[ Capítulo dieciséis ]
Cierra los ojos nuevamente al sentir un golpe en en abdomen, debajo de su costilla izquierda, maldice mentalmente y aparta el cabello de su rostro.
— Necesitas concentrarte Madison—la regaña una vez más—A este paso en un enfrentamiento terminaras muerta, y esta vez de verdad.
—No puedo—aparta el brazo de Parrish
— Lo harás, tranquila—la sonrisa en su rostro se agranda.
—¿Por qué estás...?—antes de poder responder, tomaron sus brazos por la espalda y la subieron con fuerza a un auto viendo por última vez a Parrish despedirse con la mano y retroceder, antes de tener una venda cubriendo sus ojos.
¿Que carajo haces Jordan?
El auto se movió con fuerza, haciendo que su cuerpo golpeé con el interior, sintiendo la presión de otra persona tomar sus manos con fuerza.
Forcejea y golpea al chico que la sujetaba por la espalda, aceleran provocando que choque con las puertas de la camioneta, voltea furiosa y siente como la toman tres pares de brazos, y la empujan dejándola tras el asiento, y se colocan en la puerta con la finalidad que no escape.
Sonríe maliciosamente al ver que la camioneta se detiene y se arroja hacia ellos, abriendo las puertas de la camioneta, para caer por el pequeño barranco, rodaban una y otra vez, hasta que terminan en una superficie plana.
Se levanta rápidamente al ver como corrían hacía ella, voltea rápidamente y arroja a la persona antes que la toque, lo mismo con los otros dos, golpea su nariz y los arroja lejos, patea a uno para hincarlo frente a ella y quitarle la estúpida máscara que tenían, lo mira furiosa y lo aparta fuertemente de ella.
—¿Peter? ¡Que carajos!—se acerca al chico que aventó y ve como Theo gemía de dolor con la nariz rota al lado del árbol donde lo había arrojado, Peter se levantaba con el brazo roto y Liam salía mojado de un hoyo.
—¿Sorpresa?-dice Stiles apareciendo con su bat de béisbol—Ahm, esto— sonríe inocentemente—Lo siento.
—¿Que se supone que están haciendo, imbéciles?-pregunta furiosa, sabía que sus ojos estaban rojos.
—La próxima vez ve tu por ella animal, ¡Me ha roto la nariz!—grita Theo, voltea para encontrar a Derek sonriente con las manos en los bolsillos.
—Han tenido suerte que no use sus dones—los chicos lo miran furiosos.
En verdad estaban enojados.
—¿¡Y aun así nos has mandado por ella!?—se encoge de hombros y los chicos se alejan maldiciendo en voz baja.
Gira hacia el, caminando seductoramente hacia su novio, inesperadamente golpes con fuerza su abdomen, provocando que caiga al suelo, soltando un quejido de dolor, volteando a verla desde el suelo con una sonrisa.
— No es divertido Hale, estaba aterrada—se levanta y roba un beso en su mejilla.
—Yo solo olía el terror de ellos, tu parecias bastante tranquila.
Lo mira mal
— Bien, no dije eso—sonríe rodeando su cintura—Me encantan tus ojos rojos, son demasiado sexys—confiesa—Pero prefiero tus ojos cafés, son encantadores—la chica sonríe con los labios apretados, negando con la cabeza—¿Como lo has hecho?
Frunce el ceño y conecta con sus ojos.
—¿De que hablas?
—Tenías tus ojos rojos y de pronto... simplemente se hicieron cafés—dice fascinado, viendo la confusión en su rostro —Eres perfecta. No sabes cuan aterrado estaba de que no despiertes.
Toma sus manos con delicadeza.
—Derek, ya hemos hablado de esto, ahora estoy bien. ¿Puedes vivir con eso?
— Puedo vivir si tu estas a salvo—responde sin mirarla.
Amaba al Derek romántico, sus respuestas siempre doblaban su corazón y la hacían amarlo cada vez mas.
— ¿Ahora, piensas decirme porque mandaste secuestrarme?—sonríe dando un paso hacia el, rodeando su cuello con ambos brazos.
