[ Capítulo diecisiete ]
Madison amaba correr.
Desde su transformación, la castaña se había convertido en una caja de sorpresas para la manada, su fuerza y velocidad habían aumentado exponencialmente, ahora tenía la misma velocidad que Derek en su forma de lobo, o incluso mas.
No fue sorpresa cuando ambos fueron corriendo por el bosque hasta el instituto un martes en la mañana como una competencia , de ahí en adelante se hizo tradición para la pareja ejercitarse juntos.
Sus ojos se volvían rojos al usar alguna habilidad sobrenatural, Deaton aún investigaba los detalles y condición del fénix, le parecía asombroso los cambios que tenía Madison.
—¡Madison!— la llama su mejor amiga desde la mesa de la cafetería.
—Hola—salida sentándose a su lado, dejando un beso en la mejilla de Stiles, robando una papa frita de tu plato.
— Te ves fabulosa, amiga—se apoya en sus brazos—estoy muy celosa.
—Y me siento de maravilla— sonríe, cambiando el tema de conversación, preguntando a Stiles acerca del nuevo caso que tenía su padre. Al parecer estaban apoyando al FBI con una investigación sobre un asesino serial.
Era lo último que necesitaban en Beacon Hills.
Baja la mirada unos segundos a sus manos al sentir su mirada en su espalda, no necesito voltear para ver de quién se trataba, Scott solía verla con más frecuencia de lo normal esos días.
—Hola Madison — Malia se sienta junto a ella—¿Irás al Loft hoy?
—¿Por qué?
— Quiero saber si necesito prepararme para los chistes de Peter o estará ocupado con sus clases de cocina—suelta una risita al ver su sufrimiento.
Fue ahí cuando sus ojos coincidieron, Scott se congelo al ver sus ojos cafés, se veía radiante frente a él.
¿La había superado?
Estaba seguro que jamás superaría a Madison Melendi, y a pesar de continuar su relación con Alisson no podía evitar preguntarse:
¿Enserio la deje ir?
Ese pensamiento lo torturaba día y noche, especialmente cuando la veía sonreir con Lydia y sus amigos.
Había cambiado radicalmente después de su transformación, no solo era más segura en si misma, su forma de vestir y actuar eran diferentes.
Todos eran consientes de la mirada del alfa sobre Madison, a excepción de Alisson; quién estaba segura de ser el amor de su vida.
Cosa que no era cierta.
Durante todo el horario escolar la buscaba con desesperación hasta encontrar su ubicación.
Y su momento favorito se había convertido en la hora de entrada o salida, dónde la veía pasar junto a Lydia y Stiles.
— Iré a casa, te veré más tarde.
El alfa cierra la puerta del casillero y voltea rápidamente al sentir la presencia de la castaña, quien pasaba tras el, caminando junto a Malia y Theo.
Voltea en su dirección mientras acomodaba el bolso sobre su hombro, dando una sonrisa que logro cristalizar su mirada y estrujar su corazón.
Sus ojos la siguieron mientras se despedía de los chicos y camino hacia el estacionamiento, dónde él la esperaba junto al auto.
Sintió náuseas al verlo tomar su cintura y besarla. Como el solía hacerlo.
Vió las manos de Madison acariciar sus brazos y ahí pudo verlo, un reluciente anillo de compromiso se colocaba en sus dedo anular, en ese momento su respiración se cortó y con una mezcla de emociones invadió cada parte de su cuerpo.
No pudo evitar soltar sus cosas y caminar hacia ellos.
—Stiles—susurra alerta su novia, llamando la atención del castaño al saber lo que pasaría a continuación.
—Dame un segundo — toma la mano de Lydia y se apresuran a llegar a ellos.
—¡Scott!
La pareja volteó hacia ellos, confundidos, el moreno intenta apartar a Madison de sus brazos y ponerla tras él, olvidando que en estos momentos ella tenía más fuerza que el, provocando que solo se mueva unos pasos.
—Scott— Deshace el agarre que te iba en su brazo—¿Que te sucede?— Agradecía que ya tenga más control cobre sus emociones, de lo contrario tendría sus ojos rojos y hubiera lanzado a Scott contra un coche.
— ¿Que diablos haces Madison?—toma su mano con brusquedad—¿¡Te vas a casar!? No llevas ni un maldito año con el y ya se piensan casar, tienes dieciocho años ¿Que carajos haces? ¡Vas a arruinar tu vida!—habia comenzando a gritar, llamando la atención de todos.
