalia.

-Joder quema... -Se quejó.

-Vamos al baño y la limpiamos. -Tiré de ella hacia el lavabo y nos encerramos allí.

El espacio era bastante reducido, pero muy limpio.

Al ver todo el lugar recordé lo que Mikel me hizo en el baño de mi "casa". Iba a comenzar a estresarme cuando Natalia me tocó el hombro y me dio un beso cerca del cuello.

Joder.

En ese momento se me olvidó todo lo malo, solo éramos ella y yo en un cubículo. Ella y yo, felices.

Me di la vuelta y hablé;

-Quítate la camiseta.

Natalia aceptó y con una sonrisa traviesa se quitó la prenda.

Ahora estaba en un sujetador rojo, y era aún más preciosa si cabía.
El fuerte color contrastaba con su piel blanca y me daban aún más ganas de besarla.

La cogí y abrí el grifo para intentar quitar la mancha.

Luchaba por no mirar en el reflejo del espejo a Natalia sentada en la tapa del váter y en sujetador, pero con semejante diosa delante se me hacía tarea difícil.

-Me pones mucho cuando te pones a lo malota... -Habló con la voz tranquila  examinando mi cuerpo.

Ignoré su comentario por que si empezaba no pararía, y no era el lugar.

-Mucho. De esto que dan calores, ¿Sabes? -Sonrió victoriosa al ver que mis mejillas comenzaban a sonrojarse.

Froté la mancha con más fuerza.

-Y que te sube así por el cuello y luego baja más y más abajo...

Froté aún más fuerte.

-Y cuando...

No pudo terminar la dichosa frase cuando mandé a la mierda la camiseta y me lancé a sus labios.

Si quería guerra, yo era la Mundial.

Le comí toda la boca; como dirían algunos.

Comenzamos a mover nuestros labios salvajemente como si dependiéramos de ello. Nos daba igual si nos quedábamos sin oxígeno, éramos capaces de llamar al Samur para que trajeran bombonas de oxígeno si con eso podíamos seguir besándonos.

Tenía ganas de ella.

Enrollé mis piernas entre las suyas y recorrí con mis manos toda su espalda hasta llegar al broche del sujetador.

-¿Hay alguien? -Llamó una voz de una niña pequeña a la puerta.

Cogí una bocanada de aire enorme y comencé a respirar agitadamente.

-S-si... Y-ya v-va... -Me ahogaba al hablar.

Solté una risilla y observé Natalia.

Estaba preciosa; despelucada y con los labios tan rojos como el centro de la bandera de Japón o como el sujetador que no conseguí quitar. Con los ojos entrecerrados y mirándome con más pasión que nunca.

-¿Estás bien? Te oigo respirar mal... -Volvió a hablar la niña con su particular tono de voz.

De repente me di cuenta, ese tono de voz y esa manera de hablar solo podía tratarse de una niña en todo Elche.

Era Aina.

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