— Claro, ven conmigo—le tiende su mano, la cual toma gustosa.
Derek rodea su cintura y camina junto a ella al interior de la reserva, hecho un manojo de nervios, con Madison analizando el lugar con detenimiento, fascinada por lograr apreciar los detalles por si desarrollada vista.
Se detiene y voltea hacia ella, frente a una mesa de jardín, con una serie de luces cálida en los árboles, dando una vista increíblemente romántica.
— Derek—susurra fascinada.
—¿Te gusta?—se pone tras ella, rodeando su cintura con ambos brazos, dejando un beso en su cuello.
—Me encanta, es hermoso pero... ¿Que es esto?
—No hemos salido desde que despertarte, necesitaba tiempo con mi novia— sonríe enternecida.
—Derek Hale eres un romántico—su novio ofrece su brazo y la guía a la mesa, recorriendo la silla para darle acceso.
Sabía que Madison amaba la lasagna.
Y él estaba encantado por ver la emoción en sus ojos, haría cualquier cosa para tenerla feliz.
La cena transcurrió entre risas y bromas hasta que terminaron sentados en el césped, con sus piernas sobre su regazo, hablando de cualquier cosa.
— Sabes, he estado pensando—regresa la atención a sus ojos, dejando fascinado a Derek al poder apreciar sus largas pestañas y el brillo en su mirada—Creo que ya debería irme a vivir contigo.
— No es mala idea, pasas la mayor parte del tiempo en mi departamento, por no decir que gran parte de tu ropa está en el closet.
— Pero me gustaría poner condición.
—¿Ah si?—rodea su cuello—¿Cuál es?
—Cásate conmigo—sin ser consciente se rio.
— Vale, dime cual es la broma.
— Hieres mi corazón Melendi, te pido que te cases conmigo y lo vez como un chiste, eso me dolió—lleva la mano a su pecho, fingiendo estar ofendido.
— ¿Hablas enserio?—la sonrisa abandonó su rostro al ver la seriedad con la que hablaba.
—Completamente. Sé mi esposa, Madison—toma su mano y deja un pequeño objeto para cerrarla en forma de puño y dejar un beso en ella.
La castaña baja su mirada viendo un reluciente anillo de compromiso, con un pequeño diamante de un tono anaranjado rojizo, y en el interior había una pequeña llama de fuego y un lobo aullando a su costado, en representación a ellos dos, a lo que eran.
¿Como era posible tanta perfección en esa pieza?
—Derek...
—¿Qué dices?—sonríe esperanzado, con un brillo en sus ojos que jamás había visto—¿Te casarías conmigo?—lo mira sin poder creerlo.
¿Realmente estaba pasando?
Por un momento el mayor dudo si aceptaría su propuesta, sabía que era rápido para el tiempo que llevaban juntos, pero no necesitaba más días a su lado para confirmar que Madison Melendi era la mujer con quién deseaba pasar el resto de sus días.
—¿Madison?— lleva la mano a su mejilla, buscando alguna señal después de verla mirar fijamente el anillo—Si no quieres hacerlo o no estás lista yo lo entiendo, podemos esperar y en un futuro podemos —comenzo a hablar rápido, pero se calló al verla dejar el anillo en la palma de su mano.
Su corazón se rompió un momento.
—Nunca he visto que la novia se ponga su propio anillo de compromiso en la propuesta —dice finalmente, extendiendo la mano en su dirección.
Soltó una risita nerviosa y el alivio regresó a su cuerpo.
Se levanta de su lugar y extiende la mano a su novia, poniéndose finalmente frente a ella en una rodilla, viendo la sonrisa agrandarse en su rostro y el rubor adueñarse de sus mejillas.
— Te amo Madison... Y sería un honor que aceptes ser mi esposa.
—Me encantaría— sonríe y coloca el anillo en su dedo anular, viendo su piel resaltar con aquel simbólico objetivo.
Se pone de pie y su novia no tarda en rodear su cuello con ambos brazos y juntar con emoción sus labios, dejándolo fascinado ante aquel gesto, no tardó en rodar su cintura con fuerza y atraerla a él, sintiendo su corazón latir como emoción dentro de su pecho.