—¡Largo de aquí!—dice Malia al ver como varios chicos comenzaban a crear un círculo a su alrededor, intenta do descubrir que estaba pasando.
— Scott...
— ¡Maldita sea Madison, vas a arruinar tu vida!
—¡Esto no es asunto tuyo!—le grita de vuelta, comenzando a perder la paciencia, alarmando a su mejor amiga al ver sus ojos.
La última vez, en luna llena, rompió una ventana.
Derek intenta tomar su mano, pero la aparta rápidamente y da un paso hacia él.
— Es mi decisión-—responder firme— No tienes ningún derecho de opinar.
—¡Intento protegerte!
—¡La última vez que intentaste protegerme termine con el corazón roto y gravemente herida!— a diferencia de la vez anterior, pudo percibir el dolor en su voz.
Cierra los ojos unos segundos, regulando su respiración antes de verlo nuevamente.
—Escucha Scott—junta sus manos intentando relajar la situación—No me casaré ahora, tengo dieciocho años, tengo planes y Derek lo sabe—lo señala—No te debo ninguna explicación de lo que haga en mi vida, porque ya no eres parte de ella, no eres persona con quién voy a compartir mi vida.
—Madison—susurra intentando ocultar lo dolor que estaba experimentando al escuchar sus últimas palabras, fue como cientos de cuchillos atravesar su pecho—No podrás cumplir tus metas, estarás atada a una persona por el resto de tu vida, no podrás hacer las cosas sola, Madison, por favor. Necesitas pensarlo bien.
— Lo hice, y Derek sabe que mi carrera es primero.
No mentía, días después que le propuso matrimonio se había sentado un viernes por la noche en la sala a hablar acerca del futuro, tomaron una copa de vino y hablaron acerca de lo que harían, dónde vivirían y como organizarán su rutina en base a las actividades de ambos chicos.
Derek sabía que Madison eran joven, y tal vez había cosas que no quería experimentar con el, si no con amigos o sus padres, y el estaba de acuerdo, no quería ser un obstáculo en su vida, al contrario, quería ser el centro de apoyo y compañero al cual recurrir.
—Madison, por favor—susurra de nuevo, con la esperanza de verla dudar acerca de su decisión.
Porque eso significaba que el no tendría otra oportunidad.
—No cambiarás mi opinión, Scott.
— No apruebo esto.
Pudo ver la sonrisa más vacía que había visto en su vida.
— Solo necesito la aprobación de mi padre, y el lo autorizó.
— Madison.
— Scott...Te dije esto porque en algún momento fuimos algo importante, ahora eso termino y ambos sabemos por qué—da un paso al frente — No fué porque merezcas una explicación si no por el respeto que aún te tengo, pero ahora agradecería que te apartes de mi vista si no vas a felicitarme o alegrarte por nosotros.
— No puedo.
—Adiós Scott—abre la puerta del auto—Las cosas cambiaron, nosotros cambiamos, ahora tienes otras prioridades—voltea a su costado, dónde Allison miraba toda la escena junto a la motocicleta del lobo— Cuídate mucho—Le sonríe por última vez y sube al auto.
Derek cierra la puerta y camina hacia el, golpeando con fuerza su nariz haciendo que pierda el equilibrio y caiga al suelo.
— Yo no la dejaré como tu lo hiciste, McCall—rodea el auto—¡Te mandaré tu invitación!—grita antes de subir y arrancar, junto a Madison.
Finalmente ahí Scott fue consciente de lo que estaba sucediendo, ahora ella estaba con Derek, y sus esperanzas porque esa relación fracase no tenían validez.
Porque ahora estaban comprometidos.
Derek Hale se había encargado de sanar sus heridas y acompañarla en todo su trayecto.
El día de la graduación la vió a la distancia, con su vestido morado y cabello suelto sobre sus hombros, con una enorme sonrisa y los ojos brillantes con su anillo de compromiso y una felicidad y brillo que iluminaba cualquier habitación a la que pase.
Vió la forma de actuar de Madison, la chica castaña con quién solía salir y seguía sus planes al pie de la letra, ya ni existía más, había evolucionado de una manera impresionante a tal punto que la sintió como una desconocida.
Y el necesitaba aceptar que había encontrado a su compañero.
Y el no la dejaría jamás.